domingo, 29 de septiembre de 2013

El Testamento

JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita

Tepic, Nay; sept 30, 2013.-  “Septiembre mes del testamento” es la frase que sirve de lema a una campaña impulsada por la Secretaría de Gobernación (SEGOB) mediante acuerdos con los gobiernos de las entidades federativas y la Asociación Nacional del Notariado Mexicano, A.C.

Me pregunté de que se trataba este asunto y traté de investigar un poco al respecto. Sin meterme tan a fondo basé mi “sesudo” estudio en hacer unas cuantas preguntas a los actores principales de esta campaña nacional, es decir notarios, gobierno y la propia gente interesada o población objetivo. Así que después de un pequeño sondeo ya me pude formar una opinión al respecto.

El gobierno federal a través de la SEGOB, señala que el propósito de esta campaña es fomentar la cultura del testamento para evitar problemas futuros y proteger la unidad de las familias mexicanas. Los notarios comentan que aceptaron de buen agrado la convocatoria de los gobiernos federal y estatal, estando de acuerdo en reducir sus tarifas de honorarios para apoyar a la gente, sobre todo a la de bajos recursos y finalmente la gente en cuya opinión se encontró de todo como en botica, unos han atendido la invitación y formularon su testamento, otros aún no se convencen y algunos más dicen que para que quieren testamento si no tienen ni en que “caerse muertos” o que si pueden dejar de herencia a su perro o cosas por el estilo.

Indudablemente que el testamento sigue siendo un tema tabú entre la mayoría de mexicanos, no obstante que este derecho de sucesión era practicado por los aztecas, antes de la llegada de los españoles. En aquellos lejanos tiempos nuestros antecesores, fueran de la clase noble o simples plebeyos, podían heredar sus propiedades particulares, sus bienes ya sean inmuebles o muebles, incluso hasta sus esclavos. Esta forma de sucesión era muy parecida a la que tenemos actualmente porque podían de manera voluntaria dejar sus bienes a cualquier persona fuera o no su familiar, pero también tenían una forma legítima, en la que sólo los hijos varones disfrutaban los bienes del progenitor.

Desde mi punto de vista se ha avanzado en este tema. Cada vez son más las personas que, bajo la premisa de no heredar problemas a sus parientes, han formalizado su situación testamentaria. Pero también es cierto que falta mucho trecho por recorrer.

Sin dejar de lado que la idiosincrasia sigue siendo el principal obstáculo para que eso se logre, es necesario reconocer que este asunto tiene varias lecturas. Por un lado, se puede hablar del depauperado escenario social y económico de millones de familias mexicanas en donde la propia ignorancia sería el primer límite a la quimérica posibilidad de emprender un trámite de esa naturaleza. Muchos de esos mexicanos no saben leer ni escribir, mucho menos van a tener mil ó dos mil pesos para pagarle al notario para que éste les protocolice el legado histórico y ofensivo de su pobreza.

En otro escenario, la mayoría de personas de edad avanzada son muy renuentes no sólo a realizar ese trámite sino incluso a hablar sobre el tema. Muchas de estas personas si tu le dices que por qué no hace su testamento, lo primero que te van a contestar es ¿Ya quieres que me muera? Aún es muy difícil para muchos de nosotros dejar de relacionar testamento con muerte. Pero, es lógico porque de eso se trata, el testamento no es otra cosa que el acto mediante el cual una persona dispone libremente en qué forma y a quién o a quiénes se destinarán sus bienes para después de su muerte. En este contexto es imposible separar de cualquier definición el tan temido término.

A lo mejor en otras latitudes, países o mundos no sería siquiera necesario un documento o trámite de esta naturaleza, pero debemos recordar que estamos hablando de nuestro México lindo, donde el machismo sigue cabalgando ufano, donde cada día existen más familias desintegradas, disfuncionales, donde un varón puede ser jefe de varias familias o tener segundo y hasta tercer frente para decirlo de manera más coloquial o festiva. Justo en esas situaciones es cuando más oportuno se antoja el trámite del testamento, porque entendiéndose medianamente las familias existen muchos problemas, sólo hay que imaginar la batalla campal que se puede armar cuando un hombre tiene tres familias distintas con muy poca avenencia.

En fin, no cabe duda que es un tema difícil de manejar tanto en la familia como en la sociedad. En esta ocasión quise comentarlo porque me parece importante que reflexionemos alguna vez sobre esto, independientemente de la posición familiar en que hoy nos encontremos, si somos padres o hijos o quizá con mayor razón si somos ambas cosas.

Creo con todas mis fuerzas que la mejor herencia que puedes dejar a tu familia y principalmente a tus hijos, es la que tiene que ver con una especie de patrimonio espiritual, con la educación, la formación de valores y la personalidad.

Cada vez estoy más convencido que el legado más valioso sería perpetuar en ellos la fuerza de tu recuerdo, la guía de tu integridad, la calidez de tu nobleza, la chispa de tu alegría, la luminosidad de tu amistad, la inmensidad de tu amor desinteresado y por supuesto la admiración y el respeto que hayas logrado sembrar en la tierra más fértil de sus corazones.

Mi estimado lector, si además de esto puedes dejarles una casita, un coche o algún dinerito, pues también te lo van a agradecer y aprovechando el comercial pues te invito a que un día de estos tramitemos nuestro testamento para evitar problemas mañana, cuando el destino nos alcance.


MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C. - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com

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