lunes, 7 de octubre de 2013

El Paternalismo en México

JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita

Tepic, Nay; oct 7, 2103.-  Que hermosa sensación cuando alguien de tu familia te muestra afecto. Si es el papá quien lo hace solemos decir que actitud tan paternal. A esa manera protectora del padre hacia el hijo se supone que debíamos llamarle paternalismo, pero tal parece que no es así, ya que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española nos remite invariablemente a un significado muy distinto al que supuestamente conocemos en la “lógica” familiar y aunque este concepto sirve de base a la acepción registrada de manera oficial, debemos agregar que se maneja casi siempre en un sentido peyorativo.


La definición que nos ofrece el aludido diccionario es la siguiente, Paternalismo: “Tendencia a aplicar las formas de autoridad y protección propias del padre en la familia tradicional a relaciones sociales de otro tipo; políticas, laborales, etcétera” y es justo desde los elementos esenciales de esta definición donde se generan las controversias que existen o mejor dicho existían, dado que el tiempo ha dejado asomarse a la razón.

Dentro del ámbito familiar una actitud “demasiado paternal” suele producir efectos contraproducentes respecto a las conductas positivas que los padres esperan de sus hijos. Desafortunadamente en el seno del hogar se da con mucha frecuencia que el exceso de concesiones que brinda el padre a sus hijos, no les permite madurar, crecer y ser independientes. Por supuesto que en toda situación debe predominar el necesario equilibrio en el sentido de las cosas. No se puede ser ni tan rígido ni tan suave en algunas situaciones o como dice el viejo refrán “Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”.

Pero volvamos a la controversia que les comentaba en líneas anteriores. Esa analogía familiar se usa para explicar (o criticar) el comportamiento del gobierno tendiente a procurar cierto nivel (ínfimo casi siempre) de bienestar de la ciudadanía, pero sin permitir que ésta participe en el diseño e instrumentación de los mecanismos que hagan posible el mejor funcionamiento del aparato gubernamental. Tampoco le permite la intervención libre, democrática e incluyente en la generación de políticas públicas que favorezcan las propuestas productivas, generadoras de empleo y una mejor distribución de la riqueza nacional.

Desde mi punto de vista, el paternalismo en México más que un modelo en sí, es una herramienta usada históricamente por el gobierno para mantener el control y el dominio de la sociedad. Es una visión de alto nivel que le permite el manejo electoral a través de los programas asistenciales.

Las grandes controversias son en el sentido de hasta donde el gobierno debe hacer todo, aportando recursos para paliar situaciones de pobreza alimentaria y otras condiciones desfavorables en las que viven muchos millones de mexicanos. Se puede decir que estamos ante el caso de un círculo vicioso. Para explicar esto, tendríamos que considerar varias situaciones que son parte del intrincado rompecabezas económico, social y cultural que genera ese comportamiento político.

El paternalismo no es algo privativo de México, ya que es un término que existe desde hace muchos años y ha sido abordado por muchísimos estudiosos de las ciencias políticas, la filosofía y el derecho, incluso. Los estudios y proyecciones del término han sido manejados desde antes del siglo XX tanto por marxistas como por liberales.

En este contexto, sin detenerme en las grandes polémicas, incluso filosóficas, que se generaron a partir de los conceptos de “Paternalismo” y “Estado de Bienestar” quiero señalar que me gustó como define Paulette Dieterlen estos términos, comentando sobre el libro de Octavio Paz “El Ogro Filantrópico, diciendo: “Es un Estado que redistribuye la producción otorgando subsidios principalmente para ciertos servicios de educación y salud. De aquí que sea “filantrópico”. Pero es “ogro” porque muchas veces la distribución la hace independiente de las necesidades, deseos y preferencias de los ciudadanos”, frases que palabras más o palabras menos es lo mismo que un servidor opinaba líneas arriba.

En fin, en México el paternalismo existe y en muchas modalidades, pero lo identificamos siempre con los programas de carácter asistencial que han diseñado y ejecutados los gobiernos federales desde hace muchas décadas.  Quizá el más conocido sea el Programa de Desarrollo Humano Oportunidades que surgió en el año 2002, basado casi en su totalidad en su antecesor, el Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA) surgido en 1997,  que a su vez fue instrumentado tomando como modelo el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) cuya vigencia data de los años 1989-1994.

Sin duda que se debe ver con buenos ojos la focalización de una parte del gasto público hacia el combate a la pobreza, pero también debemos reconocer que ante el ostensible aumento del número de pobres, las acciones actuales sólo se ven como un “mejoralito”. El paternalismo sigue omnipresente en México, el gobierno sigue manipulando el poder público creando la percepción errónea de que son los funcionarios quienes deben resolver los problemas, eliminando de la concepción personal y social de los gobernados  la necesidad de una interacción permanente entre gobierno y representados, en un binomio corresponsable donde el primero debe representar los intereses del pueblo y responder de sus actos ante el mismo. En la analogía de la familia, entonces aterrizaríamos la idea de no todo lo tiene que hacer papá gobierno como dicen muchos, pero tampoco lo tiene que sufrir hijo pueblo, cada uno debe intentar hacer su parte, claro que para ello es necesario contar con los elementos para tal efecto.

En mi opinión, se debe insistir en incorporar el elemento productivo a los programas federales para potenciar el desarrollo de las economías marginadas, cambiando la dádiva y la caridad por opciones reales de crecimiento, además de dejar de manipular y condicionar electoralmente a sus beneficiarios. Al amable lector que sugirió el tema, muchas gracias. ¡Servido!


Reciban un saludo afectuoso – Los espero la próxima semana- Comentarios y sugerencias al correo: elizondojm@hotmail.com

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