jueves, 21 de julio de 2016

¿DULCES QUE MATAN?


¿DULCES QUE MATAN?


Sucedió en Alemania.  La asociación Foodwatch alertó a los consumidores sobre el alto nivel de minerales de hidrocarburos aromáticos con el que están contaminadas las envolturas del chocolate “Kinder Sorpresa”.  Es decir, la envoltura del multiconocido huevito, el que trae dentro de sí juguetes armables, ¡puede causar cáncer!

En 2012, la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria informó que esas sustancias pueden causar mutaciones genéticas y producir algunos tipos de cáncer.

Los minerales de hidrocarburos aromáticos se derivan del petróleo crudo y también pueden ser producidos sintéticamente a partir de carbón, gas natural y biomasa. Se les encuentra comúnmente en envases, aditivos y distintas sustancias que contaminan el medio ambiente, por ejemplo, los lubricantes. Se trata de un componente muy peligroso para la salud, pues al ser una sustancia saturada se concentra en nuestras células, afectado gravemente al hígado, además de estar asociado con el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.

Ya con anterioridad se había detectado la presencia de estas sustancias en productos de panadería industrial, pudines y sopas, dado su empacamiento en papel reciclado y cartón. Sin embargo, según la propia Autoridad Europea, hasta el momento ha sido imposible limitar su uso dentro de la industria de los alimentos.

Junto con los chocolates Kinder de la empresa Ferrero, las envolturas del chocolate Fioretto con almendra y maní del Lindt y el Sun Rise de Rübezahl producen los mismos riesgos.

De hecho, el pasado 4 de julio la organización alemana informó que ya había alertado a dichas compañías chocolateras sobre el resultado de sus pruebas y sobre la necesidad de advertir a sus consumidores, pero que éstas se rehusaron a suspender la venta del producto. Ante esta negativa, Foodwatch señaló: “El productor es culpable de negligencia grave (…) Los niños están particularmente en riesgo”.

Ese comunicado fue respondido de inmediato por la empresa Ferrero, alegando que los hidrocarburos aromáticos se encuentran en prácticamente todo el ambiente y que sus productos están fabricados con los más altos estándares de calidad. Además, agregó, que la empresa trabajaría en “soluciones técnicas” que le permitan reducir y evitar que sus alimentos se contaminen con dichas sustancias.


Y COMER CARNE, ¿TAMBIÉN?


Cuidar los alimentos que consumimos es responsabilidad de todos.  Ahora resulta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer que el consumo de carne roja, y en especial el consumo de carne procesada, causa cáncer.

Pero antes de que el pánico nos lleve a cometer una locura, analicemos bien qué significa esto.

La OMS, a través la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en francés), analizó los hábitos de consumo de carne de grandes grupos poblacionales. También la frecuencia con la que se desarrollaban diferentes tipos de cáncer durante años para estimar la probabilidad de desarrollar cáncer.

También se toman en consideración estudios realizados en modelos celulares y animales que determinan los mecanismos mediante los cuales un agente -en este caso la carne roja y la carne procesada- causa cáncer.

El estudio contó con la participación de 22 expertos provenientes de 10 países, quienes llevaron a cabo los análisis y participaron en la publicación de IARC, la cual resume la evidencia que los llevó a determinar que la carne procesada causa cáncer.

 

¿Qué hace la IARC y cómo clasifica qué tan cancerígena es una sustancia?


Esta agencia básicamente tiene cuatro objetivos: 1. Monitorear la incidencia y prevalencia del cáncer a nivel mundial; 2. Identificar las causas del cáncer; 3. Elucidar los mecanismos de carcinogénesis (conjunto de fenómenos que determinan la aparición y el desarrollo del cáncer) y 4. Desarrollar estrategias científicas para controlar el cáncer

Además cuenta con un sistema de clasificación que describe qué tan cancerígena es una sustancia, mezclas de compuestos, exposiciones ocupacionales, factores físicos o biológicos; así como factores relacionados con el estilo de vida, y esta es su clasificación:

Grupo 1: Cancerígeno para humanos. Para estar en esta categoría debe haber evidencia suficiente de su efecto carcinogénico (de nuevo, se trata de una serie de elementos para determinar la aparición del cáncer o su desarrollo) en humanos.

Grupo 2A: Probablemente cancerígeno para humanos. La evidencia en humanos es limitada pero es suficiente en modelos animales.

Grupo 2B: Posiblemente cancerígeno para humanos. La evidencia en humanos es limitada pero en modelos animales es suficiente. Para estar en el Grupo 2, no se necesita evidencia tan contundente como para estar en el Grupo 1; pero los resultados de los estudios indican un fuerte potencial carcinogénico.

Grupo 3: No clasificable como cancerígeno para humanos. La evidencia es inadecuada en humanos y limitada en modelos animales. Los agentes dentro de esta categoría no son precisamente “no cancerígenos”, sino que se considera que se necesitan más estudios para determinar su efecto.

Grupo 4: Probablemente no cancerígeno para humanos. La evidencia indica que el agente no es cancerígeno en humanos ni modelos animales.

 

Y ahora sí, ¿qué dice la IARC de la carne?


Según su informe, la carne procesada corresponde al Grupo 1; es decir, existe evidencia suficiente de que su consumo causa cáncer colorrectal (en el colon o en el recto). Por otra parte, la carne roja pertenece al Grupo 2A porque la evidencia es limitada.

La carne procesada es aquella que ha sido salada, curada, fermentada, ahumada o tratada de alguna otra manera para preservarla o aumentar su sabor. Esto incluye embutidos, salchichas, jamones, carne salada, productos de carne enlatada y en conservas y el tocino. Las carnes procesadas pueden contener carnes rojas, carnes de aves, sangre y menudencias. Por su parte, la carne roja es toda aquella derivada del músculo de mamíferos; como res, ternera, cerdo, cordero, caballo y cabra.

Los expertos que realizaron el estudio concluyeron que la ingesta de 50 gramos diarios de carne procesada aumenta el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal en 18%.

¿Esto significa que debemos volvernos vegetarianos necesariamente?, ¿por comer carne todos vamos a desarrollar cáncer colorrectal?. No exactamente.

Quiere decir que hay que limitar el consumo de carnes procesadas, que además de contener nitratos y nitritos (que preservan y dan color a carnes y embutidos, y son los probables causantes del cáncer); contienen mucha grasa, sal y trazas de hormonas y antibióticos (si no son orgánicos).

En cuanto a la carne roja, también hay que limitar su consumo y sobre todo la carne asada o a las brasas. Ese “carboncito” de la carne que tanto disfrutamos contiene gran cantidad de compuestos cancerígenos (compuestos aromáticos policíclicos y aminas heterocíclicas).

Una persona que tenga una dieta rica en fibra, antioxidantes (de preferencia de fuentes naturales en frutas y verduras), bajo consumo de alcohol y tabaco, bajo consumo de sal y grasas y que realice ejercicio regularmente tendrá menor riesgo de contraer cáncer colorrectal aunque coma carne roja o procesada.

Recuerde que en el mercado puede encontrar mil un variedades de productos para consumo propio y de su familia.  Usted decide cuáles llevar a su mesa para ingerir.


** MIEMBRO FUNDADOR DE FRECONAY, A.C.**

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