jueves, 17 de enero de 2019

"La gallina de los huevos de oro"



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"La gallina de los huevos de oro"


No tuve que pensarlo dos veces. Era obligado el tema del Huachicoleo. Está en todos lados, en todas las mentes, en todos los medios de comunicación y claro que se merece el comentario de esta semana.

En el artículo anterior, El Pozo de los Deseos, había mencionado mi beneplácito por esas acciones emprendidas por el Gobierno de la República. Pero, los días que siguieron a esas acciones estuvieron llenos de efervescencia, principalmente por los efectos económicos y sociales provocados por el  desabastecimiento de gasolinas. Por ejemplo, las acérrimas críticas de los opositores a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que vieron en ese fenómeno, quizá un poco doloroso e impopular pero más que necesario, la oportunidad de tirarle con todo y ponerle piedras en su incipiente camino presidencial.

Es a toda esa parafernalia, creada en torno al lógico retraso en el abastecimiento de las estaciones de servicio que comercializan las gasolinas, a lo que me quiero referir. Ya se ha dado, por diversos medios, información suficiente acerca de este operativo federal en contra del robo de hidrocarburos a Petróleos Mexicanos (PEMEX). Está más que visto el escenario completo de estas acciones gubernamentales que resultan verdaderamente históricas. ¿Por qué es lógico, por qué es natural, que suceda esa especie de escasez? Pues simplemente porque es más tardado llevarles el producto en pipas que hacerlo por ductos especiales. No necesariamente es porque no haya gasolina suficiente en la paraestatal sino que la única forma confiable de agarrar en la movida a los que estaban robando  el producto era esa: cerrar los ductos y monitorear, con gente confiable, lo que estaba sucediendo en el manejo torcido de la distribución del producto.

He visto una sarta de comentarios en diarios impresos, digitales y redes sociales que, por su origen, resultan increíblemente cínicos y hasta perturbadores. Por citar solo un ejemplo, las declaraciones de Enrique Ochoa Reza (EOR), actual diputado priista y otrora presidente nacional de dicho partido, exigiendo a AMLO resolver esa situación porque afectará la economía nacional, la industria, el comercio, etc. además de pronosticar el aumento del precio del combustible debido al alto costo del transporte en pipas y al almacenamiento. Suena lógico el reclamo del ahora partido de oposición, pero ¿no suena también grotesco que ahora exijan deshacer el entuerto que fue creado por ellos mismos? Es decir, el gobierno actual tomó medidas drásticas porque los amigos y partidarios de este sujeto se estuvieron robando, en complicidad con otros actores de los sexenios panistas, miles y miles  de millones de pesos en gasolina, provocando daños irreversibles a la economía, lacerando el patrimonio nacional y causando daños colaterales en el precio del combustible, bajo el estigma de su despiadada Reforma Energética, y ahora, simplemente, se cambian el oscuro vestido y se quitan los antifaces para convertirse, por arte de magia, en los salvadores de México, en los héroes del país, que hoy visten de un blanco inmaculado.

Puede sonar muy confuso o incierto, pero estoy seguro que, incluso muchos de los que hemos apoyado un nuevo proyecto de nación, no esperábamos, al menos tan pronto, que se tomaran acciones de esta envergadura en contra de la corrupción, el saqueo y la impunidad. Estamos gratamente sorprendidos unos, y otros gachamente sorprendidos, por la fuerza, por el arrojo y la idea de justicia. Que puede haber molestias para muchos sectores de la población y de la esfera económica, es entendible. Los grandes remedios siempre son dolorosos, y acusan algún daño colateral. Es como las obras públicas, una avenida por ejemplo, cuando se pavimenta nadie quiere que se haga la obra, mucho menos los que tienen algún negocio que resulta afectado temporalmente, incluso llegan a oponerse de plano. Finalmente se realiza la obra, bajo la consabida premisa de: “Disculpe las molestias que esta obra le ocasiona”, se sufre un tiempo, pero al final, aquella calle que parecía un condominio de topos, quedó convertida en una moderna avenida con señalamiento y alumbrado, así podría hacerse la analogía de estas acciones, haciendo válida la comparación sólo para fines pedagógicos.

Desde mi punto de vista ninguna medida de este tipo suele ser fácil, y ésta, el combate al DELITO de Robo a la Nación, no puede ser la excepción, celebro el alcance patriótico de la decisión y, como ciudadano de la república, me declaro a favor de que el ejército haya tomado las instalaciones de PEMEX, conductos y refinerías, para pescar infraganti a los que decidieron apostarle al lado oscuro, enriquecerse al amparo de la corrupción y al cobijo de la impunidad. Reconozco que el desabastecimiento de gasolina causará molestias en algunos puntos de la república pero, como dije antes, espero que sea sólo las molestias de la obra y que pronto se regularice la situación de la distribución y también la situación de orden, que los que quieran combustible que lo paguen como hacemos todos los mexicanos de a pie, los que sabemos respetar las reglas del juego. Que todo termine bien. PEMEX trabajando como debió ser siempre, las gasolinas en orden, los ladrones a la cárcel y la sociedad esperando más respuestas de esta naturaleza. Sobre todo en el renglón justicia, uno de los rubros donde más expectativas tiene la ciudadanía. Hay muchas cuentas pendientes en el país, con los funcionarios corruptos de alto nivel, presidente, secretarios de estado, directores de paraestatales, etc. En Nayarit, no es la excepción. Estamos esperando que se llame a cuentas a los tristemente célebres miembros del Cartel de la Gente.

En fin, veremos en que termina todo esto. Yo tengo confianza en que habrá de continuar y terminar todo bien, al menos mucho mejor que hasta ahora. Esa es mi percepción y mi comentario. Mientras tanto a seguir disfrutando del ingenio del mexicano, que de todo suele burlarse, y por supuesto que no iban a respetar lo del huachicoleo. Las redes sociales están llenas de esas gracejadas, ahora denominadas memes. Hay algunas muy buenas que no te dejan otra que reír, pero hay otras que no logran disimular la tendencia de quien las patrocina. Son malintencionadas, de una carga política opositora, la mayoría de las veces amargadas y dolientes, de corte ácido, patético. No es para menos, si les están arrebatando su gallina de los huevos de oro.

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