jueves, 5 de octubre de 2017

"Estado de Derecho"


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"Estado de Derecho" 


Es sumamente impactante ver como suceden las cosas en Nayarit, principalmente en su capital Tepic.
Por supuesto que en esta ocasión me estoy refiriendo a las cosas malas que siguen pasando, una tras otra, como escenas de una esquizofrénica película de terror.

Los disímbolos temas se mezclan sin filtros y sin control, unos con otros, de manera atropellada, formando una repulsiva e insoportable mezcla de circunstancias reprochables. Pasamos de manera vertiginosa e imprevista del escenario político, donde destaca como primordial flagelo la impunidad, que no es otra cosa que ver con indiferencia a la corrupción y el total desapego a la legalidad; a las situaciones de una violencia feroz, derivada de una encarnizada lucha armada entre grupos antagónicos de la delincuencia organizada, que se matan entre ellos por obtener el control de la venta de drogas y otras acciones delictivas que son accesorias o derivadas de la anterior.

Las crisis económicas de nuestra entidad son cada vez más recurrentes y notorias. Sin duda que la escalada de precios en diversos productos de la canasta básica, han golpeado de manera inmisericorde la solvencia de los hogares nayaritas. Es profundamente notable el deterioro paulatino, a veces no tan lento, del poder adquisitivo de la clase trabajadora, sobre todo de aquellos que sus ingresos familiares conjuntos no rebasan los tres salarios mínimos diarios. Esta depauperación de las posibilidades de supervivencia de una familia marginada es cada vez más ostensible. Se nota en los platos de los pobres, en su vestido, en su modo de vida, en el casi nulo acceso a satisfactores de tipo complementario como la cultura y el entretenimiento. Se nota, en el rostro famélico de muchos mexicanos, que la pobreza nos va ganando la partida. Que las leoninas y desalmadas reformas estructurales han causado estragos en el modus vivendi de los mexicanos. Que es inocultable la desfachatez e incongruencia entre el dicho y promesa de la reforma energética y el descarado e incontrolable aumento del precio del gas LP y las gasolinas.

Sería imposible el intento de hacer mención del cúmulo de calamidades que los gobiernos entreguistas le han causado a la nación.  Entre ellas, la formulación de nuevas leyes y reformas a las existentes que se basan en la permisión absoluta y descarada del saqueo de los recursos naturales de la patria. Las reformas que han permitido desmantelar el sistema de salud y de previsión social. Aquellas que permiten golpear, de manera vil, los intereses más elementales de un trabajador cuando se enferma. Y así, un sinfín de golpes bajos asestados por el gobierno federal, con la complicidad de quienes se dicen representantes populares y se dedican en la práctica a apuñalar por la espalda a la sociedad que les otorga la confianza, me refiero a los senadores y diputados, los federales y los estatales y, ya entrados en gastos, a todos los niveles de jurisdicción, incluyendo a la mayoría de jueces y magistrados y toda la bola de zánganos que viven de la prebendas que les otorga el erario. Pero a pesar de todo lo que acabo de decir, es increíble que haya cosas aún peores. Quiero decir que, si bien es cierto que esas andanadas en contra del pueblo lo minan poco a poco, hay cosas que literalmente lo matan de golpe.

Cuando uno piensa en el concepto de “Estado de Derecho”, piensa de manera automática en un escenario casi fantasioso para estos tiempos. Lo que antes indicara su definición, hoy no tendría vigencia si no es que fuera sólo por una referencia. Al menos en el Estado de Nayarit, ese término, concepto o definición (Estado de Derecho) suena como un eco lejano, como una frase que definitivamente ha pasado de moda. Ya no puedes asociar, ni siquiera con cierta timidez, ese concepto con la paz social de nuestro entorno. Esa frase que pareciera tan profunda y tan sólida, no se reconoce en una entidad federativa donde a la mayoría de los políticos se les tilda de corruptos. Esa frase pierde su vigencia por completo aquí, donde al presidente municipal saliente se le premia con un puesto sobresaliente en vez de meterlo a la cárcel por haberse llevado el dinero de las prestaciones laborales de sus trabajadores y de otras partidas del erario, y este es un hecho repetitivo, muy frecuente. Cómo se puede hablar de “Estado de Derecho” cuando el ex-fiscal general del estado, el que debía garantizar la seguridad, ejercer la acción penal, investigar los delitos, desarrollar las políticas de prevención social del delito, mantener el orden y la paz social, está preso en Nueva York, por varios delitos como narcotráfico, lavado de dinero, entre otros.

Es desgastante, por no decir que frustrante, escribir de un “Estado de Derecho” que en mi entidad federativa es una quimera. Cuando los policías son denunciados por ser el brazo ejecutor de los secuestros, despojos, levantones y otros delitos, bajo el anonimato de sus capuchas y el mando del narco fiscal. Cómo se puede hablar de ese concepto, si el mismísimo ex-gobernador se destacó por sus abusos, soberbia y corrupción y actualmente se presume que está prófugo en un país centroamericano. Como se puede hablar de “Estado de Derecho” si al propio ex-gobernador Roberto Sandoval se le relaciona con los grupos delincuenciales que se enseñorearon de Nayarit. Que se le acuse de ser quien acordaba las acciones delictuosas con el mismo fiscal. De comprar ranchos, mansiones, caballos finos y muchísimos bienes muebles e inmuebles más, con la ayuda de varios "prestanombres". De permitir que su familia se diera la gran vida con el dinero público de manera ostentosa y abusiva, y además corriente. No se puede mencionar esa frase cuando el auditor superior del estado, es un incondicional de Roberto Sandoval y recibe un fíat notarial de éste. No se puede hablar de ese concepto, cuando, a tan solo unas horas de entregar el poder, ejecutaron  a su sobrino, al estilo de la mafia, masacrado con armas de alto poder. Este familiar presuntamente era quien movía los hilos financieros del gobernador.

Hablar de la existencia del “Estado de Derecho” en Nayarit, es una burla, cuando el gobernador, regaló bases laborales de manera ilegal a guaruras, choferes, criados, achichincles, prestanombres, asesores, caballerangos, amiguitos, amiguitas y demás, un poco antes de irse de fuga. Se le equipara con el legendario emperador romano “Calígula”, quien nombró cónsul a su caballo “Incitatus”. No se sabe a ciencia cierta si el ex - mandatario haría algo comparable con alguno de los muchos ejemplares pura sangre de su propiedad, pero, si es un hecho que nombró magistrados a varios de sus amigos y amigas que funcionaron como alfiles en su gobierno, sin tener ni el perfil idóneo ni mucho menos los méritos requeridos.

No se puede hablar de “Estado de Derecho” cuando casi a diario se suscitan balaceras y persecuciones espectaculares a cualquier hora del día o la noche y, en cualquier sitio, sea escuela, iglesia, tienda, plaza, o lo que sea. Esta estela de sangre que corre por las calles tepicenses, constituye la secuela de un régimen estatal corrupto, cínico, desvergonzado, abusivo, soberbio e ignorante, que dejó encendida la nota roja, un sentimiento de coraje, un deseo irrefrenable de justicia. El pueblo está ávido de que inicie una nueva era en Nayarit, un nuevo tiempo, sin corrupción, con seguridad y paz social, La administración que ha tomado la estafeta, si bien es cierto que apenas se está sentando en la silla, desde mi punto de vista, tendrá que pisar el acelerador en varios aspectos, pero sin duda que el de llamar a cuentas a los que defraudaron la hacienda pública, se involucraron con la delincuencia y cometieron delitos, ese deberá ser su primera bandera blanca.

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