miércoles, 20 de abril de 2016

"Teatro universitario"


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita



"Teatro universitario"


Una silueta caminaba presurosa por los pasillos de la unidad académica, mientras la tarde caía doblegada por el manto oscuro de una cálida noche de abril. Una leve racha de aire fresco acarició con benevolencia el rostro preocupado de nuestro personaje. Se trataba del Secretario General de la Universidad, el Dr. Jesús Corona, quien cada vez apuraba más el paso como si de ello dependiera su vida o tal vez sólo sea la urgencia de alcanzar la consoladora soledad del sanitario.

Al parecer no adiviné en ninguna de las opciones. El doctor Corona entró de prisa en una elegante oficina donde ya le esperaban varias personas. Se nota mucho nerviosismo en el ambiente. Se ve que será una reunión bastante tensa.

- Lo estábamos esperando Corona, ya sólo faltaba usted y el director de administración.- Exclamó apurado el personaje que al parecer dirigiría la misteriosa reunión.

- Estoy a tiempo señor, es la hora justa a la que fui citado. Espero que el licenciado Guardado no se tarde mucho para poder iniciar.

- Pues Dios guarde al licenciado Guardado si llega tan tarde como acostumbra. Esta vez no se lo voy a perdonar.- Insistió con determinación y con cierto coraje el Rector Oscar Pérez.

Pasaron algunos minutos. Finalmente el grupo estuvo completo y de inmediato dio inicio el encuentro entre representantes de las diversas áreas de la Universidad de Marras.

No podía escuchar con claridad los alegatos de quienes hasta ese momento habían intervenido, así que me acerqué lo más que pude sin ponerme en evidencia. Desde esa nueva posición ya pude oír con claridad todas las ponencias. Era el rector Pérez el que más levantaba el volumen de su voz, sobre todo cuando alguno de los interlocutores parecía contradecirlo.

- “A mí me vale m…eso, Torrado”. Yo lo que quiero es que no me estén jodiendo cuando me vaya. Necesito que me tapen todos esos “hoyos negros” que salieron en la auditoría interna. A ver tu Benítez. ¿Cómo está eso que no aparecen varios millones de la partida equis?

- Pues sí, señor. Y no es sólo ese faltante, hay varios gastos que no se han podido comprobar y no son cualquier cosa. Disculpe que se lo diga pero es una verdad tan grande como el Estadio Azteca.

¡Demonios! Gritó el rector al escuchar todos los problemas que un poco antes de terminar su gestión se le venían encima. Tenemos que solventar todos esos “errores” de inmediato, dijo categórico. A ver cómo le hacen pero todo tiene que cuadrar bien, aunque no aparezcan esos pesos que se extraviaron.

Todos permanecían en silencio. La tensión en el ambiente bien podría cortarse con un cuchillo. Así pasaron algunos minutos hasta que se oyó la voz suave pero convincente del Ingeniero Rogelio Chávez, líder de los catedráticos.

- No te preocupes tanto Oscarito. Ya he platicado con los sectores para poder acomodarnos y no creo que sea tan difícil convencerlos. Quizá la parte más renuente podrían ser los empleados. Los estudiantes, bueno quienes los manejan, no creo que se resistan a un buen cañonazo de billetes y algunas concesiones, tú sabes, otorgarles algunas posiciones en el organigrama y cosas por el estilo.

- A ver explícame eso. ¿De qué me estás hablando?

- De que tenemos que movilizar nuestros resortes para que podamos dejar en tu lugar a uno de nuestros cuates, uno de los que son incondicionales y listo.

- O sea. ¿Me estás diciendo que busquemos imponer a alguien para que me cubra la espalda?

- Exactamente. Necesitamos tener como aliados al menos a dos de los sectores universitarios para poder decidir quién será nuestro candidato. No sólo te protegerá para que no te cuestionen tu administración sino hasta podrás seguir contando con ciertos privilegios.

- Oye pero no creo que eso sea fácil porque se supone que los sectores tienen sus propios gallos. Algunos ya andan cacaraqueando por ahí. Además hay grupos disidentes que están alborotados, por ahí oigo de unos sindicatos que antes ni sabía que existieran y escucho también de algunas organizaciones que se anuncian como redentoras y que según eso quieren “democratizar” la universidad y un montón de esas jaladas utópicas.

- Tampoco eso es tan grave. Siempre aparecen esos destellos democráticos en tiempos electorales, como sucede en las campañas que hacen los partidos políticos, pero nunca ha sido cierto. Son siempre los mismos revoltosos, los mafufos de  economía y de filosofía, ya sabes cómo son de “locochones”.

-Tal vez tengas razón, Chávez. Vamos a platicar con los sectores universitarios. Ve preparando unos buenos fajos de billetes para hacer la “campaña de convencimiento”. Creo que sí se van a necesitar varios milloncitos. Lo bueno es que tenemos algo de reserva.

- A ver Domínguez, tu que eres el tesorero.  ¿Cómo andamos con eso?

El Contador Julio César Domínguez, apretando la mandíbula y haciendo un esfuerzo para que saliera la voz de su garganta, contesta:

- Señor, debo darle la mala noticia que no existe nada de dinero de reserva. Estamos en austeridad total.

- Si, pero del dinerito aquel, tu sabes, del que dice Jorge Benítez que se perdió.

- Es que sí se perdió señor. De verdad,  ese dinero de la partida equis, se perdió.

- ¿Queeeeeé? ¡No me salgas con eso cabezón!

El rector Oscar Pérez se lanza en pos del tesorero con el propósito de ahorcarlo. Ambos corren rumbo al pasillo y justo en ese momento, cae el telón y se encienden las luces del teatro.

Que buena pieza teatral me tocó disfrutar, fue una muy buena historia, pero cómo que quedó inconclusa. Seguramente habrá una segunda parte. Eso espero porque me gustaría conocer su desenlace.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario