miércoles, 7 de octubre de 2020

"Dejar huella en la vida"

 


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"Dejar huella en la vida"



Recientemente en mi muro de una de las redes sociales más populares, hice una publicación de carácter personal, sensible, familiar, relacionada con el cumpleaños de mi madre que tiene ya quince años de estar en la morada de Dios. Acompañadas de una de las fotos que más me gustan de ella, compartí unas palabras sencillas que daban la idea de la alegría con la que ella festejaba cada año su natalicio. Llovieron los “Me gusta” y “Me encanta” en dicha publicación. Fueron muchos los comentarios —principalmente de personas que conocieron de cerca a mi madre— dando testimonio de la grandiosidad de su paso por la vida terrena. Mi madre dejó huella en este mundo no sólo por perpetuarse a través de su descendencia, sino por su calidad humana mostrada durante su estancia física relativamente corta.

Entre muchas otras cualidades, destaco en ella la generosidad, ese desprendimiento que siempre le acompañó y manifestó a favor de la familia, conocidos y hasta desconocidos. Una persona llena de nobleza y amor por el prójimo, que siempre daba sin esperar nada a cambio. Alguien a quien le encantaba compartir lo que Dios le proveía, en ese sentido existen miles de historias de las que fui testigo. Por si eso no fuera suficiente para considerarla una gran persona debo decir que, además del apoyo material que brindaba a las personas, practicó también el apoyo moral, emocional. Fue una ejemplar compañera de muchas mujeres que padecieron problemas fuertes, su consejo oportuno y la luminosidad de su sonrisa fueron parte del poderoso arsenal que tenía para apoyarlas en esas duras batallas. Y qué decir de esa alegría contagiosa que hacía las delicias de quienes la disfrutaron en cualquiera de sus momentos, un simple encuentro en la banqueta, en la tienda, en la casa o en un convivio. Mi madre tenía la gracia invaluable de la alegría fácil, el gesto espontáneo, el chiste a flor de piel y esa fina ironía que le sigo agradeciendo haberme heredado. Donde ella estaba la gente reía a mandíbula batiente. Cualquier encuentro casual se convertía en una auténtica tertulia donde las carcajadas eran casi continuas. Para mí era muy fácil saber dónde encontrar a mi madre, sólo bastaba dejarse llevar por el prometedor sonido de la risa. Muchas razones existen para pensar que las personas que vertieron sus comentarios positivos en la mencionada publicación, son testigos que tuvieron el gusto de conocer a esa mujer educada, respetuosa, alegre y generosa que dejó muy marcada la huella de su paso en esta vida terrena.

De ahí la reflexión sentida respecto a qué significado tiene la expresión “Dejar huella”. La respuesta es muy simple por más interpretaciones que se le pudieran adjudicar. El concepto es muy amplio y pudiera tener muchas connotaciones, pero dejemos de lado lo retórico y conceptual para entrar en los términos de la simplicidad como atributo positivo de lo práctico, de lo explicable. Con el ejemplo de mi madre es muy fácil determinar que no se necesita mucho para hacer algo productivo o positivo en la vida, simplemente se trata de dar algo de lo que tienes. Si tienes algo material puedes ayudar pero si no hay algo físico, entonces puedes dar algo moral. El paradigma es fácil de entender y en esos términos puedes dar apoyo moral, consuelo, alegría, sonrisas, abrazos o lo que tú sientas que puede apoyar a la familia y al prójimo en general. Todos tenemos algo positivo en nuestra vida y sólo es cuestión de querer compartirlo.

Existen muchas opciones para describir esta expresión antigua y si bien es cierto que parece un cliché es al mismo tiempo algo axiomático. “Dejar huella” también tiene el lado contrario, es decir como en casi todas las cosas posee ambos polos. Se puede dejar huella positiva o negativa y eso, por supuesto, que también depende de cada quien, de su voluntad o de sus valores. Es muy fácil traer a la memoria a los grandes benefactores de la humanidad en todos los ámbitos del quehacer humano. Han dejado huella positiva quienes incluso nos dejaron grandes legados en las ciencias y las humanidades. Podríamos citar a miles de hombres y mujeres que dejaron huella positiva por su ejemplar entrega a las causas de la humanidad. También podríamos compilar muchos otros personajes cuya huella negativa impactaron en ciertos momentos de la historia y aún se recuerdan sus acciones, aunque recordarlas sea algo triste.

En términos cercanos se me ocurre pensar en algunos políticos contemporáneos que tuvieron la oportunidad de dejar huella positiva en la historia, pero decidieron escribirla a su manera y con el bolígrafo de la tinta negativa. Desafortunadamente no son pocos, sino la gran mayoría los que eligieron ser parte del museo del terror y ser recordados con el desprecio y el rencor de la ciudadanía.

En fin, esto aplica a todos los seres humanos en la vida pública y en lo personal. Todos tenemos la misma oportunidad de dejar huella y se necesita únicamente la voluntad, no se requiere de recursos materiales o de legados trascendentes, sólo se necesita de carácter, decisión y del valor humano de la solidaridad con nuestros semejantes; incluso a veces no es necesario dar nada, sólo basta ser una persona responsable, respetuosa y honorable para dar un buen ejemplo de vida.

Me resulta muy alentador ser testigo de que existen muchas personas que realizan acciones altruistas en favor de la sociedad ahora en la pandemia y mucho antes de que esto ocurriera. Labores permanentes de apoyo a las comunidades alejadas, familias necesitadas, otras que apoyan los sueños de los talentos que sueñan con tener acceso a la música, la danza y otras artes. Es obvio que no me refiero a los que están haciendo campaña electoral anticipada con esa falsa solidaridad que luego cobrarán con votos, se convertirán en gobierno y posteriormente dejarán la huella negativa de la que aquí hemos comentado.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.

Falleció la Maestra Alma Georgina Olimón Sánchez

 SAÚL LLAMAS ARROYO / Periodismo Nayarita

Guadalajara, Jal.-  Se nos han adelantado algunos compañeros(as) de nuestro C.N.R. de Ciudad Guzmán Jalisco. La Mtra. Alma Georgina Olimón Sánchez, murió el 15 de septiembre del año en curso, en la ciudad de Tepic, Nayarit, donde radica su madre, pues su padre, el Profr. Leopoldo Olimón Validez, murió hace años, fue un compañero y amigo, muy dedicado a la docencia y al deporte, convivimos, nuestra infancia y juventud, en el hermoso y culto, de Bellavista Nayarit.

Nació la Mtra. Georgina, el 23 de abril de 1965, en Tepic Nayarit, es la mayor de cinco hermanos, su madre Libo Sánchez, muy dedicada a la formación de sus hijos. Sus estudios los realizó:

Preescolar:    en la escuela Jardín de niños Rosa Navarro.

Primaria:        en la escuela Juan Escutia

Secundaria:   en la escuela técnica nº 1

Normal:      Ciudad Guzmán Jalisco (CNR). (1980-1984), distinguiéndose como una alumna dedicada, disciplinada, amable, lo que permitió hacer muchas amistades.

 

Inició a ejercer su profesión en Atotonilco El Alto, Jalisco (1984-1986), continuó en Tamazula de Gordiano, Jalisco (1986-1991), se retiró del servicio educativo en la población de Zapoltiltic, Jalisco, donde se desempeñó en la secundaria de esta localidad, donde dejó huella en su cátedra y se jubiló en el año de 2017.

A sus 25 años contrajo matrimonio con el joven Héctor Gómez Grajeda, en enero de 1987, en Ciudad Guzmán Jalisco, fue un matrimonio ejemplar, responsable y amoroso, tiene tres hijos.

Mis condolencias a toda la familia Olimòn Sánchez, mis queridos paisanos, con los que disfrute muchos momentos agradables., que Dios la tenga en su Santa Gloria., Descanse en Paz.

Nota: Me informaron que también falleció la respetada y jovial colega Mtra. Ana Beatriz Guerrero Flores, de la cuarta generación de la Normal de Ciudad Guzmán Jalisco, (CNR), hija de nuestra querida e inolvidable Maestra Magdalena Flores.