REPORTAJE ESPECIAL
Norma
Loto / SEMIac / Periodismo Nayarita
Buenos Aires.- Hasta
hace poco tiempo, el imaginario había quedado estancado en la idea de que el
acoso sexual callejero era un costo que las mujeres debían pagar en el espacio
público. Pero, afortunadamente, desde un tiempo estas acciones indeseadas son
interpeladas.
Los
"piropos", como también otras frases y situaciones que parecían
signos indiscutibles de la calle, hoy se denominan: acoso sexual callejero
(ASC).
Según la especialista
Hollu Kearl, clasifican como ASC "las palabras y acciones no deseadas
llevadas adelante por desconocidos en lugares públicos, que están motivadas por
el género e invaden el espacio físico y emocional de una persona de manera
irrespetuosa, rara, sorprendente, atemorizante o insultante".
En tanto, el
Observatorio contra el Acoso Callejero de Chile -http://www.ocacchile.org/-
sostiene como ASC prácticas "sufridas de manera sistemática, en especial
por las mujeres, ocurriendo varias veces al día desde aproximadamente los 12
años". Estos actos generan traumas "no solo por hechos de acoso
especialmente graves, sino por su recurrencia."
Según el Observatorio
contra el Acoso Callejero, el ASC comprende las miradas lascivas,
"piropos" suaves y agresivos, silbidos, besos, bocinazos, jadeos y
otros ruidos, gestos obscenos, comentarios sexuales, directos o indirectos al
cuerpo, fotografías y grabaciones no consentidas a partes íntimas, tocamientos
("agarrones" o "punteos"), persecución y arrinconamiento,
masturbación con o sin eyaculación y exhibicionismo".
El ASC es un tipo de
violencia porque se trata de "una práctica no deseada, que genera un
impacto psicológico negativo y tiene efectos en la vida cotidiana de las
mujeres que, a veces, se ven obligadas a cambiar los recorridos habituales por
temor a reencontrarse con el o los agresores, modificar los horarios en que
transitan por el espacio público; preferir caminar en compañía de otra persona,
modificar sus modos de vestir buscando desincentivar el acoso", refiere el
Observatorio.
Tamara es una joven
universitaria, tiene 18 años, vive en Santiago del Estero (a 1.200 kilómetros
de Capital Federal) y contó su experiencia a SEMlac:
"Una vez tuve que cambiar el camino habitual a casa porque alguien me seguía en una moto, decía cosas feas. Salí corriendo hasta llegar a mi casa, con un miedo impresionante. Además, ¡detesto salir a la calle y que estén en la esquina albañiles o vecinos diciéndome cosas! Mi actitud es ignorarlos y la respuesta de ellos es: "¡ay, tampoco que estés tan buena!".
"Una vez tuve que cambiar el camino habitual a casa porque alguien me seguía en una moto, decía cosas feas. Salí corriendo hasta llegar a mi casa, con un miedo impresionante. Además, ¡detesto salir a la calle y que estén en la esquina albañiles o vecinos diciéndome cosas! Mi actitud es ignorarlos y la respuesta de ellos es: "¡ay, tampoco que estés tan buena!".
El acoso sexual
callejero es violencia, ya que parte del imaginario imperante que se enfoca
sobre el cuerpo de la mujer como un terreno donde otros tienen derechos (a
decir y hacer).
"Nada les viene
bien a ustedes, las mujeres" dice Manuel, de 19 años, cuando SEMlac le
consultó sobre el tema. "No justifico las grosería -continuó-, pero si las
ignoramos se enojan y si es que les decimos algo lindo, también".
Lo que Manuel ignora
es que tanto un piropo como una grosería están dirigidos al aspecto íntimo de
una mujer y sin su consentimiento.
La semana pasada fue la Semana Internacional contra el Acoso Callejero y fueron muchas las actividades realizadas en diferentes puntos del país. Acción Respeto, un grupo de jóvenes activistas, organizó algunas de ellas.
Este es el caso de las actividades co-organizadas junto a La Marcha de lxsPutxs, para el 24 y 25 de abril en Chaco y Corrientes (provincias del norte argentino).
La semana pasada fue la Semana Internacional contra el Acoso Callejero y fueron muchas las actividades realizadas en diferentes puntos del país. Acción Respeto, un grupo de jóvenes activistas, organizó algunas de ellas.
Este es el caso de las actividades co-organizadas junto a La Marcha de lxsPutxs, para el 24 y 25 de abril en Chaco y Corrientes (provincias del norte argentino).
Una de las
organizadoras es Silvana Sanabria, quien sostuvo ante SEMlac: "Se piensa
que los cuerpos, sobre todo de mujeres y personas que no encajan en el modelo
hetero-patriarcal, son de dominio público y que cualquiera puede decirle lo que
le venga a la mente. En cambio, sí creemos que los halagos o piropos pueden
existir, siempre provenientes de una persona con la que sí tenemos un vínculo de
amistad y desde el respeto".
Los eventos que se
realizarán en esas provincias tendrán como eje brindar información sobre el ASC
y entregar volantes a las mujeres con la leyenda: "Esto que acabás de
hacer se llama acoso callejero", para que cada vez que sean acosadas en la
vía publica puedan entregar esa información a los acosadores.
Estas actividades
provinciales contarán con un taller de defensa personal. SEMlac consultó a
Sanabria si es necesario combatir la violencia con más violencia, a lo que
respondió: "Desde el taller planeamos dar herramientas a las personas para
que puedan defenderse ante posibles situaciones de abuso sexual y violencia de
género. Lo cierto es que muchas veces, cuando sufrimos acoso callejero en los
espacios públicos, nos sentimos indefensas y no tenemos idea de qué hacer en
caso de que la situación avance".
La activista remarcó
que el taller brindará herramientas para afrontar una situación límite,
"ya que las mujeres o personas violentadas nunca son las primeras en
atacar. Tiene que ver con ofrecer herramientas para resguardar la vida, en el
peor de los casos y como último recurso".
¿POR QUÉ SE
NECESITA UNA LEY?
Las activistas de
Acción Respeto han puesto sobre la mesa de discusión la necesidad de presentar
un proyecto de ley para penalizar el ASC.
"Los números del
acoso demuestran que la población más vulnerable son las niñas y adolescentes
menores de 15 años, y según la encuesta que hemos realizado, 38,2 por ciento
fueron acosadas antes de los 13 años y otro 38,2 por ciento entre 13 y 15
años", dijo a SEMlac Verónica Lemi, creadora y directora de Acción
Respeto.
La franja etaria más
afectada "coincide con el momento en que las niñas comienzan a
desarrollarse -continuó Lemi- y a descubrir la sexualidad. El acoso callejero
afecta enormemente no solo la libertad, sino al desarrollo de una sexualidad
sana, dado que desde ese momento se encuentran con que su consentimiento no es
tenido en cuenta y sus cuerpos "nuevos" generan reacciones
violentas".
Lemi relató a SEMlac
que el ASC primero genera "vergüenza" en las adolescentes y, cuando
recurren a los adultos, estos les refuerzan el concepto de que esas prácticas
deben ser soportadas ya que "es parte de ser mujer" y "hay que
soportarlo en silencio". "Bajá la cabeza y apurá el paso", son
algunas de los consejos que escuchan las jóvenes.
"Desde ese momento
clave en el desarrollo -precisó Lemi- se afianza la noción de que así tratan
los hombres a las mujeres y comienza la naturalización interna de la violencia.
Entonces, el acoso callejero funciona como una suerte de rito de pasaje que les
marca su rol dentro de la sociedad y les enseña a aceptar la violencia hacia
ellas sin responder, porque eso es ser mujer".
La activista es
partidaria de que, desde el Estado, se tomen medidas que reviertan esta
situación y contrarresten el efecto de acoso y su naturalización.
"Una ley que
señale esta conducta como violencia y como inaceptable es vital para que haya
un marco social claro para la concientización. Hoy día las mujeres que
denuncian acoso callejero se encuentran con que las fiscalías se niegan a
reconocerlo como hostigamiento, minimizan las situaciones y rechazan las
denuncias", remarcó.
Además, Lemi dijo a
SEMlac que una ley para esta situación no solo tendría la función de penalizar,
sino que también funcionaría de modo preventivo, dado que los acosadores actualmente
"cuentan con la impunidad de que no haya una figura que contemple
exactamente su conducta y, por tanto, tanto policías como fiscales la
minimizan".
"Una vez
aprobada una ley que multe el acoso callejero, muchos dejarán de hacerlo,
aunque no entiendan del todo por qué está mal, pero las siguientes generaciones
van a crecer sabiendo que es una conducta punible y rechazada social e
institucionalmente", insistió.
En definitiva, la
necesidad de una ley radica en "una toma de postura del Estado: defender a
las víctimas o seguir apañando a los acosadores", concluyó la directora de
Acción Respeto.
ANTECEDENTES
CERCANOS
En Perú se aprobó
este año la Ley para Prevenir y Sancionar el Acoso Sexual en los Espacios Públicos
y tiene por objeto prevenir y sancionar el acoso sexual en lugares de uso
público que afecten la dignidad, la libertad, el libre tránsito y el derecho a
la integridad física y moral de niños, adolescentes y mujeres. Las sanciones
penales serán establecidas en el Nuevo Código Penal peruano.
A la vez, en Chile se
presentó en la cámara baja un proyecto de ley que establece tres tipos de
conductas que recibirían multas: los actos verbales y no verbales; la captación
de imágenes; y los abordajes intimidantes. Y los actos de acoso sexual
callejero que involucren contacto físico de carácter sexual serían sancionados
con presidio menor en su grado mínimo.
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