jueves, 6 de mayo de 2021

"Porristas electorales"

 





JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"Porristas electorales"


 Los amigos caminaban presurosos hacia el lugar donde se reunía la muchedumbre. Estaba a punto de iniciar el evento al que fueron convocados por todas las vías y medios posibles. El más destacado de todos fue el recalcitrante perifoneo que a la concurrencia de la colonia le puso las orejas más hinchadas que a los “bultos” que pelean contra el “Canelo Álvarez”. 

 El hecho de que se presentara en ese barrio el candidato del movimiento toronja no era la gran cosa para Nicho y Filemón, lo que ellos no se querían perder eran los tamalitos, los “chescos” y las bolsas de dulce que se repartirían entre los asistentes al bochinche anunciado. Ya después verían por quien iban a votar, eso era secundario, es más ni credencial tenían ni eran de ese barrio, pero se mezclarían entre los concurrentes y tomarían todo lo que les dieran, tanto de comer como de vestir, porque su colección de camisetas ya iba tomando forma pero como que les faltaban unos nuevos modelitos de cachuchas. Ese era el modus operandi de los entusiastas porristas electorales, grandes amigos, compadres, colegas y socios de uno de los tantos escuadrones de la muerte que existen en las ciudades. 

 Nicho y su compadre Filemón, eran amigos desde que estaban chamacos (eso sucedió hace muchas décadas atrás) cuando le “agandallaban” las canicas y los dulces a los niños de su barrio, que no se atrevían a defenderse porque estos escuincles eran unos auténticos demonios para el “trompo” y nadie les ganaba una pelea. Así crecieron, al ritmo que les tocaba la orquesta de la vida. Sin rumbo y sin sentido como muchos partidos políticos que andan nomás a las “caiditas” haciéndola de rémoras electorales, subsistiendo de las sobras que les van quedando a los tiburones de la política.

 Sería algo dantesco narrar la mísera existencia de esos dos alegres compadres que se dedicaban a vivir la vida a su manera (si a eso se le puede llamar vida) “tranzando” a quien se ponga enfrente y se deje (igual que lo hacen muchos partidos con quien tiene el mal tino de confiar en ellos) por eso en esta ocasión será solo acompañarlos un poco por los curiosos vericuetos de su inútil existencia, aclarando que esto último es desde el punto de vista de la productividad y no que se quiera menospreciar la vida de esos talentosos y honorables “trácalas” contemporáneos. Antes de seguir la ruta de estos ilustres personajes debe quedar muy bien asentado que, aunque gozan de buen nivel estos pillos de Nicho y Filemón, no se pueden comparar con los especímenes de la clase política mexicana, porque en las grandes ligas, no se admiten competidores amateurs.

 —Compadrito. ¿Trajiste la bolsa que te dije? —preguntó Nicho sonriendo socarronamente—, mientras apuraba el paso y jalaba a su compañero.

 —¡Clarinetes, compaye! Traje esa y la de “dominguear” porque se me hace que nos vamos a surtir bien esta tarde aquí. Dicen que el compa ese de la sonrisa ranchera es “bien” generoso, jejeje. Con suerte y nos vamos bien hinchados de cosas.

 —Pues qué bueno que le pensaste compita, hazte pa´ acá porque ahorita que termine de cantar el niño ese del sombrerito con espinas, va a empezar la pepena. Vamos a ponernos “buzos” porque hoy no quiero más “comisiones”, aquí agarramos todo lo que se pueda y nos vamos al cantón porque no se vaya a echar a perder la pacha que nos está esperando, además a mí ya me dio mucha sed, de esa de la “mala”.

 Así sucedió, cuando el pequeño cantante (al que invitan a todas las campañas toronjas) dio el último de los cuatrocientos na, na, nás, se empezaron a organizar las cuadrillas que reparten las mercancías electorales y los compadritos se pusieron en guardia. Era tal su habilidad para pepenar regalos electorales (aquí se refiere a las objetos de promoción no a las candidaturas que algunos obtuvieron sin mérito alguno) que en ocasiones lograban formarse en la fila hasta en tres o cuatro ocasiones ya que no era fácil que los detectaran debido a la aglomeración y menos con esas caras que reflejaban la pareja ideal (el hambre y la necesidad) no había alguien que se atreviera a negar la dádiva solicitada por los maestros del engaño (bueno no tanto como los de la “Estafa Maestra”) pero se defienden estos gallos.

 Así iban de feria en feria como los viejos juglares, bueno en este caso de reunión en reunión y de campaña en campaña, sólo que estos no cantaban, solo pepenaban todo lo que podían. Ni tampoco divertían a la gente, al contrario ellos se divertían con las promesas de los candidatos, a veces hasta hacían quinielas para adivinar cuál de ellos diría la mentira más increíble o tal vez la más cínica de todas. Era algo muy difícil de lograr porque la competencia es muy cerrada, ya que hay mucha tela de donde cortar. Pero mientras eso sucede ellos continuarán aprovechando esas “grandes ofertas de temporada” siguiendo el consejo que algún día les diera un famoso y bien recordado gobernador cetemista cuando anduvo en su campaña electoral: “Ustedes agarren todo lo que les den los candidatos, acepten todas las carnadas, eso sí, nada más no muerdan el anzuelo”. Frase icónica de la política en tiempos de campaña. Ellos la acuñaron como propia y la han hecho valer cuantas veces se ha podido, pero a estas alturas de su vida ni viene al caso cuidarse del anzuelo, si ya ni votan, ni participan en ninguna actividad comunitaria, social menos. Ellos ven pasar su vida a través de un vaso, pero un vaso de “Tonayán” o “Tonaya” como se le conoce en el bajo mundo de la pisteada y los clubes de la muerte de todo nuestro territorio nacional.

 En fin, es una de tantas historias que pueden culminarse con la frase consabida que “cualquier semejanza con personajes o hechos de la vida real es mera coincidencia” o pensarse que hay mucho de verdad en estos actores de la vida nuestra de cada día, los “gandallas” que buscan sobrevivir y los “gandallas” que viven de la política y del pueblo, o bien el lector puede darse hasta el gusto de imaginar que este escribano no tuvo el tiempo para brindarles algo mejor. Lo importante es que haya opciones, siempre es de muy buen gusto dejar que el amable lector ponga el final que más le agrade. ¿Usted qué opina?

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.