miércoles, 3 de julio de 2019

"El diablo en la Basílica de San Pedro"



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"El diablo en la Basílica de San Pedro"


Se ha hablado mucho de la eterna dualidad de la vida, soy un convencido de ella. Basta voltear la vista hacia los marcados ejemplos de esa ostensible polaridad que se puede encontrar en cualquiera de las áreas que se intente. Tal vez la más comentada y reconocida es la del Bien y el Mal y de ahí se relacionan una serie de conceptos similares que, a través de analogías y parábolas, se van concentrando en el pensamiento colectivo o en los dogmas que forman parte inseparable de las distintas culturas mundiales.

El primero de los ejemplos es quizá el más socorrido, pero hay muchísimas más de esas dualidades que conviven cotidianamente con nosotros, en cualquiera de los países o en cualquiera de las condiciones sociales, políticas y económicas que pudiéramos citar. Esa dualidad está en todas partes. En las categorías gramaticales como los conocidos antónimos, noche /día; malo/bueno;  claro/oscuro, etc. pero pudiéramos ir hacia ámbitos de mayor envergadura como la religión o las culturas antiguas donde están Ormuz y Arimán, que ejemplifican entre los Persas el bien y el mal, respectivamente. El Yin y el Yang, en el taoísmo, que simbolizan el dualismo de los sexos, el primero asociado a lo femenino y el segundo a la masculinidad.

Como los casos anteriores, existen muchos y están en todos lados, por ejemplo en la ciencia que intenta o propone genéricamente ciertos equilibrios, donde el PH (potencial Hidrógeno) se ubica en la escala implícita y define direcciones y posiciones que tienen que ver, por un lado con la acidez y por otro con la alcalinidad.

Creo que he intentado ser lo más profesional y científico posible, para abordar un tema que si bien es cierto es complicado, tiene a su vez la dualidad de que quizá podría entenderse de una manera muy simple.
El riesgo de plantear de esta manera las situaciones cotidianas, aquellas que forman parte de las vivencias y sucesos diarios de la comunidad local o nacional es muy alto, porque siempre estás en peligro de que no puedas explicarlo con la contundencia y claridad que hubieras querido. Pero, si de una cosa estoy seguro en todos estos años que tengo de poner mis textos a su distinguida consideración, es que he sido bastante temerario en usar formatos poco convencionales en mi quehacer periodístico, pero pues ha sido con el ánimo de ser yo mismo, de ser fiel a un estilo literario que podrá ser todo lo que pudieran decirme, pero siempre será auténtico, personal, propio.

Creo que ya son demasiadas explicaciones para el tema que les quiero comentar. Quizá el título, para variar, no diga mucho de lo que trata el tema, pero eso también es parte de mi estilo. Pero, sé que tengo lectores muy perspicaces, que quizá puedan inferir de qué se trata este texto. De hecho, el título deja ver esa dualidad de la que escribía en el proemio. El bien y el mal. Se podrían preguntar ¿Qué hace un diablo en la Basílica de San Pedro? Si consideramos que el primero significa el mal y ese templo es la residencia del representante del mero mero del bien, del Dios, el todopoderoso. Pues, les confieso que así sentí, así de paradójico y contradictorio, cuando me enteré que el gobernador de Nayarit andaba dando mensajes en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pero, sobre todo, que se trataba de discursos sobre “Derechos Humanos”. Justo así sentí, de ahí el título este que me salió del alma, más que del intelecto.

Si yo fuera un periodista rudo, vulgar, corriente, escribiría: ¿Qué hace un cabrón como ese, con su fama personal y política nada recomendable, dando lecciones de bondad y de justicia, en un lugar que se supone es la meca, el altar más prestigiado de la defensa de los derechos humanos en el mundo? Pero, como no lo soy, diré simplemente que no me explico por qué suceden esas cosas que a todas luces son incongruentes.

Si fuera otro tipo de periodista diría qué carajos hace un gobernante como él, un tipo desprestigiado ante muchos sectores de la sociedad, de poca calidad moral para muchos, un junior moldeado entre las mieles de la opulencia, para algunos berrinchudo, visceral y de poca palabra y lealtad, parado en una tribuna  que generalmente recibe y critica aquellas prácticas desleales que se exponen ahí, precisamente para ayudar, para proteger a aquellos individuos o colectividades que son víctimas de la inequidad, del despojo y la explotación. Pero, como no lo soy, diré simplemente que algo malo está pasando en el mundo para que sucedan cosas de esa naturaleza.

Por otra parte, no sé qué sea más grave en este asunto. Si el hecho de que este malogrado gobernante, que ha demostrado su incapacidad de liderazgo porque a todas luces está siendo manipulado por las fuerzas oscuras de la familia y los amigotes, algunos en el anonimato, otros ya no tanto, porque incluso han tenido que renunciar plenos de amabilidad, sin forzamiento alguno, mucho menos por presuntas responsabilidades en el manejo de los recursos, otros que se han sabido proteger en el ámbito gubernamental, aunque es un secreto a voces las acciones personales que nada tienen que ver con la imagen ética que debe guardar un funcionario de primer nivel, principalmente, aunque todos deberían ser pasados por el mismo rasero, ya que yo conozco a varios que, a pesar de solo ser de medio pelo, se atreven a realizar actos reprochables. O si es más grave que la ONU, no sepa, a pesar de sus múltiples opciones y alcances mundiales, su considerable infraestructura física y administrativa, su capacidad de investigación, a quien invitan a sus foros, a sus estrados, para que sirvan de ejemplo en la salvaguarda de los derechos humanos.

Quisiera pensar que sólo es un tropiezo el que cometió la ONU. Mucho me gustaría que esa invitación fuera una especie de señuelo, una suerte de píldora de confianza para que no se notara que se están investigando todos los atropellos cometidos en contra de la clase trabajadora, el saqueo que se ha venido dando desde varios sexenios gubernamentales, los despojos, la protección del gobierno a los carteles del narcotráfico, los asesinatos, la impunidad que se viven en Nayarit, donde todo es posible, incluso matar a un periodista y salir bajo fianza en unos cuantos meses. Quisiera pensar que es un plan muy bien premeditado, que la ONU, esté investigando el por qué no se le ha dado seguimiento jurídico a las denuncias penales en contra del ex gobernador Sandoval Castañeda, por despojo, enriquecimiento ilícito y un montón de delitos, que duermen el sueño de los justos en  los archivos de la Fiscalía General del Estado y en su homónima federal.

En fin, tantas cosas que vienen a mi mente al ver a ese personaje parándose el cuello en esa palestra internacional en cuestión de derechos humanos, mientras desde hace años se escucha a los cuatro vientos que Nayarit es PRIMER lugar en violación de los derechos de los trabajadores, y que recientemente él, este mismo jovencito de buena familia, impulsó y publicó una ley neoliberal que violenta de manera criminal las conquistas laborales conseguidas por los trabajadores sindicalizados del poder ejecutivo durante ocho décadas. De ahí que siguen girando en mi cabeza las preguntas: ¿El mundo se desquició con el cambio climático? ¿La ONU premia ahora a los trasgresores de los derechos humanos, o ha sido engañada por alguien? ¿Pude explicar bien el tema y se pudo entender finalmente el título que escogí?


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