Guadalajara,
Jal; Oct., 27, 2013.- Más de 54 jóvenes
feministas diversas: lesbianas, bisexuales, heterosexuales, indígenas, mujeres
afro, trabajadoras, desempleadas, estudiantes, organizadas, de partidos,
independientes, de los estados de Hidalgo, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Jalisco,
Yucatán, Aguascalientes, Estado de México, DF, Baja California Sur, Chihuahua y
Puebla irrumpieron hoy la asamblea general del Noveno Encuentro Nacional de
Feministas para demandar el fin de la impunidad ante los feminicidios y la
violencia sexual y la activación de la alerta de género.
Tras denunciar todas
las formas de discriminación contra las mujeres, denunciaron que las políticas estatales,
lejos de contribuir a la integración de las juventudes y a la ampliación de sus
posibilidades, a través de sus iniciativas legales y políticas, lo que hacen es
profundizar la marginación y criminalización, orillando a la juventud al
narcotráfico, actividad que es supuestamente enfrentada por parte del mismo
gobierno con una estrategia de militarización que violenta sistemáticamente los derechos humanos,
particularmente de las mujeres y a las juventudes.
Ovacionadas por un
grupo de participantes en la asamblea y reivindicando su derecho de opinión
como sujetas políticas rechazaron el
Pacto por México y sus reformas estructurales así como todo tipo de iniciativas
legales que criminalizan y violentan a las mujeres, jóvenes y niñas y
denunciaron el hostigamiento, la
tortura y el terrorismo sexual sistemático que viven en el contexto de la falsa
lucha contra el narcotráfico y en la represión de los movimientos y la protesta
social, ejecutadas por agentes del Estado.
En más de una ocasión
hicieron referencia a que las jóvenes
feministas forman parte activa y presente del movimiento y rechazaron lo que
ellas denominaron la apropiación adultocéntrica de los espacios y acciones de
este Noveno Encuentro Nacional de Feministas
“nos resistimos, señalaron, a discursos paliativos que simulan inclusión
y no nos consideran como luchadoras pares, limitando nuestra autonomía al
controlar recursos y procesos que nos corresponden, ya que nos aleja, de la
participación y decisión política”.
Mientras exhibían
carteles en donde se podía leer que los encuentros de mujeres debían ser
gratuitos, independientes y resolutivos exhortaron a apropiarse de las calles y
de otros espacios a través de acciones pacíficas utilizando diversas formas de
expresión
También se
pronunciaron en contra de quienes tenían la tarea de organizar este Encuentro por
las altas cuotas de recuperación que se
cobraron ya que estas excluyen a miles de mujeres trabajadoras, campesinas y
estudiantes entre otras y pidieron realizar una convocatoria más amplia e
incluyente así como trasparentar el uso de los recursos que se recibieron.
Finalmente se comprometieron
a fortalecer las redes de jóvenes feministas a nivel nacional y regional y
pidieron que se incorporaran las demandas de las jóvenes feministas en las
agendas de las juventudes y en el movimiento feminista y que se diseñen campañas
para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
Cuando todo parecía
volver a normalidad, y las participantes se reacomodaban para continuar con la
asamblea otro grupo de jóvenes hizo presencia. Unas 20 jóvenes que pertenecen a
diferentes organizaciones que reúne a las mujeres lesbianas, comenzaron una caminata por el frente del
presídium y desplegaron carteles en donde se decían que “soñar tiene costos
políticos”.
Afirmaban que los
encuentros feministas nacionales o latinoamericanos están lejos de de ser
jornadas autogestivas, autónomas y ecológicas y que los financiamientos para la
realización de este tipo de jornadas condicionan los discursos, la amplitud de
los temas que se quieren tratar y las agendas.
Y mientras algunas
mujeres intentaban restablecer el orden para poder continuar con la Asamblea, este
grupo exigía un espacio de reflexión del encuentro sobre el feminismo lésbico
autónomo y construir propuestas de cara al próximo Encuentro Lésbico Feminista
que se realizara el año que viene en Colombia.
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