lunes, 28 de junio de 2021

Definición de codependencia, causas y características

SAÙL ARMANDO LLAMAS LÒPEZ

 

El prefijo “co” proviene del vocablo latino, cuya connotación base es “con”. No necesariamente la Codependencia concierne a la persona aferrada a un agresor, porque representa ese rol de “cómplice inconsciente” de la enfermedad del otro. Descubre su concepto y todo lo que implica ser dependiente en psicología.

 

¿Qué es codependencia?

 

Es una patología psicológica en que la persona está aferrada a su agresor verbal o físico, a un enfermo que goza de su afecto y a cualquier objeto de valor que no pretende soltar en su vida. Representa esa complicidad involuntaria que sufre el individuo que no está dispuesto a renunciar a esa persona o cosa tan sencillo. Por ejemplo, quienes vivan con un sujeto alcohólico y este no acepta que requiere de atención, todos los que están a su alrededor son dependientes de él/ella por fomentar el comportamiento sin hallar una salida concreta.

 

El codependiente siempre mantendrá la ilusión que ese sujeto dependiente dejará el alcohol o las drogas por cuenta propia. En su mundo turbado, pensará que todo estará bien y que cada acción del agresor/consumidor no tendrá consecuencias en el futuro. La codependencia hace que el sujeto que está alrededor de los dependientes asuma una responsabilidad no correspondida de todos los actos que comete la persona que tanto quiere, para que no pague por los errores causados, más bien, los adjudica a su cuenta por pena, consideración o empatía.

 

Anteriormente, el término codependiente significaba “habilitador”, cuya función es exactamente la misma: atender las consecuencias del adicto para que no sufra en el proceso en que está inconsciente debido a la ingesta de sustancias tóxicas o estupefacientes. Generalmente siempre posee excusas en su repertorio verbal para salvaguardar los intereses del enfermo.

 

En primera instancia, la definición de codependencia surge gracias a los grupos de Alcohólicos Anónimos. La esencia que originó el término resulta de la comprensión familiar o de allegados en intentar a ayudar al enfermo, a tal grado de justificar su conducta sin ofrecer vías alternas para salir adelante.

 

¿Quién es codependiente?

El perfil de un codependiente es fácil de identificar. En primer lugar, es un sujeto cuyos intereses personales o profesionales pasan a un segundo plano para prestar atención a su agresor o enfermo. Tiende a sacrificar dinero, sueños y tiempo para proteger al dependiente; en la mayoría de los casos, sin éxito.  Si en su núcleo familiar hay más codependientes, la persona que elija como pareja será igual o peor de lo vivido en el hogar, porque en su interior esconde problemas afectivos y es vulnerable a los vicios.La alienación es constante en la vida del codependiente, porque olvida por completo sus propios conflictos que necesitan resolución para invertir su tiempo en rescatar a un enfermo que tampoco desea ser sanado.

 

Si usted vive bajo el mismo techo que un individuo que sucumbe ante las drogas, si usted olvida que a su alrededor también hay tareas por ejercer, si usted justifica cada acción reprochable de su pareja, familiar o amigo en problemas, usted es un ser codependiente que debe ser rescatado al igual que el vicioso. A veces, tomar atribuciones conlleva a olvidar las responsabilidades individuales en quien evidentemente no lo merece hasta no comprender que requiere asistencia psicológica.

 

Parejas, padres, hijos, amigos, colegas académicos o empresariales, cada uno de ellos está propenso de padecer codependencia, sin excepciones. Para ir más lejos, en la Terapia de pareja puede darse el escenario que los pacientes se apeguen a tal grado de los especialistas que no quieren alejarse de su consultorio para seguir tratando el problema por el agrado de seguir viendo al terapeuta; aunque no tenga motivos aparentes para frecuentar el lugar.

 

Signos y síntomas.

 

Pensar excesivamente en el bienestar del otro, hasta desplazar sus propias necesidades en un segundo plano. Responsabilizarse por actos que el sujeto no cometió, con la intención de proteger al dependiente. Cumplir con su deber más de lo habitual. Es la tendencia de hacer más de lo que está en su capacidad por ayudar al otro. Son muy susceptibles cuando el dependiente margina su labor de rescate. Esto ocurre cuando sus esfuerzos no son valorados, mucho menos compensados.

 

En las relaciones conyugales, el codependiente hará todo lo que esté a su alcance para permanecer al lado de su pareja, a pesar de los maltratos. Inconscientemente no desea abandonarlo/a, conociendo todos sus defectos. Constantemente busca el reconocimiento del enfermo. Su mundo gira en torno a ese amor insano y necedad de rescatar a alguien en problemas. Posee una compulsión de controlar todo a su alrededor, incluso personas, para proteger al dependiente.

 

Falta de autoestima y de confianza en sí mismo.

 

La identificación de los sentimientos propios y del dependiente es confuso.

Temen ser abandonados por sus dependientes.

 

Enojo constante. Viven una montaña rusa de sentimientos encontrados.

No poseen confianza para tomar decisiones. La incertidumbre embarga su conciencia.

 

Tendencias protectoras. Además de buscar el reconocimiento, adoptan el rol de protectores en forma desmedida.

 

Confusiones, una vida enredada y poca capacidad de priorizar sus necesidades.

No están aptos de recibir críticas constructivas, porque las ven como ofensa en su rol de protector. No entienden de razones, más allá de su afán de cuidar al enfermo.

 

Rigidez, sentimiento compulsivo por controlar todo a su alrededor.

Cada opinión emitida es una premisa de tener la razón en todo lo relacionado con el dependiente.

 

Resentimiento ante el mundo, por no hacer más de lo debido para salvar a su protegido. Cuando atraviesa una depresión, suele aislarse de todo y de todos.

No disfruta los momentos felices y empeora con los episodios tristes.

 

Causas.

 

Nadie escapa de la codependencia, porque en todos los hogares alguno podría estar protegiendo a otro que anda en malos pasos o afronta una adicción considerable. La primera causa probable es el crecimiento o desarrollo del individuo dentro de una familia disfuncional, sin unión, con intereses divididos y desde luego, con falta de motivación o afecto para ser mejores. Si uno o dos sujetos en un mismo núcleo familiar son dependientes a las drogas y el alcohol, para separar un poco a ambos, quien esté en medio de ellos tendrá la responsabilidad de salvarlos con sus propias armas; ahí inicia la codependencia.

Un antecedente a la codependencia es la negligencia de los padres hacia los hijos, porque si bien es cierto que ordenan una serie de tareas, los hijos están bajo la responsabilidad de cumplir con las expectativas de ellos, olvidándose de sus sueños o metas.

 

Cubrir todas las necesidades de los padres está bien, pero al volverse un método exigible y con poca compensación, como lo establece la Teoría de Carl Rogers, o recompensa, se convierte en un suplicio para los hijos. Ellos al considerar que la opinión de sus padres es autoritaria (hecho positivo en cuanto al respeto) olvidan que también deben realizar actividades por su cuenta para crecer.

 

Es hora de poner en contexto más ejemplos relacionados. Un hijo que crece en el seno de una familia cuyo padre es adicto a las drogas y la madre al alcohol. En principio, este personaje pretende cubrir las necesidades de sus padres en su afán de rescatarlos en el abismo en que están sumergidos. El hijo inconscientemente es codependiente de sus padres, porque asume todas sus responsabilidades en pro de experimentar su aprobación, aunque muchas veces no ocurre, porque los progenitores en lugar de compensar, reprenden a este hijo por entrometerse en sus vicios. La orfandad es otra causa, cuando no prevalece la armonía familiar en ausencia de padre o madre, un divorcio o entre hermanos por la lucha de poder, algo que la Teoría de Alfred Adler hace bastante énfasis con el orden de nacimiento. Mientras la familia carezca de autoridad, los hermanos adopten funciones inadecuadas o entre varios existan conflictos, quien esté en la posición neutral, defensora de los bandos y buscando responsabilidades donde no existen, es un hijo codependiente. Estos inconvenientes si están en un primer plano, pero el círculo vicioso de dependencia no permiten dilucidar que tales problemas requieren de soluciones inmediatas. Es común que las familias problemáticas no acepten que lo son, por eso, el miembro codependiente suele reprimir sus sentimientos a tal grado de no provocar un nuevo altercado en que los bandos divididos se enfrenten. Las víctimas lamentables de estos hechos son los niños, que al momento de ser adultos seguirán de cerca su patrón, al hallar una pareja agresiva, adicta o con trastornos psicológicos evidentes.

 

Tratamiento de la codependencia:  

 

Psicoterapia.

 

Terapia grupal, individual o de pareja son las primeras recomendaciones ofrecidas en este artículo para superar la codependencia de manera eficaz. Los terapeutas harán entender a sus pacientes que no es correcto compensar en exceso a los adictos, asumir responsabilidades ajenas o tomar el papel de superhéroe rescatador. La intención de ser superhéroe es muy positiva, pero eso conlleva a abandonar los intereses personales para enfocarse de forma exclusiva en la problemática del enfermo o dependiente. Otro mecanismo que tendrán los especialistas es trabajar en base de la autoestima del codependiente. Afirmará que el amor propio está antes que todo (afirmación) y que el dependiente tendrá el deber de reconocer su problema para iniciar un recorrido fructífero hacia la recuperación.

 

Para referir con nombre y apellido de estas terapias específicas, la primera a considerar es la terapia sistémica breve, posteriormente cognitivo-conductual y counseling. Dicho esto, es pertinente mencionar las cualidades principales en cada una de ellas como tratamiento ideal para abandonar la codependencia:

 

Mejorar el cuidado de sí. El síntoma más notorio de codependencia es la renuncia a las metas propias para preservar el bienestar del dependiente. Establecer límites. Es oportuno dejar en claro hasta qué punto es ideal tomar atribuciones ajenas y encargarse de los cabos sueltos propios. Estas terapias conducen a la autosuficiencia, para que cada decisión, responsabilidad o deseo por cumplir, sea el mejor para todos, no solo para el dependiente.

 

Diferenciar entre apoyar y reparar. Apoyar a un adicto significa sentarse a su lado a escuchar todos sus problemas, hasta llegar a la conclusión que requiere ayuda inmediata. Nadie puede ejercer el rescate si el afectado no está consciente del problema que padece y cómo abordarlo. Salir adelante es una tarea titánica para el dependiente, pero indispensable para replantear su vida. Reaprender a ayudar. El codependiente debe aceptar una realidad bastante dura, que por más afán en ayudar a esa persona, no verá resultados inmediatos si el dependiente no da el primer paso que es reconocer su problema. En otras palabras, la mejor ayuda es “no ayudar” con entrometerse o asumir responsabilidades que el tercero debe tomar.

 

Aprender de patrones de familia. La educación más implícita que es observable en el núcleo familiar es tan favorable como las mismas terapias. Si los padres no están en capacidad de resolver sus inconvenientes por los canales regulares correspondientes, lamentablemente los hijos heredarán la codependencia de ellos. A lo largo de sus vidas, ese círculo vicioso, esa codependencia generacional no tendrá fin si en tales hogares prevalecen los malos efectos con vicios y actitudes negativas.

 

Terapia psicológica.

 

Las intenciones de la terapia en codependencia es hacer entender a los sujetos el hecho de compensar en exceso conductas o actitudes insanas de los que padecen adicción o enfermedad, el porqué de una preocupación desmedida hasta el punto de olvidar por completo sus proyectos de vida. A continuación, algunos consejos para afrontar la codependencia.

 

Primeros pasos.

 

La primera tarea que los codependientes deben asimilar es dejar a un lado la negación y aceptar que por igual al enfermo, también padece de un problema serio que requiere atención inmediata. La ventaja de ello es que las personas si están claras de su codependencia, pero no lo asumen en el sentido de salir adelante y romper con este círculo vicioso tan dañino y flagelado al mismo tiempo.

La negación es una etapa en la que el codependiente aleja el sufrimiento, dolor o inquietud que padezca su ser querido; a él/ella que defiende con vehemencia, así esté inmerso/a en múltiples dilemas. No es sano estar rodeados de sujetos codependientes, sino de otros individuos que provean relaciones seguras y hagan entender que el amor propio es tan importante como la querencia por ese ser querido que está en el abismo.

 

Afrontar problemas no resueltos de la infancia.

 

El examen introspectivo es bastante favorable y al mismo tiempo conciliador para romper de tajo con la negación. Dentro de la historia familiar existieron diversos factores que inducen a la codependencia en uno o varios de sus miembros que es pertinente visualizar a tiempo. Un rasgo característico es la atención de los problemas al establecer una desconexión emocional con sus propósitos de vida para involucrarse de lleno en la vida de otros que están en aprietos por adicciones o una enfermedad crónica.

El paciente tendrá sentimiento de culpabilidad por proteger excesivamente a su familia y al no recibir compensación a cambio, experimenta el doble de culpa, por no cumplir con las expectativas. Este paradigma tiende a cambiar cuando en terapia psicológica los pacientes abren su corazón contando cada inquietud vivida en la infancia o si sufrió de negligencia por parte de sus padres.

 

Desprenderse de involucramientos malsanos.

 

Desprenderse un poco de esa persona que con afán pretenden ayudar es otro paso importante para abandonar la codependencia. Si el escenario es más compulsivo de lo esperado, con más razón es pertinente marcar un límite con él/ella para replantear los proyectos personales. El terapeuta indica que el codependiente no necesita de una separación carnal con su dependiente, sino entender que su obsesión hacia él/ella mediante la ayuda es malsano, al igual que el apego considerable.

 

Soltar es más sano de lo que parece, aunque por esto no debe entenderse como una renuncia total al dependiente. Es un modo de marcar pauta para ocuparse en las labores individuales sin pensar a cada instante en rescatar, ayudar o apoyar. Tal y como ha sido expuesto en este post, la mejor ayuda es “no ayudar” algunas veces, hasta que la persona afectada dé sus primeros pasos hacia un cambio real.

Esta actitud debe manejarse con cautela, para que no represente indiferencia, una acción negligente o retirar el apoyo por completo a alguien que lo necesita. Lo ideal es invertir tiempo y energía para recuperar el terreno perdido en alguna actividad pendiente o retomar un oficio que por codependencia quedó relegado. Antes de reparar el daño del dependiente, la persona debe autoevaluarse y observar qué tanto daño se ha hecho.

 

Un ejemplo para poner en contexto este punto es permanecer al margen cuando el esposo o esposa está a punto de perder su trabajo por su actitud. Aunque lo pierda, lo idóneo es no involucrarse demasiado o peor aún, interceder para justificar su forma de ser ante el jefe para el que labora, como cualquier abogado en defensa de su cliente, pero sin defensa sustentable. Tampoco es saludable apoyar económicamente a alguien que ha perdido parte de su capital en un mal negocio o apostando en los casinos. De preferencia, esta persona debe sufrir las consecuencias por sus malas inversiones y recuperar el dinero por su cuenta, sin facilitar un préstamo para fomentar este tipo de comportamiento hasta que ese sujeto no aprende la lección.

 

Enfrentar la realidad es bastante duro, pero solapar que el dependiente siga con su círculo vicioso al asumir sus responsabilidades es mucho peor.

Las consecuencias son medibles y si algo está haciendo mal, es preciso que lo compruebe en carne propia, hasta que llegue el momento de confirmar que en efecto necesita ayuda urgente para superar su padecimiento.

 

Mejorar el cuidado de sí mismo (y el de los demás también).

 

Un buen indicio que una persona está superando la codependencia es afrontar las preocupaciones propias como una prioridad inmediata por atender. Los sentimientos y metas individuales cuentan muchísimo en la construcción de la autoestima, además de la valía para desempeñar oficios que antes no podía hacer en su empeño protector del dependiente.

 

No todo está en las manos del codependiente. Es válido que aconseje a su ser querido para que afronte el problema desde la raíz, pero más allá de eso no puede hacer nada hasta que no toque fondo o asimile la culpabilidad de su proceder. Por lógica, cuidar a alguien que está en total desamparo es una gran idea, con consejos o sugerencias que este individuo tome en cuenta para mejorar su presente y pensar a mediano plazo en trabajar todas sus falencias.

Manifestar una preocupación extrema por esa persona que ama no hará que su presente sea provisorio de un mejoramiento. Al contrario, al legitimar cada conducta errónea del dependiente, nunca verá sus errores y por tanto, su actitud permanecerá igual que todos los días, sin probar las consecuencias de sus actos. Caerse es necesario para entender que el problema está allí y que bajo ningún concepto el codependiente quiere verlo sufrir, pero es el único modo de escarmentar.

 

Desarrollar esta necesidad de apoyar o proteger responde a otro momento más importante: la carencia de protección en la infancia que desea compensar con el dependiente. De recibir un elogio, el protector sentirá un gran alivio, pero al mismo tiempo aumenta su responsabilidad con él/ella y olvida las propias.

Ahora bien, en caso de sufrir un rechazo o demérito del afectado, conducirá a una depresión, hasta intensificar esa persecución de lograr el reconocimiento de su ser amado en conflicto. La codependencia es de dos: un codependiente y el ser que tanto quiere. Ambos poseen conflictos que arrastran desde la infancia y no han resuelto por falta de voluntad o de tiempo. Hay que prestar atención a eventos pasados para entender el porqué de proteger con vehemencia, el porqué no soltar un poco a esa persona para que asimile su realidad.

 

Por último, es necesario recordar que los dependientes no tienen margen de libertad entre decidir por el alcohol y salir adelante, hasta que no supere la negación. En caso de los codependientes tienen medio terreno ganado, siempre y cuando acepten que ayudar más de la cuenta trae más problemas que soluciones.

Examinar el pasado para ahondar en los motivos que llevaron la codependencia es el remedio para atender con ayuda de un terapeuta estas tendencias que convirtieron a esos sujetos en esclavos de proteger a sus seres queridos, pero quedando en desamparo a la vez.

 

Codependencia, síntomas y tratamiento.

 

La codependencia emocional es una relación de apego afectivo exagerado que normalmente ocurre en las parejas, pero que también puede darse entre amigos y familiares.

 

OTRA DEFINICIÓN DE CODEPENDENCIA.

 

La codependencia es una condición psicológica en la cual la persona afectada establece en sus relaciones afectivas un apego excesivo a alguien. El codependiente siempre pone los deseos del otro en primer plano, sacrificando drásticamente sus voluntades y olvidándose de sus propios intereses. Esta dedicación extrema afecta las responsabilidades cotidianas, causa daños a las otras relaciones y, además, tiene un impacto muy negativo en la vida profesional del codependiente. Para que la codependencia exista es necesario no solo el codependiente sino también otra persona, la cual necesita y aprecia esta dedicación exclusiva. Como hay un dominador y un dominado, no raro la codependencia resulta en abuso emocional y físico.

 

“Aunque sea más común en las relaciones de pareja, la codependencia puede existir entre amigos y incluso entre miembros familiares.

 

Síntomas de la codependencia

 

Los síntomas de la codependencia son conductuales y psicológicos, entre los cuales se destacan:

 

Solo se encuentra feliz cuando está haciendo algo por la otra persona. Es incapaz de trazar planos que no envuelvan el otro. No tiene identidad y ni tampoco intereses propios.

 

Baja autoestima. La falta de amor propio hace con que estas personas se sientan inferiores y intenten compensar esta percepción a través de la subordinación respecto al otro.

 

Sensación de vacío y tristeza cuando no está con la otra persona. Nada tiene gracia. No consigue relajarse y disfrutar de otras actividades cuando está solo.

Permanece en la relación mismo cuando el otro le hace daño. Ignora sus propios valores para satisfacer la voluntad de la otra persona. Además, se observa una enorme dificultad en decir no.

 

Necesidad constante de aprobación, siendo que la única opinión que importa es la de la pareja. El apego es tan obsesivo que no soporta la idea del término de la relación. El codependiente siente pánico incluso cuando se separa del otro por un rato. En estas ocasiones, necesita constantemente saber dónde y con quién está su persona, lo que está haciendo, etc.

 

Círculo social muy reducido porque todo el tiempo que tiene disponible es dedicado a la pareja.

Idealización del otro, que es visto como alguien perfecto. Las virtudes son enaltecidas y los defectos minimizados.

 

Tratamiento para la codependencia.

 

El primer paso para tratar la codependencia es reconocer que necesitas ayuda y querer cambiar de vida. También es fundamental: Empezar poco a poco a encontrar tus propios intereses. Descubra hobbies y actividades que te gustan. Al principio puedes dedicar poco tiempo a estas actividades y ir aumentando la frecuencia cuando sentirse más a gusto. Retomar el contacto con amigos y familiares. Estas personas pueden hacerte compañía, ayudarte a descubrir tus cualidades y a equilibrar mejor las esferas de tu vida.

 

Tener en mente que el tratamiento exigirá esfuerzo y compromiso. Conquistar la individualidad y el amor propio exigirá todo un cambio de mentalidad que lleva tiempo. Hay que tener paciencia para no desistir. Estar preparado para la ruptura de la relación puesto que ni siempre la otra persona que está acostumbrada a tener todas sus voluntades atendidas va a comprender este cambio de postura.

 

Si ves que no consigue salir solo de este ciclo, no dude en buscar ayuda de un psicólogo especializado en codependencia. En muchos casos, el apoyo de un profesional de la psicología es determinante para dejar de ser codependiente.

 

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