jueves, 1 de julio de 2021

"Amenazas de la naturaleza"

 




JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"Amenazas de la naturaleza"

 Atrapado en casa por las lluvias torrenciales y persistentes, vienen a mi mente muchos pensamientos de todo tipo. Desde la típica sensación romántica de estar a buen resguardo (ver llover sin mojarte), saboreando un aromático café caliente y gozando de la deliciosa compañía de la familia, hasta el miedo justificado de las consecuencias devastadoras que ocasionan las precipitaciones pluviales exageradas. Ahora mismo pienso en mi pueblo natal (La Orgullosa) cuya integridad empieza a verse amenazada por el crecimiento del río Acaponeta porque sus aguas ya bloquearon el camino que conduce a la localidad del Filo.

 Cuando el nivel de las aguas del río anega todo ese camino, es un indicio que las partes bajas de Tecuala, la zona de los veranos y las colonias cercanas al bordo de contención, sobre todo la colonia las Brisas, deben estar muy atentos para evacuar las viviendas e intentar poner a salvo sus pertenencias más valiosas. Evidentemente que el primero de sus activos que debe resguardarse es la familia. La terrible experiencia de ver sus casas llenas de agua y lodo no está tan lejana, pues el recuerdo aciago de esa catástrofe solo dista menos de cuatro meses de cumplir su tercer aniversario. Esperemos que este año no tengamos que lamentar ningún incidente tan dramático como ese que ocasionó el huracán Willa. Hasta ahora las lluvias que han caído en esos rumbos norteños son de mucha utilidad para el ámbito agrícola y ganadero pero, pues como siempre, el problema está en el desequilibrio.

 Esta historia no es privativa de nuestra entidad, ahora mismo otros estados acaban de sufrir diversos daños derivados del paso de la tormenta Dolores, como por ejemplo Colima y Michoacán, y seguirá la contabilidad, esperando que este año no sea tan cuantiosa. Que la madre naturaleza perdone nuestros innombrables pecados en su contra y el castigo (merecido por cierto) no sea tan severo. Habría que decir que, más allá de mi buen deseo, tendríamos merecido cualquier tipo y cualquier intensidad de castigo por parte de la naturaleza que se ha cansado de enviarnos mensajes preventivos intentando disuadirnos de que metamos el freno a esta terrible, caótica, irresponsable y estúpida carrera por acabar con nuestro medio ambiente por parte de los seres humanos. No es un cliché decir que somos los peores depredadores del planeta, es quizá la única verdad absoluta que conozco. Hemos contaminado con feliz descaro nuestros mantos freáticos, nuestros ríos, lagos, mares y toda aquella belleza natural que antaño gozábamos. Seguimos extinguiendo especies animales que son vitales en el ciclo de la vida, como es el caso de las abejas y otros animales de carácter indispensable.

 Además de la contaminación, en diversas modalidades, tenemos un problema severo con el agua dulce, que cada vez es más escasa y, a pesar que las tres cuartas partes del planeta son cubiertas por este recurso, el noventa y siete punto cinco por ciento es agua salada (mares y océanos) mientras que el resto (dos y medio por ciento) sería agua dulce. Si esa cifra o proporción les parece reducida, se vuelve más dramática la cosa si se considera que de ese porcentaje sólo una ínfima parte se encuentra disponible para el consumo humano ya que la parte infinitamente mayor se encuentra integrando los glaciares (69.7 %) y otra más pequeña (30%) en los acuíferos. En los ríos y arroyos sólo el (0.3%) para concluir con una casi sentencia de muerte diciendo que la cantidad de agua disponible para el consumo humano se considera únicamente el lúgubre 0.007 por ciento del agua del planeta. (Fuente: Carreón, M. (20 marzo, 2020) ¿Cuánta agua hay en el planeta? “El Ágora, Diario del Agua). ¿Estas estadísticas no son para sentir escalofríos?

 Seguramente pensarán que estoy escribiendo un guión cinematográfico de esas películas apocalípticas en las que, de distintas formas, se describe el fin del mundo. Pues déjenme decirles que cualquiera de esos directores de ficción, de hecho ni el mismísimo Steven Spielberg sería capaz de realizar una película tan funesta y aterradora como el final que podría tener nuestro planeta y la bola de irresponsables que lo habitan (o sea nosotros).

 Tal vez se pregunten ¿A qué viene esa filípica que nos intentan recetar? En realidad es una reflexión que nació del tema de las lluvias y para ser más precisos del desequilibrio que existe tanto en la distribución geográfica de éstas como en la intensidad de las mismas. En pocas palabras que, mientras unas localidades, zonas o regiones se inundan y se destruyen por el exceso de precipitaciones pluviales, otras padecen sequías extremas. Si bien es cierto que existe diversidad de tipos de climas en nuestro país, es inobjetable que esas diferencias se han intensificado con el paso de los años. Cada vez suceden fenómenos inusitados como ver nevar dónde jamás había ocurrido, sentir calores y fríos extremos e irregulares o el simple hecho de que ya no existe o sucede lo que antes eran reglas seguras, como el inicio y término de las temporadas de lluvias. Se podía saber el día en que llegaría la primera y la última lluvia, cosa que en la actualidad, al menos en Nayarit, es algo imposible de predecir. Todos hemos notado que los fenómenos atmosféricos, como los huracanes, son cada vez más poderosos y peligrosos. Las lluvias y vientos, de mayor intensidad y a veces impredecibles, son testimonio de lo que les comentaba anteriormente.

 Las señales de la naturaleza son cada vez más claras y seguimos ignorándolas. Continuamos anteponiendo el lucro, la frivolidad y el desinterés, a nuestra seguridad y supervivencia. Ni siquiera nos importa el futuro de quienes podrían estar más tiempo que nosotros en este escenario vital: nuestros hijos. 

Tampoco nos inquieta ver el agotamiento de las tierras agrícolas cuya producción pone cada vez más en entredicho la posibilidad de lograr la suficiencia alimentaria. Vemos con ridícula indiferencia la tala clandestina de árboles o la “urbanización” de muchos espacios arbolados que eran pulmones naturales de la ciudad y terminan siendo un lujoso y moderno complejo habitacional. Los incendios forestales aumentan cada año, nuestros cerros están más pelones que el tristemente célebre “Chupacabras” (Carlitos Salinas de Gortari). En fin, esta situación o problemática es difícil de manejar porque, afortunada o desafortunadamente, es responsabilidad de todos, es algo que requiere unidad de pensamiento, sentimiento y acción, condición poco probable de lograr en este mundo. No queda más que seguir intentando hacer conciencia o de plano rogar a Dios por un bendito milagro.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.

Cleptomanía

SAÚL ARMANDO LLAMAS LÓPEZ

 

La cleptomanía (del griego κλέπτειν, "quitar", μανία, "manía") es un trastorno del control de impulsos que lleva al hurto compulsivo de cosas. La persona que padece dicho trastorno recibe el nombre de cleptómano o ladrón compulsivo y aunque no hay cura para esto, sí el sujeto que padece cleptomanía no puede evitar el impulso de obtener objetos, independientemente del valor económico de lo que obtiene; sufre de un deterioro laboral, familiar y personal. Es un trastorno del control de impulsos y se ha clasificado como una adicción psicológica. La conducta es precedida por una ansiedad creciente que se alivia inmediatamente después de poseer el objeto deseado.

 

Semiología.

 

El cleptómano, a diferencia del ladrón, obtiene objetos por necesidad de satisfacer un impulso, mientras que el último lo hace por diversión, necesidad de satisfacer un deseo material, económico o social, o intención de perjudicar a una persona.

Un ladrón puede pasar horas, días e incluso años planeando un gran golpe, mientras el cleptómano obedece generalmente a un impulso relativo dependiendo del lugar y tiempo en que se encuentre él. Algunos de los componentes fundamentales de la cleptomanía incluyen: pensamientos recurrentes de intrusión y la liberación de la presión tras el acto. Estos síntomas sugieren que la cleptomanía puede considerarse como un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo.

 

Las personas diagnosticadas con cleptomanía a menudo tienen otros tipos de trastornos que afectan el estado de ánimo, ansiedad, alimentación, control de impulsos, y el uso de drogas. También tienen grandes niveles de estrés, la culpa y el remordimiento, y las cuestiones de privacidad que acompañan al acto de hurtar. Estos signos se consideran causantes o intensificar generales trastornos comórbidos. Las características de los comportamientos asociados con el hurto podría dar lugar a otros problemas, que incluyen la segregación social y el abuso de sustancias. Los muchos tipos de otros trastornos que ocurren con frecuencia junto con la cleptomanía suele hacer el diagnóstico clínico incierto.

 

Síntoma.

 

Los síntomas de la cleptomanía pueden incluir:

 

Potente impulso de hurtar objetos que no son necesarios

Sensación de tensión creciente que conduce al hurto

Sentimiento de placer o gratificación durante el hurto

Sensación de culpa o vergüenza terrible después del hurto

A diferencia de los ladrones típicos de tiendas, las personas que sufren de cleptomanía no hurtan compulsivamente para beneficio personal. Tampoco hurtan como una forma de venganza. Lo hacen simplemente porque el impulso es tan fuerte que no lo pueden resistir. Este impulso hace sentir incómodo, ansioso, tenso o excitado. Para aliviar estos sentimientos hurtan.

Durante el hurto, sienten alivio y satisfacción. Más tarde, sin embargo, pueden sentir una enorme culpabilidad, remordimiento, "auto-odio" y miedo a ser arrestados. Pero el impulso viene de nuevo, y el ciclo se repite.

 

Los episodios de cleptomanía generalmente ocurren de manera espontánea, sin planificación. La mayoría de los cleptómanos hurtan en lugares públicos, como tiendas y supermercados. Algunos pueden hurtar a amigos o conocidos, como por ejemplo en una fiesta. A menudo, los objetos hurtados no tienen ningún valor para el cleptómano. Los artículos hurtados son por lo general escondidos, sin ser utilizados. Los elementos también pueden ser donados, regalados a familiares o amigos, o incluso secretamente se regresan al lugar de donde fueron hurtados.

Personas quienes padecen de dicho problema generalmente, no lo hace para hacer un mal, en comparación con el ladrón que busca mantener una estabilidad económica y hacer un mal a propósito, el cleptómano lo hace para elevar los estados de ánimo, una vez realizado el acto, la persona comienza a tener presiones de remordimiento y culpa, pues conseguir lo que quería lo hace sentir mejor pero al tomar algo que no es suyo, podría ser considerado hurto y es algo que no se considera correcto en la sociedad, las personas comienzan a ser confundidas con un ladrón.

 

Descripción general.

 

La cleptomanía es la incapacidad recurrente para resistir el impulso de robar objetos que, por lo general, no necesitas y que suelen tener poco valor. La cleptomanía es un trastorno de salud mental poco frecuente pero grave que, si no se trata, puede causarles mucho dolor emocional a ti y a tus seres queridos. La cleptomanía es un tipo de trastorno de control de los impulsos; es decir, un trastorno caracterizado por problemas con el autocontrol emocional o conductual. Si tienes un trastorno de control de los impulsos, tienes dificultad para resistir la tentación o el impulso de realizar un acto que es excesivo o perjudicial hacia otras personas o hacia ti mismo.

Muchos cleptómanos llevan vidas de vergüenza oculta, porque tienen miedo de buscar tratamiento de salud mental. Aunque no hay una cura para la cleptomanía, el tratamiento con medicamentos o la terapia de conversación (psicoterapia) pueden ayudar a detener el ciclo de robo compulsivo.

 

Otros Síntomas.

 

Los síntomas de cleptomanía pueden comprender:

 

Incapacidad para resistir a fuertes impulsos de robar artículos que no necesitas.

Sentir mayor tensión, ansiedad o excitación antes del robo.

Sentir placer, alivio o gratificación durante el robo.

Sentir mucha culpa, remordimiento, odio hacia uno mismo, vergüenza o temor de ser arrestado después del robo.

Reaparición de los impulsos y una repetición del ciclo de cleptomanía.

 

Características.

 

Por lo general, las personas con cleptomanía presentan estos rasgos o características:

 

A diferencia de los ladrones de tiendas comunes, las personas con cleptomanía no roban compulsivamente para beneficio personal, como desafío, por venganza, o para rebelarse. Roban simplemente porque el impulso es tan fuerte que no pueden resistirlo. Por lo general, los episodios de cleptomanía se producen espontáneamente, sin planificación ni la ayuda o colaboración de otra persona.

La mayoría de las personas con cleptomanía roban en lugares públicos, como tiendas y supermercados. Algunas pueden robar a amigos o conocidos, por ejemplo, en una fiesta. A menudo, los artículos robados no tienen valor para quien padece cleptomanía, y la persona tiene los medios para comprarlos.

 

Los artículos robados suelen esconderse, nunca se usan. Los artículos también pueden donarse, regalarse a familiares o amigos, o incluso devolverse secretamente al lugar de donde fueron robados. Los impulsos por robar pueden ir y venir, o pueden producirse con mayor o menor intensidad a lo largo del tiempo.

 

Cuándo consultar al médico.

 

Si no puedes dejar de robar en tiendas o hurtar, busca consejo médico. Muchas personas que pueden tener cleptomanía no desean buscar tratamiento porque tienen miedo de que las arresten o las lleven presas. Sin embargo, los profesionales de salud mental no suelen denunciar los robos a las autoridades.

 

Algunas personas buscan ayuda médica porque tienen miedo de que las atrapen y de sufrir consecuencias legales. O bien, ya han sido arrestadas y están obligadas legalmente a buscar tratamiento.

 

Si un ser querido tiene cleptomanía.

 

Si sospechas que un amigo cercano o un familiar pueden tener cleptomanía, habla amablemente sobre tus inquietudes con tu ser querido. Ten presente que la cleptomanía es un trastorno de salud mental, no un defecto de la personalidad, por lo tanto, acércate a tu ser querido sin culparlo ni acusarlo.

 

Puede resultar útil poner énfasis en estos puntos:

 

Estás preocupado porque te importa la salud y el bienestar de tu ser querido.

Estás preocupado por los riesgos del robo compulsivo, por ejemplo, ser arrestado, perder un empleo o dañar una relación valiosa.

Entiendes que, con la cleptomanía, el impulso de robar puede ser demasiado fuerte de resistir con tan solo «proponérselo».

Hay tratamientos disponibles que pueden ayudar a minimizar el impulso de robar y a vivir sin adicción ni vergüenza.

Si necesitas ayuda para prepararte para esta conversación, habla con tu médico. El médico podría derivarte a un profesional de salud mental que puede ayudarte a planificar una forma de plantear tus inquietudes sin hacer que tu ser querido se ponga a la defensiva o se sienta amenazado.

 

Diferentes Causas.

 

Se desconoce la causa de la cleptomanía. Varias teorías sugieren que ciertos cambios en el cerebro pueden ser la causa fundamental de este trastorno. Se necesita más investigación para comprender mejor estas posibles causas, pero la cleptomanía podría estar relacionada con lo siguiente:

 

Problemas con una sustancia química cerebral (neurotransmisor) que se produce naturalmente llamada «serotonina». La serotonina ayuda a regular los estados de ánimo y las emociones. Los niveles bajos de serotonina son frecuentes en las personas que son propensas a tener conductas impulsivas.

Trastornos de adicciones. El robo puede causar la liberación de dopamina (otro neurotransmisor). La dopamina provoca sentimientos placenteros, y algunas personas buscan tener esa sensación gratificante una y otra vez.

El sistema opioide del cerebro. Ese sistema regula los impulsos. Un desequilibrio en ese sistema podría dificultar la resistencia a los impulsos.

 

Factores de riesgo.

 

La cleptomanía se considera poco frecuente. Sin embargo, es posible que algunas personas con cleptomanía nunca busquen tratamiento o simplemente vayan a prisión tras robos repetidos, por lo que muchos casos de cleptomanía no pueden diagnosticarse. La cleptomanía, a menudo, comienza en la adolescencia o en la adultez temprana, pero puede iniciarse en la edad madura o más adelante. Aproximadamente dos tercios de las personas con cleptomanía conocida son mujeres.

 

Los factores de riesgo de la cleptomanía pueden comprender los siguientes:

 

Antecedentes familiares. Tener un familiar de primer grado, como un padre o un hermano, con cleptomanía, un trastorno obsesivo compulsivo o un trastorno de consumo de alcohol u otras sustancias puede aumentar el riesgo de padecer cleptomanía.

 

Tener otra enfermedad mental. Las personas con cleptomanía a menudo tienen otra enfermedad mental, como trastorno bipolar, trastorno de ansiedad, un trastorno de la alimentación, un trastorno por consumo de drogas o un trastorno de personalidad.

 

Complicaciones.

Si no se trata, la cleptomanía puede causar graves problemas emocionales, familiares, laborales, legales y financieros. Por ejemplo, sabes que robar está mal, pero te sientes incapaz de resistir el impulso, por lo cual es posible que te carcoman la culpa, la vergüenza, la baja autoestima y la humillación. Además, es posible que te arresten por robar. O bien, puedes llevar una vida moral y honesta, y sentirte confundido y disgustado por tu conducta de robo compulsivo.

Otros trastornos y complicaciones asociados a la cleptomanía pueden ser los siguientes:

 

Otros trastornos del control de impulsos, como ludopatía o compras compulsivas

Consumo indebido de alcohol y sustancias

Trastornos de la personalidad

Trastornos de la alimentación

Depresión

Trastorno bipolar

Ansiedad

Pensamientos suicidas, intentos de suicidio y suicidio

Prevención

Debido a que la causa de la cleptomanía no está clara, aún se desconoce la forma de prevenirla. Recibir tratamiento en cuanto comienza el robo compulsivo puede ayudar a evitar que la cleptomanía empeore y a prevenir algunas de sus consecuencias negativas.

 

Síntomas, causas y tratamiento.

 

Si decides buscar tratamiento para los síntomas de una posible cleptomanía, es posible que tengas que someterte a evaluaciones físicas y psicológicas. La exploración física puede determinar si es posible que haya causas médicas que desencadenan tus síntomas. La cleptomanía se diagnostica según tus signos y síntomas. Debido a que es un tipo de trastorno de control de los impulsos, el médico puede realizar lo siguiente para ayudar a determinar un diagnóstico:

 

Hacer preguntas sobre tus impulsos y sobre cómo te hacen sentir

Analizar una lista de situaciones para preguntarte si alguna de ellas desencadena tus episodios de cleptomanía

Darte cuestionarios psicológicos o autoevaluaciones para que completes

Usar los criterios del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5), publicado por la American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría)

 

Tratamiento.

 

Aunque el temor, la humillación o la vergüenza pueden dificultar que busques tratamiento para la cleptomanía, es importante que pidas ayuda. La cleptomanía es difícil de superar por tu cuenta. Sin tratamiento, es probable que la cleptomanía sea un trastorno continuo a largo plazo.

El tratamiento para la cleptomanía, generalmente, comprende medicamentos y psicoterapia, o ambos; a veces, junto con un grupo de autoayuda. Sin embargo, no existe ningún tratamiento estándar para la cleptomanía, y los investigadores aún intentan comprender lo que podría funcionar mejor. Quizá debas probar varios tipos de tratamiento hasta encontrar el que te dé resultado.

 

Medicamentos.

 

Hay pocas investigaciones científicas sobre el uso de medicamentos psiquiátricos para tratar la cleptomanía. Y no hay ningún medicamento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos para tratar la cleptomanía. Sin embargo, determinados medicamentos podrían ayudar según tu situación y si tienes otros trastornos de salud mental, como depresión o abuso de sustancias.

Es posible que el médico considere recetarte lo siguiente:

Un medicamento para tratar la adicción denominado «naltrexona», un antagonista opioide, que podría reducir el impulso y el placer asociados con robar

Un antidepresivo; específicamente, un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina

Otros medicamentos o una combinación de estos

Si te recetan medicamentos, pregúntale al médico, al proveedor de atención médica mental o al farmacéutico sobre los posibles efectos secundarios o las posibles interacciones con otros medicamentos.

 

Psicoterapia.

 

Una forma de psicoterapia denominada «terapia cognitiva conductual» te ayuda a identificar comportamientos o creencias negativos y poco saludables, y a reemplazarlos por otros positivos y saludables. La terapia cognitiva conductual puede comprender estas técnicas para ayudarte a controlar los impulsos de la cleptomanía:

 

Sensibilización conversiva, en la que te visualizas robando y enfrentando las consecuencias negativas, como si te atraparan.

 

Terapia de aversión, en la que practicas técnicas ligeramente dolorosas, como mantener la respiración hasta que te sientes incómodo, cuando tienes el impulso de robar

Desensibilización sistemática, en la que practicas técnicas de relajación y te imaginas controlando los impulsos de robar.

 

Cómo evitar las recaídas

Es frecuente tener recaídas de cleptomanía. Para ayudar a evitar las recaídas, asegúrate de cumplir con tu plan de tratamiento. Si sientes impulsos de robar, comunícate con tu profesional de salud mental o recurre a una persona de confianza o un grupo de apoyo.

 

Más información

Psicoterapia

 

Estrategias de afrontamiento y apoyo.

 

Puedes tomar medidas saludables para cuidarte mediante la capacidad de enfrentar desafíos o situaciones mientras recibes tratamiento profesional:

 

Cumple con tu plan de tratamiento. Toma los medicamentos según se te indique y asiste a tus sesiones de terapia programadas. Recuerda que es un trabajo arduo y es posible que tengas contratiempos ocasionales.

Infórmate. Aprende sobre la cleptomanía para comprender mejor los factores de riesgo, los tratamientos y los episodios desencadenantes.

 

Identifica los factores desencadenantes. Identifica las situaciones, los pensamientos y los sentimientos que pueden desencadenar el impulso de robar para que puedas tomar medidas para controlarlo.

 

Busca tratamiento para el abuso de sustancias y otros problemas de salud mental. El consumo de sustancias, la depresión, la ansiedad y el estrés pueden retroalimentarse, lo que provoca un ciclo de conductas no saludables.

 

Encuentra medios saludables. Investiga posibles medios saludables para recanalizar tus impulsos de robar o de hurtar a través del ejercicio y de las actividades recreativas.

 

Aprende a relajarte y a controlar el estrés. Prueba técnicas de reducción del estrés, como la meditación, el yoga o el taichí.

 

Concéntrate en tu objetivo. Recuperarse de la cleptomanía puede llevar tiempo. Mantente motivado teniendo tus objetivos de recuperación en mente y recordando que puedes trabajar para reparar tanto las relaciones dañadas como los problemas económicos y legales.

 

Apoyo a los seres queridos

Si un ser querido recibe tratamiento para la cleptomanía, asegúrate de comprender los detalles del plan de tratamiento y brindarle apoyo de forma activa para que tenga éxito. Puede ser útil que asistas a una o más sesiones de terapia con tu ser querido para familiarizarte con los factores que parecen desencadenar el impulso de robar, así como con los modos más efectivos para afrontarlo.

Es posible que también te resulte beneficioso hablar con un terapeuta. Recuperarse de un trastorno de control de los impulsos es un compromiso desafiante y a largo plazo, tanto para quien lo padece como para las personas de su entorno. Asegúrate de atender tus propias necesidades con los métodos de reducción del estrés que te resulten más efectivos, como hacer ejercicio, meditar o reunirte con amigos.

 

Grupos de autoayuda.

 

A las personas que padecen cleptomanía puede resultarles beneficioso participar en grupos de autoayuda que se basan en los programas de 12 pasos. Incluso si no encuentras un grupo específico para la cleptomanía, es posible que te resulte útil asistir a reuniones de Alcohólicos Anónimos o de otras adicciones. Estos grupos no son para todos los gustos, así que pregúntale al profesional de salud mental sobre las distintas alternativas.

 

Preparación para la consulta.

 

Si luchas contra una necesidad irresistible de robar, habla con el médico. Sin duda, esa conversación te parecerá inquietante, pero confía en que el médico está interesado en cuidar tu salud, no en juzgarte. El médico puede derivarte a un profesional de salud mental, como un psiquiatra, con experiencia en el diagnóstico y tratamiento de la cleptomanía.

Tal vez sea conveniente pedirle a un familiar o a un amigo de confianza que te acompañe para que te ayude a recordar los detalles. Además, alguien que te conoce desde hace mucho tiempo puede hacer preguntas o compartir información con el profesional de salud mental que tú no recuerdes mencionar.

La siguiente información te ayudará a prepararte y a saber qué esperar del médico o del profesional de salud mental.

 

Qué puedes hacer.

 

Para prepararte para la consulta, haz una lista de lo siguiente:

 

Todos los síntomas que tengas, y durante cuánto tiempo los has tenido

Tu información personal más importante, incluso los episodios traumáticos del pasado y cualquier factor importante de estrés actual

Tu información médica, incluso otros trastornos de salud física o mental que te hayan diagnosticado

Todos los medicamentos que tomas, incluso vitaminas, hierbas u otros suplementos, y las dosis

Las preguntas que quieras hacerle al profesional de salud mental, para que puedas aprovechar al máximo la consulta

 

Algunas preguntas para hacerle al profesional de salud mental pueden ser las siguientes:

 

¿Por qué no puedo dejar de robar?

¿Qué tratamientos hay disponibles?

¿Qué tratamientos tienen más probabilidades de ser efectivos en mi caso?

¿Con qué rapidez podría dejar de robar?

¿Todavía sentiré la necesidad de robar?

¿Con qué frecuencia necesito sesiones de terapia y durante cuánto tiempo?

¿Hay medicamentos que me puedan ayudar?

¿Cuáles son los posibles efectos secundarios de estos medicamentos?

Tengo otros problemas de salud. ¿Cuál es la mejor manera de controlarlos en forma conjunta?

¿Cuál es la mejor forma de que mis familiares apoyen el tratamiento?

¿Hay folletos u otro material impreso que pueda consultar? ¿Qué sitios web me recomiendas?

 

Qué esperar de tu profesional de salud mental.

Para entender mejor tus síntomas y la manera en que afectan tu vida, el profesional de salud mental podría preguntarte lo siguiente:

¿A qué edad experimentaste por primera vez un impulso irresistible de robar?

¿Con qué frecuencia sientes la necesidad de robar?

¿Alguna vez te sorprendieron robando o fuiste arrestado por robo?

¿Cómo describirías tus sentimientos antes, durante y después de robar algo?

¿Qué tipo de objetos robas? ¿Son cosas que necesitas?

¿En qué tipo de situaciones es más probable que robes?

¿Qué haces con los objetos que robas?

¿Hay algo en particular que parezca provocar tu necesidad de robar?

¿De qué manera la necesidad de robar afecta tu vida, incluso la escuela, el trabajo y las relaciones personales?

¿Alguno de tus parientes cercanos tuvo problemas con el robo compulsivo o con otras enfermedades mentales, como depresión o abuso de drogas o alcohol?

¿Tomas alcohol o consumes drogas recreativas? ¿Cuál y con qué frecuencia?

¿Has recibido tratamiento por otros problemas de salud mental, como trastornos de la alimentación? Si es así, ¿qué tratamientos fueron más efectivos?

Actualmente, ¿recibes tratamiento para alguna enfermedad?

 

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Productos y servicios

Bibliografía: Mayo Clinic Family Health Book (Libro de Salud Familiar de Mayo Clinic) 5.ª edición

Cleptomanía

Síntomas y causas

Diagnóstico y tratamiento

 

 

 

 Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre cleptomanía.

Martínez, Julio. «Cleptomanía». Consultado el 4 de julio.