jueves, 30 de noviembre de 2017

"Espíritu navideño en jaque"


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"Espíritu navideño en jaque"


Cuando este artículo esté en manos de mis amables lectores (los dos o tres que tengo), también estará literalmente terminando el mes de noviembre, el penúltimo de este 2017 que ha tenido de todo como en botica. El simple hecho de entrar en la recta final de este año hace que muchas personas actúen o actuemos de diferente manera a la que usualmente registramos en los meses previos. De hecho, el ambiente parece cambiar como por arte de magia. Quizá la proximidad del aliciente económico que significa el aguinaldo (para quienes tenemos la fortuna de tenerlo), quizá la llegada de las posadas, que por cierto han perdido su esencia y hoy sólo son un pretexto perfecto para parrandear. Quizá la felicidad que nos provoca el poder ver y disfrutar a familiares y amigos que habitualmente están lejos de nuestro alcance, o quizá, de plano, que empezamos a sentir la presencia del espíritu navideño.

Cualquiera de esas razones o quizá todas, generan una especie de tregua con la cotidianidad, ese diario acontecer que, muchas de las veces, no es tan agradable como quisiéramos. En todos los ámbitos del quehacer humano se nota esta especie de pausa, de relajamiento y de encuentro amistoso. Los municipios se preparan para la llegada de los visitantes decembrinos. Turistas nacionales o extranjeros por un lado y por otro los hijos del pueblo que regresan temporalmente a convivir con sus familias. Existe la ilusión de gozar de esa temporada, que para muchos es la mejor del año. Desgraciadamente siempre hay un pelo en la sopa y hoy mismo existe un temor muy bien fundado al interior de la clase trabajadora de los poderes estatales y municipales, principalmente. El temor de un posible episodio tenebroso en las finanzas, que pudiera amenazar el pago de las percepciones de fin de año. En esa justificada incertidumbre, se mueven los sectores estatales, municipales y la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN).

Sería oneroso mencionar las causas de este deterioro de las finanzas públicas, ya que es un affaire muy conocido por la sociedad nayarita, y resultaría casi doloroso traerlo de nuevo a escena. El comentario se encamina más hacia un deseo poderoso y positivo respecto a si podrá conservarse y realizarse la ilusión de las familias de poder gozar de esas prestaciones prácticamente ya devengadas. No queda otra opción que cerrar el año con fuerza, con gallardía y dignidad. Apostarle a que, antes de que termine el año, habremos de recibir algunas noticias que alienten la esperanza de que, al final del arco iris brilla la justicia con fuerza y luz propia,

Algunos estarán pensando que soy un idealista, un soñador empedernido. A quienes lo crean así, permítanme felicitarlos por su acierto. Esa parte esencial de mi personalidad es justamente la que me tiene aquí escribiendo y, a ustedes, unos días después, leyendo. No concibo ninguno de mis pequeños logros sin tener un sueño como antecedente. Las causas, todas, se forman desde la perspectiva de un ideal. Por eso hay personas que viven o mueren por un ideal. Esa es la parte emocional que me sustenta, sin dudar que el “realismo” económico que vivimos en esta crisis de gobernabilidad, tenga un boleto de primera fila en el show de la supervivencia presupuestal.

Hay una parte que me dice que no hay que confiarse en que todo saldrá bien, pero hay otra que me empuja a pensar que, pese a que todo se ve de “color de hormiga”, los problemas financieros serán resueltos dentro de los estándares que se requieren para pasar un fin de año tranquilo. Es la clásica “unión y lucha de contrarios”, las contradicciones internas que ilustran los retos permanentes entre el ser y el creer, las típicas polaridades entre el Yin y el Yang, lo blanco y lo negro, Ormuz y Arimán. 

En esas grandes formas de entender la dialéctica, en cualquiera de las teorías que implican una dualidad contradictoria y complementaria a la vez, debe aparecer el concepto de equilibrio como un punto en el que pueden, si no reconciliarse esos abismos conceptuales, por lo menos entenderse lo más real y sencillo posible, situación que arrojaría el momento de mayor comprensión de esos procesos intelectuales. Mejor dicho, en la lucha  entre pensar positivo y pensar negativo, me inclino al primero porque si me dejara llevar por el acechante y agresivo panorama que nos plantea el “futuro inmediato” me llenaría de pánico y mi razonamiento sería más gris de lo que ya es de por sí. Puesto en un gráfico, como el antiguo juego del “Pac-Man”, mi ilusión y confianza, ilustrada por el “semi-queso” amarillo que come bolitas y frutas, sería devorado de inmediato por los múltiples fantasmas que nos acechan. Y sí sucediera de esa manera, no habría esperanza alguna.

Si quiero dejarles el mensaje de optimismo que había concebido al principio, como que debo dejar mis desvaríos filosóficos y regresar al punto donde les comentaba que, a pesar de lo difícil que se aprecia el panorama, aún creo  que todo será puesto bajo control, en referencia específica a los pagos de los sueldos y prestaciones de fin de año. Creo que debemos confiar en nosotros mismos. Creer que los ciudadanos somos y seguiremos siendo la fuente del poder. Los dueños de los recursos, los propietarios de la riqueza nacional. Y si ahora mismo no es así, sí lo que digo es sólo teoría, se debe justamente a que no nos hemos reconocido en nosotros mismos esa calidad de dueños y hemos dejado que “nuestros administradores”, el gobierno y los representantes populares, se aprovechen de nuestra indolencia y a veces, tristemente, de nuestra ignorancia.

No está todo perdido, aún tenemos el poder ciudadano en nuestras manos. Debemos estar más que unidos que nunca en torno a una figura, a un liderazgo que represente los intereses verdaderos de la sociedad. Debemos abrigar las esperanzas de un nuevo horizonte donde se respire la justicia social. No debemos permitir que unos cuantos decidan el destino de todos los ciudadanos. Busquemos las opciones, reivindiquemos los derechos humanos que han sido violentados y luchemos por dejar un mañana digno a nuestros hijos, a las generaciones que vienen pisando nuestros talones. No se trata de heredarles bienes materiales, que si los hay que bueno, pero se trata de un legado aún mejor, dejarles el ejemplo de la lucha solidaria por el respeto de la vida, de la salud, del trabajo y de la dignidad. De lograr que se entienda eso, habrá siempre menos preocupaciones, sobre todo los fines de año. Cuando nuestra mentalidad sea positiva y clara, habrá siempre la posibilidad de lograr mejores soluciones.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.