miércoles, 8 de marzo de 2017

"Reflexión sindical"


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita




"Reflexión sindical


Todas las organizaciones de trabajadores de México y del mundo parecen compartir la misma historia. Es evidente que existen diferencias específicas entre ellas dentro de un contexto nacional y más aún si se trata de comparar organismos de distintos países o incluso continentes. Pero, dentro de la parte esencial, siempre encontramos un común denominador entre las organizaciones sociales de cualquier parte del mundo, independientemente de cómo se les denomine en sus lugares de origen.

En este caso, para efectos de este comentario, me quiero referir básicamente a las organizaciones de trabajadores denominadas sindicatos. No quiero aventurarme en mis apreciaciones, aunque me justifique en la libertad que tengo de expresar mi punto de vista. Se puede decir de todos los sindicatos, al menos los que son emanados de su propia base de trabajadores, que surgen por la necesidad que tienen éstos de organizarse para defender de manera grupal sus derechos laborales, basados en la premisa inmutable de que la unión hace la fuerza.

La mayoría de las personas jóvenes, sobre todo las que no han tenido la oportunidad de estudiar la historia de México, desconocen los orígenes, causas y motivaciones que la clase trabajadora tuvo para buscar esos modelos o figuras asociativas que conocemos como sindicatos. Eso se puede ver de manera muy ostensible cuando algunos jóvenes tienen la oportunidad de pertenecer a una organización sindical, ya que se comportan de manera muy distinta a como lo hace un trabajador de mediana o larga antigüedad. En su gran mayoría parecen no valorar el extraordinario logro de estar agrupado bajo la seguridad de un ente social organizado, con estructura y certeza jurídica y laboral.

Muchos piensan, la mayoría jóvenes, que las prestaciones económicas que tienen los sindicatos son “graciosas” concesiones que los distintos gobiernos les han dado. Incluso, llegando al exceso, hay quienes creen que los gobiernos son verdaderamente dadivosos con los trabajadores, lo cual es, desde mi punto de vista, la estupidez más grande que se pueda escuchar.

Sin llegar a exponer aquí un trabajo de investigación social y económica, sólo quiero comentar que las prestaciones que los trabajadores tienen, independientemente de la rama productiva, si son nacionales o locales, o cualquier otra condición que tengan, están sustentadas en la carta magna de nuestro país, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Es impostergable entender que las prestaciones que los trabajadores sindicalizados disfrutan es una cuestión de carácter obligatorio, justamente porque así lo señala y garantiza la constitución mexicana en el ámbito de los derechos sociales, como son el derecho a un trabajo, a un salario, a una prestación social (jubilación, seguridad social, desempleo, bajas laborales por enfermedad, maternidad, accidentes laborales, etc), el derecho a la salud, a la educación, a una vivienda digna, etcétera.

Otro elemento importante a considerar es que esos derechos humanos o fundamentales, que se garantizan en la constitución y las condiciones de derechos y obligaciones que se particularizan dentro del artículo 123 de la misma norma fundamental, son producto de un proceso histórico, en el que, además de conceptos filosóficos, estudios y aportaciones, está la sangrienta historia de México, están los campos verdes regados por el rojo de la sangre de miles y miles de mexicanos que la ofrendaron en aras de rectificar la historia de su pueblo y el destino de las futuras generaciones de compatriotas que vivían bajo el yugo y la explotación de entidades y personajes ampliamente conocidos y detestados.

En resumen, los derechos fundamentales que consagra la constitución mexicana, están escritos, no sólo con la pluma de los constituyentes que tuvieron esta histórica responsabilidad sino con la sangre y el sacrificio de muchos mexicanos que lucharon por ello. Actualmente,  lo que se está haciendo, es respaldar esa lucha, haciendo efectiva la opción de conservarlos.

En ese contexto de lucha y de sacrificio, se puede explicar la historia del sindicalismo local. En ese mismo sentido se puede entender lo que sucede con el SUTSEM, por dar el ejemplo más sólido y expresivo de la lucha sindical en el Estado de Nayarit. Los detractores de este ejemplar sindicato, la mayoría voces surgidas desde el mismo vientre del patrón gubernamental, hostigan a la parte más necesitada de la sociedad nayarita intentando venderles la idea de que los trabajadores de base son la causa de la crisis en que se encuentra nuestra entidad. Intentan hacerles sentir o creer que las prestaciones económicas de los trabajadores son excesivas, que por eso no alcanza el dinero para las “grandes obras” (cómo si la gente no conociera la triste fama de esa membresía nefasta y desafortunada).

Esos detestables personajes que trabajan en las sombras, haciendo el trabajo sucio del patrón, juegan un juego peligroso, porque la gente pudiera darse cuenta en cualquier momento que el asunto no es quitarles a los trabajadores lo que tienen (que por cierto no alcanza para mantener a buen nivel a la familia) sino en darles lo necesario a la gente más necesitada para llevarlos al nivel económico que tienen los trabajadores y así, sucesivamente y de poco en poco, ir alcanzando mejor niveles de bienestar social. De tal manera que en un futuro no muy lejano se lograra abatir el flagelo más vergonzoso de las sociedades: La pobreza.

Es evidente que ese deseo no es una utopía, si bien es cierto que pudiera ser difícil. La mayoría de las personas sabemos que con sólo mover un poquito la balanza en la búsqueda de lo justo, y nivelar la distribución de la riqueza nacional, o quizá un poco más sencillo, al menos aparentemente, que los que están en el poder dejaran de saquear el erario, con eso se tendrían los recursos necesarios para allegar el bienestar que la sociedad necesita y al que tiene derecho.

Además de esta explicación sencilla, y espero que clara, podría agregar que esa labor oscura que realizan los esquiroles del gobierno para bloquear los logros sindicales establecidos en nuestra carta magna, además de los que se han sumado a la clase trabajadora y particularmente a los agremiados del SUTSEM, mediante acciones de acción sindical, lucha con esfuerzo, sudor, sangre y lágrimas durante casi ocho décadas de lucha, no tendrá ningún fruto legítimo porque es atentatoria a todo derecho supremo de equidad y de justicia y, por otro lado, porque estoy seguro que los trabajadores y nuestras familias no lo permitiremos.

Así que no sólo es una asquerosa falacia  pensar que el gobierno brinde generosas concesiones a la clase trabajadora sino es la más repulsiva de las manipulaciones en contra de los que producen la riqueza de México. El gobierno ha venido deshaciendo lo que los antiguos revolucionarios lograron para el pueblo. Ha venido destejiendo las pocas opciones de tener una vida digna. De manera maquiavélica ha reformado los artículos constitucionales que le estorbaban para permitir que sus patrones, la oligarquía, puedan apoderarse de los recursos de la nación. Por consecuencia y como estrategia, está atacando a los sindicatos revolucionarios, intentado eliminar, con su desaparición, a los únicos opositores a esa desleal y abominable labor del exterminio de la libertad y el bienestar social, dejándonos en el regresivo estado de la esclavitud y la ignominia. Por eso me hago la siguiente pregunta: ¿Hasta dónde los dejaremos llegar?

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C. 

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