JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita
"Día de perros"
Con
frecuencia las personas usan la frase “hace un día de perros” cuando alguna
circunstancia atmosférica severa, sea lluvia o frío, está causando estragos en
algún lugar o cuando tuvieron un mal día. Viene al caso por la lluvia pertinaz que
en nuestra ciudad provoca el huracán “Sandra”. Ante el acuoso escenario de hoy debería
decir mejor “noche de peces”, digo para ser más congruentes con el momento.
Esta arcaica
expresión “hace un día de perros” se ha venido deformando a través de los años,
las culturas y las modas, hasta llegar al punto en que nada favorece a los
nobles perros. La única relación que tiene esa frase con estos maravillosos
animales que nos alegran la vida, nos hacen compañía y nos brindan su lealtad
es sólo de tipo astronómico. Les explico enseguida.
Como
muchos de ustedes saben, hay un fenómeno natural de calor intenso que se da en
la temporada de verano que se le llama “Canícula”. Este fenómeno es especialmente
perceptible en las zonas costeras y áridas de nuestro país. Pues bien, ese
término proviene de can o perro, en razón directa que cuando el calor estaba a
su máximo nivel se debía a que aparecía la constelación del Can Mayor (Canis
Major). Así pues, cuando hacía un calor de los mil diablos se decía es un día
de perros. Hoy se aplica también, como mencionaba en mi proemio, a días
lluviosos, nevados, cualquier clima extremo o cuando tienes un mal día en
cualquiera de los sentidos. Pobres
perros que les endilgaron esta expresión, cuando una de sus virtudes es hacer
más placenteros los días de las personas que amamos a las mascotas.
Por
fortuna existen expresiones, también muy coloquiales, en las que se rescatan algunas
cualidades de los perros, como la famosa: “Está perrón” para decir que algo
tiene muy buen nivel; el típico: “Fulano está perro” cuando se intenta alabar
la capacidad de alguien en cualquier ámbito o materia y el caso cuando se
quiere enaltecer una decisión que se defenderá con valentía: “Defenderé como
perro”. Yo sigo insistiendo en exaltar la lealtad que logran desarrollar esos
incomparables animalitos hacia quienes los cuidan, los alimentan y les
proporcionan una vida más que decorosa.
Aquí
justo en este punto y en referencia a las últimas líneas del párrafo anterior,
hablando de perros y lealtades, es donde se asoma el “a propósito” del título y
el tema de hoy. Creo innecesario comentar que se trata de una interpretación “a
contrario sensu”.
Está
más que comentada la actuación de los legisladores de nuestro país, sean
federales o estatales. Reconociendo rarísimas excepciones, han quedado mucho a
deber en su “trabajo”. Estas historias están documentadas en los acervos
legislativos, pero mucho mejor en el registro social cotidiano, que ejemplifica
con claridad pasmosa la pesada lucha diaria por sobrevivir que realizan las mayoritarias
familias con economías depauperadas. Eso nos indica una actuación no sólo de
baja calidad, sino tendenciosa, amañada, servil a los intereses neoliberales y
por ende contrarios a la soberanía del pueblo.
Han
sido reiterados mis intentos por comentar a la ciudadanía en qué consisten y
cómo se han confeccionado cada una de las modificaciones a las leyes primarias
de México, popularmente difundidas como “reformas estructurales”. Esto no es
nuevo. Este proyecto neoliberal se preparó hace décadas. Es un plan urdido hace
muchos años en los escritorios de la oligarquía financiera internacional y se ha
ido ejecutando paso a paso. Un ejemplo claro es la reforma al artículo 27
constitucional en 1992, mediante la cual se permitió al fin la venta de las
tierras ejidales y comunales bajo el pretexto de “proteger” a los ejidatarios y
comuneros de la venta ilegal y poder incorporarlos de manera “ordenada” al
desarrollo urbano legal. Los resultados están a la vista, ejidatarios y
comuneros sin tierras y sin dinero. Ni que decir de las reformas recientes que
por sí solas están mostrando poco a poco su ineficacia para favorecer a los que
menos tienen porque para la clase privilegiada ha sido muy redituable, como se
esperaba.
En este
escenario, que intenta ser lo más didáctico posible, se puede apreciar la
deslealtad de los diputados federales y locales al hacer su labor. En el más
estricto de los sentidos, se supone la existencia de una independencia formal
del poder legislativo ante el ejecutivo. Éste ha propuesto al congreso iniciativas
de ley que son auténticos golpes bajos a los intereses populares. Sin embargo, el
legislativo las ha aprobado como si nada. Claro que a cambio reciben una buena
“mochada” que incrementa sus elevadísimas percepciones salariales.
Así más
o menos el panorama. Esta lastimosa situación se ha convertido en el sello de
la casa. La política en todas sus expresiones se ha saturado de estos
especímenes que sólo piensan en enriquecerse en los tres o seis años que están
conectados a la famosa ubre del erario. Ellos votarán a favor de todo
lo que les proponga el presidente en turno, quien funge como “representante legal”
de la empresa mundial que manipula los hilos de la economía, la política y el
destino de los pueblos. A los electores, que son quienes “los alimentan y les dan una vida
más que decorosa, a esos que “se los lleve la tiznada”. De todos modos votarán por
los mismos de nuevo.
En el
ámbito local pasa de la misma manera. Los diputados del congreso estatal, no
sólo votan favorablemente todo lo que les envía el gobernador sino que se
arrastran vergonzosamente ante su caprichoso proceder. Se constituyen en símil
del circo romano y someten con la fuerza numeraria de su camarilla, aplastando
todo razonamiento, toda argumentación que intente oponerse a los deseos del
sátrapa que paga con favores económicos o políticos sus devaneos. No les
importa lastimar y humillar cuantas veces sea necesario al único pagano de
estas desleales prácticas políticas: El sufrido pueblo.
Ejemplos
de estas iniquidades existen a raudales y son de dominio público. Un grupo de
mercenarios comandados por un tipo pusilánime, exento de auténtico liderazgo.
Una caterva de inútiles que nada tienen que ver con la lealtad y compromiso con
las causas populares. Esto se ha comprobado en distintos escenarios y momentos
específicos. Por mencionar sólo algunos recuerdo el nombramiento de magistrados
y la glosa del informe. En este momento de crisis económica tuvieron la
oportunidad de congraciarse un poco con el pueblo, pero prefirieron “mayoritear”
de nuevo a la oposición y aprobar un sablazo más al maltrecho pueblo nayarita,
el pago del inconstitucional impuesto de la tenencia y el abusivo “reemplacamiento”
vehicular. Desde mi punto de vista eso es una deslealtad.
Entonces,
si parafraseamos la susodicha expresión, entendiendo que realizar esos pagos
será un mal día para los ciudadanos, o sea “un día de perros” y explicado
también lo de la lealtad. ¿Se podría aplicar el término “un congreso de perros”
o no? ¿Usted qué opina amable lector?
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.
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