JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita
"Teatro universitario"
Una
silueta caminaba presurosa por los pasillos de la unidad académica, mientras la
tarde caía doblegada por el manto oscuro de una cálida noche de abril. Una leve
racha de aire fresco acarició con benevolencia el rostro preocupado de nuestro
personaje. Se trataba del Secretario General de la Universidad, el Dr. Jesús
Corona, quien cada vez apuraba más el paso como si de ello dependiera su vida o
tal vez sólo sea la urgencia de alcanzar la consoladora soledad del sanitario.
Al
parecer no adiviné en ninguna de las opciones. El doctor Corona entró de prisa
en una elegante oficina donde ya le esperaban varias personas. Se nota mucho
nerviosismo en el ambiente. Se ve que será una reunión bastante tensa.
-
Lo estábamos esperando Corona, ya sólo faltaba usted y el director de
administración.- Exclamó apurado el personaje que al parecer dirigiría la misteriosa
reunión.
-
Estoy a tiempo señor, es la hora justa a la que fui citado. Espero que el licenciado
Guardado no se tarde mucho para poder iniciar.
-
Pues Dios guarde al licenciado Guardado si llega tan tarde como acostumbra.
Esta vez no se lo voy a perdonar.- Insistió con determinación y con cierto
coraje el Rector Oscar Pérez.
Pasaron
algunos minutos. Finalmente el grupo estuvo completo y de inmediato dio inicio
el encuentro entre representantes de las
diversas áreas de la Universidad de Marras.
No
podía escuchar con claridad los alegatos de quienes hasta ese momento habían
intervenido, así que me acerqué lo más que pude sin ponerme en evidencia. Desde
esa nueva posición ya pude oír con claridad todas las ponencias. Era el rector
Pérez el que más levantaba el volumen de su voz, sobre todo cuando alguno de
los interlocutores parecía contradecirlo.
-
“A mí me vale m…eso, Torrado”. Yo lo que quiero es que no me estén jodiendo
cuando me vaya. Necesito que me tapen todos esos “hoyos negros” que salieron en
la auditoría interna. A ver tu Benítez. ¿Cómo está eso que no aparecen varios
millones de la partida equis?
-
Pues sí, señor. Y no es sólo ese faltante, hay varios gastos que no se han
podido comprobar y no son cualquier cosa. Disculpe que se lo diga pero es una
verdad tan grande como el Estadio Azteca.
¡Demonios!
Gritó el rector al escuchar todos los problemas que un poco antes de terminar
su gestión se le venían encima. Tenemos que solventar todos esos “errores” de
inmediato, dijo categórico. A ver cómo le hacen pero todo tiene que cuadrar
bien, aunque no aparezcan esos pesos que se extraviaron.
Todos
permanecían en silencio. La tensión en el ambiente bien podría cortarse con un
cuchillo. Así pasaron algunos minutos hasta que se oyó la voz suave pero
convincente del Ingeniero Rogelio Chávez, líder de los catedráticos.
-
No te preocupes tanto Oscarito. Ya he platicado con los sectores para poder
acomodarnos y no creo que sea tan difícil convencerlos. Quizá la parte más
renuente podrían ser los empleados. Los estudiantes, bueno quienes los manejan,
no creo que se resistan a un buen cañonazo de billetes y algunas concesiones, tú
sabes, otorgarles algunas posiciones en el organigrama y cosas por el estilo.
-
A ver explícame eso. ¿De qué me estás hablando?
-
De que tenemos que movilizar nuestros resortes para que podamos dejar en tu
lugar a uno de nuestros cuates, uno de los que son incondicionales y listo.
-
O sea. ¿Me estás diciendo que busquemos imponer a alguien para que me cubra la
espalda?
-
Exactamente. Necesitamos tener como aliados al menos a dos de los sectores
universitarios para poder decidir quién será nuestro candidato. No sólo te protegerá para que no te cuestionen
tu administración sino hasta podrás seguir contando con ciertos privilegios.
-
Oye pero no creo que eso sea fácil porque se supone que los sectores tienen sus
propios gallos. Algunos ya andan cacaraqueando por ahí. Además hay grupos
disidentes que están alborotados, por ahí oigo de unos sindicatos que antes ni
sabía que existieran y escucho también de algunas organizaciones que se
anuncian como redentoras y que según eso quieren “democratizar” la universidad
y un montón de esas jaladas utópicas.
-
Tampoco eso es tan grave. Siempre aparecen esos destellos democráticos en
tiempos electorales, como sucede en las campañas que hacen los partidos
políticos, pero nunca ha sido cierto. Son siempre los mismos revoltosos, los
mafufos de economía y de filosofía, ya
sabes cómo son de “locochones”.
-Tal
vez tengas razón, Chávez. Vamos a platicar con los sectores universitarios. Ve
preparando unos buenos fajos de billetes para hacer la “campaña de
convencimiento”. Creo que sí se van a necesitar varios milloncitos. Lo bueno es
que tenemos algo de reserva.
-
A ver Domínguez, tu que eres el tesorero.
¿Cómo andamos con eso?
El
Contador Julio César Domínguez, apretando la mandíbula y haciendo un esfuerzo
para que saliera la voz de su garganta, contesta:
-
Señor, debo darle la mala noticia que no existe nada de dinero de reserva.
Estamos en austeridad total.
-
Si, pero del dinerito aquel, tu sabes, del que dice Jorge Benítez que se
perdió.
-
Es que sí se perdió señor. De verdad, ese dinero de la partida equis, se perdió.
-
¿Queeeeeé? ¡No me salgas con eso cabezón!
El
rector Oscar Pérez se lanza en pos del tesorero con el propósito de ahorcarlo.
Ambos corren rumbo al pasillo y justo en ese momento, cae el telón y se
encienden las luces del teatro.
Que
buena pieza teatral me tocó disfrutar, fue una muy buena historia, pero cómo
que quedó inconclusa. Seguramente habrá una segunda parte. Eso espero porque me
gustaría conocer su desenlace.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.
No hay comentarios:
Publicar un comentario