miércoles, 2 de agosto de 2017

"Y pasarán los años..."


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita




"Y pasarán los años..." 


“Y pasarán los días y pasarán los años…” reza la letra de una vieja canción. Así me parece que es la historia de la Secretaría de Obras Públicas de Gobierno del Estado. No sé si esta inspiración es por la tristeza o es por una tremenda decepción, pero lo real es que está aquí entre mis líneas y no puedo evitar contarla.

Aún recuerdo, como si fuera ayer, el día en que llegué a las oficinas de la Dirección General de Planeación y Desarrollo Urbano, en ese entonces capitaneada por el hoy fallecido Arquitecto Flores, quien me entrevistó para enseguida contratarme. El sexenio era el de Antonio Echevarría padre.

Recuerdo que el Departamento de Planeación contaba con muy poco personal, al grado que sólo estábamos la jefa y tres personas más, pero el trabajo salía y salía bien. Recuerdo, y esto si con mucha nostalgia, el gran prestigio que teníamos en aquellos tiempos. La SOP, junto con la Secretaría de Salud éramos las dependencias estrellas. Orden, certeza, capacidad, formalidad y responsabilidad eran las principales virtudes de nuestra secretaría. Hoy me da mucha tristeza ver en lo que nos hemos convertido.

En esta ocasión sólo tocaré el tema de las inundaciones frecuentes que se suscitan en nuestra dependencia. Creo que nunca en mi vida le había tenido aversión a este tipo de meteoros. Pero, hoy tan sólo de pensar o ver que empieza a llover fuerte inmediatamente pienso en el desastre en que se convertirán nuestras instalaciones.

Cada vez es más difícil la situación. Eso lo puedo asegurar porque en los más de quince años que tengo de trabajar ahí, nunca había visto algo similar. De que el agua nos visita en cada temporada de lluvias eso si es común, pero los niveles no se comparan a los que se han registrado recientemente. Al grado de entrar a las oficinas administrativas y alcanzar la altura de los escritorios. En las zonas más bajas, como el Departamento de Construcción y Conservación de Carreteras, ha alcanzado el metro con sesenta centímetros de altura el agua. (A lo mejor por eso no se para por ahí el Ingeniero Gianni, porque lo tapa el agua y no sabe nadar).

Que por las diversas obras que ha hecho el tristemente célebre “Gobierno de la Gente”, que por el Parque Lineal, que porque se han tapado los cauces naturales del agua, o por lo que sea, pero de que la SOP debe ser declarada zona de desastre eso sí es cierto. Se han perdido escritorios, sillas, computadoras, herramientas, cámaras y muchos documentos, quizá esto último no sea tan inconveniente como lo demás, ya que, pensando mal, sea la oportunidad de los funcionarios que han incurrido en alguna desviación de recursos o que no tengan manera de comprobar algunos gastos, de justificar con el siniestro la falta de esos documentos comprobatorios.

El caso es que existe una situación de crisis en la secretaría. Esos acontecimientos, los fenómenos naturales, han desnudado la ineficiencia, la dejadez y la falta de voluntad política de resolver problemas de fondo que tienen en entredicho la seguridad, la integridad física y el patrimonio personal de los trabajadores y trabajadoras de esta dependencia.

Nunca como ahora se ha dejado ver la ineptitud, la falta de sensibilidad y el compromiso social de las autoridades con la ciudadanía, porque somos ciudadanos además de empleados de gobierno. Salvo contadas excepciones, no existen funcionarios que se solidaricen con sus subordinados en desgracia. Es triste ver que, una vez pasada la tormenta, estemos todos (casi todos) sacando agua y lodo de las oficinas. Ayudados con el personal de brigada, a quienes desde aquí les hago llegar mi agradecimiento y mi puntual reconocimiento a su digna y encomiable labor, se multiplican los esfuerzos, se intenta volver a la normalidad los espacios laborales, a sabiendas que es imposible. Nada será igual. Las razones son fáciles de entender. Una vez que se inundan las áreas laborales nada queda igual porque no sólo es la bendita agua pluvial la que visita, moja y siniestra los lugares y las cosas, sino que es un líquido negro, pestilente y nauseabundo, emanado del drenaje, vil suciedad, estiércol propiamente dicho.

No sé qué sea más triste, si ver las cosas materiales, equipo y mobiliario, flotando en ese fluido asqueroso o ver la cruda indolencia de los funcionarios ante el problema. No recuerdo haber visto al secretario en esos días de contingencia. Mucho menos haber recibido algún apoyo con agua embotellada, materiales de limpieza, escobas, trapeadores, cloro, guantes o tapabocas. Todos esos materiales fueron adquiridos con el desembolso y la colaboración de nosotros, los empleados, que con actitud solidaria y comprensiva, sufragamos dichos gastos.

 Es inconcebible que después de tantos años, tan solo yo tengo quince ahí, pero si no mal recuerdo estas instalaciones fueron inauguradas hace 35 años, no se haya intentado siquiera resolver este problema. Lo peor de todo es que le sucede a la secretaría que tiene el perfil técnico para ello. No entiendo cómo se puede dejar pasar tanto tiempo, tantos daños y tanta angustia. Ya no es solamente los efectos devastadores en el aspecto económico, las pérdidas se vuelven incalculables, sino el inmenso y latente riesgo de la salud de los empleados. Cuesta pensar que no valoren la salud y la vida de las personas. Después de esto siniestros, por más que se limpie a base de agua y jabón, quedan las secuelas de la contaminación. Mobiliario, pisos, documentos y demás cosas llenas de residuos de drenaje, bacterias, microbios, gérmenes patógenos que respiramos de manera habitual en esa podredumbre, que sin afán de ser abstracto o poético, ejemplifica de manera ideal lo que se vive en el entorno general, en el sello de esta administración estatal.

Hartazgo e impaciencia, antipatía y desencanto, coraje y decepción, son algunas de las sensaciones que se respiran (además de miles de bacterias nocivas) en mi golpeada secretaría. Sólo describiré la impaciencia porque las otras se explican solas y ésta tiene que ver con el contar uno a uno los días que faltan para que se larguen.

Es en mi secretaría donde más se ha ensañado el gobierno. Donde más se han visto las injusticias, el “valemadrismo” del gobernador corrupto y sus secuaces. Siguen dando bases de manera irregular y arbitraria, ya tenemos en nuestra nómina a Larry Cañonga (Payaso), Jesús Escalante (Locutor de TV) Gerson De León (Locutor de Radio), Dinora Georgina Ortega Cervantes (Subdirectora General Administrativa del DIF Estatal) y otros directores más como mi directora general Gabriela Ávalos Lemus, que le dieron el nivel seis y ya funge ahora como flamante Encargada de la Dirección General de Planeación y Desarrollo Urbano.

En fin, esperemos que pronto resplandezca la justicia, si no la jurídica al menos la divina, y se acomoden las cosas de tal manera de que no quede impune una burla más en contra del sindicato mayoritario y de la misma sociedad. Que alguien tenga la voluntad de resolver la situación crítica de la SOP y ayuden a las personas que resultaron afectadas, como el compañero Raymundo, de Desarrollo Urbano, con su automóvil. Que las autoridades recapaciten y vean en lo que están convirtiendo esa antes digna secretaría, que se ha visto invadida de seres del inframundo que pululan y deambulan como zombis (léase “basificados nuevos de la “N”) por las oficinas sin siquiera saber cómo solicitar su recibo de nómina. Es triste y enojoso ver que mientras unos nos la partimos trabajando tanto en nuestras labores habituales como en limpiar y sacar agua de las instalaciones ellos y ellas como “princesos y princesas” sólo te miran con cierta indiferencia por no decir desprecio, y están en grupos relajados usando sus celulares. En fin no queda más que esperar que sucederá en el próximo capítulo.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.