miércoles, 19 de julio de 2017

"De gira por la capital"


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita




"De gira por la capital" 


Cuando este artículo esté en sus manos habrán pasado siete días desde que arribé a la capital de los tlacoyos y los tacos de “suadero”. Una vez más visitando esta megalópolis llena de contrastes, de magia y de misterios, la gran “Chilangolandia”.

No cabe duda que cada viaje tiene sus particularidades, aunque inicialmente la idea y el programa sean generalmente los mismos. Ahora mismo no podría contarles mucho de estas aventuras porque apenas llegamos ayer, pero sí puedo afirmar que es la segunda ocasión en que me enfermo durante el viaje o casi llegando a la “Gran Tenochtitlan”.

La vez anterior, llegando a la ciudad, una especie de bronquitis me tumbó con fiebre y escalofríos. En esta ocasión un dolor agudo en el costado izquierdo de mi abdomen momentos antes de abordar el avión en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco. Pero no quiero sugestionarme y empezar a creer que ya no debo viajar al antiguo Distrito Federal hoy pomposamente llamado Ciudad de México. Muy al contrario, quiero pensar en que pronto estaré totalmente recuperado aunque, por indicaciones del médico, tenga que sacrificar muchos de mis planes originales de darle una buena repasada a la lista de antojitos que traía en cartera. Adiós por ahora pues a las gorditas de chicharrón, tacos de “suadero”, pozole, barbacoa, carnitas, tacos de canasta y otras exquisiteces que ya me había imaginado saborear por estos lares. Tendré entonces que ceñirme a un régimen alimenticio moderado en grasas e irritantes. Además de tener que visitar a los “cuida cuinos” para que me quiten de encima unos ocho kilitos que traigo de sobra.

Así son las cosas. Ahora mismo debería estar dormido o al menos metido entre las sábanas (descansando no sean mal pensados) para darle buena base a los medicamentos que me recetaron, pero no podría irme a la cama sin enviar mi texto al semanario porque compromisos son compromisos y es muy difícil que yo pudiera fallarle a mis lectores. Así que, aún sin estar en la mejor de las situaciones, estoy intentando esta especie de diálogo que me permita mantener el contacto con ustedes no obstante estar de vacaciones y a pesar de no estar en las mejores condiciones de salud.

De vez en vez es muy positivo salir, más que de la rutina, del entorno en que uno se desenvuelve. Normalmente eso es muy saludable, sobre todo para la mente, romper un poco las presiones que se generan en el ambiente laboral. Pero si a eso le sumamos la presión de un ambiente tenso, complicado, adverso, pues es más que justificado e impostergable el receso para cambiar de aires. Es evidente que los entornos laborales en el poder ejecutivo no son actualmente los más favorables. Al menos en mi dependencia es un auténtico hervidero. No sólo por el desastre ocasionado por las lluvias, que destruyeron mobiliario, equipo y mucha documentación, sino también porque se ha llenado de caras nuevas, la mayoría de “pocos amigos” y se ha creado un tremendo caos en cuestión de espacios. Esto último porque el gobernador sigue haciendo sus cochinadas y ha seguido otorgando bases de manera irregular, acomodando a sus achichincles, amigos y recomendados con alevosía y ventaja, al grado que ya hasta a mi directora general le dieron su base de “Encargado” con nivel seis. Así también, muchos otros casos que generan un sentimiento de inconformidad y de injusticia, porque hay cientos de personas con muchos años esperando esos niveles y el estólido del gobernador se los dio a quienes no tienen derecho alguno.

En fin, hay tantas cosas de las que es bueno separarse un ratito, y no por huir de ellas sino sólo para tomar nuevo impulso. Regresar con nuevos bríos y en espera de que las buenas noticias empiecen a tocar a nuestras puertas, que buena falta nos hace. No debemos desesperar y seguir haciendo con mucho entusiasmo la labor que nos corresponde. Es cierto que debido a la corrupción galopante y al alto grado de impunidad que impera en nuestro estado y en general en el país, es muy difícil ver escenarios halagüeños para las causas justas. Hoy por hoy estamos viviendo un estado de barbarie donde lo más natural es ver que la soberbia y el capricho, de quien detenta el poder, sigan medrando con la ignorancia y la pobreza de un pueblo sometido por el terror y la fuerza. Es difícil sobrellevar el día a día observando a un personaje que vive dentro de una burbuja de cristal, en un mundo de felicidad y bienestar social que sólo existe en su mente desquiciada. Cuesta trabajo tener la paciencia para verificar que todo tendrá que caer por su propio peso, que tarde que temprano esto tiene que terminar. Espero y sea como los buenos cuentos, esos de final feliz, en los que resplandece la justicia y el criminal termina en la cárcel pagando sus delitos y sus abusos.

Todos tenemos un papel que cumplir. Cada uno de nosotros tenemos que realizar un esfuerzo individual que potencie la unidad en torno a una causa común. Hemos dado una lucha digna, con orgullo y convicción, pero no debemos bajar la guardia porque estamos cerca de la meta. Creo que soplarán vientos a favor, pero no será nada fácil mantener el rumbo. Debemos estar preparados y conscientes de que el esfuerzo es permanente.

A eso los invito en este diálogo. A no perder la esperanza. A que cada quien empuje desde su trinchera y de acuerdo con sus posibilidades. Pero que no cedan en ningún momento en el afán de empujar hacia un nuevo proyecto de estado, en reconstruir el tejido social y depurar las estructuras y los liderazgos. Asumir compromisos conjuntos entre gobernante y gobernados. Dar la fuerza del apoyo ciudadano a la nueva administración y exigir a cambio la inclusión en la justicia social. Formar equipo y sumar esfuerzos que favorezcan el desarrollo, el pacto ciudadano y el buen gobierno. Un gobierno consciente de la crisis que se vive, abierto al diálogo para resolver de manera conjunta los problemas y que cumpla los ofrecimientos y compromisos de campaña. Desde mi punto de vista el compromiso que indudablemente le conseguiría la aprobación ciudadana inmediata y sería como iniciar con el pie derecho es: “Meter a la cárcel a los corruptos”.  Aprovechando mi estancia en la capital del país, a lo mejor no estaría de más darme una vueltecita por la Basílica de Guadalupe y pedirle a la morenita una ayudadita para que se cumplan esas promesas.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.