lunes, 13 de mayo de 2013

Me Lleva el Tren


Por: José Manuel Elizondo Cuevas.

Creo que al menos una vez en la vida, todos hemos escuchado la famosa frase: “Estoy que me lleva el tren”.

Por lo general, esta frase la usamos en México para decir que estamos furiosos o en forma más coloquial, como sustituta de la aún más famosa: “Estoy que me lleva la %&”#*+…”

Digamos que esta última frase, es la que más se acerca a la expresión generalizada de los conductores cuando estamos a punto de cruzar la vía del ferrocarril que se ubica en las cercanías de la Avenida Insurgentes, en el Boulevard Gobernadores para ser más exacto. Estamos cerca de hacerlo o quizá a unas calles de llegar al sitio y justo, en ese momento, pasa la imponente mole de hierro del ferrocarril, más conocido por nosotros como el tren.

Ahí nos quedamos atorados, a veces unos cuantos minutos, cuando bien nos va. Pero, en más de una ocasión, me ha tocado permanecer estático más de veinte minutos, incluso mejor he tenido que darme la vuelta y rodear por el Fraccionamiento Lagos del Country para incorporarme de nuevo a la circulación en la Avenida Insurgentes.

Es realmente muy incómodo, sobre todo cuando se tiene la premura de llegar a tiempo, ya sea al trabajo, a la escuela, a la cita médica o a cualquier otro compromiso y ves con desesperación una pared de fierro que no sólo está inmóvil sino que en muchas ocasiones se pasea juguetonamente de un lado a otro, mientras que los conductores y algunos peatones estamos que “Nos lleva el tren”.

El comentario me pareció obligado porque en los primeros días de este mes, noté que el ferrocarril pasó un mayor número de veces, al menos en el cruce al que me he venido refiriendo. A golpe de costumbre, sobre todo por el “melodioso” sonido  de su claxon, me puedo percatar desde la comodidad de mi casa, cuando el mastodonte sobre rieles está haciendo su paso triunfal, arrancando una buena cantidad de mentadas, de ambos lados de la vía.
Según mis modestas apreciaciones, el pitido del gigante de acero se escuchaba cerca de las seis de la mañana, a veces por la tarde y otra por la noche, así como las comidas, tres veces al día. Pero últimamente lo escucho a cada rato y me lo encuentro a cualquier hora que intento cruzar esas vías.

Me parece una verdadera lástima que una vialidad tan buena, incluso espectacular, tenga tan poca utilidad cuando sucede lo que estoy comentando. Es como pasar tan sólo en unos minutos de lo sublime a lo ridículo.
Aclaro que no es una crítica directa a las gestiones gubernamentales que hicieron posible esta obra, al contrario, son bienvenidas ese tipo de acciones, sólo es un lamento normal, un sentimiento de resignación por el sufrimiento cotidiano de los que usamos esta ruta.

Mucho se ha comentado sobre las posibles soluciones a esta problemática, que más que una simple cuestión vial adquiere matices de un asunto de desarrollo urbano. Esto obedece, en gran parte, al crecimiento natural, aunque un tanto desordenado, de la ciudad, que ha rebasado cualquier previsión sobre las consecuencias que tiene el hecho de que el ferrocarril cruce por varios puntos de nuestras calles.

Una de las soluciones, quizá la más idónea, pero también la más cara, sería la realización del proyecto del libramiento ferroviario, o dicho de otro modo “sacar las vías” de Tepic. Es obvio que por la naturaleza del proyecto, las implicaciones jurisdiccionales y los estudios previos, tanto de impacto ambiental, derecho de vía, cambio de uso de suelo, entre otros, así como la propia infraestructura, se estaría hablando de una inversión aproximada de mil quinientos millones de pesos (según fuentes federales) proyecto en el que también se considera la construcción de una nueva estación del ferrocarril allá por la localidad de San José de Costilla en el Municipio de Xalisco.

Otra solución quizá más viable, en razón del monto de la inversión, sería la construcción de pasos a desnivel en el Boulevard Gobernadores y en el cruce de la Av. Guadalajara y Boulevard Colosio, obras del mismo tipo de la que recién se inauguró en la Av. Aguamilpa de La Cantera, que tuvo un costo aproximado de 76 millones de pesos.

En mi opinión, cualquiera de las soluciones que comento en esta nota pueden ser factibles, sobre todo si se sigue cristalizando la cercanía del Gobernador Roberto Sandoval con el presidente Peña Nieto, además que el mandatario nayarita tiene interés en este asunto desde que fue alcalde de Tepic. Por otro lado, parecer ser que hay acercamiento de los gobiernos federal y estatal con FERROMEX, para analizar aspectos relacionados con los futuros proyectos de pasos del ferrocarril y por el otro, resulta prometedor el entusiasmo que ha dejado ver el actual Secretario de Obras Públicas, Gianni Ramírez Ocampo, para “echarle los kilos” a las “Grandes Obras”, esperemos que esta historia tenga un final feliz.

Estoy muy consciente de que este tipo de proyectos, por su propia magnitud, requieren de mucho tiempo para su realización, así que debemos armarnos de paciencia, sin perder ni la ilusión ni el entusiasmo, pero en tanto esto se concreta, sería muy bueno que las autoridades normativas, la SOP o el propio gobernador gestionaran o conciliaran con FERROMEX, la regularización de los horarios de cruce y maniobras para reducirlas al mínimo, si esto fuera posible. Todo con el justificado afán de que “NO NOS LLEVE EL TREN”.  

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO – LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA- COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com

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