miércoles, 12 de marzo de 2014

El Hombre Invisible

JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita

Tepic, Nay; mzo 12, 2014.-  Es muy probable que mis amables lectores asocien de inmediato el título de este artículo con aquella vieja novela escrita por el inglés Herbert George Wells que se publicó en el año de 1897.

Creo que mucha gente conoce la trama de esa novela de ficción en la que el personaje es un científico que cambia el índice refractivo de sí mismo haciéndolo coincidir con el del aire, con lo que provoca que su cuerpo no absorba ni refleje la luz y con ello se hace invisible. Esta historia ficticia no termina bien ya que el personaje jamás logra revertir el proceso de invisibilidad y su mente se trastorna por las dificultades que encuentra para poder convivir con sus semejantes en esas condiciones, provocando miedo y confusión, hasta que termina asesinado por una turba.

Más allá de la novela, por supuesto que basadas en su éxito, se hicieron muchas adaptaciones de esta famosa historia llevándola a la pantalla en varias ocasiones, siendo también la trama de varias series radiofónicas y  televisivas, obras de teatro e historietas.

Pero la temática de hoy no se refiere a la forma científica de hacerse invisible. Esta vez la opinión se relaciona con la pésima actitud y mal comportamiento de muchas personas que logran tener la calidad de invisible, evidentemente que hago alusión a esa conocida frase coloquial "No lo puedo ver ni en pintura" que usamos para decir que alguien no nos cae bien.

Es muy común que usemos esa frase en nuestra vida cotidiana y si no lo decimos verbalmente por lo menos lo pensamos. El término invisible, también se puede usar para aludir a los maestros y a los legisladores faltistas. En fin, tiene muchas opciones para su aplicación, dependiendo de las circunstancias y del ingenio para usarlo.

En mi caso, lo uso para nombrar por ejemplo al salario mínimo mexicano y para referirme al obeso y prepotente vecino que es un ejemplo de desconsideración. Un tipo maleducado, a pesar de trabajar en la UAN, que bien puede pasar por encima de ti y no te  saluda, eso aunque es algo inusual no importaría tanto y no lo tomas en cuenta, pero ya cuando se estaciona en tu cochera obstruyendo la salida de tu carro ahí ya cambia la cosa. Cuando hace sus tremendos escándalos en noches etílicas interminables, azotando sus puertas y con la música estridente ahí ya cala un poco porque además de ser muy frecuente es de "carrera larga".

Aún recuerdo el coraje que me hizo pasar una de tantas noches, cuando uno de sus "felices" acompañantes estacionó su coche bloqueando mi cochera. Llegué en mi vehículo y me estacioné cerca de mi casa pensando en un rato más le pido de favor que despeje mi portón para meter mi carro, pero vaya sorpresa que de pronto se fueron los habitantes del "castillo de la pureza" y regresaron hasta después de las tres de la mañana, era tiempo de frío y obvio mejor dejé mi coche en la calle. De pronto piensas que tal vez mañana se acerque y te pida una disculpa, pero todo lo contrario te encuentra y separando sus brazos de su voluminoso cuerpo te pasa por un lado, campante y orgulloso como pavo real, de tal forma que si no te quitas te atropella. Este tipo, mi craso y soberbio vecino, es uno de los hombres invisibles que yo conozco actualmente.

Creo que en nuestra vida todos hemos tenido contacto con este tipo de gentes. Existen muchos individuos que parece que hacen hasta lo imposible por caerle mal a la gente. Gente desconsiderada que no tiene la menor idea de lo que significa la convivencia social. No le dan importancia al saber convivir de manera pacífica y amable con sus vecinos en la colonia, con sus compañeros de trabajo, en el deporte, en la escuela, en cualquier sitio y en cualquier actividad.

Uno de los grandes valores que les he inculcado a mis hijos es el respeto a las personas, la amabilidad en el trato por más ocasional que éste sea. Un buen trato siempre será una excelente tarjeta de presentación de las personas. Una palabra cálida, un ademán amistoso o una franca sonrisa casi siempre te traerá una respuesta favorable de la gente y te abrirá puertas en la vida. Una persona considerada  siempre será bien vista en cualquier lugar que se presente. Por ejemplo yo puedo pasear por cualquier localidad del Municipio de Tecuala con absoluta confianza que al decir mi apellido recibiré un comentario amable, un buen recuerdo, incluso un agradecimiento por lo que mi papá, siendo alcalde hace más de tres décadas, hizo por la gente de esos lugares, así que yo trato de mantener esa tradición para orgullo de mi querido padre.

Ese es un buen ejemplo de la importancia que tiene ganarse la buena voluntad de las personas y no como el caso contrario de muchos políticos en puestos de elección popular u otros funcionarios que desaprovechan la oportunidad de servir y tratar bien a la gente y a sus trabajadores subordinados para ser merecedores del reconocimiento, del saludo amable y la sonrisa al pasar por la calle después de dejar sus cargos, pero en cambio sólo encuentran el desprecio  de la gente o su indiferencia, que también ésta última es una buena manera de convertirte en un hombre invisible.

Usted amable lector ¿Cuántos hombres invisibles conoce? O en su defecto ¿Cuántos hombres invisibles cree que habrá después de terminar este sexenio?

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com


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