miércoles, 12 de julio de 2017

"La última y se van"


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita




"La última y se van" 


Me había prometido no escribir esta semana nada que estuviera relacionado con la política, ni local ni nacional. Me dije con cierta seguridad que era momento propicio para una buena historia, algún relato o incluso una anécdota que valiera la pena. Pero creo que me he vuelto a fallar a mí mismo y no sé si podré perdonarme pronto. El caso es que no pude evitarlo y aquí estoy en un tema recurrente que me tiene muy interesado. Me refiero al caso del señor gobernador nayarita. (Humm otra vez el burro al…)

El punto es que me tiene altamente impresionado por su excelsa actuación ante las cámaras de los medios de comunicación que no cinematográficas, porque de serlo así estaría desde ahora candidateándose para ganar el “Óscar de la Academia” al mejor actor. Después de tanta tinta, videos, dimes y diretes, testimonios y cuanta cosa ha salido para señalar que este señor es ya un personaje del nivel de Javier Duarte o incluso que el jarocho parecería un “niño de biberón” comparado con nuestro “gober precioso” (Este mote si le gusta matarile, lire, ron). Lo ves en entrevista y no cambia su “rollo”, hasta entorna sus ojitos para decir que “para lo limpio ni jabón se ocupa. La verdad no sé qué pensar a veces, si de plano es un cínico de tamaño colosal, alguien le prometió impunidad a toda costa o está utilizando la misma estrategia de Duarte (La Marrana) que decía que “nunca se iría de Veracruz” y esa misma noche se fugó.

Desde mi punto de vista creo que hay suficientes pruebas de la corrupción que existe en esta administración. Que es de dominio público que están intentando desmantelar los emporios ganaderos y demás activos que, para su desgracia, fueron documentados audiovisualmente desde hace tiempo. Además de esto hay otras cosas que no han sido consideradas por él en su “pureza fantástica”. Me refiero a muchos otros aspectos que están ahí visibles, cómo el enriquecimiento inexplicable de muchos miembros de su gabinete, el reparto indiscriminado de puestos relevantes en el poder judicial como son los magistrados y magistradas sin perfil y sin méritos, las concesiones diversas, las notarías otorgadas, la opacidad absoluta en el manejo del fondo de pensiones de los trabajadores sindicalizados de gobierno, su ostensible complicidad con la negra historia del ex fiscal, la responsabilidad en la adjudicación de obras, el moche (“diezmo” y hasta “veintezmo”) en las mismas, la deficiente calidad y vicios ocultos de las “grandes obras”, el “olvido involuntario” de las tropelías de su compadre García Villela que clonó cientos de permisos de taxis y sólo se detuvo a un chivo expiatorio que salió libre con fianza de tres mil pesos, el affaire de las vacas australianas, entre otras lindezas. (Uf, necesitas de buena condición física para hacer la lista completa de cochinadas de este hombre y yo no la tengo)

Sé que estas cosas ya están más vistas que las películas de Pedro Infante, pero pues ahí están, en espera de formar parte de un proceso jurídico que la ciudadanía ansía se entable en contra de este gobierno corrupto. Esa es la parte maquiavélica de todo este asunto. Existen sentimientos confusos en los ciudadanos. Existe hartazgo, coraje, por esta situación, pero también existe una gran duda acerca de ver si al fin la justicia se aplicará con todo su rigor o volveremos a ver la sonrisa socarrona de la impunidad, como sucedió con el Toro Gonzalez Curiel, que según sería encarcelado por ejercicio indebido del poder público, malversación de fondos y otras tantas cosas y no fue así. Al contrario, no sólo no fue castigado sino se le premió con la delegación estatal de la CONAGUA (la caja chica de las campañas políticas). Se ejerció presión social, con marchas y redes sociales, para hacer justicia y lo único que se logró es que lo cambiaran de sede y le dieran la delegación zacatecana. (Uy que malos, que castigo tan cruel) ahora anda el gordito dando pronósticos de lluvia y haciendo fechorías en aquella entidad. Fue un castigo tan drástico como el que se le aplicó al cardenal Francesco Coccopalmeiro, quien organizó una orgía gay en El Vaticano y se le envió por ello a un retiro espiritual (pobrecito prelado).

Sobre casos de la aplicación correcta de la ley, saldríamos perdiendo si hiciéramos un balance. De esas terribles experiencias se desprende ese sentimiento de duda o escepticismo. No es para menos si tomamos en cuenta tantos casos de ese talante que registra nuestra historia social y política contemporánea. Pero a pesar de ello debemos sacar fuerzas de flaqueza y seguir empujando con la fuerza del coraje y la fortaleza de la unidad.

En Nayarit, se dieron muestras contundentes de que la sociedad reprobó inmisericordemente al partido en el poder y sobre todo a la desastrosa administración realizada por el gobierno “valemadrista” de Sandoval y compañía. A la gente, sobre todo a la de condición más humilde, se le ha deslumbrado con la engañosa apariencia de la realización de muchas obras y acciones (mal haría un gobierno si no hace esa parte de su trabajo si se le paga para eso), pero la gran mayoría de ellas están salpicadas de corrupción, tanto por la perversidad de su adjudicación como por la mala calidad de las mismas, condición que ha sido exhibida por el paso natural del tiempo y por los fenómenos naturales como las lluvias recientes. La gente ignora que muchas obras, sobre todo “las grandes” se constituyen en la oportunidad ideal de hacer “grandes negocios” que favorecen a los grupos que regentean la industria actual de la construcción de obra pública. Algunas de las pequeñas son las que sirven para impresionar a la gente que ve en esas migajas, en esa entrega casi asistencial de infraestructura sencilla, al “bendito protector” de su localidad, a su samaritano, “San Roberto de Calcuta”.

Se quedan en el tintero muchas cosas que comentar, pero como ya dije antes, esta mancha negra en la historia política de Nayarit, requiere de mucho espacio, mucha tinta y mucha energía. En el aspecto administrativo ha sido de lo peor que yo he visto en mi vida profesional. Jamás había presenciado tanto desprecio por la normatividad, el buen hacer y el buen trato al personal. Pocas veces se habían poblado las dependencias con tanto pelafustán. Gente prepotente que no tiene la menor idea de lo que es una oficina de gobierno, que maltrata y desdeña a la gente humilde, especialmente a las trabajadoras de intendencia. Gente sin ética alguna que ha llegado a extorsionar y explotar casi como esclavos al personal de las secretarías, sobre todo a los que hacen trabajo de construcción o de mantenimiento, bajo la amenaza de quitarles su empleo o descontarles días de su salario. Pocas veces se había visto algo así, al grado que como nunca se están contado con ansiedad los días que faltan para que se vayan, aunque no se irán todos, porque la última gracia, y creo ya una estrategia malintencionada del gobernador, es que está dando bases sindicales a los directores y directoras generales en las secretarías para dejar su huella, su sello personal, el estigma de la tristemente célebre historia de un auténtico sátrapa. 

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