miércoles, 14 de septiembre de 2016

"Patriotas Región 4"


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita



"Patriotas Región 4"



Cuando este artículo esté en sus manos estaremos en la víspera de la tradicional ceremonia del “Grito de Independencia” en nuestro país. Esto lo estoy escribiendo siete días antes de esa noche que solía ser tan especial para todos los mexicanos. Digo solía ser porque casi estoy seguro que para muchos de nosotros ya no tiene el peso o al menos el sabor de antaño.

Este tema siempre es algo polémico y tiene varias aristas, pero también es interesante abordarlo. Quiero comentar que estoy casi con un pie en el estribo, saliendo de nuevo hacia la ciudad de los tlacoyos y los tacos de suadero. Estaré disfrutando de los días que complementan mi primer periodo vacacional, que por razones de fuerza mayor tuve que dividir en dos partes. Estaré esos días en la bulliciosa ciudad capital, atendiendo asuntos familiares y profesionales. Considero pertinente hacer esa aclaración para que luego no vayan a decir que me fui atraído por los mil pesos que dicen estar ofreciendo por asistir al zócalo para acompañar al rey de la gracejada y el histrionismo, el genial Peña Nieto. (Lo bueno que ya no iba a hablar de él).

Debo aclarar que ya he tocado este tema de la independencia en varias ocasiones. Obviamente desde distintos ángulos. He cuestionado la existencia de una auténtica independencia de nuestro país, más allá de los protocolos, de las actas y demás papeleos que pudieran legitimarla. Me refiero a la independencia de verdad, de aquella libertad que tiene un estado soberano que no es tributario ni depende de otro. No hablo de la autosuficiencia ideal de un país, o del aislamiento por una producción de autoconsumo, ni quimeras de ese tipo. Hablo del alarmante crecimiento de las importaciones de alimentos básicos por parte de nuestro país. Del hecho de rebasar ampliamente o casi duplicar lo recomendado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que es del 25 % de lo que consume un país. Cito aquí este ejemplo en franca alusión a lo contradictorio que resulta la jactancia de ser la cuna del maíz y estemos importando casi la mitad del que consumimos. Eso y otros factores similares constituyen lo que se denomina dependencia alimentaria.

Existen muchos elementos de juicio que nos inclinarían a dudar de nuestra plena independencia. Muchas variables dentro de un análisis económico que nos darían la certeza de esa inexistencia. La balanza comercial desfavorable o deficitaria. Por ejemplo, en la balanza comercial (de mercancías) en los últimos dos años (12 meses de 2015 y 6 meses del 2016) solamente 3 de 18 meses resultaron positivos, con cantidades menores, por ejemplo, marzo 2016 con 87.2 millones de dólares a favor. En cambio, en enero del mismo año el saldo desfavorable fue por 3,289.8 millones de dólares. (Fuente: SAT, SE, BANXICO, INEGI. Balanza Comercial de Mercancías de México. SNIEG). Si a eso le agregamos la deuda externa y otros tipos de opresión derivados de ciertas medidas dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, estaríamos ya hablando de una dependencia económica.

Así, sucesivamente iríamos encontrando razones que nos demostrarían que somos tan dependientes como cuando éramos una colonia de España, guardando las proporciones, por supuesto. Pero no se trata, al menos en esta ocasión, de profundizar en el análisis económico. Me quiero referir en esta oportunidad a las situaciones que se generan en torno a esta festividad.

En ese sentido, partiré de lo particular a lo general, del ámbito local al contexto nacional. Aunque es muy probable que no encuentre muchas diferencias. Con ello quiero decir que quizá la sensación de molestia y aversión a los gobiernos actuales, en las gubernaturas y municipios, esté más generalizada de lo que creemos. En nuestra entidad federativa, creo que la mayoría de presidentes municipales son aborrecidos por varios sectores de la sociedad y principalmente por sus propios trabajadores. No dudo que haya una que otra excepción a la regla aquí y quizá también en algún otro municipio de la república.

Ante la proximidad de ese festejo comienzan a correr los rumores. En algunos lugares de nuestra geografía nacional se invita a boicotear la ceremonia del grito no asistiendo a los escenarios donde se celebra. En otros se habla de acudir a increpar al émulo del padre de la patria región cuatro. En nuestro caso particular, en la capital de Nayarit, el presidente municipal suele hacerlo frente al palacio municipal, que coincide con la plaza de armas. El gobernador, por su parte, lo hace en lo alto del balcón del palacio de gobierno del estado, frente a la plaza bicentenario (hoy llamada de “La Resistencia”). Aquí lo relevante del caso es que la plaza está ocupada parcialmente por el plantón permanente de los trabajadores del SUTSEM.  Este plantón de protesta, que cumple ya un año de lucha, se mira de frente con dicho balcón. Me pregunto si el repudiado mandatario mantendrá su actitud soberbia e indolente ante los reclamos de justicia de los afectados por su nefasto manejo de la administración estatal. Si cambiará de sede, o tendrá el cinismo de realizar su ceremonia, fingiendo demencia de que los que están bajo esas lonas de colores llenas de pancartas y mantas demandantes están para ovacionarlo. Eso no tendré la oportunidad de presenciarlo, pero si intuyo que será una noche muy especial.

Tampoco sé cómo resolverá la probable falta de audiencia. Aunque estoy casi seguro que será a la vieja usanza. Acarrear a la gente que tienen controlada con los apoyos sociales, obligar a sus funcionarios para que carguen con sus incondicionales, sobre todo gente de confianza y lista de raya, y por supuesto que no podrá faltar la dádiva, así como se rumora que en el zócalo capitalino cada acarreado recibirá mil pesos en efectivo, libre de impuestos, por vitorear al popular arlequín de la nación.

En fin, desconozco que pasará en realidad. Me imagino que de alguna manera u otra las plazas estarán repletas y lograrán simular que todo está bien y que ahí está un pueblo jubiloso que los aprueba y los festeja. Pero no pasará de ser una más de sus mentiras. La verdad puede tardar en asomarse, pero de que llegará, estoy seguro que llegará.

No haré ninguna invitación especial para que dejen de ir al tradicional grito. Creo que si alguien no tiene conciencia social al menos debe tener un poquito de sentido común. Mi invitación es a que veamos con otros ojos nuestra realidad. A que distingamos con claridad la verdad de la mentira. Que dejemos de ver nuestra independencia como sinónimo de ceremonia o de discurso de balcón de un gobernante que sabemos que es un corrupto. Mi invitación es a que conservemos nuestras tradiciones, pero no confundamos nuestro patriotismo con una noche de copas, pozole y sopes. El amor a la patria, tiene mucho más que ver con el respeto a nuestros valores esenciales y sobre todo a nosotros mismos, como individuos y como sociedad. Pero no tiene nada que ver con aclamar a un individuo que representa la corrupción, la prepotencia y la impunidad. Menos si sabes perfectamente que es el causante de todos tus problemas. ¡Viva México!

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario