Ya
entrada la noche cavilaba sobre varias cosas. De momento hasta se me cruzaban
las líneas, como dicen los vagos del lenguaje. Pensaba que de tantas cosas que
suceden, de manera vertiginosa a veces, es necesario tener una gran capacidad
de atención para estar al tanto de todo.
Por un
lado se podría pensar que tantos sucesos pueden confeccionar y presentarnos un
panorama abrumador, pero por otro te das cuenta que los asuntos se desvanecen o
pierden efervescencia en menos de lo que canta un gallo tartamudo. Algo así
como las olas del hermoso océano pacífico, que en el reventadero se ven
amenazadoras y bufan su poderío pero, a medida que se acercan a la playa, se
van debilitando hasta llegar a mojar tus pies con suavidad.
Por
supuesto que esta parábola oceánica no intenta mitigar, mucho menos hacer
olvidar los devastadores efectos que muchos de los sucesos, la mayoría
infaustos, traen a la sufrida ciudadanía. El panorama del que hablo sigue
siendo aterrador, sólo que son tantas las cosas que pasan, que se suscita una
especie de auto jerarquización de ellas.
Las noticias y los hechos se adueñan de la escena pública y se quedan ahí hasta que
aparece otra de mayor jerarquía. No siempre la posición en esa hipotética tabla
es marcada por el peso específico del hecho, como a mi juicio debiera ser. En
este aspecto hay que considerar el manejo de la información que hacen los
medios de comunicación, la mayoría de ellos controlados por los gobiernos y
grupos de poder. En nuestro país cuesta trabajo encontrar el factor objetividad
en la noticia o en la opinión. Son contados los medios y los periodistas que
tienen bien ganada su reputación de imparcialidad en su dicho y compromiso con
la verdad, pero afortunadamente aún existen estas opciones.
No sé
hasta qué punto tenga que ver este manejo de la información con la jerarquía
que hoy tiene el caso Ayotzinapa, por ejemplo. Un tema que por su propia
naturaleza no debe pasar a segundo término ni por razones de tiempo ni por otro
motivo. Me pregunto si la razón por la que ya no escuchamos las protestas con
la misma intensidad, sea que el control mezquino de la información ha rendido
frutos o quizá porque hay otras noticias que acaparan la atención de las
audiencias. Hace escasos seis meses este caso cimbraba a la sociedad mexicana y
generaba la solidaridad internacional, hoy, salvo las noticias que producen las
protestas de los padres de las víctimas, el peso de la tragedia se ha ido
diluyendo lenta y lastimosamente, algo que me parece una desdicha aún mayor.
Se
entiende que en este momento haya noticias que acaparen la atención, cómo es el
caso Aristegui, a quien admiro, respeto y apoyo. Estoy absolutamente de acuerdo
que de ninguna manera se debe dejar pasar una afrenta de esa naturaleza a quien
simboliza el valor y la idoneidad de la libertad de expresión. Soslayar la
atención a este asunto sería tanto como permitir que la represión, la
intolerancia y la censura, ejercidas por los que detentan el poder, obtuvieran
una ventaja casi definitiva en su intento de callar las bocas y apagar las
conciencias. En este contexto, no debemos quedarnos quietos ni sumisos, hoy más
que nunca debemos participar en torno a la defensa del derecho a la información
y en apoyo a quien ha sido castigada por decir la verdad, a quienes han sido
reprimidos por desnudar la corrupción e impunidad que existe en los círculos
del poder.
Aquí es
donde tiene sentido lo que citaba en el prefacio, cuando me refería a la
capacidad de atención que se debe tener para no descuidar ninguno de los
asuntos, por abundantes que éstos sean. En pocas palabras quiero decir que no
debemos dejar en segundo término un asunto como el de Ayotzinapa para sólo
ocuparnos de Aristegui o de algún otro. Hay varias razones para fundamentar
esto. Una de ellas es que el común denominador de ambos casos es la corrupción,
actos ilegales auspiciados por la impunidad. Si analizamos las generalidades de
los dos asuntos, nos encontramos con el mismo protagonista. La violencia
agresiva de los grupos delictivos y los policías corruptos que los apoyan,
dueto culpable del acto criminal en contra de los estudiantes, tiene su génesis
en la complicidad del gobierno federal al no aplicar la ley para actuar en su
contra y quién es el responsable de ello, Peña Nieto. En el caso Aristegui
versus MVS, el reportaje de la famosa "Casa Blanca" afectó los
intereses directos del presidente y su cómplice esposa, entonces quien dio la
orden de despedir a la periodista y a sus colaboradores, Peña Nieto.
Cómo
pueden ver no hay casos aislados, todos tienen el mismo origen y los
protagonistas son los mismos. Por esa razón opino que no debemos dejar de lado
un caso para pasar a otro, hay que darle seguimiento a todos los temas que
tengamos en la agenda nacional y local porque, de una u otra forma, todos están
relacionados entre sí.
Por eso
la invitación a permanecer alertas a nuestro entorno, empezando por nuestras
familias, nuestra localidad, nuestro estado y nuestro país. Debemos rescatar la
motivación, la fe en nosotros mismos. Es básico estar conscientes de que
nuestra fuerza social está en la suma positiva de nuestras individualidades. Intentemos
ser más participativos en las decisiones que nos competen como ciudadanos, hay
muchas cosas que aún se pueden recuperar. Una de ellas sin lugar a dudas es la
dignidad. La dignidad de las personas y de las sociedades. No debemos permitir
más abusos ni más humillaciones, ni de los ladrones encubiertos ni de los
oficiales. No debemos esperar que nuestro país llegue a los extremos, como los
que se están viviendo en países latinoamericanos hermanos. Aún estamos a tiempo
de resolver este galimatías que tenemos por país. Para ello se requiere estar
atentos, informados y unidos. De esa manera podremos exigir: No más abusos en
las cargas impositivas, no más saqueos del erario y los recursos naturales, no
más plurinominales, no más reformas lesivas a la clases desprotegidas, no más políticos
corruptos, no más gobernadores autoritarios e insensibles, no más pobreza, no
más censura, no más represión.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.
No hay comentarios:
Publicar un comentario