miércoles, 10 de agosto de 2016

"De regreso al combate"


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita



"De regreso al combate"


Siempre he tenido la sensación de que el tiempo transcurre más rápido cuando estoy de vacaciones. Me parece que apenas acabo de llegar a la ciudad y ya mañana tendré que emprender el retorno a mi querido terruño. No me apura indagar la razón de esa apreciación. Mucho menos polemizar si será acaso porque el tiempo es una magnitud vectorial y no una escalar. Lo único cierto es que el regreso a casa es un asunto inminente y a eso, pues ni cómo sacarle la vuelta.

No sé si realmente descansé, pero estoy seguro que el “cambio de aires” siempre es bueno. Descansar de la rutina laboral es algo indispensable para mitigar el estrés. Por esa razón, quiero suponer que regreso con un nuevo semblante y una nueva vitalidad, convencido que, por el simple hecho de suponerlo, ya es un avance anímico.

Cuando aparezca este artículo ya tendré al menos cuatro días de haber regresado. Desde ahora me envuelvo en el deseo de que las cosas estén mejor por allá en mi querida patria chica. Este deseo comprende a la naturaleza, al aspecto económico, la situación política, los conflictos sindicales y a todo lo que esté pendiente de resolver. Respecto a la naturaleza, pues que no haya más desastres ni afectaciones. En lo económico, que los ciudadanos logremos sobrevivir después de tanto mandarriazo que nos ha asestado el gobierno, como los gasolinazos y los impuestos. En la situación política, que por fin abramos los ojos y nos demos cuenta de quienes son los culpables de tanta pobreza, corrupción e impunidad, y por ende, los castiguemos como se merecen. En lo sindical, que se fortalezca la resistencia y la lucha en torno a las causas y a la dirigencia y, entre lo pendiente de resolver, que al fin se entregue la toma de nota al SUTSEM, se reclamen y se paguen los adeudos a los trabajadores.

Estoy muy consciente que los problemas no se resuelven por el solo hecho de desearlo. Si bien es cierto que toda acción o proyecto debe surgir del más fervoroso de los deseos por su consecución, necesariamente entre su concepción y su realización debe mediar una acción perfectamente definida y encaminada a lograrlo. En ese punto es donde entran las líneas de esta especie de reflexión.

Desde mi punto de vista, en nuestro país tenemos una particular visión de las cosas. No es fácil distinguir entre el desconocimiento y la desidia para hacer las cosas. Muchas de las veces me imagino que hay situaciones que la gente pasamos de largo porque la ignorancia no nos permite percibirlas. Pero también es cierto que hay otras en las que a pesar de tenerlas enfrente, verlas y sufrirlas, no hacemos nada por enfrentarlas y cambiarlas.

Es necesario detenernos a pensar que de por sí es difícil que nos demos cuenta de la realidad que tenemos enfrente, lo es aún más cuando existe un aparato mediático que nos impide hacerlo. El aparato del que hablo es el que integran los medios de comunicación que, en su mayoría, trabajan a favor del gobierno y sus impulsores. Son ellos quienes, a través de la televisión y otros recursos a su alcance, mantienen obnubilada la conciencia de la ciudadanía. Recursos mediáticos hay muchos. Éstos van desde las telenovelas lacrimógenas de Telerisa hasta la compleja organización de los juegos olímpicos que se han comercializado y politizado al extremo. El acomodo de calendarios futboleros para distraernos de la aprobación de las reformas. Noticieros que presentan un mundo distinto al que nosotros vemos a diario. Programas de análisis cuyas conclusiones siempre hablan bien de quien mueve los hilos de la economía y la política financiera. Trasmisiones de bodrios televisivos que exaltan la chunga y se alejan de los contenidos culturales.

Las anteriores son solo algunas de las formas de control que se ejercen sobre el colectivo mexicano, pero en realidad existen muchas más. Me atrevo a decir que de las más despreciables son las que se ejecutan a través de los partidos políticos. Estoy convencido que ese sistema de partidos ha sido el más nefasto propulsor de la insoportable situación que vive el pueblo mexicano. Los partidos políticos sin excepción, sin importar su tendencia ideológica, han contribuido al caótico estado de cosas que vivimos en la actualidad. Han sido auténticas mafias que se han confabulado en contra de los intereses populares, verdaderos caldos de cultivo que generaron nocivos especímenes que durante décadas le han chupado la sangre al pueblo.

Pero los mexicanos seguimos sido grandes especialistas en “hacernos bueyes” y, aunque me salga de mi estilo, prefiero esta expresión un poco más fuerte que “hacernos pato” porque que culpa tienen los pobres patos. En cambio, como que queda mejor esta frase de los bueyes porque somos como toros, según muy bravos, pero a la hora de la verdad somos toros pero castrados que es justamente lo que significa la palabra buey. Con todo esto quiero decir que la mayoría somos muy habladores, o muy “echadores” como decimos coloquialmente, pero en el momento cumbre somos más “sacatones” que la Cruz de Zacate.

Cuando se defiende una causa o se representa a una organización, no basta con ser bravo o estar vociferando en todo momento. Hay que ser lo suficientemente valientes para afrontar las situaciones que se presenten pero sensatos y prudentes a la hora de proteger la imagen, la información y la seguridad de quien está al frente de las causas. Todos tenemos alguna virtud que sobresale a nuestros defectos. Esa es la que debemos utilizar para servir, puesto que si usamos los defectos, que generalmente salen a la luz debido a nuestros impulsos viscerales, no ayudamos en nada, ni a la causa, ni a quienes la encabezan.

Todos servimos para algo, algunos para hablar, otros para escribir, otros para pensar, otros para organizar, otros para motivar, etcétera. Así que más allá del apoyo presencial tan necesario, también es conveniente identificar nuestras fortalezas individuales para sumarlas a las causas y no creer que podemos abarcar todos los espacios y todas las tareas, eso sería muy vanidoso de nuestra parte. Somos muchos los que estamos hartos de sufrir las consecuencias de un modelo económico improcedente, grotesco e inhumano. Por tal razón, creo que debemos unir nuestras capacidades particulares en torno a la búsqueda de la justicia social, a sabiendas que conquistar ese ideal lleva implícito acabar con esa casta despreciable de políticos corruptos que desde el poder están hundiendo al pueblo en la peor de las ignominias.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario