JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo
Nayarita
Tepic, Nay; sept 30, 2013.- “Septiembre mes del testamento” es la frase
que sirve de lema a una campaña impulsada por la Secretaría de Gobernación
(SEGOB) mediante acuerdos con los gobiernos de las entidades federativas y la Asociación
Nacional del Notariado Mexicano, A.C.
Me
pregunté de que se trataba este asunto y traté de investigar un poco al
respecto. Sin meterme tan a fondo basé mi “sesudo” estudio en hacer unas
cuantas preguntas a los actores principales de esta campaña nacional, es decir
notarios, gobierno y la propia gente interesada o población objetivo. Así que
después de un pequeño sondeo ya me pude formar una opinión al respecto.
El
gobierno federal a través de la SEGOB, señala que el propósito de esta campaña
es fomentar la cultura del testamento para evitar problemas futuros y proteger
la unidad de las familias mexicanas. Los notarios comentan que aceptaron de
buen agrado la convocatoria de los gobiernos federal y estatal, estando de
acuerdo en reducir sus tarifas de honorarios para apoyar a la gente, sobre todo
a la de bajos recursos y finalmente la gente en cuya opinión se encontró de
todo como en botica, unos han atendido la invitación y formularon su
testamento, otros aún no se convencen y algunos más dicen que para que quieren testamento
si no tienen ni en que “caerse muertos” o que si pueden dejar de herencia a su
perro o cosas por el estilo.
Indudablemente
que el testamento sigue siendo un tema tabú entre la mayoría de mexicanos, no
obstante que este derecho de sucesión era practicado por los aztecas, antes de
la llegada de los españoles. En aquellos lejanos tiempos nuestros antecesores,
fueran de la clase noble o simples plebeyos, podían heredar sus propiedades
particulares, sus bienes ya sean inmuebles o muebles, incluso hasta sus
esclavos. Esta forma de sucesión era muy parecida a la que tenemos actualmente
porque podían de manera voluntaria dejar sus bienes a cualquier persona fuera o
no su familiar, pero también tenían una forma legítima, en la que sólo los
hijos varones disfrutaban los bienes del progenitor.
Desde
mi punto de vista se ha avanzado en este tema. Cada vez son más las personas
que, bajo la premisa de no heredar problemas a sus parientes, han formalizado
su situación testamentaria. Pero también es cierto que falta mucho trecho por
recorrer.
Sin
dejar de lado que la idiosincrasia sigue siendo el principal obstáculo para que
eso se logre, es necesario reconocer que este asunto tiene varias lecturas. Por
un lado, se puede hablar del depauperado escenario social y económico de
millones de familias mexicanas en donde la propia ignorancia sería el primer
límite a la quimérica posibilidad de emprender un trámite de esa naturaleza.
Muchos de esos mexicanos no saben leer ni escribir, mucho menos van a tener mil
ó dos mil pesos para pagarle al notario para que éste les protocolice el legado
histórico y ofensivo de su pobreza.
En otro
escenario, la mayoría de personas de edad avanzada son muy renuentes no sólo a
realizar ese trámite sino incluso a hablar sobre el tema. Muchas de estas
personas si tu le dices que por qué no hace su testamento, lo primero que te
van a contestar es ¿Ya quieres que me muera? Aún es muy difícil para muchos de
nosotros dejar de relacionar testamento con muerte. Pero, es lógico porque de
eso se trata, el testamento no es otra cosa que el acto mediante el cual una
persona dispone libremente en qué forma y a quién o a quiénes se destinarán sus
bienes para después de su muerte. En este contexto es imposible separar de
cualquier definición el tan temido término.
A lo
mejor en otras latitudes, países o mundos no sería siquiera necesario un
documento o trámite de esta naturaleza, pero debemos recordar que estamos
hablando de nuestro México lindo, donde el machismo sigue cabalgando ufano,
donde cada día existen más familias desintegradas, disfuncionales, donde un
varón puede ser jefe de varias familias o tener segundo y hasta tercer frente para
decirlo de manera más coloquial o festiva. Justo en esas situaciones es cuando más
oportuno se antoja el trámite del testamento, porque entendiéndose medianamente
las familias existen muchos problemas, sólo hay que imaginar la batalla campal
que se puede armar cuando un hombre tiene tres familias distintas con muy poca
avenencia.
En fin,
no cabe duda que es un tema difícil de manejar tanto en la familia como en la
sociedad. En esta ocasión quise comentarlo porque me parece importante que reflexionemos
alguna vez sobre esto, independientemente de la posición familiar en que hoy
nos encontremos, si somos padres o hijos o quizá con mayor razón si somos ambas
cosas.
Creo
con todas mis fuerzas que la mejor herencia que puedes dejar a tu familia y
principalmente a tus hijos, es la que tiene que ver con una especie de patrimonio
espiritual, con la educación, la formación de valores y la personalidad.
Cada
vez estoy más convencido que el legado más valioso sería perpetuar en ellos la
fuerza de tu recuerdo, la guía de tu integridad, la calidez de tu nobleza, la
chispa de tu alegría, la luminosidad de tu amistad, la inmensidad de tu amor
desinteresado y por supuesto la admiración y el respeto que hayas logrado
sembrar en la tierra más fértil de sus corazones.
Mi
estimado lector, si además de esto puedes dejarles una casita, un coche o algún
dinerito, pues también te lo van a agradecer y aprovechando el comercial pues
te invito a que un día de estos tramitemos nuestro testamento para evitar
problemas mañana, cuando el destino nos alcance.
MIEMBRO
ACTIVO FRECONAY, A.C. - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com
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