Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
¿Qué quiso decir Peña Nieto?
SemMéxico.
30 de septiembre de 2015.- La Organización de las Naciones Unidas se reunió a
partir del 25 de septiembre en Nueva York con 80 líderes mundiales para
ver cómo resuelve el desarrollo en los próximos 15 años. El mundo se les cae,
la pobreza y la violencia son dos aspectos que deben atemperar, además, claro,
el de la democracia que escasea.
Ahí
lo que se hizo fue organizar al lado de la reunión o Asamblea General, lo que
se llamó Cumbre sobre la Igualdad de Género y Empoderamiento de la Mujer, el
presidente Enrique Peña Nieto delineó 3 acciones, muy claras todas ellas.
Olvidó hablar de violencia de género.
Por
supuesto que el mandatario tampoco habló de la inseguridad y la
impunidad, pero si envió un mensaje a su gabinete: que los secretarios y
secretarias de estado deberán encabezar el Sistema Nacional de Igualdad entre
Mujeres y Hombres, cosas que naturalmente no es nueva. Así lo dice la Ley, lo
que llama la atención es que sugiera que deben estar ahí, en ese sistema
participan personas de puestos secundarios sin capacidad de toma de
decisiones y ningún secretario/a de estado ha bajado correctamente
la información a las y los servidores públicos.
Dijo
que la igualdad debía elevarse a nivel ministerial. Quiere decir esto ¿Qué será
una Secretaría de Igualdad? O es simplemente eso. Lo importante es
tomarle nota a Peña Nieto. Ahora hay que vigilar a sus secretarios. Ya les
mandó este mensaje, pero claro, todavía falta una sociedad que lo reclame
sistemáticamente y personal responsable que haga valer este mandato. Si es en
serio, claro.
Una
segunda cosa, llama la atención en el mundo machista donde vivimos y habla de
cierta asesoría a Peña Nieto, cuando señala que se promoverá mayor
corresponsabilidad entre hombres y mujeres para mejorar la distribución de la
carga del trabajo en el hogar. Es decir, estará pensando en un nuevo Código
Familiar, en hacer efectivas algunas recomendaciones que tienen 40 años, y que
ahora se ha puesto en marcha: una política que se llama Economía del Cuidado.
Es
verdad que hay una enorme carga que pesa en la espalda de las mujeres. En mis
tiempos cuando se descubrió lo que Isabel Larguía definió como Trabajo
Invisible, fue claro desde entonces que ese trabajo gratuito de las mujeres
para cuidar a las otras y a los otros, sostiene en buena parte al sistema
capitalista, pero, claro, también lo distorsiona. ¿Ahora qué significa en
la propuesta de Peña? Ante 80 líderes mundiales.
Y
la tercera línea de trabajo, como dicen los comunicados oficiales de la ONU, se
trata de compromisos de los jefes de Estado que deben ser medibles. Esta se
refiere a intensificar acciones para prevenir el embarazo entre adolescentes y
la mortalidad materna.
El
primer asunto es una estrategia nacional que deben operar muchas dependencias y
que pasa por una acción anti conservadora sobre la vida sexual y reproductiva;
reconocer la violencia sexual contra niñas y mujeres e instalar verdaderos
programas de educación sexual.
La
de la mortalidad materna, reconocida en tiempos de Manuel Ávila Camacho, cuando
se crearon los primeros comités de seugimiento, es un antiguo y lacerante
problema ligado al aborto clandestino, la pobreza alimentaria (la preclancia) y
desde luego a un sistema de salud que no llega a los lugares más alejados ni a
las poblaciones más pobres. Es una ofensa que las mujeres mueran de parto en
2015.
No
sabemos el derrotero de estos compromisos. Lo que sí es verdad es que habría
que darles seguimiento y poner énfasis en la urgente necesidad de otros
compromisos sustantivos. Si igualdad, si, como ahí dijo:“ el empoderamiento de
las mujeres enriquece y da solidez a nuestro actuar en favor de las grandes
causas de la humanidad”, y claro es verdad. Pero no es suficiente, para que
queremos cientos de diputadas sin conciencia de género y las líderes hacen lo
que pueden y no lo consiguen.
Tanto
como que la incorporación de la igualdad de género como eje rector de la Agenda
de desarrollo para 2030, nos habla de que han pasado 40 años desde que se
afirmó eso en 1975, durante la primera Conferencia Mundial de la Mujer
celebrada en México, época de cambios sustantivos en las leyes, en la
Constitución la igualdad se puso en el Artículo 4º, y todavía hay preguntas de
líderes, abogados muy democráticos y dirigentes muy avanzados, sobre si las
mujeres tienen o no capacidades y también se preguntan qué pasará si en casa no
están. Pués ya les dijo Peña, a repartirse la tarea doméstica.
Desgraciadamente
la realidad es otra. No tiene un solo camino, pero valdría la pena seguir los
que hemos trazado, digo, hemos, las organizaciones de mujeres y los espacios de
trabajo experto como se dice.
Ojalá
que se haga seguimiento de estos compromisos. Y reclamos por no hablar del
mayor flagelo, que no es como se ha querido políticamente encerrar en el
homicidio de mujeres, sino todo el proceso de violencia contra las mujeres que
cobra la vida de algunas. Necesitamos no un pomposo sistema de igualdad, sino
un sistema de prevención, atención y erradicación de la violencia con
compromisos concretos: donde los Secretarios de Estado lo comprendan, que no lo
comprenden y los Gobernadores actúen y pongan bien y donde se debe el cuantioso
recurso que reciben de la Federación. Y claro recursos que ahora se van a
recortar dolorosa e injustamente.
Necesitamos
algo más. Una real responsabilidad para que en los puestos administrativos y
operativos, haya personas con pensamiento progresista y de género. Es urgente
no improvisar y poner el dinero en capacitar lo incapacitable. Eso es para
todas las personas involucradas en la política de Género, de la Federación al
Municipio. No olvidar que la tecnocracia de género, todo por encimita y
sin espíritu es una simulación poco ética. Veremos.
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