Por
Sara Más
La
Habana, agosto (Especial de SEMlac).- Vencen obstáculos propios y ajenos, se
imponen con capacidades demostradas y saben que muchas veces el éxito no es
tarea fácil para ellas, pero asumen ese reto.
Las
mujeres directivas, en particular las que se desempeñan en el ámbito
empresarial, ganan todos los días una batalla personal al demostrar que pueden
desempeñar bien sus responsabilidades, igual o mejor que cualquier hombre,
aunque a veces no les resulte tan fácil.
"La
problemática de las dobles y triples jornadas solo para las mujeres sigue
siendo lamentablemente una realidad", comenta la joven psicóloga Dalia
Virgilí Pino, profesora de la Universidad de La Habana, en una lista de
discusión promovida por SEMlac, a propósito del tema.
La
falta de conciliación laboral y familiar sigue siendo un asunto pendiente que
no solo se erige en barrera más real que subjetiva, sino que muchas veces
reaparece en sus vidas como culpa, reproche y hasta justificación ajena para no
postularlas a cargos de responsabilidad, trascendió en los mensajes circulados
por la lista.
Así
y todo, las cubanas han ido ganando un espacio considerable en los espacios de
poder político, económico y social.
Aunque
faltan estadísticas más precisas respecto al mundo empresarial, se sabe que se
incrementa su presencia no solo en cargos administrativos, sino también
técnicos.
En
Cuba no existe un sistema de cuotas para promover y elegir mujeres a puestos
del Parlamento, el gobierno o de toma de decisiones, a donde deben llegar por
sus propias capacidades y méritos personales y profesionales.
Al
cierre de 2012 ellas eran 46 por ciento de los dirigentes en el sector estatal
civil, el mayor de la economía, según datos preliminares de la Oficina Nacional
de Estadísticas e Información (ONEI) informados en mayo.
Ello
supone un crecimiento de 13,5 puntos porcentuales en los últimos 10 años, se
reconoció en mayo pasado, durante la tercera evaluación del Plan de Acción
Nacional (PAN) de Seguimiento a la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer,
celebrada en Beijing en 1995.
La
meta internacional fijada entonces, de 30 por ciento de mujeres en cargos
directivos, ya se ha cumplido en esta isla caribeña en 17 sectores y
organizaciones de la economía, pero sigue siendo aspiración en otros nueve,
incluido comercio interior, agricultura, transporte, construcción, azúcar,
planificación física, alimentación y recursos hidráulicos.
Son
mujeres, además, 48,8 por ciento de las diputadas al Parlamento, lo que ubica a
Cuba en el segundo lugar a nivel mundial en esa materia. Además, de los tres
cargos de primer nivel en la actual legislatura, los de vicepresidenta y
secretaria están ocupados por mujeres.
Sin
embargo, emerge como obstáculo para el avance de las cubanas su sobrecarga de
responsabilidades domésticas y de cuidado, lo que las limita a acceder a
puestos de mayor complejidad y remuneración salarial, se reconoció igualmente
durante la evaluación de mayo pasado.
"La
directiva que no tenga en su familia una persona que la apoye, asuma decisiones
o simplemente la segunda jornada, difícilmente pueda dar una buena atención a
sus hijos y familia", sostiene Melix Ilisástigui Avilés, profesora del área
de Educación Física y vicerrectora en la Universidad de Ciencias y Cultura
Física Manuel Fajardo.
El
panorama se agrava, según Ilisástigui, porque "culturalmente, ella misma
no se da espacio para compartir responsabilidades y mucho más se flagela ante 'los
incumplimientos de su papel'. Casi siempre es mejor valorada por 'los otros'
aquella que asume una actitud menos activa, menos gestora de los cambios",
reflexiona.
¿Vivimos
igual en las empresas mujeres y hombres?, ¿por qué? Si hay diferencias, ¿cuáles
serían las fundamentales?, fueron las preguntas lanzadas por SEMlac a una lista
de correos electrónicos de directivas cubanas de diferentes sectores y lugares
del país.
Consciente de que todavía existen muchas diferencias, Diana Valero, del Centro para la Promoción de las Exportaciones de Cuba, sostiene que, pese a que "algo se ha hecho en nuestro país en relación con esto, todavía no ha sido suficiente".
Consciente de que todavía existen muchas diferencias, Diana Valero, del Centro para la Promoción de las Exportaciones de Cuba, sostiene que, pese a que "algo se ha hecho en nuestro país en relación con esto, todavía no ha sido suficiente".
"Las
mujeres estamos marcadas por nuestro quehacer como ama de casa, madre y esposa
y, como todas sabemos, estas tareas ocupan gran parte de nuestro tiempo y hacen
que todavía nos vean como limitantes a la hora de atender otras
responsabilidades", agrega.
La
limitada preparación y conocimiento sobre temas de género en quienes se
desempeñan en puestos directivos impide que incorporen a sus decisiones un
adecuado enfoque y, por tanto, no tienen en cuenta las necesidades e intereses
de las mujeres en su desempeño como directivas, consigna el dictamen sobre este
tema del seminario evaluativo del PAN.
Por
otro lado, es insuficiente la preparación, atención e incorporación de las
mujeres a las reservas de dirección y continúan prevaleciendo los métodos y
estilos masculinos de dirección, agrega el diagnóstico.
"La gestión organizacional tiene que tomar en cuenta los roles reproductivos, dados por la división sexual del trabajo, como el cuidado de niños, ancianos y enfermos, la atención de salud, la limpieza y otros que garantizan el ámbito privado", insiste a SEMlac Sara Artiles, consultora de la Empresa de Gestión del Conocimiento y la Tecnología (GECYT), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
"La gestión organizacional tiene que tomar en cuenta los roles reproductivos, dados por la división sexual del trabajo, como el cuidado de niños, ancianos y enfermos, la atención de salud, la limpieza y otros que garantizan el ámbito privado", insiste a SEMlac Sara Artiles, consultora de la Empresa de Gestión del Conocimiento y la Tecnología (GECYT), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
En
su opinión, ello representa una sobrecarga que genera estrés sostenido y pesa
también en las mujeres directivas, obligadas a postergar los espacios de compartimiento
familiar, de relacionarse con hijos e hijas que quedan al cuidado de otras
personas.
"Aunque
tengan largas jornadas, los hombres directivos, al llegar a su espacio privado,
tienen garantizadas sus necesidades básicas, generalmente a cuenta de una mujer
responsable de los roles domésticos", apunta.
Seguir
profundizando en estos debates en el sector empresarial
demanda, según Artiles, un tratamiento diferenciado.
demanda, según Artiles, un tratamiento diferenciado.
"La
propia dinámica de trabajo, la rapidez de sus procesos, las exigencias del ambiente
externo, de la producción y los servicios hacen que solo nos centremos en lo
operativo y no planifiquemos espacios de intercambio y aprendizaje que
faciliten la inserción de una cultura sobre temas sociales, en particular los
de género", comenta a SEMlac.
Abrir
esos ámbitos de discusión y formación, en su opinión, contribuirá a fortalecer
el desempeño femenino "y también redundará favorablemente en el clima
organizacional".
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