jueves, 24 de septiembre de 2020

"Lo bueno y lo malo"

 


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"Lo bueno y lo malo"



El azulado día poco a poco se iba transformando en tarde ambarina. Era una delicia poder ver esa mágica transformación vespertina, cuando el sol se vuelve tímido y se marcha a descansar dejándose envolver despacio por la negrura densa de una noche invernal.

Esa es la magia de lo cotidiano que muchas veces no podemos, no sabemos o no queremos apreciar de nuestro entorno. Estamos tan ocupados en poder sortear los obstáculos naturales de nuestra sobrevivencia diaria que no nos damos la oportunidad de disfrutar los momentos sencillos, gratuitos y  maravillosos que nos obsequia nuestra madre tierra.

Es en situaciones adversas o circunstancias críticas cuando añoramos aquellas cosas que quedaron atrás. Cuando no se pueden disfrutar las cosas es cuando más se extrañan. Así sucede en estos momentos de reclusión necesaria, que quisiéramos nadar en las cálidas mareas de nuestras bellas costas nayaritas, sin embargo cuando se podía ir sin restricción alguna siempre lo dejábamos para después. No sé si sea una condición humana o quizá una nefasta y pésima mala costumbre pero suele pasarnos a muchos de nosotros. Pasa con los lugares que no visitamos o con las personas queridas que incluso después lamentamos no haberlo hecho cuando se pudo.

 No es un lamento lo que inspira esta reflexión sino es más bien un exhorto, una invitación a la vida. Es una campana que suena para alertarnos, para avisarnos que la vida se va en un suspiro y debemos disfrutarla lo más que se pueda. Esta situación está más que vista, analizada y detallada por lo que ha venido sucediendo en esta emergencia actual que no hemos podido superar. Pero en la génesis de la tragedia está el antídoto de la misma, al menos en lo emocional.

El aislamiento ha producido estragos en la salud, situación que puede resultar paradójica en tanto que estamos aislados para cuidar la salud. Puede resultar polémica esta observación, pero quizá no lo es tanto si lo pensamos con cierto detenimiento. En lo que se refiere directamente al deterioro de la salud por aislamiento están los peligrosos efectos del miedo exacerbado a resultar contagiado, que es una ansiedad excesiva que genera una baja en el sistema inmunológico y de ahí la adquisición de otro tipo de enfermedades que podrían ser fatales en algunos casos. Un segundo elemento podría ser el sedentarismo que es ya de por sí muy habitual en nuestro medio, pero se ve favorecido por el cierre de espacios deportivos, gimnasios y la propia restricción de salir de casa.

Entre otras cosas, esas son las razones por las que resulta negativo el aislamiento, pero ¿Qué hay de la parte que pudiera resultar positiva en este binomio? Tal vez pudiera pensarse que es muy difícil que haya algo positivo en esto pero yo creo que si lo hay.

Cada cabeza es un mundo dice el refrán y de ahí que no se puede generalizar ese asunto que les comento, pero uno de los aspectos que más pude escuchar de las personas es que les dio la oportunidad de dedicar tiempo a la familia y a ellos mismos. Más allá de la filosofía personal, de las maneras de ver y sentir la vida en familia, podría decir que para muchos de nosotros fue providencial. Miles de personas que pasaban meses sin poder compartir con sus parejas e hijos pudieron hacerlo, a veces al grado de valorar y redefinir sus prioridades; en este rubro podrían mencionarse los empresarios, los cantantes, actores y actrices, entre otros.

Para muchos otros, el disponer de mucho tiempo fue beneficioso y fue aprovechado para leer aquellos libros que se quedaron pendientes o escribir lo que siempre se quiso escribir y nunca hubo la oportunidad de hacerlo por razones de ocupación y el propio ajetreo del trabajo. Para otros más, la crisis sanitaria les permitió dar marcados giros en su emprendimiento, ideando cosas y diseñando proyectos para enfrentar la nueva realidad económica y social, quizá con cierto riesgo de fracaso pero dejando muy claro que la verdadera inteligencia es la capacidad de adaptación al medio o a cualquier circunstancia. Los artistas plásticos vieron coartadas las exposiciones públicas pero tuvieron tiempo para crear y exponer a través de los medios digitales, incluso en otros países. Los escritores, por ejemplo, perdimos la oportunidad de organizar presentaciones públicas de libros, donde se puede contar con público que, además de alentar tu trabajo por el solo hecho de conocerlo, te compran muchos ejemplares para que los dediques y firmes, pero pudimos tener más tiempo para escribir nuevas obras, nuevos materiales que podrían también presentarse mediante las redes sociales o algún otro tipo de transmisión, que por cierto tiempo será la manera más común de realizarlas.

Así como esos ejemplos, existen muchos que forman la columna de lo positivo que hay al interior de este pesado aislamiento que espero no tarde mucho en pasar a la historia, cuando haya nuevas condiciones para ello. Existen varias de ellas pero desde mi punto de vista es bueno voltear hacia los más básicos, a veces desapercibidos. El agradecer a Dios por cada despertar, por la calidez del sol que entra por tu ventana. Por la sonrisa de tus seres queridos, por la lluvia benigna que fortalece los campos y nos da los frutos para vivir. Por los atardeceres maravillosos y las brisas frescas, por la mar hermosa que se besa con el cielo en el horizonte. El mantener siempre viva la esperanza de mundos mejores, más justos y equitativos. Creo que ese es un buen comienzo.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.