Para
Conocer y Saber... ¡Hay que Leer!
Por:
Lety Pérez
marzo 11, 2013
La
tan Mencionada “Humildad”
Hoy
les quiero compartir algunas reflexiones en relación a una palabra que suena
mucho, pero se practica poco, la tan mencionada “Humildad”. Después de escuchar en repetidas ocasiones
frases como “hay que ser humilde”,
“primero la humildad”, “ante todo la humildad”, “mira! esa persona sí
que es humilde”, etc., decidí investigar debido a que en mi cabecita hacía
ruido el hecho de que precisamente quienes más pregonan la humildad están lejos
de serlo, a lo mejor porque han confundido su significado o les parece que
“deben” ser o “parecer” humildes y se la pasan como la chimoltrufia como dicen
una cosa dicen otra, o dicen una cosa y hacen otra.
El
término deriva del latín “'hŭmĭlĭtas”, que se traduce no solamente como
humildad sino también como bajo o de la
tierra y humus. Como virtud, la humildad «consiste en
el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo
con este conocimiento».
Ahora
bien la humildad como valor personal, es
abstenerse de hacer gala de tus virtudes ante los demás, y escuchar y aceptar a
todos. Pero ser humilde también significa dejar hacer y dejar ser, si
aprendemos a eliminar la arrogancia,
reconocemos las capacidades físicas, intelectuales y emocionales de los
demás estamos practicando la humildad, un signo de la grandeza que permite a la
persona ser digna de confianza, flexible
y adaptable con los demás.
El
éxito en el servicio a los demás proviene de la humildad; cuanto más humilde,
mayores logros obtendremos. Una persona humilde puede adaptarse a todos los
ambientes, por negativos que éstos sean. Cuando expresemos una opinión debemos
hacerlo con el corazón y mente abierta para aceptar las particularidades, la
fortaleza y la sensibilidad de uno mismo y de los demás. Cuando se tiene una
actitud humilde sobran las palabras no se tiene que pregonar que se es.
Una
persona humilde es realista y se conoce a si misma, aprovecha su potencial en
beneficio de todos y aprende a aceptar la capacidad de los demás, pide ayuda
cuando la necesita y reconoce que no es auto suficiente. Se preocupa por formar parte de un equipo
exitoso, o que su equipo de trabajo sea
exitoso compartiendo el conocimiento y teniendo una comunicación adecuada sin
discriminar, practicando la equidad.
Muchas
personas confunden la baja autoestima, con la humildad, creen que teniendo una
actitud de ponerse en un nivel inferior a los demás es ser humilde, o en su
complejo de inferioridad critican a los demás de “sentirse superiores”. También
hay quienes manejan que vestirse modestamente
indica humildad, o que esforzándose en actividades de limpieza
se destacan por ser humildes, actividades que muchas de las veces, solamente
las practican mientras los ve el jefe o algún sector en especial al que quieren
impresionar con su supuesta humildad. Otro ejemplo de falta de humildad lo
vemos claro con nuestros ilustres políticos que pretenden “ser humildes”
posando con actitudes de falsa sencillez y quienes se comportan soberbios la
mayor parte del tiempo, haciendo gala de su arrogancia y de su poder.
El
valor de la humildad se reconoce en quienes tienen mucho y conservan su
sencillez y calidad humana, y no en quienes pregonan ser humildes criticando a
los demás que no asumen su actitud de servilismo, permitiendo que les falten al
respeto y los traten con arrogancia, eso
es otra cosa muy distinta.
La
verdadera humildad se reconoce en quienes son jefes o dirigentes y ejercen sus
funciones conservando su trato amable, siendo sencillos y honestos, con esa
sabiduría que solo la da la experiencia, el saber ser y hacer, entendiendo que
lo importante es saber mandar para hacerse obedecer, integrando el esfuerzo de
todos para alcanzar un objetivo común.
“Lo que la humildad no puede exigir de mí es
mi sumisión a la arrogancia y a la rudeza de quien me falta el respeto. Lo que
la humildad exige de mí, cuando no puedo reaccionar como debería a la afrenta,
es enfrentarla con dignidad”. Paulo Freire
Hasta
la próxima! Comentarios y sugerencias al correo gletyperez@hotmail.com.
Por: Lety Pérez
febrero 20, 2013
Demostrar
el Amor
A
unos días de haberse celebrado el Día
del Amor y la Amistad, sería bueno reflexionar sobre la importancia y el
verdadero significado del Amor y de la Amistad; mismos que deberíamos celebrar
todos los días, no con regalos, ni palabras rimbombantes, sino con hechos que
demuestren que de verdad nos importan las personas que forman parte de nuestra
vida. Las pequeñas cosas que hacen la diferencia entre sentirnos queridos o no,
son esos detalles cotidianos que olvidamos a veces consciente o
inconscientemente, las desatenciones que se van haciendo costumbre entre las
parejas, padres e hijos, no se diga en la familia y los amigos. A veces las manifestaciones de amor y amistad
en público que están muy de moda a través de las redes sociales, carecen de
autenticidad, una persona puede tener 500 o más amigos y de esa lista no
conocer a la mayoría, contando con tan solo un uno por ciento o menos de conocidos y de ellos dos o tres amigos de los
verdaderos y auténticos. Muchas personas viven una vida de fantasía en las
redes sociales, atentas y amorosas, interesados en los problemas de sus amigos
y demás, sin embargo la realidad es otra, y “en el mundo de la ilusión… cada
quien ve lo que quiere ver”.
Lo
más valioso que puede tener un ser humano es el amor, todos los días hay que alimentarlo
con detalles para el ser querido, con
palabras sinceras en los momentos adecuados, destinando tiempo y atenciones de
calidad a la pareja, los padres a hijos y viceversa.
A
todos nos ha sucedido que por malos entendidos herimos con palabras y con
acciones profundamente a quien más amamos, lo triste es cuando dejamos que las
heridas se hagan más profundas y la brecha de la incomunicación crezca de
manera que llegue el día en que ese amor se fracture y sea muy difícil
reconstruirlo. Se ve mucho entre padres e hijos que sintiéndose incomprendidos
ambos se hieren y alejan sin tener motivos graves, a veces llevando una
convivencia obligada o nula que a la larga se puede convertir en indiferencia y
desamor. También sucede que por el ritmo de vida acelerado actualmente se le
resta importancia a la convivencia familiar, ya no hay tiempo de platicar con
los padres largamente, es un ir y venir a diario que complica la comunicación
creando una forma de vida mecanizada; que solamente se detiene si sucede algún
acontecimiento familiar festivo o una desgracia como perder un ser querido. A
veces por un orgullo mal entendido, otras por descuido y negligencia perdemos o descuidamos familia y amistades
valiosas cuando no prestamos atención, y como consecuencia frecuentemente
escuchamos…y si hubiera hecho esto! o aquello!…y si hubiera dicho…como pude ser
tan injusto (a)…tan ingrato (a)… etc., lamentablemente es cuando ya no se tiene
nada que hacer.
Erich
Fromm en el Arte de amar, nos dice que: “Amar es una experiencia personal que
solo podemos tener por y para nosotros mismos, que el amor no es algo pasajero
y mecánico, como a veces nos induce a creer la sociedad de hoy. Muy al contrario,
el amor es un arte, el fruto de un aprendizaje. Por ello, si queremos aprender
a amar debemos actuar como lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro
arte, a sea la música, la pintura, la carpintería o el arte de la medicina. O,
por lo menos, no dedicar nuestra energía a lograr el éxito el dinero, el
prestigio y el poder, sino a cultivar el verdadero arte de amar…”
Para
dar amor a los demás tenemos que empezar por nosotros mismos y por todo lo que
nos rodea, celebrar cada día conviviendo y compartiendo con nuestros seres
queridos, no nada más en una fecha que marca el calendario y que principalmente
es comercial.
Cuantas
veces nos topamos con actitudes equivocadas de personas que dicen amar; madres
y/o padres absorbentes y destructivos que provocan una relación de
codependencia, manipulando a las acciones de los hijos dirigiendo su vida,
mujeres y hombres frustrados que al no conseguir el amor de la pareja enfocan
toda su atención en los hijos, peleando por el amor o complicidad de ellos de una manera equivocada,
consintiéndoles en todo, aprobando conductas inadecuadas en los niños, jóvenes
e incluso adultos que nunca maduraron, con la finalidad de utilizarlos como instrumento
de venganza en contra de la ex pareja.
Una
vez alguien me dijo que no hay nada que no se pueda reparar, y es cierto,
siempre y cuando haya disposición y se trabaje en el respeto al otro, incluso en parejas
divorciadas y con hijos de por medio, se puede tener una relación cordial por
el bienestar de los mismos, sin embargo es muy difícil cuando a una de las
partes le gana la soberbia.
Actualmente
es muy común ver a tantas personas jugando el juego de la felicidad y el amor,
sin ser real y sincero. El amor no se puede medir, pesar, cuantificar… a lo
largo de nuestra vida amamos tantas cosas y personas de distintas maneras, que
sería absurdo tratar de comparar y compararnos con otros.
Celebremos
igual que este 14 de febrero, todos los días del año con actitudes y acciones
que demuestren el amor y la amistad a nuestros seres queridos, las pequeñas
cosas son las que hacen la diferencia…mándale un mensaje o llámale a esa
persona especial. Habla o visita a tus padres y escúchalos verdaderamente
mirándolos a los ojos sin tocar el celular…date tiempo y desayuna o tomate un
café con tus amigos que hace tiempo no ves, en fin cada quien sabe con quien
debe saldar una deuda de atención y de amor. Tratemos de conservar y consolidar
lo que verdaderamente importa en la vida ¡El Amor!
Recuerda:
“El amor intenta entender, convencer, vivificar. Por este motivo, el que ama se
transforma constantemente. Capta más, observa más, es más productivo, es más él
mismo”. Erich Fromm.
Por: Lety Pérez
Hablemos de las Vocaciones
A lo largo de la
vida tomamos decisiones que pueden cambiar el rumbo de nuestros planes, sueños
o anhelos, saber que queremos en la vida es de suma importancia para lograr el
bienestar, conservar la alegría de vivir y el entusiasmo para hacer las cosas, la
fuerza para luchar ante las adversidades y salir adelante. Hoy en día es muy
difícil que una persona siga su verdadera vocación, hay demasiados factores que
influyen al tomar decisiones y la mayoría de ellas se toman basadas en la
economía, simplemente al elegir una profesión se tiene que tomar en cuenta el
mercado laboral para calcular el posible éxito económico futuro.
Saber en la vida
que queremos ser y hacer, hacia donde vamos y cómo, es lo esencial en el ser humano, las
vocaciones son tantas como estrellas hay en el cielo; muchas personas viven y
trabajan de acuerdo a su vocación y son las más felices y sanas física y
emocionalmente. Sin embargo la mayoría no logran esa meta y por lo tanto viven
frustradas tratando de convencerse a si mismas que hacen lo correcto y que es por
su bienestar o de su familia. Sin embargo eso a la larga cobra la factura que
puede ser impagable. Muchas veces la
vida te lleva por caminos que no esperabas y que pueden ser interesantes para
otros pero no para ti, te desvían de lo que verdaderamente te importa en la
vida e incluso pueden influir en un cambio que pareciera progreso sin serlo. En
gustos se rompen géneros y en vocaciones también, lo que para otros puede ser
su modo de vida y disfrute para ti puede ser un martirio o viceversa, por lo
que es muy difícil entender para algunos
que una persona pueda preferir seguir su vocación aunque tenga que
sacrificar aspectos económicos o de poder, eso es inconcebible!, y la tendencia
es pensar en situaciones negativas, haciéndola de investigadores y de
guionistas inventando historias de todo tipo, (el chisme; placer de los
mediocres) olvidándose de lo más sencillo y fundamental: pocas personas tienen
el valor de seguir el camino que desean, que han soñado y que les hace felices,
que disfrutan y donde pueden ser más productivos e incluso ganar más haciendo
lo que les gusta.
Una de mis
escritoras favoritas Emma Godoy, lo explica magistralmente en el libro “Que mis
palabras te acompañen”: “Yo no soy sino
una profesora, mientras muchas de mis compañeras de carrera y aun de mis
alumnas llegaron ya a directoras. Pero
me encanta estar así y desde mi paraíso me parecen triviales los afanes, las
molestias y los disgustos que pasan mis amigas, ¿cómo voy a desear subir? ¿Para
qué? Más esto no significa que uno renuncia a mejorarse; no, pero el camino es otro. Lo que se tiene
que hacer es competir consigo mismo. No
hay por qué compararse con otro, puesto que cada persona es distinta y tiene
una misión única en el escenario de la historia. Nadie tiene que correr para
ganarle a otro. Dígase: “Tal vez ese otro tenga mucha prisa, yo no, yo voy de
paseo. No me entristece si alguien se me adelanta, no me alegro si a alguien
dejo atrás. Ni siquiera me doy cuenta”. En esta vida no se trata de superar a
nadie, sino de superarse a uno mismo. Cada quien compare lo que es con lo que
debería ser… y deje al prójimo en paz! ¡Qué dulce la vida es la de aquel que no
hace depender su alegría de evitar que otro venga a robarle “cámara”! La dicha
es un asunto muy personal, no la expongamos haciéndola depender de los demás…”
La libertad de
pensamiento y acción es una cualidad que no se ve mucho en la actualidad, el
hombre vive condicionado en una sociedad que nos impone desde lo más trivial y
cotidiano; por eso es importante defender nuestras convicciones y luchar por tus
ideales, y si son causas comunes, desde la trinchera que nos competa y en la
cual consideremos ser mejores, tomando en cuenta nuestra vocación. En la
batalla de la vida todos tenemos un lugar solo hay que tomar nuestra mejor
posición y esa será siempre la que tú quieras y te haga feliz!
Recuerda que: “Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno
hace.” Jean Paul Sartre.
Agradezco tus
comentarios al correo: gletyperez@hotmail.com
Por: Lety Pérez
Otra Historia que Contar
La pesca es tan antigua como la humanidad, además de la caza y la recolección de frutos, es una de las primeras actividades que realizo el hombre para subsistir. A lo largo de la historia se han desarrollado grandes avances y hablar de lo que actualmente representa la pesca en el mundo nos llevaría al análisis de un tema importante y profundo y esa no es la intención, mas bien es retomar un poco a lo que nos referimos en la colaboración anterior cuando comentamos que se han perdido ciertas costumbres y tradiciones en nuestro entorno debido a los “avances” que surgen a diario en todos los rubros.
Hoy
quiero hablar sobre lo que significaba hace unos años ir de paseo y las actividades
que se realizaban en las hermosas playas de nuestro Estado tan privilegiado
(entre otras cosas) de tener esos paisajes verdes que lo caracterizan.
Una
de las tradiciones arraigadas en los nayaritas durante todo el año, es la de
visitar los fines de semana y en fechas especiales como Semana Santa y
principalmente en verano las playas, antes de manera rustica y sencilla; hoy
buscando las mejores ofertas en los hoteles de lujo que han llegado con el
“progreso” y “desarrollo”.
A
muchas generaciones nos tocó vivir la experiencia maravillosa de acampar siendo
niños en las playas de Chacala y Chacalita, esta última con un acceso difícil,
(y desde hace muchos años playa privada) donde nuestros padres acompañados de
amigos y vecinos construían las casas de campaña de palma con comedores
comunes, en donde grandes y chicos convivían en un ambiente de alegría y se
compartían los alimentos, los juegos de azar, las tradicionales bohemias, y
luego se pasaba a la playa para encender una fogata con palos secos recogidos
previamente en los recorridos por la playa durante el día, o como se decía
antes una “lumbrada” para hacer una lunada donde se amenizaba con guitarras y
armónicas, pasando a contar desde anécdotas de pesca, hasta cuentos de terror
de tradición oral. Había tanta organización entre las familias que se
solventaba cualquier necesidad que se tuviera trasladando desde Tepic en
caravanas lo necesario para estar una semana de vacaciones; levantándose muy
temprano para no perderse ninguna actividad y para que los hermanos mayores no
los dejaran fuera del paseo tradicional a las piedras o al muelle, lugares en
donde grandes y chicos practicaban la pesca con cuerda, una de las experiencias
más significativas para cualquier niño.
A
mí no me tocó verlo porque nosotros vivíamos al sur de la ciudad, pero tengo
amigos que me cuentan que en los años setentas era posible pescar en el Río
Mololoa; principalmente era atractivo para los niños, quienes con la técnica
del cuerdeo establecían competencias haber quien sacaba la tilapia o mojarra
más grande; es triste que con el paso del tiempo esa tradición se terminó
debido a la gran contaminación que existe. Afortunadamente actualmente todavía
podemos ver en la laguna de Mora a familias completas practicando la pesca.
La
pesca con cuerda es tan emocionante para cualquier persona, especialmente para
los niños, a quienes se les desarrollan habilidades intelectuales y motoras a
través de esta práctica, interactuando con la naturaleza sin dañarla. Enseñar a
pescar a alguien con esta técnica antigua y sencilla significa enseñarle a sobrevivir en una situación
extrema, además del placer que representa sentir la vida debajo del agua,
capturar el pez y luego dejarlo ir, que además es un deporte.
De
vez en cuando dejemos los hoteles de lujo y vayamos a nuestras playas sin
pensar únicamente en sentarnos a la orilla del mar a comer, hay que nadar,
correr, jugar y convivir con nuestros hijos, si se puede porque no enseñarles
algo útil que siempre recordaran como una gran experiencia y que les va a
servir a lo largo de la vida.
Recuerda
que: "Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un
día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su
vida." Proverbio Chino.
Miguelito
Pescando en San Blas.
Para Conocer y Saber... ¡Hay que Leer!
Por: Lety Pérez
¿El
Mundo Avanza?
Inicia
un nuevo año y sería bueno que todos reflexionamos sobre lo que pasa a nuestro
alrededor, partiendo del interior, es decir, preguntarnos cómo estamos como
personas, en nuestra familia, en el trabajo y como ciudadanos, qué estamos
haciendo y cómo para encajar en esta sociedad tan cambiante.
El
mundo avanza, según los medios de comunicación hay grandes logros en la
ciencia, la tecnología, la medicina, por mencionar algunos rubros, sin embargo
habrá que preguntarse si los avances son en beneficio de todos o nada más de
unos cuantos. Sin irnos tan lejos tendremos que reflexionar si en el ámbito
nacional y local hay algún avance significativo en la educación que es el
fundamento de cualquier sociedad. Sin utilizar las estadísticas ni los informes
gubernamentales, veamos a nuestro alrededor y nos daremos cuenta que se está
retrocediendo, lo moderno hoy es un retroceso en la educación y la cultura, se
ha perdido significativamente el hábito de la lectura, substituyéndolo por ver
la televisión y navegar en Internet principalmente la interacción en redes
sociales. Vemos con tristeza la forma de expresarse por escrito algunos jóvenes
y de los no tan jóvenes, distorsionando nuestro idioma de una forma tan
natural, que escribir bien ya se esta considerando raro o fuera de moda; ya no
es importante escribir y redactar correctamente muchos menos ser un buen
lector, olvidándose que la lectura es fundamental en cualquier ámbito de
nuestra vida, desde leer un manual de instrucciones para utilizar cualquier
aparato o herramienta, hasta una receta de cocina, no se diga en el desempeño
académico. La sociedad actual camina lentamente hacia la automatización, el
hombre va perdiendo habilidades intelectuales y motrices, ya no se practica la
memoria básica mucho menos el análisis reflexivo y crítico.
La
pérdida de valores humanos es un claro ejemplo del retroceso que estamos
viviendo en ámbitos fundamentales, lo que nos lleva a ver cada día abusos y arbitrariedades
de aquellos que ostentan el poder, llámese gobierno o empresarios que también
actualmente son lo mismo, instituciones y empresas llenas de personas corruptas y sin escrúpulos, negligentes,
carentes de educación y cultura, mucho menos sensibilidad para atender los
reclamos sociales, la prueba de ello es la aprobación de la nefasta y
anticonstitucional reforma laboral, con lo cual pretenden borrar de un plumazo
años de historia y lucha social, degradando al trabajador a esclavo moderno,
increíblemente se está retrocediendo en pos de un supuesto crecimiento
económico, habrá que preguntarse para quién?
Obvio que para los trabajadores no, quienes no alcanzan ni siquiera a
cubrir las necesidades básicas mucho menos para la recreación y cultura.
Aunado
a lo anterior es palpable la indiferencia social y la falta de sentido de
pertenencia de las nuevas generaciones hacía su origen y tradiciones. Ya no se fomenta el aprender oficios ni el
manejo de herramientas básicas, cada día
se sustituye lo tradicional por lo moderno, dejando de lado cosas maravillosas
que tenemos como mexicanos y que bien podrían coexistir enriqueciendo nuestro
patrimonio cultural.
Sin
duda hay muchos avances en el mundo, pero también hay retrocesos que afectan en
cuestiones fundamentales del ser humano, miremos a nuestro alrededor y de vez
en cuando reflexionemos como podemos insertarnos en esta modernidad, ganando
habilidades y conservando nuestra esencia, valores, educación y cultura.
Recordemos
que: “La palabra progreso no tiene
ningún sentido mientras haya niños infelices”. Albert Einstein.
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