jueves, 23 de mayo de 2019

"A cada capillita le llega su fiestecita"



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"A cada capillita le llega su fiestecita"


Tenía ya preparado un material para el comentario de esta semana, pero precisamente hoy, viernes diecisiete de mayo, se incendiaron las redes sociales y se llenaron los espacios informativos escritos, digitales y televisivos con la noticia bomba que resultó la declaración conjunta de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIT) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de México y la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos: “Roberto Sandoval Castañeda (RSC) fue incluido en la lista negra por actos de corrupción y por recibir sobornos de dos organizaciones criminales.

Esa es la noticia general que despertó una de las expectativas más importantes de los últimos años. La información es abundante y circula en todos los medios nacionales, prensa escrita, radio y televisión. Yo estoy seguro que esa veta de información se magnificará en los próximos días. El inconveniente de este texto es que, cuando esté disponible al lector, en cinco días más aproximadamente, ya habrán corrido ríos de tinta y ocurrido otras cosas que darán mucho de qué hablar. Los medios de comunicación más importantes ya hicieron, en menos de veinticuatro horas, reseñas completas de la situación, incluyendo reportajes anteriores donde se vaticinaba algo parecido a lo que está ocurriendo. Varios medios publicaron la típica gráfica a la usanza de los organigramas, mediante los cuales se explican visualmente los nexos de los imputados con otros personajes.

Por todo lo anterior, en este espacio me limitaré a ofrecer a mis amables lectores mi opinión del asunto, el comentario de todo este embrollo que, por cierto, muchas personas anhelaban que sucediera pero tenían poca fe de que pudiera ocurrir, dada las aberrantes muestras de impunidad que han azotado nuestros escenarios locales y nacionales. Es muy notoria la efervescencia que causó, sobre todo en nuestra entidad federativa, el suceso. Desde mi percepción, existe un regocijo popular ostensible, aunque no se puede ignorar que también hay personas que defienden a RSC, evidentemente que se trata de gente que fue beneficiada por él de una u otra manera, otros que participaron en muchas de las tropelías que el multicitado ex gobernador cometió. Estos últimos deberían poner sus barbas a remojar, por aquello de que pudiera llegarles la lumbre a los aparejos.

Es por demás lógico que, aunque se trate de un asunto federal e internacional, sea en nuestro estado donde más notoriedad alcance esta temática, dado que se puede decir que es la cancha de juego o la escena del crimen, el lugar donde se escribieron esas oscuras historias de maldad, abuso, humillación, corrupción y crimen. El sitio donde aún se encuentra enraizadas muchas células delictivas de una camarilla gubernamental que exhibió uno de los cinismos más recalcitrantes que he visto en muchos años. El perímetro donde se encuentran las víctimas y deudos que claman justicia por las vejaciones a las que fueron sometidos. Donde levantan la vista al cielo los que fueron despojados de sus patrimonios personales y familiares que les costaron esfuerzos descomunales y muchos años de lucha. Las familias que esperan una respuesta por sus familiares desaparecidos. Los que vivieron el terror y la angustia de identificar un cuerpo querido que yacía inerme en una denigrante y polvosa narco-fosa. Miles de trabajadores de gobierno que vieron saqueados sus fondos de pensiones, que no recibieron ningún incremento a sus salarios y fueron burlados en sus pretensiones de mejores niveles en el escalafón, al obsequiar a sus incondicionales, esos que lo defienden aún, las bases inmerecidas de una manera arbitraria e irregular.

No podía ser de otra manera. Tenía que ser de nuevo, de la manera vergonzosa, en que otra justicia, que aquí no la hay, la que tuvo que actuar en contra de este personaje tristemente célebre, la justicia de Estados Unidos. Aunque vale la pena aclarar que esta vez habrá que reconocer que hubo disposición del gobierno federal para que se permitiera actuar por encima de los aviesos intereses de una mafia nacional de encubrimiento e impunidad. Aquí si hay que darle mérito a la UIF, que hizo su tarea al activar los operativos y enroques necesarios para hacer efectivo algo que era de dominio público, pero que después de casi dos años de perder su investidura seguía durmiendo el sueños de los justos.

En fin, hay muchísima tela de donde cortar en este tópico. Ya veremos cómo se van develando, una a una, las oscuras historias que habrán de salir a flote en este proceso que espero se judicialice y se resuelva hasta sus últimas consecuencias. Será muy interesante ver cómo se irá abriendo la caja de pandora, cómo este maligno entresijo empieza a ser exorcizado por el cáliz de la verdad y la justicia. Por la experiencia que existe en este tipo de casos es muy entendible pensar que si las autoridades estadunidenses emitieron tal comunicado y confinaron al ex jefe del Cártel de la Gente a su lista negra, es porque existen pruebas irrefutables, porque ellos hubieran desestimado cualquier acción si no hubiera seguridad de ganar el caso. Seguramente, además de la investigación que realizaron, fue el ex fiscal Édgar Veytia, quien aportó las pistas y los detalles que dieron rumbo a esta celebrada intervención.

Espero que se actúe conforme a derecho y se castigue a los culpables de esa abominable administración que será recordada como una de las más corruptas, corrientes y cínicas. Es probable y deseable que al caer la cabeza del pulpo chupeteador, como diría mi admirado “Palillo Martínez”, también cayeran sus tentáculos, que son muchos y muy visibles, ya que entre ellos están repartidos muchos millones de un botín más preciado que el de “Alí Babá y sus 40 ladrones” o a lo mejor son más de 40.

Veremos en que termina este zafarrancho que compite en argumento con la película “El Infierno”. Hay muchas expectativas en que el caso sea muy sonado y muchos de ese equipo vayan a hacer compañía al ex fiscal, allá en Nueva York. Eso se espera, por ahora creo que ya se puede aplicar el famoso dicho popular: “A cada capillita, le llega su fiestecita”. ¿Ustedes qué opinan?

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