miércoles, 22 de julio de 2015

¿Hacia un "Estado Fallido"?


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita



¿Hacia un "Estado Fallido"?

La noticia que sigue dominando la atención de la sociedad mexicana es la fuga del "Chapo Guzmán". Todos estamos hablando de este increíble escape protagonizado por el hombre más buscado del mundo. Creo que el adjetivo de increíble es el adecuado, el que mejor define la calidad de este suceso que la autoridad responsable trata de hacernos creer.

El espacio de la comunicación está lleno de cosas relativas a este vergonzoso hecho. Existen opiniones encontradas, unas serias, documentadas, otras jocosas, divertidas. El tema ha dado para varios días de noticias, reportajes, declaraciones y sobre todo para darle vuelo al ingenio del mexicano, me refiero a la incisiva creatividad para burlarse de las cosas, costumbre muy favorecida actualmente en las redes sociales, a través de los famosos "memes", que por miles se pueden encontrar, sobre todo en el Facebook.

Es muy difícil opinar sobre un tema tan abordado, más cuando es una noticia que ha inundado efervescentemente los medios de comunicación mundiales, nacionales y locales. No obstante esto, no pude resistirme al gusto de  compartir mi punto de vista a mis amables lectores, sobre todo porque esta situación sólo es una parte del asunto al que quiero llegar.

Creo que todo está ya muy trillado. Que si todo es un engaño, desde la supuesta captura y ahora la feliz fuga del Chapo, que si es una cortina de humo para embobar a los mexicanos (más mezcla "maistro") mientras nos dejan ir otra de sus acostumbradas puñaladas traperas, ahora sería lo del famoso "Sistema Nacional de Salud Universal", en el que, aunque no le quieran llamar privatización del IMSS y el ISSSTE, en la práctica es eso y mucho más. Anteriormente fueron las reformas, la laboral, la energética, la dizque educativa y toda esa sarta de barbaridades con las que han agobiado y masacrado al pueblo mexicano.

Desde mi punto de vista, se acentúa la crisis de gobernabilidad en nuestro país y no es sólo por este circo. Son muchos los argumentos que se pueden aportar en favor de esta opinión, pero antes creo prudente aclarar bien el significado y el sentido de esta palabra.

Cuando hablamos de gobernabilidad nos tenemos que remitir irremisiblemente a dos factores de suma importancia: la confianza en el liderazgo de quien representa al poder ejecutivo y la legitimidad de su autoridad. En este último término no me refiero a la "legalidad" que refiere y otorga un proceso electoral, en el entendido que éste haya sido limpio, sino a la calidad de legítimo como sinónimo de justo, cierto, genuino y verdadero en cualquier línea. Ambos elementos están íntimamente relacionados y son directamente proporcionales. También legítimo significa "conforme a las leyes". Entonces aquí es donde viene el cuestionamiento directo, preguntar si el presidente, su gabinete y su runfla secundaria se han ganado la aprobación de la nación, bajo la evaluación de estas premisas. Aquí es cuando nos planteamos la duda si los susodichos han actuado con la legitimidad que el pueblo se merece. Si le han respondido a una nación sedienta de justicia social. Si se considera que existe la estabilidad y la paz social necesarias para aspirar a un desarrollo equilibrado y sustentable. Las respuestas en su gran mayoría apuntan a la negativa.

La nación soporta heridas mortales desde sexenios atrás, pero se han empeorado en los dos más recientes. El embate neoliberal ha sido más severo y más descarado desde el periodo de Felipe Calderón, quien impulsó una guerra sangrienta contra el narcotráfico, combate que acusó siempre la carencia de una estrategia, la evidencia de acciones a favor de un determinado grupo de la delincuencia organizada y el sacrificio de la sociedad civil quien pagó todas las consecuencias. Todo eso pasaba mientras él paseaba sus notorias debilidades humanas y sus principales colaboradores hacían y deshacían en el manejo caprichoso y corrupto de la política interna del país, sobre todo en el ámbito de la seguridad pública y los negocios, la mayoría de ellos ilícitos. El resultado, un país víctima de la desigualdad y la inestabilidad social. Quedaba la sensación de que la alternancia fue más corrupta que el viejo huésped de Los Pinos.

Luego nos venden la idea de que podría ser mejor el regreso del viejo inquilino que dejar la casa en poder de este nuevo grupo nefasto en el que figuraban Genaro García Luna, Luis Cárdenas y muchos nombres más, entre ellos Jorge Tello Peón y Nicolás Suárez Valenzuela, a quienes se les imputa participación en la primera fuga del Chapo. Además de todas las corruptelas, que sería imposible siquiera enumerar en este espacio. Me parece que lo que convenció más a la gente fue la idea de que si el P.R.I. ganaba la presidencia de la república haría un buen papel, porque no se iba a arriesgar a perderla de nuevo, premisa que suponía un buen trabajo para ganar de nuevo la confianza que le había retirado el pueblo mediante el voto de castigo.

El inicio de la administración de Peña Nieto, parecía dejar ver que se ajustaba a esa idea, a la reivindicación, realizando algunas "jugadas" que se suponían en ese sentido. Una de ellas el famoso "Pacto por México", acuerdo entre las distintas corrientes políticas que suponía un esfuerzo conjunto para lograr el fortalecimiento del estado mexicano, la democratización de la política y la economía, ampliación de los derechos sociales y su aplicación efectiva, así como la participación ciudadana en los procesos de diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas.

Teóricamente sonaba bien, se puede decir que esos acuerdos fueron fundamentales para la iniciativa y promoción de las "reformas estructurales" que hoy bien sabemos sólo han contribuido a hundir más a los que menos tienen, y que la buena voluntad de las fuerzas políticas (léase partidos) sólo era una bien disimulada convención para el reparto de utilidades.

En la actualidad, al fin descubiertas las verdaderas intenciones de la camarilla en el poder, el descarado entreguismo de los bienes de la nación a los grandes capitales, internacionales y nacionales, el aumento de la violencia derivada del narcotráfico, la pérdida del control de la seguridad pública en las entidades federativas, el embate agresivo en contra del sindicalismo revolucionario, el aumento progresivo del número de pobres y el enriquecimiento ilícito de funcionarios, no son acaso un símbolo inequívoco de la descomposición del sistema, de la pérdida de la gobernabilidad.

Por otro lado, si se entiende por "Estado Fallido" cuando existe un fracaso en lo social, en lo político y en lo económico, cuando se tiene un gobierno ineficaz, que acusa falta de control en muchas regiones del territorio nacional, incapacidad para proveer los servicios básicos a los ciudadanos, presenta altos niveles de corrupción y criminalidad, desgaste o pérdida de la autoridad legítima en la toma de decisiones; si estos son los elementos para poder considerar una situación de esa naturaleza, si a esto agregamos las cosas "imperdonables" de la cantidad de "feminicidios" o la matanza de Tlataya y el homicidio y desaparición de estudiantes de Ayotzinapa, en las que se descubre la participación activa de las fuerzas armadas, y ahora la también "imperdonable" fuga del Chapo Guzmán, ¿No serán acaso éstos, signos suficientes para pensar que México es un estado fallido o está en un avanzado proceso de serlo? ¿Usted qué opina amigo amable lector?

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario