miércoles, 18 de mayo de 2016

"El museo del terror"


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita



"El museo del terror"


Mi buen amigo Carlos Jiménez me llamó el día de ayer por la mañana. Además de saludarnos, después de algún tiempo sin vernos, me extendió una cordial invitación para unirme a un viaje de fin de semana. La idea era visitar la ciudad de Guadalajara Jalisco, irnos el sábado por la mañana y regresar el domingo por la tarde.

Me explicó con entusiasmo que el viaje contemplaba visitar algunas atracciones turísticas, además de ir  a algún lugar típico a comer birria de chivo. (Y no estoy hablando de la liguilla de futbol). Entre los lugares más destacados de su sugerencia recuerdo el “Museo del Terror”.

Cuando por mera curiosidad le pregunté cuánto costaba el boleto de entrada a ese museo, me respondió entusiasmado que sólo doscientos pesos, pero que por ese precio podrías ver todo género de cosas terribles como el sadismo, la venganza, la maldad, la avaricia y el odio.

Me quedé pensando un momento y de manera espontánea le hice una contrapropuesta.  Amigo mío, no sabes cuánto aprecio tu invitación. Quizá me interese por la birria, sea de chivo o de aguilucho, pero lo del museo, eso sí que no me alcanza a convencer. Para que ir tan lejos si aquí está la matriz de ese museo.

- ¿Cómo que la matriz está allá, si se acaba de inaugurar ese centro de espectáculos? – Dijo Carlos, muy convencido.

- Pues aunque te parezca inverosímil, la matriz está más que patentada y reconocida en Tepic. Ese museo está lleno de sucursales. Está por todas partes y sigue extendiéndose.

- A ver, a ver (a mover la colita). No, ya en serio. ¿Me puedes explicar eso por favor?- Dijo Carlos con un gesto de asombro.

Ya un poco más tranquilo, y en el pleno afán de explicar bien lo que estaba diciendo me quedé quieto y esto fue lo que le dije a mi incrédulo amigo.

Desde hace casi cinco años el Estado de Nayarit es un compendio de cosas terribles. Es cierto que cambió el panorama de la inseguridad. Después de ver todo lo que pasaba, violencia, muertes, secuestros, etc. Debemos reconocer ese punto, si cambió el panorama y nos sentimos muy bien. Agradecimos al gobernante en turno su actuación. Pero, pasaron los días y nos dimos cuenta que ese era el único argumento que le plantearía a la sociedad.

De pronto todo cambió. El panorama se tornó diferente, incierto al principio, dudas quizá en cuanto al futuro que le esperaba a la sociedad anhelante de cosas buenas. El escenario se transformó. Pasó de ser algo que auguraba cosas buenas a ser un verdadero desastre.

Sobrevino la disociación con la clase trabajadora. Se dio un  punto de quiebre. El gobernante que creó grandes expectativas, quizá por su origen, se divorció de su compromiso con los trabajadores  que lo llevaron al poder. Se rompió el contacto. Se alejaron las razones, se perdió  el diálogo.

Desde entonces el escenario se tornó ríspido, tirante, difícil. Para los trabajadores sindicalizados cambió absolutamente el panorama. Se agotaron las instancias conciliadoras. Se perdió la relación. Nunca supe con exactitud cuál fue el momento exacto en que esto sucedió. Pero, aquella gran expectativa se diluyó como el humo en la campiña.

Ya no se firmó el convenio laboral, ya no hubo aumentos. Las negociaciones que tradicionalmente se hacían ya no se realizaron. Sobrevino la debacle e inició para la clase trabajadora un auténtico mundo de terror. En las dependencias gubernamentales se estableció el acoso laboral. La persecución y el abuso fue el estilo, la forma natural de tratar a los trabajadores. El gobernante se llenó de soberbia y desconoció  a quienes representan la voz de la sociedad. Sin siquiera saber el poder que la clase trabajadora tiene declaró la guerra frontal, directa. Tomó las cosas como un asunto personal y desde entonces el estado vive un clima de confrontación, de inestabilidad, de ingobernabilidad.

No convenios laborales, no aumentos, no uniformes, desfalco del fondo de pensiones, no toma de nota, persecución, difamación, coraje, odio. Esas fueron las constantes de un gobierno marcado por el desvarío.
Las familias nayaritas empezaron a sentir la lejanía de quien debiera apoyarlas. La economía local y el mercado interno se comprimieron a su máximo extremo. Se declaró el estado de sitio. Inició la era del terror.

Después de lo que hemos vivido en esta etapa de miedo y terrorismo gubernamental, ¿Crees que me resulte atractivo pagar doscientos pesos por ir a ver algunas cosas de terror? ¿Crees que haya algo más terrorífico que vivir este régimen autoritario?  No gracias amigo, creo que ya entendiste que Nayarit con el gobierno actual, es hoy por hoy un verdadero MUSEO DEL TERROR.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C. 

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