lunes, 5 de abril de 2021

"Aventura en el Tecnológico"


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"Aventura en el Tecnológico"


Miré la hora en mi celular porque, con las prisas y los nervios, olvidé ponerme mi reloj de pulsera (eran las 14:40 horas). Me entusiasmé al ver que la fila en la entrada principal del Tecnológico de Tepic era muy escasa, apenas si sobresalían una media docena de personas. ¡Excelente! —Pensé para mis adentros—.

 Las noticias en las redes decían que por la mañana las filas llegaban hasta la colonia dos de agosto, era una suerte que me hubiera tocado el último de los turnos, seguí pensando. Cuando llegué a la mesa de atención que estaba en la mera entrada y no me pidieron documentos (sólo me dieron un papelito sin chiste con un número y una línea de color naranja) ya no me dio muy buena espina.

 Después de haber publicado un artículo en el que comentaba, a modo de sorna, que al paso que íbamos en la vacunación quizá terminaría apenas antes de que AMLO cumpliera su sexenio, además de criticar que no atendieran al municipio de Tepic, el de mayor movilidad y riesgo epidemiológico, me taparon la boca, avisando que ya este mismo lunes en que escribo estas líneas, arrancaba la tan ansiada vacunación de adultos mayores. Me entusiasmé y elogié de manera verbal entre mi familia y amigos la logística que anunciaba las sedes, la división geográfica y, lo principal, horarios programados por apellidos, condición que auguraba una envidiable organización.

 

Como dice aquella vieja canción de Emmanuel: «Todo se derrumbó, dentro de mí, dentro de mí» la fila iniciaba desde la entrada y prácticamente (por mi escasa nitidez visual, supongo) no alcanzaba a divisar dónde terminaba. Se me figuró (maldita imaginación) el éxodo de los israelitas en el desierto siguiendo los pasos de Moisés y después de Josué hacia la tierra prometida. También dije “ojalá esto no dure tanto como aquel viaje”. Mi entusiasmo vino a pique porque pude percatarme, mediante una breve investigación interrogativa, que no se había respetado la logística que antes había alabado. A decir de las personas atendidas que salían y de las que formaban junto a mí, supe que habían llegado desde los primeros turnos que iniciaron a  las nueve de la mañana personas de todos los apellidos y fueron atendidos. Ahí se rompió el encanto y lo que parecía algo ordenado, ágil y efectivo, se convirtió en un viacrucis.

 La idea aquella que los que tenemos apellidos con la “E” por inicial, llegamos a las 14:45, iniciamos quince minutos después, avanzamos los amplios espacios del tecnológico, llegamos a la zona de vacunación, entregamos los documentos, nos vacunan, esperamos media hora por el protocolo de seguridad y salimos a más tardar a las 16:15 horas, se quedó en un buen deseo. Lo que podría haberse logrado en un máximo de hora y media se hizo en poco más de tres horas.

 Tampoco se puede decir que fue “algo del otro mundo”. La mayoría de rostros reflejaban satisfacción por haber obtenido la primera de las dos dosis de la marca Aztra-Zéneca que deben inocularse, pero desde mi punto de vista pudo haber sido mucho mejor, partiendo de la idea que debió respetarse la programación que las mismas autoridades propusieron. A mi juicio eso desencadenó el excesivo sufrimiento de muchas personas.

 Fue lamentable ver adultos mayores (pero muy mayores) que tuvieron que realizar un esfuerzo excesivo, ya que no contaron con un módulo especial para evitar esos sacrificios innecesarios. Fue muy loable la actitud de varios octogenarios y hasta nonagenarios que estaban ahí apoyados por sus hijos o hijas (también adultos mayores de sesenta y setenta y tantos años) que no emitían queja alguna pero era visible su sufrimiento. Lo mismo sufrieron la falta de una fila y mesa especial las personas con discapacidades que iban a bordo de sillas de ruedas, usaban algún bastón u otros artefactos especializados.

 

En resumen, fue imposible mantener una sana distancia formados en las filas que de manera involuntaria intentaban compactarse buscando quedar lo menos lejos posible de aquella meta que aparecía a la distancia tan lejana como un oasis en el desierto. Fue primero, la fila interminable desde la entrada principal hasta la sección donde está una pequeña división de edificios rodeados por árboles, lo que implicó caminar todo el corredor central (afortunadamente techado), desconozco la distancia exacta pero sentí que era más de un kilómetro, y así sucesivamente, otro espacio donde había una especie de amontonamiento donde se dividía como en tres filas; de ahí otro tramo hasta llegar a un descanso de donde se seleccionaban grupos grandes, como de veinte o treinta, y de ahí se avanzaba por un pasillo largo al aire libre hasta llegar a un área al costado de las canchas deportivas de futbol.

 Más adelante unas carpas amplias (varias) con hileras de sillas que terminaban cada una en una mesa de control donde una cansada persona (eso es lo que se apreciaba) llenaba los formatos que al final se entregarían como comprobantes. Esa fue otra fila que tuvimos que hacer, aunque ésta menos cansada que la que hicimos de pie, aquí era avanzar de silla en silla hasta llegar al frente. Una vez pasado ese escollo, llegabas triunfalmente a la meta anhelada: el área de vacunación, pero ¡Espera! También había que hacer fila, aunque ésta más accesible, como de seis a diez personas. Una vez que te vacunaban, estaba el área de observación (protocolo de salud) para ver que los vacunados no tuviéramos alguna reacción indeseada. Treinta minutos más y estabas listo para salir. Podías irte en paz el sacrificio había terminado. Me dio gusto ver que, a pesar que sí existió un sacrificio excesivo e innecesario, sobre todo para los más viejecitos, no hubo ningún incidente que lamentar. Al menos en las más de tres horas que estuve en busca de la ansiada vacuna. Estoy seguro que estas experiencias serán consideradas en la logística de la aplicación de la segunda dosis, que deberá ser a lo sumo en dos meses más. Eso esperamos todos.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.