martes, 22 de enero de 2013

El Próximo Viernes, Gran Concierto de Espinoza Paz

Por: MARISABEL GUZMÁN
Fotos: ENRIQUE GONZÁLEZ RODRÍGUEZ
 / Periodismo Nayarita

Tepic, Nay; ene 23.-  La Camelia Mariscos & Drinks, los empresarios Mario Alberto Becerra, Kevin Alberto Becerra y Enrique Agüet fueron los anfitriones durante la Rueda de Prensa que ofreció Espinoza Paz, el también llamado "Cantautor del Pueblo", quien se presentará el próximo viernes 25 de enero en el  Estadio de Béisbol de la Universidad Autónoma de Nayarit.

Representantes de diversos medios de comunicación del estado, se dieron cita en el mencionado Restaurante para convivir un rato con el famoso artista, quien llegó al recinto luego de haber acudido a realizar un recorrido por el centro capitalino y visitar la Presidencia Municipal de esta ciudad.

Espinoza, como amistosamente le llamaban los comunicólogos, contestó a cada una de las preguntas siempre con una sonrisa en los labios, amable, sencillo, un hombre que se hizo en el pueblo y que muestra orgulloso su origen sinaloense, de su origen mexicano.

Durante la charla, habló de su carrera, también hizo un comentario sobre la muerte de Jenni Rivera, se mostró emotivo cuando contestó sobre sus metas, sobre sus sueños futuros: “Yo quiero que me escuche usted, quiero enamorarla a usted con mi música, quiero que todos me escuchen pero no sólo ahora, sino por muchos años, yo quiero estar entre el gusto de todos por mucho tiempo, eso es lo que sigue para mi, esa es la fama que yo quiero” contestó a la pregunta que este medio le hizo.

Pero sin duda, el momento que más ganó el corazón de los presentes fue cuando un admirador le pidió un autógrafo para su guitarra y que le diera la oportunidad de cantar una canción, Espinoza Paz tomó el micrófono y lo aconsejó como a un amigo sobre la manera de alcanzar su propósito de ser cantante, invitándolo a creer en él mismo siempre y no permitir que nadie criticara su trabajo, y después, con un gran gesto de humildad le dijo “arráncate compadre, toca aquí tu canción, te vamos a escuchar todos”, muchos de los presentes se emocionaron hasta las lágrimas, una verdadera lección de sencillez pocas veces vista en un evento de esta naturaleza.

“El próximo viernes” tenemos una cita en las inmediaciones de la UAN, el concierto promete ser un gran evento, “El Cantautor del Pueblo” ofrecerá su corazón a los nayaritas a través de sus canciones de amor, de la música compuesta por él y que ha logrado colocarse en los primeros lugares de popularidad, música que está en el gusto de chicos y grandes, La Camelia Mariscos & Drinks invitan.




Cae Comandante de Tránsito Estatal por Cohecho


*EL GOBIERNO DE LA GENTE NO PERMITIRÁ CASOS DE CORRUPCIÓN A SERVIDORES PÚBLICOS

*SE TRATA DE GILBERTO MACHUCA BAÑUELOS, COMANDANTE DE MOTOPATRULLAS DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE TRÁNSITO DEL ESTADO, QUIEN FUE DENUNCIADO POR COHECHO

*EL ENCARGADO DE LA FISCALÍA GENERAL DEL ESTADO, EDGAR VEYTIA, SOSTUVO QUE NO HABRÁ TOLERANCIA PARA FUNCIONARIOS QUE INCURREN EN CASOS DE CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD


REDACCIÓN / Periodismo Nayarita

Tepic, Nay; ene 23.-   Durante un operativo implementado en el Libramiento Carretero de Tepic -en las inmediaciones del fraccionamiento Valle Real-, elementos de la Policía Nayarit detuvieron a Gilberto Machuca Bañuelos, por el delito de cohecho, en agravio de la sociedad.

Sobre los hechos se conoce que Machuca Bañuelos, de 35 años de edad, originario y vecino de Villa Hidalgo, con una antigüedad de 4 años en la Dirección de Tránsito del Estado, solicitó una dádiva a un automovilista que interceptó en el Libramiento de Tepic por circular a exceso de velocidad.

Cabe destacar que el hoy detenido había sido denunciado con anterioridad por varios ciudadanos, por lo que ya era investigado por la División de Investigaciones de la Policía Nayarit, siendo detenido la tarde de este martes minutos después de cometer el delito de cohecho.

Al dar a conocer la detención de Gilberto Machuca, el encargado de la Fiscalía General del Estado, Edgar Veytia, sostuvo que el Gobierno de la Gente no permitirá la impunidad, así como tampoco que algún funcionario público acepte o solicite una dádiva a cambio de realizar u omitir un acto.

Da la Bienvenida Roberto a Senadores en Nayarit


REDACCIÓN / Periodismo Nayarita

Tepic, Nay; ene 23.-   El Gobierno de la Gente dará la bienvenida al grupo de senadores integrantes de la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quienes participarán en la Segunda Reunión Plenaria de Grupo Parlamentario del PRI en el Senado de la República a celebrarse en La Riviera Nayarit el 24 y 25 de enero próximo.

En la reunión que será encabezada por el coordinador de la bancada priista,  Senador Emilio Gamboa Patrón se prevé la discusión y establecimiento de acuerdos sobre la Agenda Legislativa para el próximo periodo de sesiones que iniciará el 1 de febrero.

La presencia de la bancada de Senadores del PRI en la Riviera Nayarit  refuerza la preferencia de visitantes nacionales y extranjeros hacia la región de Nuevo Vallarta en el municipio de Bahía de Banderas, tesoro del Pacífico Mexicano que día a día se consolida como uno de los más importantes destinos turísticos del país.

La Ley de Participación Ciudadana, una Realidad Para sus Habitantes


*SON 54 ARTÍCULOS QUE RIGEN LOS MECANISMOS DE REFERÉNDUM, PLEBISCITO Y LA INICIATIVA POPULAR

*DEMOCRACIA, CORRESPONSABILIDAD, COMPROMISO, INCLUSIÓN, SOLIDARIDAD, LEGALIDAD, RESPETO, TOLERANCIA, SUSTENTABILIDAD, PERVIVENCIA, OBJETIVIDAD, TRANSPARENCIA Y DIFUSIÓN; PRINCIPIOS BÁSICOS PARA CUMPLIR ESTA NORMA

REDACCIÓN / Periodismo Nayarita

Tepic, Nay; ene 23.-   En Nayarit, está estipulado que la voz de los ciudadanos sea tomada en cuenta a través de su participación activa bajo los mecanismos del Referéndum, el Plebiscito y la Iniciativa Popular; esto gracias a la votación unánime de los representantes populares nayaritas a la Ley de Participación Ciudadana, aprobada durante el segundo periodo ordinario de sesiones de la Trigésima Legislatura que dirige el diputado Armando García Jiménez; nueva Ley que se unificó por las iniciativas presentadas por la legisladora Erika de la Paz Castañeda Contreras, el Gobernador Constitucional del Estado, Roberto Sandoval Castañeda y el diputado Miguel Ángel Arce Montiel.

En este ordenamiento jurídico local, en el que se integran diversos elementos de todas las propuestas presentadas, así como la de los ciudadanos que participaron en el Foro; tiene un total de 54 artículos y tres más transitorios; mismos que regulan y definen cada una de las distintas etapas de los mecanismos de participación ciudadana para que estas puedan llevarse a cabo.

La democracia, corresponsabilidad, compromiso, inclusión, solidaridad, legalidad, respeto, tolerancia, sustentabilidad, pervivencia, objetividad, transparencia y difusión; son los principios básicos que rigen esta Ley de Participación Ciudadana; los cuales serán los ejes rectores de la actuación de la autoridad organizadora de los procesos de consulta que se realizarán en torno a estos mecanismos.

En este nuevo ordenamiento legal, el Referéndum se define como el instrumento de participación directa, mediante el cual la ciudadanía manifiesta su aprobación o rechazo respecto de iniciativas de ley o decreto, en los términos establecidos en la Constitución del Estado Libre y Soberano de Nayarit, así como la propia Ley reglamentaria de la materia.

En lo que corresponde a la Iniciativa Popular, dentro de este marco jurídico local, es un derecho que se concede a los ciudadanos para presentar propuestas en materia legislativa ante el Congreso del Estado, para ser resueltas de conformidad a su legislación interna, siendo el requerimiento que sea apoyada dicha propuesta por un mínimo de ciudadanos que alcance el cinco por ciento de la lista nominal para el Estado.

Finalmente, el Plebiscito, es un instrumento por medio del cual se somete a consideración de los ciudadanos, ello mediante el voto popular directo de una determinada propuesta sobre actos de carácter administrativo del Titular del Poder Ejecutivo o de los Ayuntamientos que afecten a la generalidad de los gobernados, para que en su caso se apruebe o rechace.

Es de gran relevancia señalar que la Junta Estatal Ejecutiva, se encargará de implementar los mecanismos de Participación Ciudadana en lo que se refiere al Plebiscito y Referéndum, y en su caso, validar las firmas y datos de los ciudadanos que pretendan presentar una Iniciativa Popular, cuando así se lo solicite el Congreso del Estado, en aras de no dejar un vacío legal que pudiera afectar la realización de los mencionados mecanismos y darle seguridad jurídica a los habitantes.

Es importante mencionar que el número requerido para solicitar la realización de los mecanismos de Participación Ciudadana; se requiere de la participación de un cinco por ciento de los ciudadanos que sean el reflejo de la lista nominal más reciente.

Un elemento muy importante y de primera necesidad en este tipo de legislación, es la participación de la Sala Constitucional Electoral del Tribunal Superior de Justicia; autoridad que dará certeza jurídica a los actores de los mecanismos de Participación Ciudadana; integrado por un juez imparcial y especializado en la materia; quien en todo momento cuidará la equidad de las partes en los procesos de consulta ciudadana.

Si nos va Bien a los Empresarios, nos va Bien a Todos en Nayarit: Miramontes


*ESTE AÑO PARECE QUE NOS VA IR UN POCO MEJOR, ANUNCIÓ EL PRESIDENTE DE CANACINTRA


PEDRO AMPARO MEDINA / Periodismo Nayarita

Tepic, Nay; ene 23.-  En una reunión de trabajo que sostuviera con el Secretario de Planeación Vicente Romero, el presidente de CANACINTRA César Miramontes, confía que este año a los empresarios nayaritas les pinta mejor, aunque no descarta que si se nubla el panorama económico a nivel mundial, pues también se afecte directamente a los propietarios de los principales comercios locales.

Argumentó el líder los empresarios que hay muy buenas expectativas de superación y recuperación con estas nuevas propuestas  que se plantea por parte de Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Planeación y su titular Vicente Romero, ya que “en esta reunión vimos las oportunidades de negocio que existen para Nayarit principalmente en el ramo turístico y agrícola. Nos beneficia, porque el empresario ve todas las oportunidades de negocios que existen en el ramo hotelero y todo lo que se pueda invertir o comercializar con los hoteleros o el ramo turístico, o en un futuro todo lo que esté relacionado con los productos agrícolas”.

“Oportunidad de negocios va haber muchos este años, ya que hay más recursos y esto es lo que verdaderamente se necesita para apoyar a las empresas locales, para que haya más comercialización de los productos. Nosotros confiamos que nos va ir un poco mejor, todo depende de cómo se maneje el entorno económico a nivel mundial, porque a veces nos afecta directamente  a nosotros estos cambios financieros de la banca mundial. Hoy en día vemos que va haber más apoyo a las empresas locales”, comentó César Miramontes.

Apuntó que a nivel nacional se espera buenos dividendos, ya que el mandatario nacional anunció apoyos a nuevos empresarios “viene el apoyo económico también del Instituto Nacional del Emprendedor  para este tipo de empresas, como lo anunció el Presidente de la República Enrique Peña Nieto”

Recalcó que su trabajo y el de todos los empresarios, no nada más de Nayarit, sino de todo el mundo, es la generación de empleos para que la economía se sostenga, por lo que se comprometió en este sentido “nuestro propósito es la generación de nuevos empleos, porque si nos va bien a los empresarios, nos va bien a todos”.

“Tenemos confianza en el Gobierno del Estado, en Roberto Sandoval que saque a Nayarit de ese rezago económico y sobre todo que a las empresas de la entidad les vaya mejor”, señala el líder empresarial.

Expresó su preocupación para que  haya un verdadero diálogo entre gobierno y empresarios “atendemos a la convocatoria que hace el señor gobernador, pero también hace falta un acercamiento con el Secretario de Desarrollo Económico, ya que nosotros los empresarios somos los que generamos empleos, por esto la necesidad de la comunicación con ellos; y todo depende del nuevo funcionario, el acercamiento a los sectores empresariales es como vamos a ir viendo nosotros en un futuro, cómo vamos a estar trabajando, en el caso de no veamos resultados, pues vamos a ser muy claros con el señor gobernador”.

“Nayarit está enfocado a los temas netamente agrícolas. Todas estas oportunidades de negocios nos abren unas oportunidades muy amplias para los empresarios e invertir en todos los rubros que se pueda. Las oportunidades de negocio ahí están, ya con estudios respaldados y hay seguridad en la inversión”, enfatizó César Miramontes.

La “Agenda Desde lo Local” una muy Buena Herramienta Para Atender a los Municipios de Todo el País: Acebo Gutiérrez


*EN ESTA SEMANA SE HARÁ UNA REUNIÓN PARA QUE LOS OCHO MUNICIPIOS QUE FALTAN A INTEGRARSE A ESTE PROGRAMA, LO HAGAN PARA QUE RECIBAN LOS BENEFICIOS DE ESTE PROGRAMA, INDICÓ EL FUNCIONARIO ESTATAL


PEDRO AMPARO MEDINA / Periodismo Nayarita

Tepic, Nay; ene 23.-  El titular de la oficina de Fortalecimiento Municipal Luis Alberto Acebo Gutiérrez explica la gran ventaja que tienen los municipios al integrarse al programa que implementó la Secretaría de Gobernación “Agenda desde lo local” el cual permite por medio de indicadores evaluar y calificar a todos y a cada uno de los municipios de la República.

“Agenda desde lo local es un programa que tiene ocho años que se implementa desde donde se origina la gestoría de la problemática en todo el país, desde el ejido, el barrio, desde los municipios; ellos son los que dicen que necesidades tienen y nosotros como coordinación de fortalecimiento municipal somos el enlace, el conducto para hacer llegar a todas las dependencias de orden federal las solicitudes y las gestiones para poder resolver la problemática que tiene cada municipio”, indicó.

Al mismo tiempo anunció que para el próximo 30 y 31 de enero la Secretaría de Gobernación tiene convocada una reunión nacional relativo a los enlaces que se tendrán para la “Agenda desde lo local” y así ver los trabajos de este 2013, “ya tenemos por parte de la Secretaría de Gobernación un calendario agendado para todo el año, en donde el primer mes estamos enviando los programas estatales para la implementación de esta agenda y hasta el mediados de febrero para hacer la promoción a los municipios y a las universidades que nos ayudan como verificadores del programa. Posteriormente se tiene que registrar en el mes de febrero la partición de cada municipio, con las actas de cabildo y la solicitud de inscripción”.

Explica el maestro Acebo que “lo primero que se hace en los municipios es un autodiagnóstico, el cual se les aplica a cada uno de los funcionarios, contesta el cuestionario y de acuerdo a la respuesta es la evaluación que se da cada dependencia, por ejemplo, si está bien será verde, más o menos amarillo y si está mal rojo. De acuerdo a esto nosotros vemos de los 38 indicadores, andan bien, andan más o menos o andan mal y vemos quién necesita más el apoyo de nosotros”.

Recalcó el funcionario estatal que “el único municipio que tuvo el año pasado sus 38 indicadores en verde, fue Tecuala a la que el personal de la Universidad Tecnológica y la Universidad Autónoma de Nayarit verifican los autodiagnósticos y los califican para luego subirlos a un sistema de información nacional. La Secretaría de Gobernación en base a estos resultados bajar los apoyos directos a su problemática. Este es un programa muy amplio, muy ambicioso, muy noble”, agregó.

“Ahora con el cambio de gobierno esperamos que siga este programa porque nos ha servido en mucho a toda la gente. Ahora contamos con el gran apoyo del gobernador, ya que él fue presidente municipal, conoció este programa, pero en ese tiempo Nayarit no participaba, ahora con su apoyo desde el año pasado entraron doce municipio, esperamos que para este año se complete la totalidad de los municipios de nuestro estado, para esto tendrán que hacer una reunión de cabildo, llenar su solicitud, se hace el enlace, viene personal de Gobernación para darles la capacitación para que ya estén dentro de este programa de “Agenda desde lo local”, comentó Acebo Gutiérrez.

Del mismo modo el coordinador de los municipios de Nayarit Luis Alberto Acebo Gutiérrez nos dijo que su trabajo al frente de esta dependencia es continuo y no para en todo el año con acciones de todo tipo, “al mismo tiempo decir que toda la gestoría que el gobernador Roberto Sandoval recibe por parte de los municipios, es canalizada por nosotros y así nosotros le damos respuesta a los municipios. Aquí no hay colores, el gobernador ha dado indicaciones muy precisas que se atienda a todos por parejo”.

Expresó además que “todos los ayuntamientos tuvieron una situación difícil, sobre todo económica y que con equipo de la Secretaría de Finanzas, se lograron en gran porcentaje paliar un poco la problemática, primero dando las cartas para que los bancos pudieran otorgar los créditos a los municipios, independientemente de que algunos de los municipios están en buró de crédito, inclusive algunos bancos no otorgaron estos préstamos y Gobierno del Estado por órdenes del gobernador apoyó a estos ayuntamientos para que sacaran adelante esta situación económica.”

Finalmente apuntó “iniciamos el año con los primeros conflictos entre los ayuntamientos y el SUTSEM por las firmas de los contratos laborales, aquí cada municipio tomará la determinación que ellos consideren”.

PALABRA DE ANTÍGONA : No a la Impunidad

Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Noviembre 26, 2014

No a la Impunidad
Sucede que en este país hace 40 años descubrimos que los agravios contra las mujeres, violentadas física o psicológicamente, asesinadas por ser mujeres, fue un descubrimiento al que le pusimos nombre: patriarcado.

El patriarcado solo se sostiene en el autoritarismo. Sus expresiones se hallan en la vida de relación cotidiana, en la pareja, en la casa, en los hogares, sin duda. Pero sus efectos van mucho más allá, es la historia de la guerra y el poder: están en el sistema de jerarquías, en el gobierno y en los diferentes niveles del Estado; en donde, cada vez más, se pospone la democracia y la justicia, tras varios siglos de discursos y análisis. Ahí estamos las mujeres.

Un sistema jerárquico y autoritario que no entiende que la violencia contra las mujeres y contra quienes no tienen poder, es un sistema con las más variadas acciones que afecta la vida de relación entre las personas, la democracia y todos los gobiernos. Es ahí, en ese núcleo de poder donde la violencia es un mecanismo para que sobreviva el estado de cosas.

De ahí proviene el mal entendimiento. ¿Por qué habríamos de sorprendernos de que se use la violencia para combatir lo que violenta al sistema? Al sistema lo violenta la movilización de las y los ciudadanos pidiendo cuentas; al sistema lo violenta que haya quienes denuncian la corrupción, la injusticia, el estado de debilidad de quienes deben impartir justicia; lo violenta que no se le obedezca y no se respete a las instituciones que le dan vida y justifica sus horrores; al Estado y sus gobiernos los violenta quienes no se venden por tres mendrugos y quienes lo cuestionan porque piensan.

La marcha de 20 de noviembre es en sí misma, por su expresión, por quienes se reunieron espontáneamente, organizadamente o simplemente, para decir que no soportan que a cada tramo de su vida nadie escuche que se ha llegado a un límite. Encabezado por las madres y los padres, con participantes, como muchos y muchas, que en el camino de la injusticia hemos perdido a nuestros seres queridos, sin que nadie nos responda.

Es muy peligroso para el gobierno no saber ver ni saber oír. Es peligroso que se vuelva a prácticas usadas antaño, crear un ambiente que produzca miedo, que contribuya a poner una cortina de humo sobre la verdadera protesta. Los testaferros del sistema solamente ven a los aguerridos, desesperados, que reaccionan con una violencia proporcionalmente desigual a la que se ha venido soportando por la población. Los autodenominados anarquistas, son un pequeño grupo localizado, ¿Por qué entonces tanta alharaca? Seguramente para tapar la verdadera violencia cotidiana que la ciudadanía sufre, vive, soporta diariamente.

Los asesores del presidente de la República le están mintiendo. El tema es que urge una reforma del Estado, por una parte, para rearmar las reglas de convivencia, como propone ahora Cuauhtémoc Cárdenas, que no tiene más armadura que su propia vida y su calidad moral; lo mismo que hizo antes denodadamente Porfirio Muñoz Ledo; otros piden la reforma del Estado de Derecho, eso incluye a sus amigos, que tienen micrófono para distraer; algunos más se revelan con distintas manifestaciones, cartas, quejas, demandas, marchas, gritos y hasta esa terrible equivocación juvenil de los petardos.

Estamos en una situación muy complicada. No es tan simple como dice el Secretario de Gobernación, ni tiene sentido hablar de paz en medio de las diatribas y las mentiras; ni se trata de defender al gobierno apabullado con tanto problema heredado de los múltiples gobiernos de los últimos 70 años; ni se trata de pensar que es necesario “matar” a los violentos o encarcelarlos, se trata de entender qué está pasando. Volver a cerrar la válvula de escape es simplemente posponer lo que ya nadie puede parar.

Los asesores ¿entenderán? Por ejemplo qué significa la revolución de las comunicaciones; sabrán medir, mapear, analizar los efectos de las reformas y quiénes se sienten afectados; sabrán qué significa para las mujeres tener un hijo, verlo crecer, mirar como aprende a comer, como da sus primeros pasos, ¿entenderán que el tema no se resuelve con promesas, detenciones sin explicación? Entenderán los egresados de Harvard, del Instituto Tecnológico de Massachusetts y del ITESO, ¿entenderán algo? los opinadores que no saben la fuerza que una sola madre puede tener para mantener su protesta porque su hijo o hija ha desaparecido.

Además de su falta de entendimiento, tampoco saben historia. Es verdad que La Madre, de Gorki es una novela fundada en un proceso que no entendió el Zar de Rusia, y que no entendió Porfirio Díaz, ni entendieron los dictadores de América Latina; no entienden cuál es la liga vital entre una madre y sus hijos, no por subordinada y utilizada situación explotada por los intereses del sistema, sino la madre que como las madres de Plaza de Mayo, pueden protestar cada jueves durante años, con la herida abierta. A ellas no les conformó nada, absolutamente nada ¿sabrán eso en Bucareli?

Recuerdo que las abogadas intelectuales buscaron para las madres de las asesinadas en Cd. Juárez la reparación del daño: ¿reparación? Y hasta le pusieron una cantidad y un culpable: debía pagarlo el Estado o el Gobierno, nada de ello fue suficiente para Marisela Escobedo, que al final fue asesinada porque quería saber si la justicia era posible y el autor del asesinato de su hija iba a pagar. Y quién en medio de tanta bulla recuerda a  Margarita Santizo, quien durante  cinco años buscaba a su hijo, Esteban Morales, un policía federal desaparecido en Michoacán, ella se presentó en un féretro a recordar a las autoridades que su última voluntad era reclamarlo frente a Gobernación. Su cuerpo estuvo ahí, nadie hizo la historia precisa, pero ella nunca pudo perdonar.

Se han preguntado los asesores si es posible olvidar. A qué le tiran, a lo de siempre e histórico: que el movimiento amainará en unas cuantas semanas, que la protesta se diluirá, que no haya bronca, que la gente no protestará toda la vida y menos si se la llena de miedo y le presentan directamente a los anarquistas.

De buena fuente estoy enterada, sí hay grupos enviados a aumentar la gresca y el enojo, como aquellos que se confundían con los estudiantes en 1968. ¿Quién y por qué están ahí? Sencillamente porque andan buscando a los culpables, los malos, los violentos, los que efectivamente se equivocan y apoyan al sistema a tener un culpable, pero que finalmente son la expresión del hartazgo, la frustración y la desesperación que se agolpa en el pecho. No entienden que eso no convence a miles.

Por qué, me pregunto, sólo un cronista que yo conozco, ha destacado el tamaño fenomenal de la protesta, su capacidad de tolerancia y su esperanza pacífica, pero entera y mayúscula. De qué habló la marcha, de que la gente está harta, que ha dejado de creer en las patrañas, vengan de donde vengan. Y ahí están devastados e insufribles los políticos armando orquesta y concierto con el discurso oficial. Y muchos que se conocían como de izquierda.  Los “violentos”, sirven para apoyar el olvido, y ahí está  el foco, y ¿lo demás?.

México era uno antes de Ayotzinapa (en Náhuatl: río de calabacitas) y después será otro.  Ayotzinapa, una población del Estado mexicano de Guerrero, conurbada con la ciudad de Tixtla de Guerrero, cabecera del municipio del mismo nombre y sede de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”. El lugar que se volverá imborrable, donde se concentra el odio a la juventud, el deseo de que no exista la pobreza, ni el abandono de más de 12 millones de indígenas mexicanos y mexicanas; el sitio que recuerda que no hay progreso, reformas ni modernidad porque se puede matar de esa manera, desaparecer de esa otra, mantener como si nada la impunidad, dejar un reguero de cenizas en un río, o tenerlos por secuestrados a quienes algunos voceros de siempre pretenden formarles una historia miserable como la que ellos tienen.

El sistema quiere borrar del mapa a quienes protestan desde que Guerrero, sus montañas y su atraso, ha sido cuna de la guerrilla y cuna de la dignidad que cientos, miles, millones de mexicanos y mexicanas han olvidado con tal de un mendrugo porque el hambre, el consumismo y la desventura son parte, dicen, de la condición humana.

Las mujeres tampoco podemos olvidar a las asesinadas sin justicia, ni nos cabe en el alma explicación alguna que no tenga que ver con la voluntad de justicia; no nos convencen, los sabemos históricamente capaces de cualquier cosa para evitar por autoritarismo ser cuestionados. México empieza a ser tierra de nadie, donde cualquier fuego nuevo puede ser el comienzo de otra vida, lo verdaderamente grave será que no podamos evitar otro y otro y otro baño de sangre, contra el que se reveló Antígona.


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Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Noviembre 19, 2014

Con un Nudo en la Garganta 

En los años sesenta, mi generación levantada primero en un conjunto de huelgas obreras y luego en el Movimiento Estudiantil Democrático de 1968, vivía la convicción de que agentes judiciales, llamados de “la secreta”, se confundían como estudiantes en las manifestaciones y eran enviados por los grupos en contradicción dentro del poder.

¿Cuál poder? El que amasaban secretarios de Estado, empresarios, caciques de toda clase. Hacía gala lo acumulado contra un supuesto amasijo de pobres o militantes identificados como enemigos del sistema como establecía el Plan Marshall: en suma el comunismo que podría comerse a la niñez y arrasar con todas las libertades y convicciones del capitalismo liberal, de los individuos. Hoy han pasado 25 años desde la caída del Muro de Berlín y todo indicaba que ya nadie jamás podría atentar contra el sistema.

Mucho tiempo supimos que tal vez vivíamos las maldades de una estrategia desde “arriba” para poder identificar a quienes querían derrocar al gobierno. Fue el tiempo de la represión “selectiva”, del hartazgo contra todas las formas del autoritarismo. De la violencia sexual con dedicatoria. Hoy sabemos que la violencia contra las mujeres está en todas partes sin justicia.

Las universidades, el politécnico y la juventud, se decía, eran el blanco de esa lucha por el poder. Y esa juventud -yo incluida- era idealista, con valores y militante sin temores; así nos lanzamos por las más intrincadas veredas y experimentos, en busca de un mundo mejor, democrático, socialista, amplio y equilibrado.

La guerrilla, el feminismo, la protesta, las huelgas de hambre, fueron el signo de esos tiempos y la respuesta fue la guerra sucia, desatada en las zonas urbanas y rurales, en las montañas de Guerrero, entre otras. Así, la búsqueda de las y los desaparecidos se convirtió en un rostro femenino, de madres que encabezó doña Rosario Ibarra de Piedra. Las “doñas” como les llamamos, quienes apostaron con su entereza y valentía a una justicia siempre pospuesta; sus luchas  transcurrieron al mismo tiempo que nosotras, feministas, le poníamos hechos y nombre a la discriminación, a la violencia  y a la desigualdad femenina, en un ambiente de machos, muy machos, de la montaña a los despachos de ministros.

Hoy, hay mucha historia que contar, muchos y muchas caídas, encarcelamientos y heridas profundas. Pero esa historia también está llena de esperanza y creaciones muy diversas de la canción de protesta al teatro callejero; de la denuncia a la construcción de proyectos. Del sentimiento de exclusión al cuerpo académico de género. De ahí surgieron y se aclararon las traídas y llevadas políticas públicas; de los escombros brotaron enormes contingentes renovados hasta la inauguración del sistema de partidos y la famosa transición a la democracia.

Nadie, hasta entonces, se ocultaba tras una capucha. Íbamos tras un sueño. Llenamos nuestra cabeza de sabias palabras, de héroes reales y guerrilleros asesinados como Ernesto “Ché” Guevara; leíamos a Marx, a Mandel, a Revueltas, a Lenin, a Trosky, a Sartre, a Simone de Beauvoir, a Kate Millett, a Carla Lonzi y escupimos sobre Hegel.

Fue así como decretamos la muerte de la Revolución Mexicana y aceptamos el análisis de todos los Arnoldos Córdova de la época. Por eso Susana Vidales y Antonieta Rascón nos sorprendieron con sus indagaciones sobre las feministas de la Revolución Mexicana y nos topamos sin querer con las liberales con las que coincidimos en la demanda del aborto legal, el voto real y la libre opción sexual.

Pero nunca, nunca, justificamos la violencia como un mecanismo para lograr nuestra libertad. Por eso la crisis que hoy vivimos después de las miles, quizá 60 mil, ejecuciones del calderonismo; las más de 22 mil desapariciones reconocidas oficialmente y el feminicidio como el fenómeno más inhóspito de nuestro transcurrir como humanas. Nuestra herida  es tan profunda que hoy tras admitirla, es necesario desenredarla.

Por eso no queríamos esa, la violencia, así fuera simulada y aparentemente admisible, de los primeros anuncios del nuevo zapatismo; nunca imaginamos que la transición a la democracia dejara tanta sangre en el camino y menos pensamos en toparnos en cada recodo del camino con los criminales del narcotráfico y la estrategia para enfrentarlos.

Por eso esta crisis es tan irracional y confusa. Tan triste porque otra vez ahí están la esposa de un policía, la madre de un estudiante, la compañera de un militante por defender su tierra; ahí están las mujeres en su lucha por la igualdad y los girones de llanto y desesperación porque nadie atina como componer, enderezar la ausencia sistemática del estado de derecho arrasado por la irracionalidad y nos asombra la incapacidad del aparato para enfrentar a los delincuentes de todas las clases y niveles que se han tomado nuestra casa.

Ahí están las cuentas: explosivo es querer construir un camino, una presa, una reforma en la educación, un plan futuro para crecer. Algo sucedió muy terrible, a pesar de todas las identificaciones posibles que dan cuerpo a los Derechos Humanos estampados en los primeros párrafos de la Constitución.

Hay una enorme masa que no cree en nada. Es urgente hacerse cargo, sin parafernalia. Urge reconocer que ahí está el acumulado que se ve como una olla exprés a punto de explotar y lanzar a todo lo alto los frijoles sobre el techo de nuestras cocinas.

Imposible aceptar, admitir los horrores que esconde Ayotzinapa, los pendientes de Acteal, las violaciones no resueltas de Atenco, las tzetzales violadas en Altamirano, Chiapas, todos los escenarios semejantes a Aguas Blancas, los pendientes de las asesinadas en Ciudad Juárez, la lista enorme de periodistas caídos y las más de 500 agresiones a informadores e informadoras sólo este año; en fin, ahí están  los rescoldos de la guerrilla, que no aceptamos, pero que es realmente existente y vive como una marca de la injusticia milenaria.

La crisis de hoy es distinta. Sí hubo, claro, asaltos y secuestros, procesos que llamamos de expropiación sin afectar a terceros. Las mujeres fuimos conformando un cuerpo de conocimientos y respuestas a lo que identificamos claramente como la opresión de las mujeres; le pusimos nombre correcto a la desigualdad, ahora llamada de género, tímidamente fuimos adentrándonos en las coordenadas de la violencia contra las mujeres e identificamos autoritarismo con desigualdad e injusticia contra la mitad de la población, toda y contra las y los excluidos del campo y la ciudad

Ahí está la crisis a un solo tiempo de gobernabilidad, de credibilidad, de una economía devastada y los millones de mexicanos y mexicanas marginados y expulsados de un bienestar inaccesible y quimérico.

Ya no podemos gritar que es mejor hacer el amor que la guerra, ni podemos impunemente ocultar lo que nos acosa y nos determina. No creo en la solución que se busca en las alturas del poder y en cambio me da mucha rabia que ese camino que se abrió en los años sesenta haya caído en el fango y la simulación. Vean nada más a los partidos de izquierda, de derecha, al PRI.

Hoy tenemos que admitir que en esta tierra la vida no vale nada, ni de las mil 800 asesinadas al año, en mayoría a manos de sus queridos esposos, amantes, ex maridos y machos, y los 43 jóvenes normalistas cuya vida se deshizo en un instante bajo fuego y el fango, porque simplemente no hay un mecanismo de rendición de cuentas ni una cadena de justicia y se nos fue de las manos la ilusión por la democracia.

Vuelvo a oír horrorizada a los pregoneros de siempre, anticomunistas e insulsos; a ver como se transcurre sin profundizar, a comentaristas carentes de capacidad analítica y a esos  encapuchados que queman la puerta Mariana del Palacio Nacional y otro montón de edificios cuya acción podría justificar lo que se conoce como uso legítimo de la fuerza. Un dintel hacia el precipicio. ¡Cuidado¡ que nosotras lo sufriremos y los estamos viviendo en otra latitud y profundidad como se ha demostrado al desmontar los horrores de la guerra, en cualquier lugar.   





Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Octubre 7, 2014

¡Que Responda la Secretaría de Salud! Cáncer de Mama 


Las cifras de la Secretaría de Salud son contundentes. En 2013 murieron cinco mil 600 mujeres por cáncer de mama, es decir en promedio 15 cada día.  Se trata de la primera causa de muerte en las mujeres mexicanas y significa que ocho mujeres de cada cien mil en el próximo tiempo tendrán cáncer de mama. 18 mil nuevos casos fueron detectados el año pasado. La incidencia, declararon las autoridades, va en aumento.

El 19 de octubre se ha designado como el día mundial de lucha contra este uno de los dos cánceres femeninos que se llevan a las mujeres en edades productivas. Por ello desde el 1 de octubre edificios, palacios, monumentos y sedes parlamentarias, en un acto simbólico se iluminaron con luces rosas. Eso durará todo el mes y se trata de sensibilizar sobre el problema.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que unas 400 mil mujeres mueren al año en todo el mundo por el cáncer de mama. La mayoría de las muertes ocurren en los países de ingresos bajos y medios, donde la mayoría de las mujeres se diagnostican en estadios avanzados debido a la falta de sensibilización sobre la detección precoz. Pero hay que reconocer que existen obstáculos al acceso a los servicios de salud y, en el caso de México, escasez de mastógrafos, aparatos fundamentales para el diagnóstico y el tratamiento.

¿Eso qué significa? Veamos: Las tasas de supervivencia del cáncer mamario varían mucho en todo el mundo, desde el 80 por ciento o más en América del Norte, Suecia y Japón, pasando por un 60 por ciento aproximadamente en los países de ingresos medios, hasta cifras inferiores al 40 por ciento en los países de ingresos bajos. Se le reconoce como un problema de salud pública, pero no se invierte en mastógrafos y las campañas mediáticas no tienen un reflejo directo en las mujeres.

La bajas tasas de supervivencia observadas en los países poco desarrollados, explica la OMS, se debe principalmente a la falta de programas de detección precoz, que hace que un alto porcentaje de mujeres acudan en busca de atención médica con la enfermedad ya muy avanzada, debido a la falta de servicios adecuados para el diagnóstico y tratamiento, no sobreviven.

Toda la campaña, sin embargo, está centrada en nuestros democráticos medios de comunicación, en la capacidad de las mujeres para hacerse un auto examen y acudir al médico cuando encuentran una bolita en sus senos, algún tejido acumulado, una molestia, algo. Y cuando van a sus exámenes, suponiendo que se hayan detectado alguna de estas cuestiones, las atienden tardíamente; insisto no hay suficientes mastógrafos. Y me pregunto por qué este descuido, por qué esta indiferencia, porque en octubre, el octavo mes según el calendario gregoriano y las lunas románticas, se hace tanta alharaca y no existen medios, grupos, mecanismos, acciones, para tomar cuentas a la Secretaría de Salud y a las autoridades del Instituto Mexicano del Seguro Social y qué pasa con los hospitales de los estados de la República. Las muertes son evitables, no tendría que multiplicarse esta desgracia.

De acuerdo con las declaraciones al comenzar octubre, la Secretaría de Salud dijo que en 2012 la incidencia del cáncer de mama era de 17.1 por cada 100 mil mujeres y que en 2013 aumentó al 17.5 por ciento. ¿Esto es solo responsabilidad de las mujeres? Esto es lo que realmente preocupa.

De acuerdo a un reporte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se subutiliza el equipo para detectar cáncer de mama (CaMa), a pesar de que este mal es la primera causa de muerte por tumores malignos en las mexicanas; en algunos casos hay mastógrafos que llevan hasta tres años sin usarse, porque están descompuestos y porque falta personal capacitado que realice las mamografías.

Encontré que en el Estado de Hidalgo, la delegación del IMSS no realizó mamografías de 2006 a 2008, debido a que el único mastógrafo con el que contaban “se encontraba descompuesto”. En esta entidad mueren 8.1 hidalguenses por cada 100 mil mujeres de 25 años y más. Ellas forman parte de las cinco mil 600 mexicanas de esa edad que murieron por esa enfermedad en 2013. Veracruz, los sabemos por los estudios, tiene el segundo como hace años, en esta grave incidencia. Si se sabe, porque no se actúa.

Se trata de un problema de salud pública, que como la mayoría de las muertes de mujeres se puede evitar si hay una detección oportuna. Informes oficiales confirman, lo acaban de hacer el 1 de octubre, el 90 por ciento de los casos se detecta en etapas tardías. Además, en promedio, las mujeres con cáncer de mama son diagnosticadas a los 58 años de edad, cuando pudieron tener los primeros síntomas a los 43, según  el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva.

Pero hay más.  Pese al crítico panorama, el IMSS no prioriza la detección de este cáncer mediante la aplicación de mamografías. Muestra de ello es que en la delegación poniente del Estado de México, de los 10 mastógrafos con los que cuenta, cinco no funcionan porque tres de éstos están descompuestos y dos no operan por falta de personal capacitado para realizar el estudio. ¿Hoy? No sabemos. Los aparatos que funcionan en ese lugar eran operados por cuatro médicos radiólogos en 2011, quienes entre 2005 a 2010 tomaron 36 mil 362 mamografías a las mexiquenses derechohabientes.

Nada nos hace pensar que las cosas cambiaron, sobre todo si los datos de 2013 hablan de un aumento. ¿Por qué nos dejan a las mujeres la responsabilidad? Además de las luces color de rosa que hoy iluminan los edificios; la campaña de medios que insiste, reitera, manifiesta que las mujeres deben auto cuidarse, lo que  debía hacerse es  una real campaña en los hospitales, casa por casa, clínica por clínica, suficiente inversión y dinero, prioridad y no demagogia. Nos llenamos los ojos y las cabezas de promesas con el famoso, olvidado e inoperante programa del Seguro Popular, por ejemplo. Necesitamos mastógrafos en todo el país.

De acuerdo con los estudios el cáncer de mama tiene incidencia especialmente en los estados del centro, el norte y los cercanos al Golfo de México, según el diagnóstico. Había que ir más allá que ponerse un bonito lazo rosa. Urge una cruzada de información fidedigna, ahora que estrenamos y festejamos la paridad política de 50 por ciento mujeres y 50 por ciento hombres, ahora que nos aseguran que la tercera línea estratégica del Plan Nacional de Desarrollo es generar una cultura de igualdad; ahora que las mujeres valemos tanto, según los discursos y brillantes anuncios de avance.

Cuando encontré las informaciones referidas, en fuentes serias, diversas y en testimonios, me acordé que hace unos 20 años, una red de salud en el Distrito Federal, detectó que el otro cáncer femenino, el cérvico uterino, que significa el 10 por ciento de las muertes en mujeres productivas. Entonces teníamos la convicción de que iba en aumento, descubrimos que miles y miles de pruebas clínicas, no se habían estudiado por falta de reactivos, especialmente en los estados del sur, como Oaxaca, Chiapas y Veracruz.

Evidentemente sucede que no hay voluntad política y que si las mujeres acuden al examen llamado Papanicolaou, no hay forma de diagnosticar el cáncer cérvico uterino, tampoco hay aparatos. Y cuando ya está en proceso el mal, entonces hay que tener un servicio que se llama citología de base líquida que confirma el problema, luego hay que tener una clínica de displasia donde con un colposcopio se ayuda. Cada clínica (un aparato en realidad) cuesta un millón de pesos, nada, si se compara con el significado de las mujeres que mueren por cáncer cervico uterino. Esta una segunda preocupación.

Me temo que a pesar de las presiones de grupos de mujeres de aquella época, de los programas y los anuncios, hoy nos encontraremos con sorpresas muy desagradables, por ejemplo en el Distrito Federal y seguro en aquellas entidades donde es claro que los gobernadores desviaron los recursos para salud.

Hacer conciencia es fundamental, ponernos el lazo rosa, pero también pedir cuentas es lo importante. No puede haber un México en paz, en tanto la indiferencia nos rodea y vemos con tranquilidad tanta desgracia.


saraloveralopez@gmail.com www.almomento.mx



Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Septiembre 29, 2014

2 de Octubre 

Conocí a Raúl Álvarez Garín la noche que el ejército tomó las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 18 de septiembre de 1968. Entonces el Comité Nacional de Huelga se instaló en la Escuela de Físico Matemáticas de Zacatenco, en el Poli. La calle de Montevideo estaba llena de tanques; sesionamos los representantes de escuela rápidamente en un auditorio. Raúl, entre otros, dirigía la asamblea.

Durante las siguientes décadas coincidimos muchas veces. Su tesón, su convicción democrática, su tarea para no olvidar la masacre del 2 de octubre, su activismo, su desempeño cuando fue diputando intentando detener las reformas a la ley del Seguro Social para evitar la desaparición de los fondos solidarios para pensionar a los trabajadores; su permanente creatividad que lo llevó a editar Corre la Voz y su carácter hicieron posible crear un lazo permanente de comunicación.

Él, significó nuestra memoria. Su lucha centrada porque se hiciera justicia a quienes cayeron el 2 de octubre fue lección permanente. Como otros líderes o dirigentes estudiantiles del 68, Raúl Álvarez Garín fue el heraldo para no olvidar, para no permitir que el olvido y  la injusticia nos manchara. En la Plaza de Tlatelolco hay una estela con 38 nombres, de jóvenes hombres y mujeres que el 2 de octubre perdieron la vida. Nunca sabremos realmente de que tamaño fue la pérdida.

El no se adocenó, no se incrustó en los espacios de poder; crítico y con frecuencia decidido en todo lo que hizo, nos llevó también a discusiones y contradicciones. Él militante, yo observadora de la realidad desde mi periodismo, también nos unió en el aprendizaje humano y profundo. Teórico y práctico.

Con la desaparición de Raúl, el integrante de Punto Crítico, pienso que se va lentamente mi generación. Esa que rompió muchos cercos de invisibilidad. Con él no pude compartir mis preocupaciones por la emancipación de las mujeres, pero si otras muchas cosas importantes en este trayecto entrecortado de los derechos para las mayorías. Y eso tiene un valor indeleble y sustantivo.

México es diferente. En la plaza de Tlatelolco, en las paredes de Lecumberri, en los caminos minados por la sangre de unas y  otros en estos 46 años, se ha marcado y reanimado la lucha del pueblo por las libertades y la justicia. Hoy un movimiento  de estudiantes politécnicos le están haciendo un homenaje a los raúles de todos los tiempos, a las mujeres que desde 1929 fueron presencia, que con su participación consiguieron la libertad de cátedra y la posibilidad de conseguir que la educación mexicana pudiera construir ciudadanía e identidad para el progreso y la paz. Todavía a ellas no se las reconoce. Todavía se lucha por una educación para el conocimiento, completa, científica  y democrática.

De Raúl hablé hace muy pocos días a mi nieta de 9 años y a mi nieto de 7. Seguramente los ecos de esa conversación llegaron a Raúl que ya estaba en el hospital. Increíble, les conté cuando frente a mi casa tomamos café, en el Parque de las Américas. Mi nieta y mi nieto me preguntaron qué significado tenía la Plaza de Tlatelolco, qué era una huelga estudiantil, por qué el movimiento fue masacrado y por qué no podemos olvidar aquel momento en que circunstancialmente yo también participé.

Hay miles de páginas escritas sobre Tlatelolco. Ya nadie puede agregar más. Lo cierto es que Álvarez Garín, como la Tita y la Nacha; como las madres que antes y hoy buscan a sus hijos e hijas; nos tiene que remitir desgraciadamente a esa etapa que se llamó Guerra Sucia, la guerrilla que se bifurcó por el país; las promesas democráticas imposibles en nuestro sistema económico. Pero él, como otros cientos de hombres y mujeres, existen para recordarnos, todos los días, que vale la pena estar frente a las injusticias sin miramientos, sin doblarnos, sin adocenarnos y sin descanso.

De 1968 a la fecha hay que lamentar los asesinatos encaminados a cientos de dirigentes, hombres y mujeres, que han luchado por la tierra urbana y rural; por los salarios y los derechos de las y los trabajadores; por las libertades democráticas de expresión y participación; por la infinita y permanente demanda de los derechos humanos de las mujeres; por el voto bien contado; por una educación democrática y plural; por el cese de la violencia y a las detenciones extrajudiciales; por la humanización de las cárceles; por la aparición de las y los desparecidos; por el cumplimiento del debido proceso; por el cese de la violencia contra las mujeres; por el derecho al aborto; por la plenitud de la vida.

Luchadores y luchadoras que han perdido a una de las personalidades más fantásticas y aleccionadoras que nos han dejado una huella en el corazón y la fuerza para conquistar, como decía Rosario Castellanos, otra manera de vivir, otra forma de ser, otro camino que recorrer, donde seamos iguales, libres y felices.







Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Septiembre 24, 2014

Mujeres al Poder 



En 2015, en la renovación de autoridades de 17 entidades del país, cinco mil 897 mujeres podrían estar en las listas electorales de todo tipo, en diputaciones estatales y federales, en mil 15 ayuntamientos y, probablemente, varias candidatas a las nueve gubernaturas que estarán en juego. La idea de compartir el poder con las mujeres ya está haciendo estragos en la cabeza de los políticos hombres, que se mueren de miedo.

Sin duda la Senadora de Nuevo León, Cristina Díaz, podría ser la candidata puntera del PRI a la gubernatura de un estado de la República de gran poder económico y desarrollo del capital; el lugar donde los hombres han dominado toda la historia.

Ella es la actual dirigente nacional de la CNOP y cuenta con muchas simpatías. Actualmente ninguna mujer gobierna una entidad de la República. Puede haber otras, desde luego, pero Cristina tiene el apoyo  de las mujeres y de su partido.

Y lo del miedo viene a cuento por lo que sucedió en Aguascalientes el pasado 15 de septiembre. El gobernador priista de la entidad, Carlos Lozano de la Torre, la noche del famoso “grito” del aniversario de la Independencia, al nombrar a quienes nos dieron patria  espetó, ¡Viva Josefina Ortiz de Domínguez!; en lugar de Josefa, una pifia que tuvo repercusiones inmediatas en las redes sociales. Algo que parecería un chiste es grave. Muestra cómo en la cabeza de los dirigentes políticos de este país, las mujeres no importan, ni siquiera las históricas.

Desde el tercer año de primaria las y los mexicanos la conocemos. Sabemos de ella, de María Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón, conocida como Josefa Ortiz de Domínguez o como La Corregidora, insurgente de la Independencia y esposa del corregidor de Querétaro que nació en Irapuato, Guanajuato, el 8 de septiembre de 1768 y murió en la  Ciudad de México el 2 de marzo de 1829.

A lo largo de la historia de México decenas, cientos, tal vez miles de mujeres han contribuido a la construcción social de nuestro país. Sus rostros, sus nombres, su filiación, su pueblo, sus contribuciones concretas, se han olvidado. ¿Pero doña Josefa? La figura infantil que todas y todos llevamos dentro por el taconazo de aviso sobre la famosa infiltración de un traidor, esa circunstancia que hizo adelantar las acciones de rebelión contra los españoles. Esta mujer cuya biografía se ha ido construyendo a través del tiempo, se le olvidó al señor gobernador.

Así se han olvidado otras muchas. Casi nadie sabe dónde y menos cuándo nació doña Leona Vicario; pocas personas, sobre todo las que no son historiadoras conocen la importancia que tuvo en Yucatán doña Rita Cetina, creadora de las escuelas y la revista La Siempre Viva; en ninguna escuela nos han explicado el papel de estratega militar de doña Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín y Lazo de la Vega; o cuando se hizo prisionera durante la guerra de Independencia  a doña María Ricarda Rosales o en qué momento se hizo presente la combatiente doña Guadalupe Rangel.

Se entiende que olvidadas por los hombres que escribieron la historia, las que he nombrado y otras muchas como doña Dolores Jiménez y Muro o la sufragista Hermila Galindo, no las conocen los gobernadores, ahora aterrados porque en 2015 la Ley obligará a promover a los puestos de elección a un mínimo de 50 por ciento de mujeres y tal vez en la cabeza de Lozano de la Torre operó lo que llaman en psicología como negación.

Yo creo que el gobernador pensó más bien en María Josefina Rosa Tascher de la Pagerie, la esposa de Napoleón Bonaparte, primera emperatriz del primer Imperio Francés, quien en 1810 estaba  viva y actuante, ya que murió en 1814, cuando aún  estábamos en la lucha armada de la independencia.La famosa Josefina.

2015

Es natural. Aunque claro en Aguascalientes no habrá elecciones. Las cosas evidencian que después de 61 años, desde que las mexicanas obtuvimos el derecho al voto (17 de octubre de 1953), se ha decretado la paridad y eso significa compartir el poder al 50 por ciento. En Aguascalientes nunca una mujer ha sido elegida senadora. Cosa curiosa.

Las elecciones de 2015 son un tema de preocupación. No obstante lo de Nuevo León, por obra y gracia de la priista María Elena Chapa, se está poniendo a la cabeza de la previsión que habrá de hacerse para que los partidos políticos cumplan con la Reforma Política, donde además de la paridad, habrá candidaturas independientes.

Algo sumamente importante y será la primera prueba de esta nueva situación lo que suceda en julio en que habrá elecciones en Coahuila – que históricamente se niega en la práctica a dar lugares  las mujeres- o Nayarit tierra de machos. En ambas entidades se elegirán a 25 y 30 diputados locales, respectivamente y más de 20 ayuntamientos nayaritas. Importante porque todas las cuentas indican que es en el poder local donde mayor resistencia hay para la participación femenina.

De los casi 2 mil 500 municipios del país, el poder de las mujeres en esas comunidades no ha logrado remontar el siete por ciento. Si fuera posible y real en 2015 habría al menos 500 mujeres con posibilidades. Eso depende de cómo jerarquicen los partidos políticos. Por ello la previsión en Nuevo León es fundamental.

En Nuevo León se estima  que para las elecciones del año entrante estarían participando 25 candidatas a Presidentas Municipales; 39 a Síndicas; 151 a Regidoras; seis a diputadas federales, y 13 a diputadas locales, todas ellas con sus respectivas suplentes-, según marca, la histórica sentencia del 30 de noviembre  2012, donde el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación obligó a los partidos a cumplir con la cuota del 40 por ciento y a que las fórmulas electorales fueran del mismo sexo.

El caso es simple, hoy la participación política de las mujeres es un hecho que hay que apuntalar. En Nuevo León hace unos días los dirigentes de los partidos políticos prometieron cumplir con la ley sobre paridad de género para el 2015, luego de reconocer que se trata de una conquista producto de muchos años de trabajo de las mujeres, que representan ya el 52 por ciento de la población en México.

Y la Reforma Política, que el presidente Enrique Peña Nieto impulsó, es el producto de un proceso de negociación de mujeres de todos los partidos políticos, especialmente de las senadoras, para que la Reforma Política contuviera la paridad. Ahora en esa reunión a la que me refiero, la primera de un proceso de seis encuentros denominados Foro Nacional de Análisis Político, reuniones todas citadas en Nuevo León, evidentemente es una de las mayores movilizaciones en favor de Cristina Díaz.

En la primera reunión asistieron los presidentes de cinco  partidos políticos, entre ellos los tres  principales y ahí quedó dicho, sin ambigüedades que “El año 2015 será un parteaguas para el México del tercer milenio. La reciente reforma político-electoral garantiza que -por primera vez-, las candidaturas a los congresos sean para hombres y mujeres por igual”, como dijo Lorena Cruz Sánchez, presidenta  del Instituto Nacional de las Mujeres.

Agregó, como para pensar que el reto para los partidos políticos será capitalizar el dividendo de género con prácticas muy concretas, sin escatimar el reconocimiento y el apoyo a las mujeres que han desarrollado carrera política, que han llevado mejoría a sus comunidades o bien que están listas para aprovechar la primera oportunidad de participar.

Y, finalmente para que no haya duda: “El país necesita más mujeres en puestos de poder y de liderazgo, tanto en las empresas como en los gabinetes de gobierno. Estoy convencida de que, sin mujeres participando en el diseño y puesta en marcha de políticas públicas, no podremos combatir la pobreza, la desigualdad ni la violencia en México”. Tan, tan….a ver qué sucede.





Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Septiembre 16, 2014

 No a la Tecnocracia de Género 



Hace exactamente dos años, el lunes 17 Septiembre de 2012 escribí un texto que ahora reproduzco más abajo. Hoy, igual que entonces, tuve tiempo para revisar y reflexionar. Casi nada de lo que escribí entonces ha cambiado, excepto que los institutos  de las mujeres en lugar de talleres superficiales han iniciado seminarios, diplomados y capacitación con profundidad. Horas sumadas que buscan realmente incidir en el conocimiento, lo que convive con la superficialidad y prácticas lamentables, a las que aquí, cuando Calderón todavía era presidente, evalué. ¿Preguntándome por qué no avanza la cultura feminista y se encalla la tecnocracia de género?

Es importante siempre revisar el pasado. Invito a leer lo que entonces dije y se parece al hoy, sin duda: “En los días de asueto me puse a revisar y ordenar papeles y libros. De pronto me di cuenta que en los últimos años se multiplicaron por docenas los diagnósticos, estudios, guías de lenguaje, de liderazgo, de derechos humanos, sobre la condición de las mujeres y muchos más.

“También surgieron toda clase de iniciativas e instituciones nacionales, estatales y municipales. Se diría que el país está cruzado por lo que se llaman políticas de género y acciones de, por y para abordar la discriminación y la opresión de las mexicanas.

“Esta enorme producción, que en algunas ocasiones se liga al anuncio y puesta en práctica de políticas públicas, programas, campañas y modificaciones de ley, paradójicamente, no han conseguido una mejoría real en la vida de las mujeres y conlleva una reacción de resistencia constante en el mundo del patriarcado que nos acosa.

“Las estadísticas, los estudios de caso que hacen las investigadoras, de todas las universidades e instituciones del saber, muestran que no hemos logrado más que un avance lento en la construcción de la igualdad, ahora signada por la ley.

“Arrastramos toda clase de calamidades. Como la inamovible cifra de la muerte materna, entre otras causas, porque en 31 entidades del país el aborto sigue prohibido. Sólo en el Distrito Federal es posible una interrupción voluntaria durante las primeras doce semanas de gestación, lo que seguramente ha salvado muchas vidas. No es poco, pero es insuficiente del todo.

“La violencia contra las mujeres, más bien ha crecido, se puede probar. Y los actos de discriminación cotidiana son inenarrables. Los cuellos de botella en los partidos políticos, la indescriptible banalización de la condición femenina en los medios de comunicación, así los textos de las maravillosas y democráticas redes sociales rebasan a la inteligencia y vemos cómo día a día se reafirma la idea de que las mujeres valen menos que los hombres. A menos que el espejismo no nos deje saber.

“Esta parafernalia de palabras, discursos, leyes y propuestas, curiosamente se ha dado en forma exponencial durante los 12 años en que nos gobernó –bueno aún nos gobierna 2012- el Partido Acción Nacional (PAN), el que ostenta a la derecha reconocida, la otra derecha está en todas partes. Y es curioso porque con los conservadores una pensaría que hay retrocesos nada más. Y los hay.

“De todo esto, dos cosas me preocupan, cuando estamos en el dintel de un cambio de administración: uno, que la política pública es pobre, que no se profundizó ni el interés ni la eficacia. Que la llamada cultura feminista no existe para las masas y es escasa en las élites. Que cientos de publicaciones son repetición inopinada de la construcción de directrices internacionales. Algunas leyes son copia fiel de lo elaborado por Naciones Unidas, lo que en sí mismo no es malo, pero se carece de los claroscuros de nuestras realidades.

“Dos, se han invertido millones de pesos en difundir y catequizar sobre lo que se conoce como “perspectiva de género”, en todas las instituciones gubernamentales, cada secretaría, institución, órgano de derechos humanos o contra la discriminación, han expandido un discurso de lo que podríamos considerar como la difusión de una cultura de género y feminista.

“¡Fantástico! La pregunta es ¿por qué no hay mejores resultados? Y entonces me puse a leer y leer. Y me asaltó un enorme desencanto. Además de que las ideas o palabras se repiten, como oraciones o tablas de multiplicar, pero muy pocos conceptos, no encontré elaboración teórica y prácticas de campo que me acercarán a la realidad de las mexicanas y, por otro lado, la avalancha de “talleres”, “pláticas” y “seminarios” que se hacen con el dinero de la nación, tienen como característica general la superficialidad y lo que he llamado “tecnocracia de género”.

“No sé con exactitud cuántas instituciones surgieron, pero muchos institutos estatales y municipales de las mujeres están ahora en todas ciudades del país, casi siempre con pocos recursos y muchas responsabilidades. Desde el centro, el Instituto Nacional -cuyo nacimiento aplaudimos y queríamos- impone temas, campañas, como si los problemas fueran idénticos; se han puesto en marcha mecanismos entre clientelares y obscenos.

“Sólo apuntan a cumplir abultados informes: miles de personas han pasado por talleres y reuniones, de tiempos mínimos, sin altura de miras, sin formación en lo que las feministas conceptuales definen como pedagogía feminista. Se trata de llenar formularios y acumular números. Hay quien los define como “tortibonos”. Pero nada más.

“Hay diagnósticos millonarios, como uno sobre feminicidio impulsado por la Secretaría de Gobernación, que todavía no conocemos (que ahora 2014 ya conocemos). Se hizo un previo, al comienzo del gobierno de Felipe Calderón, signado por nuestra máxima casa de estudios: la UNAM, que desechó la “autoridad” y que complementaba el realizado por la Cámara de Diputados entre 2005 y 2006. Hay un compendio hecho en la legislatura que acaba de terminar, específicamente estadístico sobre la tremenda cifra de los asesinatos de mujeres.

“Asusta que en este tema, el más grave que nos rodea, haya como 300 publicaciones de todo tipo, programas, guías de atención, cartillas, sin ir realmente al fondo.

“La doctora Irma Saucedo, encontré, es la única que aporta nuevos conceptos prácticos para abordar la violencia contra las mujeres y advierte, esta estudiosa del Colegio de México, de cómo la superficialidad puede revictimizar a las mujeres que viven la violencia y sugiere que mientras se hagan intervenciones irresponsables, no científicas, los operadores de los programas no ayudan y con frecuencia destruyen cualquier avance, que podrían hacer las tan llevadas y traídas instituciones y políticas públicas.

“Entonces pensé: En lugar de tantos discursos, palabras, publicaciones, expresiones superficiales, el gobierno debía hacer una tirada millonaria de los dos tomos del Segundo Sexo de Simón de Beauvoir; editar el voluminoso libro de Kate Millet sobre Política Sexual o llevar a las preparatorias los ensayos de John Stuart Mill, y tantas otras clásicas de la misma manera como se estudia a los clásicos para entender la Teoría del Estado; entrenar a talleristas, conferencistas, escritoras u opinantes en la verdadera ciencia feminista.

“Hay muchos más libros y posibilidades infinitas, elaboraciones históricas fundamentales que hacen algunas feministas. Ellas si que profundizan y veo, con horror, cómo libros y ensayos se quedan en los almacenes con tirajes pírricos o en los estantes de las librerías, mientras los clásicos escasean, no se reeditan y menudea la no reflexión, que sumada a la exponencial revolución de las comunicaciones, como dicen los científicos, vamos a un sendero donde no se reflexiona ni se discute, cómo sería una cruzada de género para transformar las relaciones entre los hombres y las mujeres. Sería una tarea del gobierno y si se quiere del Estado en su conjunto.

“Nada de eso. Por el contrario, se dan recetarios, que a veces conducen a las mujeres y también a los hombres, a senderos, por decir lo menos, inapropiados. Se habla con ligereza en todas las tribunas, da horror el funcionariado cuando tiene espacios en la televisión.

“Me imagino a varias historiadoras, que estudian y bien escriben, desesperadas por tanta ignorancia, entre quienes tienen la obligación de hacer transversal la cuestión de género y cómo estos personajes ayudan a una visión confusa y poco ilustrada.

“Dirán que exagero. Salvo algunas organizaciones civiles que procuran la ilustración y hacen estudios sustantivos, todo lo que se hace en la oficialidad es como para llorar, entre otras cosas porque los panistas y otros gobiernos, echaron a la basura una oportunidad preciosa.

“A eso agregamos el bajo nivel de políticos y políticas, la inexistencia de gobernabilidad en buena parte del territorio nacional, la violencia institucional como la gran maestra de nuestra juventud, así como las propuestas legislativas, que se multiplican como programas de cine, para pasar el examen de diputado, diputada, senador o senadora (nota actual: las reformas de Peña Nieto si fueron eso y serán algo más).

“Las responsables de los institutos de las mujeres, jefas de programas, auténticas esforzadas por mitigar la condición de las mujeres, han sido lanzadas sin instrumentos a la realidad de millones de mujeres.

“Ellas, con buena voluntad, no atinan y como no se transforman ni cambian su mirada del mundo, reafirman las peores circunstancias de las mujeres, las revictimizan, funcionan como soporte de la familia tradicional; huyen, no por mala onda, sino por ignorancia, de los temas de la diversidad sexual y se santiguan frente al matrimonio entre personas del mismo sexo, hablan en voz baja sobre la prostitución, no reconocen la variedad de las familias, no se conmueven de fondo por prácticas como la esterilización de las indígenas o la trata de niños y niñas, reafirman la discriminación y profundizan la desigualdad.

“Habría que decir una cosa, en el terreno oficial, no hablo de las feministas civiles y constructoras cotidianas sino de las funcionarias (o de muchas funcionarias). Decir que ha sido en estos años de panismo algo asombroso la tarea del Fondo de Cultura Económica que editó a muchas escritoras, cuyos libros eran inaccesibles, se habían dejado de editar. Consuelo Saízar hizo una labor estupenda. Pudimos leer, entre muchas, a Elena Garro y contar por primera vez con dos volúmenes de la Vida Cotidiana en México.

“Esto todo significa que el desencanto puede ser mayor. Nada, absolutamente nada, nos hace pensar que el llamado nuevo PRI, hará por las mexicanas algo distinto, sino como se dice, todo lo contrario. Qué miedo”.

Dos años después ya no da miedo. Se constata voluntad, cumplimiento inicial a la tercera línea del Plan Nacional de Desarrollo,  lo que falta es ciencia, conciencia y paciencia para derribar obstáculos en todo el espectro, que sea capaz de hacer algo distinto al PAN. Seguimos esperando. Esperaremos nuevos bríos y nuevas cosas. Que se dé fin a la tecnocracia de género.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Agosto 18, 2014

Mujeres en Riesgo 



En México casi el 50 por ciento de quienes laboran en la tarea de informar son mujeres. Estamos frente a la incorporación masiva de las mujeres en todos los sectores de la actividad humana, un hecho que contrasta comparado con lo que sucedía hace apenas 20 años. Hoy, la mitad de las periodistas son mujeres. ¿Avances?  No necesariamente.

Según los reportes de la Casa de los Derechos de Periodistas las mujeres vivimos los mismos riesgos que nuestros compañeros, en el primer semestre de 2014, 52 informadoras a lo largo ancho del país han sufrido restricciones a su trabajo profesional, amenazas, intimidaciones, agravios a su integridad personal y persecución, aunado a advertencias telefónicas y a través de las redes sociales.

Hace unos días mientras Janeth Alva Villegas, reportera de la revista Contralínea dormía en su departamento, recibió la “visita” de unos encapuchados que no tenían otra razón más que atemorizarla; el 18 de agosto la periodista veracruzana Hylcia Trujano, reportera del periódico El Portal y de grupo radiofónico Oliva Radio, junto con su madre, fueron apuñaladas por dos sujetos cuando presuntamente intentaban robar al interior de su casa en Xalapa, Veracruz. Por suerte salvaron la vida.

Algunas informadoras son repentinamente detenidas por policías, sin  razón aparente; en tanto, medios dirigidos por las periodistas son irrumpidos por facinerosos, encapuchados o a las puertas de sus instalaciones se encuentran con una bomba, que muchas veces explota. Ellas y sus trabajadoras huyen. Así es como en  algunos municipios de Hidalgo parecen muy peligrosos; por no hablar de la angustia cotidiana que significa ser periodista y mujer, y vivir y trabajar en Veracruz, Durango y Tamaulipas.

La lista de agresiones contra hombres y mujeres llegó a 483, en el corte del primer semestre de 2014, el pasado 31 de julio. Según los análisis de la Casa de los Derechos de Periodistas,  el 60 por ciento de estas agresiones provienen de funcionarios públicos de todos los niveles. Todavía hay compañeras, como Ana Lilia Pérez, que viven en el extranjero ante las amenazas por la denuncia de corrupción de los panistas en Oceonografía, la célebre empresa que se descubrió defraudó a Pemex.

La peligrosidad del trabajo periodístico, tan bien contabilizado por numerosas organizaciones civiles y bien documentado por organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) no parece preocupar a las autoridades.

El caso sobresaliente, del que Janeth Alva Villegas es víctima, es el mismo que en los últimos cuatro años ha sufrido la revista Contralínea -de acoso, demandas civiles, judiciales, allanamientos a casas particulares y a sus instalaciones-, una revista de periodismo de investigación que según las autoridades sólo tiene un riesgo considerado “bajo”, ahora que se acostumbra medir el hambre, también se miden así las violaciones a la libertad de expresión.

Lo que ahora preocupa es que con la parafernalia de leyes de protección, respeto a las fuentes de las y los periodistas, los mecanismos de protección por leyes locales y federales; las mesas de trabajo múltiples para analizar los riesgos de quienes aseguran que la población mexicana esté informada por lo visto no funcionan.

Preocupa más la demagogia, los golpes de pecho, las declaraciones irresponsables. El funcionariado de la Secretaría de Gobernación no han explicado qué hacen con los fondos para proteger a las y los informadores; el señor jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ha evitado cumplir con el compromiso de su antecesor de abrir un Refugio en la Ciudad de México para las y los periodistas que huyen de sus lugares de origen para encontrar protección, por ejemplo, en esta capital de las libertades.

La simulación es bárbara. Pero además, en tiempos de anuncios pomposos sobre la política pública a favor de las mujeres, la crítica situación del feminicidio que alcanza a las periodistas, obliga a repensar qué significa la igualdad y las oportunidades, para las periodistas: no significa nada.

No solamente somos mujeres en riesgo, muchas veces acosadas por nuestros maridos y nuestros conocidos, sino porque usamos la pluma. La periodista Citlalli López en Oaxaca ha sido intimidada por cubrir asuntos de la condición social de las mujeres y por la participación política de esta. La intimidación que recibió la reportera es resultado de la cobertura periodística alrededor del caso de Elizabeth Sánchez González, quien obtuvo el fallo del Tribunal Estatal Electoral del Poder Judicial de Oaxaca para ocupar el cargo de Síndica en el Municipio de Tlacolula de Matamoros para el que había sido electa.

Es claro que el riesgo es ser mujer. La violencia contra la tarea periodística ya es un reflejo de la que se desatará por la reforma política que obliga a los partidos políticos a presentar en sus listas electorales en las elecciones federales de 2015 a 50 por ciento mujeres. Es decir la furia aumentará.

Según el director de Asuntos Jurídicos del Instituto Nacional de las Mujeres, Pablo Navarrete, la reacción social, las medidas jurídicas y los trabajos de protección a las mujeres, son los elementos generadores que han hecho aumentar el feminicidio en el país. Las estadísticas señalan que en la actualidad son asesinadas ocho mujeres todos los días. Navarrete lo atribuye también al aumento de la denuncia organizada.

Lo que sucede es que no ha habido una acción del Estado y de la sociedad para enfrentar la violación a los derechos humanos. Lo que campea es una espiral de violencia, de la que no únicamente nos podemos hacer cargo, contándola haciendo estadísticas y dándonos golpes de pecho, frente a esa violencia lo que no hay es justicia, el aparato judicial de este país está rebasado.

Los innumerables y oprobiosos agravios a periodistas no tienen una respuesta judicial, ministerios públicos, jueces, tribunales, ministros de la Corte, no han podido frenar la espiral de esa violencia que enluta hogares, envía mensajes de miedo, angustia e inseguridad. La omisión y la desvergüenza llegan a niveles increíbles. A Contralínea las autoridades le responden que su riesgo es bajo; a las denuncias cotidianas de feminicidio se responde con vaguedades y no se actúa. Las peticiones de las organizaciones simplemente se eluden.

Me pregunto que nos irá a decir el presidente Enrique Peña Nieto, ahora eufórico por el record que significan sus reformas estructurales, hechas en 20 meses, cuando la población mexicana, pobre, sin empleo, sigue viviendo esta tremenda realidad violenta y sin justicia.

No sé qué van a hacer los funcionarios, que se pavonean con planes y programas, con discursos, cuando en lugar de contar las desgracias y hacer estadísticas meticulosas, se diría de gran diagnóstico, decidan actuar. Veremos.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Agosto 7, 2014

Los Derechos Laborales 



El cambio social originado en la lucha armada de 1910 en México, más allá de la discusión teórica-ideológica de si se trató o no de una “verdadera” Revolución, fue un cambio real en más de un sentido. Revelaciones incontrastables fueron la de un desarrollo irrepetible en los campos de la libertad cultural y la toma de conciencia de miles de mujeres.

¿Dónde estaban ellas? Un recorrido simple indica que estuvieron movilizadas en todos los frentes y elaboraron una extensa y aleccionadora agenda para reivindicar sus derechos. Negar que esto sucedió, jamás nos hubiera conducido a ganar los espacios y los derechos, obtenidos y recibidos como una dádiva. Las mexicanas indudablemente dimos nuestra cuota de sangre y energía en la construcción de un nuevo país.

Es verdad que buena parte de nuestros derechos estuvieron en litigio constante, como lo están hoy, no obstante que hemos esperado 127 años para que, sólo en el terreno electoral, seamos pensadas como la mitad del mundo.

No es demagogia que vayamos a la elección paritaria en 2015. Ni es demagogia que nuestro esfuerzo organizado, haya conseguido inscribir la igualdad en muchos otros aspectos. El litigio seguirá, sin duda no dejarán, los hombres digo, tan fácilmente espacios concentrados en sus partidos y en la dirección del país, nos corresponden la mitad, las mujeres somos más de la mitad del país.

Acabo de encontrar un libro, como decenas de estudios y análisis que las teóricas e historiadoras feministas nos han regalado, con datos incuestionables. El libro Mujeres: en el cambio social en el siglo XX mexicano, editado por Siglo XXI y CIESAS de Occidente, autoría de María Teresa Fernández.

Excelente texto para abordar los derechos laborales que a propósito de los cambios jurídicos en materia energética han generado tantos golpes de pecho. Fernández analiza la trayectoria de cinco mujeres, ubicadas principalmente en Guadalajara. Pone en su justo término la intervención y evolución de la vida política y de pensamiento de estas mujeres. Todo interesantísimo, a la luz de la tremenda ignorancia que saltará en los próximos meses por la paridad y los argumentos que ignoran quienes descalifican la evolución social de los derechos.

Viene a cuento porque cuando leemos la vida de María Arcelia Díaz y de Guadalupe Martínez, la primera obrera textil que fundó en 1927 el Círculo Feminista de Occidente, y la segunda fundadora de la CROM, se entiende lo que significó la construcción de los derechos obreros, de hombres y mujeres, en este país; cómo se dieron los pasos, lentos, ascendentes, elementales, para conseguir un marco jurídico y social que llevara a equilibrar las relaciones de capital trabajo, algo elemental.

En 1910  se levantó el pueblo porque la dictadura de Porfirio Díaz, el gran modernizador de la economía mexicana, se olvidó de la reforma social, según el popular historiador Juan Manuel Villalpando, por una parte, y cómo se construyó el sindicalismo administrador de la fuerza de trabajo únicamente, como define el especialista Enrique de la Garza Toledo. El nuevo andamiaje de la Ley Federal del Trabajo de 1931, era apenas un mecanismo de equilibrio entre la gran acumulación de la riqueza y un reparto pálido de ésta. No sin sangre, no sin tremenda oposición.

La Revolución con su programa trató sólo de reconocer que la fuerza obrera da servicio a toda la población. Siempre hubo y hasta se habla de la “traición a la revolución”, un bloque opositor, una generación de conservadores que buscaron eternizar el liberalismo extremo que mantenía la explotación de miles y miles de obreras y obreros.

De ahí surgió eso que de la Garza Toledo llama el contrato de trabajo de la Revolución Mexicana, que otorgó derechos, efectivamente, privilegiando a la dirigencia, con un patriarcal sistema jerarquizado. Sin duda, lo que litigó contra las y los obreros. El andamiaje legal no fue parejo y no hizo justicia.

La vida de estas mujeres que sorprendieron al mundo, muestra hasta donde se pervirtieron los derechos. Pero eso no da lugar a que en pleno siglo XXI todavía haya voces que hablan igual que los enemigos históricos de los derechos y el reconocimiento a la humanidad de la clase obrera.

La discusión desatada por las reformas petrolera y eléctrica han sacado a relucir hasta dónde el odio a los derechos obreros hace hablar a unos sesudos analistas de los excesos, en lugar de explicar que hay derechos en los contratos –por cierto el de Pemex fue profundamente recortado en la época de Miguel de la Madrid- decía, cómo esos contratos eran el resultado de una inmensa movilización para equilibrar, mínimamente, el tema del capital trabajo.

¿Corrupción? La hubo; control obrero: lo hay, no rendición de cuentas, por supuesto, pero eso nada tiene que ver con lo que llama pasivo laboral, es decir, la pensión que se ganó a pulso y que ahora parece ser una maldición.

¿Y qué hicieron antes los ahora reformadores? Sencillo: mantener a raya a los y las obreras, privilegiar a los dirigentes, pero eso no significa que no debamos pagar la pensión a miles que han dejado vida y sangre en los campos petroleros, quien pusieron y ponen  en peligro su vida sistemáticamente en el tendido de las líneas eléctricas en todo el país; hombres y mujeres que industrializaron esta tierra amarga y compleja de ríos y montañas, de zonas apartadas, de inviernos duros y calores extremos.

Nadie duda que con esta reforma energética o sin reforma, Pemex enfrenta un serio problema en su sistema de pensiones. Si bien cualquier irregularidad debe sancionarse, la razón principal de dicha presión financiera no es la corrupción, sino el drástico cambio en el perfil demográfico, lo que ha afectado a los sistemas de pensiones en el mundo.

Hace 50 años, cuando se modificó de fondo del sistema de pensiones de PEMEX, por última vez, la esperanza de vida en México era de 60 años. La edad de retiro se fijó en 55 años o bien el derecho a una pensión después de 25 años de servicio. El sistema pagaba pensiones durante periodos de alrededor de cinco años. El riesgo eléctrico, significaba una muerte anticipada para los trabajadores. Pero ahora la esperanza de vida es de 77 años, por lo que el pago de la pensión se eleva a periodos de entre 20 y 30 años. Al parecer no hay sistema de pensiones que aguante esta carga financiera. ¿Y quién la debe soportar? Pues quienes nos hemos beneficiado de los servicios, no sin reconocer que pudo bien administrarse.

En el pasado ya se modificaron los sistemas de pensiones del IMSS y del ISSSTE. De ahí la necesidad de enfrentar este acto de justicia de otra manera. Le llaman pasivo laboral de Pemex y de la CFE, que no es otra cosa que un derecho.

Claro ahora con tres condicionantes: 1) Someter los fondos de pensiones y jubilaciones de estas empresas a la fiscalización de la Auditoría Superior de la Federación; 2) Homologar los parámetros para determinar las pensiones y jubilaciones con el ISSSTE, lo que significa elevar la edad de retiro; y 3) modificar los contratos colectivos de trabajo para financiar las pensiones de los trabajadores de nuevo ingreso con base en cuentas individuales.

Este esquema no equivale a la creación de un “pemexproa”, sino que el capitalismo aprovechará la reforma energética para acordar una reforma integral al sistema de pensiones de Pemex y CFE. ¿Y eso qué significa? Pues reducir el impacto fiscal frente al costo que el gobierno tendría que asumir de no hacer nada. En la aprobación de esta fórmula el gobierno absorberá un monto equivalente de entre 25 y 30 por ciento del costo de las pensiones. ¿Es justo? Claro que no, pero sería peor si no se hiciera. No puedo imaginar que nos retiren o reduzcan las pensiones. Por ahora no queda de otra, aunque sea injusto.

Cuando se crearon para todas y todos los trabajadores las pensiones individuales se redujo hasta en 28 por ciento ese costo.

Me parece que el tratamiento aprobado para los denominados pasivos laborales no significa un incremento de la deuda pública de México porque al ser Pemex y CFE empresas cien por ciento públicas, dichos derechos ya son parte de las obligaciones financieras del Estado mexicano. De la elemental justicia laboral. ¿Hay otra salida? Si hay otra, pero por ahora se trata de salvar el derecho, aunque parezca contradictorio. Y de un plumazo, efectivamente, se podrían eliminar los privilegios, no de las y los trabajadores sino de la dirigencia. Este es el reto y no la catilinaria de un grupo conservador e ignorante. Las dirigentes se levantarán de su sepulto. Sin duda, pero en el fondo, conservar el derecho es lo que importa.








Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Agosto 1, 2014

Las Patronas 

El 29 de julio el diario La Opinión de Los Ángeles difundió un aturdidor video sobre la actividad de un grupo de mujeres que a instancias de doña Leonila Romero, hoy llamada “La Abuela”, se organizaron hace 19 años para dar un poco de lo que tenían en su familia a los migrantes que transitan por México subidos en “La Bestia”.

Lo vi de casualidad, como se dice, navegando en internet. Me escalofrió como hace dos décadas, la labor de Las Patronas, por pura humanidad, las ha convertido en un núcleo de mujeres que con su práctica adquirieron conciencia y responsabilidad ciudadana. Sin altisonancias, sin gastados discursos.

El breve pero sustancioso relato de Norma Romero, describe perfectamente el problema: “primero nos conmovió que los muchachos que venían en La Bestia, tenían hambre”. Hoy “sabemos que es un asunto profundo: la búsqueda de trabajo, al que toda persona tiene derecho”, y también dijo como fue su proceso individual pasando de dar sin recibir nada a cambio a comprender que el drama de estos jóvenes, hoy es el drama de familias completas que huyen de miserables condiciones de vida.

Y con orgullo y claridad explicó:  hoy no somos estas hermanas preocupadas por preparar unos “lonchecitos” de arroz y un poco de tortillas y frijoles, sino 64 refugios en todo el país, para mitigar momentáneamente una desgracia social, de México y Centroamérica, de un mundo desigual. Nosotras que no habíamos hecho nada en la vida: “crecimos y estamos dispuestas a luchar”.

Navegando encontré dos docenas de videos, cientos de notas y reportajes sobre la labor de Las Patrona, “admiradas por su sensibilidad” quienes  anunciaron, hace dos décadas lo que hoy asusta y sorprende:  57 mil niños migrantes,  mujeres, ancianos y bebés que se arriesgan y buscan  reunirse con  familias en los Estados Unidos,huyen de  la violencia vivida en sus países, que  buscan  un cambio en su vida. Que son objeto de abusos y vejaciones.

Las primeras experiencias de conmiseración en 1995, es hoy la revelación de una tarea que hay que seguir haciendo ante la ausencia de los gobiernos y la indiferencia de la sociedad.

Mujeres que luego de “servir” sin esperar, estuvieron llenas de miedo porque no sabían que ayudar a los migrantes podía ser un delito, no sabían nada del Instituto de Migración, ni de los abusos. Norma explica: “empezamos a investigar, a leer las leyes, a preguntar de dónde venían y por qué venían”, cuáles eran las consecuencias y cuánto era necesario no sólo “atenderlos”, sino defenderlos.

Las Patronas, de la comunidad que lleva el nombre de Guadalupe la Patrona, en las faldas montañosas de Amatlán de los Reyes, en el mero centro veracruzano, herederas de aquellas  mujeres de Río Blanco que detonaron el proceso revolucionario de 1910, se han convertido, se dice, en un núcleo ciudadano que ya sabe defender los derechos, los de ellas también.

“No somos un ejemplo servicial” reviran: “hicimos lo que teníamos que hacer, porque nos enseñaron a ayudar”, pero eso es hoy totalmente insuficiente.

Su tarea, nublada por el discurso y los sesudos análisis, las denuncias discursivas y los “golpes de pecho” que chorrean tinta, hoy se sitúa en otro espacio: documentar lo que ojos y cabezas oficiales no quisieron ver durante días y noches lluviosas, el hambre y la persecución, el abandono y la violencia.

Sí es como dicen las autoridades “una crisis de humanidad” que nadie detuvo. En 1995 estaban solas. Hoy hasta les dieron un premio en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pero no se ha resuelto su problema de hambre y trabajo en sus países. Norma agrega a su relato: “un día vi a un joven de Chiapas, y me di cuenta que tampoco hay trabajo en México y muchos de nuestros hermanos sufren exactamente lo mismo”. Por eso “no me voy a detener”.

Los videos reflejan la sencillez, por no decir la escasez en que la labor se sigue realizando, una cocina donde todavía hay una estufa de carbón, donde los peroles desgastados sirven para producir toneladas de arroz, como se recibe el pan frio de una importante cadena de tiendas y las tortillas frías de maseca; las frutas abandonadas en las fincas, los trastos desgastados pero limpios; las botellas de plástico recicladas que sirven hoy para contener agua limpia y cuando se puede, de sabores.

A veces hay frijolitos calientes y nopalitos en salsa. Estas mujeres producen montones de “lonches”: Norma explica nos dimos cuenta que no bastaba la comida, había que organizar un refugio con catres y  elementales instrumentos de primeros auxilios, porque muchos tienen accidentes y quedan mutilados y hay que “atenderlos”.

Una familia, 7 hermanas, una madre, Leonila, los niños hoy adultos que han crecido en la solidaridad. Las Patronas veracruzanas, en el sentido literal de defensoras y protectoras y no en el sentido de patronaje que manda, dirige, explota  a otros en un negocio, una comunidad o una fábrica. Patronas que ya comprendieron que se trata de un conflicto social, económico, político, y de urgente atención por quienes forman el Estado.

Estas mujeres perdieron el miedo. Reciben a tesistas, “que nos estudian”, a creadores de imagen, periodistas, y toda clase de aprendices de antropología, hoy dan talleres, reciben formación legal, practican la solidaridad ciudadana y quieren contribuir a cambiar el mundo.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Junio 24, 2014

Violencia y Pobreza: un Rompecabezas


Los valles de Baja California probablemente son una de las regiones más ricas y hermosas de nuestro país. Son inmensos contenedores de riqueza agrícola y vitivinícola; el de Mexicali por el algodón y el de Guadalupe por su variedad de uvas y olivas. San Quintín por su producción agrícola. Nadie debía ser infeliz en esas tierras que solamente visitó una vez Hernán Cortés y que durante los largos años de la independencia y después de la Revolución se dejó aislada, casi desconocida.

Los cielos y los soles son apabullantes. Especialmente porque los campos de cultivo, excepto el Valle de Mexicali, están de cara al mar. Baja California es posible que haya sido inspiradora de la imagen del Cuerno de la Abundancia que tantas expectativas dio a México durante cientos de años.

Por eso no puedo entender la desigualdad, esa a la que se refirió la semana pasada la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que nos ubicó como el cuarto país en el mundo más desigual y contrastante. Solo desde esa vertiente del reparto de los bienes no hay forma de entenderlo.

Hace muchos ayeres, cuando conocí a un grupo de mujeres dedicadas a la comunicación en Mexicali, me pareció sorprendente que una de ellas refiriera con toda seguridad que ahí, en Baja California no había discriminación femenina, ni violencia contra las mujeres ni abandono cívico y político.

Hoy Baja California tiene el tremendo quinto lugar en violencia feminicida, en asesinato de mujeres. Y me duele el alma cuando pienso en San Quintín y en los miles de hombres, mujeres y niños que padecen las inclemencias de ese mal reparto de bienes materiales y simbólicos, quienes trabajan jornadas extenuantes, que son los hermanos y hermanas del sur; no entiendo el largo camino de los migrantes que se quedan varados en Tijuana o en Mexicali, que engrosan día a día las fábricas, maquiladoras de exportación, muchas veces sin derechos. Esa Tijuana heroica donde se producen hasta arneses para la industria militar de Estados Unidos.

Esas calles tijuanenses polvorientas que conviven con el mar y la festiva avenida Revolución, o los caminos del Valle de Guadalupe de un verde que refresca, o  los antiguos y modernos centros de apuestas. Los lugares precisamente donde las mujeres son intercambiadas y abusadas de forma cotidiana. Es la mítica frontera, donde descubrimos en 2005, que era el lugar donde miles de mujeres no sólo dejaban sus vidas en la maquiladora, sino que también las encontraban tiradas en los campos, golpeadas, violadas, asesinadas.

El viernes último, en Mexicali, terminaron un conjunto de foros “Por la Libertad de Expresión”, en los que se analizaron los ingentes problemas de la maravillosa y pujante Baja California. En otras palabras, los quehaceres y las miserias que la desigualdad, el machismo, la exclusión y la impunidad van dejando como una herida más profunda que la falla de San Andrés, esa que telúricamente atenta contra la integridad de sus habitantes y sus ciudades.

El último foro tuvo como tema la violencia feminicida: “Equidad y Feminicidios”, el asesinato de mujeres que acosa y desgarra a nuestra inteligencia y la esperanza de la igualdad como una ruta deseable. 

Foros  impulsados por un conjunto de instituciones como el Congreso de Baja California, el Instituto de Estudios Legislativos de Baja California, la Comisión de  Derechos Humanos del Noroeste, la organización Periodismo Negro, la Asociación de Periodistas Universitarios, Bionero.org, Semanario El Cactus, Comunicadoras de Mexicali, Fundalex y la Asociación Nacional de Estudiantes de Ciencia Política y Administración Pública y a los cuales me invitaron para debatir y reflexionar.

No es posible, dijeron muchas mujeres participantes, que en Mexicali donde no ha dejado de gobernar el Partido Acción Nacional por más de 18 años, no exista un instituto de las mujeres, no se ha instalado el Consejo Estatal para la Prevención y Atención de la Violencia  y se busca menospreciar el problema de la violencia de género, como le pasa a un sinfín de gobernadores y autoridades por todo el país.

Increíble, el lugar donde otrora se levantó la bandera blanca de la total alfabetización, el mismo donde se han erigido enormes empresas vitivinícolas exitosas, donde se derrama creatividad y trabajo, cultura y literatura, el lugar de la esperanza para nuestros hermanos del sur, está hoy en una situación de desigualdad. Recuerdo que sólo ahí he visto mantas enormes colgadas de las fachadas de las empresas tijuanenses donde casi a gritos piden personal y se exhiben las condiciones de trabajo favorables.

Sí, la Baja California, el otro México como le llama Ricardo Rafael, donde corrían los dólares y el vino mientras el resto del país estaba en crisis en 1929;  de donde salieron algunos de los presidentes de México; el lugar dónde se eligió a la primera diputada federal, Aurora Jiménez de Palacios en 1954, ahí discutimos en un espacio de reconocimiento a las mujeres, una sala con sus retratos y biografías, que muestra a sus lideresas históricas, en la que está la primera diputada, pero también quién organizó el Asalto a las Tierras y una emblemática periodista.

¿Por qué negar que existe el asesinato de mujeres? ¿por qué tanto temor a develar el carácter patriarcal y machista de la acción feminicida? ¿por qué negar que estamos envueltos en una vorágine que ninguna política o ley puede parar? 

En la sala, una mujer de duro rostro y palabras fuertes, nos contó cómo ha vivido la violencia de los hombres, violencia cotidiana en su quehacer de prostituta y cómo organiza mujeres por sus derechos.

En el Foro hablaron las diputadas y las mujeres organizadas; se escuchó a las y los comunicadores de la falta de espacio real para ejercer su derecho a decir, a investigar, a contar lo que realmente está pasando.

Me duele ese otro México, porque ha dejado de ser una quimera. Ahí estaban las y los diputados felices porque avanzaron en la tipificación del delito de feminicidio y se reflexionó cómo eso no significa nada, porque no hay instituciones que hagan posible hacer justicia. Y no hay justicia, hay impunidad. Los datos aportados por un funcionario del  INMUJERES que fue invitado, señalan que todos los días en este país donde se practica el estado de Derecho, son asesinadas 7.1 mujeres y que esa vergüenza cubre a todo el país.

Luego esos datos que acosan de los organismos internacionales, en plena campaña contra el  hambre, porque somos con Turquía, Chile y Estados Unidos, los de mayor desigualdad. México un país donde el 10 por ciento de las y los mexicanos concentra el 36.7 por ciento de la riqueza y ellos mismos el poder; mientras que otro 10 por ciento apenas vive con el 1.2 de los recursos. Esto es la balanza tremenda de nuestra realidad.

Los Foros llevarán nuevos aires para legislar nuevas cosas, como una comisión de feminicidio que un día de estos se va a formar; o una revisión a fondo para crear dispositivos de protección a periodistas, sin embargo, nada hace posible convencer a quien gobierna que es de ley y honradez usar los recursos federales para atender la violencia contra las mujeres, no da cuentas, no da información, como me dijo el Observatorio Ciudadano del Feminicidio, ni se consigue tampoco parar la explotación laboral en el Valle de San Quintín.

Digamos que es lo que todos los días nos afecta y lo que cotidianamente se quiere ocultar, como si callando se resolvieran los problemas. Este flagelo está en las manos de todas y todos. Habría que pararlo realmente, con medidas de fondo, sin discursos, para que un día se pueda volver a gozar de las bellezas de los valles de Baja California; las sierras de Chihuahua; los mares de Veracruz; los valles, montañas y mares de Oaxaca; los cielos de Sinaloa, las caídas de agua de Chiapas y sus lagunas. Los hermosos pueblos del Estado de México; la riqueza petrolera de Tamaulipas, en fin de cada una de las riquezas de las entidades en que geográficamente se divide México.

Es decir, volver a la felicidad que nos contaron quienes nos antecedieron, esa del cuerno de la abundancia, de la revolución social, del Estado de Derecho que nadie encuentra por ninguna parte. La que puede hacer la diferencia para cegar, definitivamente, la discriminación y el oprobio que vivimos las mexicanas.





Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Mayo 26, 2014

Por la Salud de las Mujeres



El 28 de mayo fue proclamado como el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Seguramente habrá algunas manifestaciones oficiales esta semana que comienza, promesas y muchas estadísticas.  Hay que afirmar de entrada que la salud para millones de mexicanas es todavía un derecho por conquistar.

Un porcentaje elevadísimo de mexicanas sufre graves problemas de salud. Hay carencias alimenticias, falta de información preventiva y una pobreza insultante. De acuerdo a datos oficiales publicados por INEGI, el 13.8 por ciento de las mujeres con 20 años y más padece de cáncer de mama y 10.4 tiene cáncer cérvico-uterino, éstas las dos primeras causas de muerte femenina; se considera como un problema de salud pública la muerte por aborto y las enfermedades asociadas a una interrupción del embarazo en clínicas clandestinas. Todavía el 8.6 por ciento de la razón de muerte materna es por aborto.

Si los cánceres femeninos sigue siendo la causa más tremenda de la muerte de mujeres productivas, la diabetes se las lleva en plenitud y se ubica en la tercera causa de muerte en mujeres y el EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva es la cuarta; la quinta la hipertensión arterial detonada por la obesidad, el sedentarismo y la alimentación desproporcionada. Actualmente, 8.3 mujeres mayores de 40 años sufren de hipertensión arterial y en un solo año fallecieron 8 mil 898 mujeres por esta enfermedad.

La sexta causa de muerte entre las mexicanas, inopinada para las mujeres mayores de 50 años, la enfermedad más común es la cardiopatía isquémica, producida cuando no hay un correcto flujo sanguíneo por las arterias lo que genera un infarto. Este padecimiento cobra la vida de una de cada tres mujeres mexicanas.

El panorama es preocupante, por decir lo menos. Mientras la Iglesia Católica ha revivido la antigua polémica contra la libre interrupción del embarazo a propósito de la iniciativa que se discutirá en la segunda mitad de junio en el Congreso de Guerrero, pretendiendo todavía engañarnos con sus artimañas. Y no sólo eso, sino que en un país laico amenaza con declarar la ex comunión a quien ello promueve, empezando por el gobernador Ángel Aguirre y a los hombres o mujeres lo apoyan.

La semana pasada se supo que en Nuevo León, el diputado Francisco Treviño Cabello, del Partido Acción Nacional, presentó una iniciativa para garantizar la vida del feto, como lo han hecho ya 18 estados de la República, cosa que se califica como una violación flagrante a los derechos humanos de las mujeres, reconocidos en nuestra Carta Magna.

Frente a las amenazas y bravuconadas de los jerarcas eclesiales ya empiezan a surgir las protestas desde el movimiento de mujeres y algunas funcionarias de los partidos políticos. Beatriz Cosío Nava, una militante por los derechos de las mujeres desde el Partido de la Revolución Democrática, llamó a los diputados de ese partido en Nuevo León, para que no vayan a votar con priistas y panistas que ya decidieron aprobar dicha iniciativa. Por algo será esta advertencia.

Lo cierto es que el Programa para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres, llamado Proigualdad dice claramente algunas cosas, que extraigo del documento: que sólo 58 mujeres de cada 100 hombres tiene acceso a los servicios directos de salud; que el 42.3 por ciento de las mujeres hablantes de lengua indígena no tienen acceso a ningún servicio de salud.
Ese mismo documento reconoce que el aborto representa la quinta causa de mortalidad materna y que el 8.6 por ciento de los embarazos ocurridos entre 2004 y 2009 terminaron en un aborto. Pero dice más: el 46.2 por ciento de los nacimientos en mujeres productivas de 20 a 49 años terminan en cesáreas, es decir en un porcentaje mucho más alto que las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, cesáreas que se incrementaron en los últimos 12 años hasta en un 50.3 por ciento. Y que la fecundidad adolescente va en aumento.

¿Y eso por qué? Dice el Proigualdad, que es un documento sobre el que se están haciendo o se harán las políticas oficiales de género, que sólo el 20.9 por ciento de las unidades de primer nivel de atención tienen servicio de anticonceptivos para las y los adolescentes y que apenas el 50 por ciento de esas unidades cuentan con personal para la promoción de la planificación familiar.

En otras palabras, parece claro lo que sucedió en los gobiernos panistas ya que promovieron el desabasto de los métodos anticonceptivos, o sea que los curas y el panismo que está contra la ILE y los derechos de las mujeres generaron un desastre. El documento agrega que este es un problema generalizado en el sistema de salud y ello, como es el caso de Guerrero, es mucho más restringido para las mujeres indígenas.

La prevención del cáncer de mama y cérvico-uterino es elemental, sin embargo sólo un 15 por ciento de las mujeres de 40 a 49 años y 26 por ciento de las de 50 a 69 acuden a realizarse una mastografía. Mientras que menos de la mitad, 48.5 por ciento de entre 25 a 64 años se hace la prueba de Papanicolaou. Otro desastre y un verdadero retroceso. ¿De qué habla la Iglesia Católica? ¿De la vida?

Respecto a la hipertensión arterial ésta afecta a una de cada tres mujeres, su prevalencia se ha mantenido sin cambios entre 2006 y 2012, graves.  No se sabe hoy, si la Secretaría de Salud está haciendo algo al respecto. Me temo que no, ni de esto ni de las seis gravísimas causas de muerte de las mexicanas, y el más grave es que cientos de integrantes del funcionariado gubernamental se suman por omisión o activamente a la ideología de los jerarcas de la iglesia.

También se reconoce que hay problemas de depresión y de salud mental que afectan de manera diferencial a hombres y mujeres: las mujeres sufren más depresiones que los varones (14.4 versus 8.9 por ciento). Los estudios dicen que tres de cada cuatro mujeres en México dicen estar estresadas todo el tiempo.

La carta que se enviará al Congreso de Nuevo León, frente a ese diputado que lanzó la iniciativa contando con el apoyo,  al menos con la bancada priista, es dura: “La sola presentación de esta iniciativa, que el citado diputado panista pretende que todas y todos ustedes aprueben a la brevedad, nos remite a una grave regresión a épocas en las que la cúpula clerical decidía y manipulaba, como poder fáctico sin escrúpulos, el quehacer legislativo y el rumbo político de la nación, por encima del interés ciudadano, en un ambiente donde predominaba la ignorancia y carecía de promoción la verdad científica “.

El texto de la protesta empezó a circular el sábado pasado señala que  la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos define ya el carácter laico de nuestra República y  obliga a los gobiernos el cumplimiento de los compromisos internacionales  en materia de derechos humanos, así como el llamado Consenso de Montevideo, aprobado el 15 de agosto de 2013 por representantes oficiales de 38 países miembros y asociados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, para decretar leyes, normativas, estrategias y políticas públicas con el objeto de eliminar las causas prevenibles de morbilidad y mortalidad materna, así como medidas para prevenir y evitar el aborto inseguro. 

Quienes firman la protesta llaman  a diputadas y diputados que integran el Congreso del Estado de Nuevo León, de las diversas bancadas partidistas, para que respeten el marco del Estado Laico que rige en México,  garantizado en el Artículo 40 de nuestra Carta Magna y, en consecuencia les piden que  rechacen la iniciativa.

Habría que recordar, como dice la maestra Beatriz Cosío, que  la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) durante la discusión sobre la Constitucionalidad de la interrupción legal del embarazo señaló: "que si bien el legislador debe de proteger la vida en gestación no puede afectar desproporcionadamente los derechos de la mujer". Y que: "no es constitucionalmente admisible que el legislador con la finalidad de proteger la vida en gestación, sacrifique en forma absoluta los derechos fundamentales de la mujer embarazada considerándola entonces como un mero instrumento de la vida en gestación".

La Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en el Distrito Federal, de acuerdo a las estadísticas oficiales, en aproximadamente 120 mil procedimientos realizados desde 2007 a la fecha casi el 70 por ciento se ha realizado con medicación. Ni una sola mujer ha muerto y lo que ha sucedido es que se han salvado muchas vidas. Habrá que esperar. Lo inaudito es que se haya reabierto la vieja polémica sobre el derecho a la verdadera vida, la de millones de mujeres.







Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Mayo 19, 2014

 No a la Violencia Contra las Mujeres



Todas las mañanas me levanto deseando no encontrar una tragedia en la puerta. Deseando no leer una noticia desastrosa, ni encontrarme con una estadística que me quite la alegría y la felicidad. Me miro al espejo y deseo que el tiempo venga como una borrasca y me lleve colgada de un planeta que me haga no mirar la tierra.

Nada es tan terrible como los datos y las descripciones de la violencia contra las mujeres. En menos de una semana, durante el mes de mayo, donde una   debiera solo tener flores, Sandra Luz Hernández fue asesinada en Sinaloa por  buscar a su hijo y convertirse en activista; en Tabasco una niña de 12 años se declaró grave después de ser violada, golpeada  y abandonada; en la ciudad de México apareció una campaña oficial para promover la lactancia materna con imágenes estereotipadas de las mujeres.

En esos mismos días las mujeres y los hombres  se horrorizaron mundialmente por el secuestro de las niñas de Nigeria, que ahora aparecen en la televisión ya rezando o leyendo el Corán, ataviadas de velos negros.

Y también he conocido, escrito  y leído lo que sucede en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), donde la ilusión me hizo confiar en un defensor de derechos humanos, Enrique González Ruiz, cuyo caso me apena tanto como a muchas, porque es presa de su condición masculina, atávica y abusiva sin consciencia, que se ha atrevido, con tal de defenderse, a poner en riesgo la vida de Clemencia Correa, al acusarla de ser agente policiaca de Colombia, mujer de la que abusó y hostigó  este  hombre. Y horroriza que  en la UACM y entre gente muy decente, se haya levantado una campaña de linchamiento contra  las denunciantes.

Los hombres y su cultura, los gobernantes y los líderes, todos y algunas mujeres, no quieren, como yo misma no quiero, hacerse cargo de lo que significa la violencia contra las mujeres y cuán poco hemos avanzado, qué esfuerzo enfrentarla y que coraje hacerlo y bien.

El día 14 me quise figurar que no escucharía nada más sobre los terribles acontecimientos. Quería escuchar adelantos, como se anunció el 20 aniversario de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, conocida como Belém do Pará.

Y nada, ahí tuvo que ratificarse, por parte de los gobiernos, que ahora sí van a cumplir con la Convención, mientras las cifras de asesinadas, violadas, hostigadas sexualmente, traficadas con fines de explotación sexual son el pan cotidiano. Como si nada se hubiera hecho, como si nada se hubiera dicho, como si nada se hubiera estudiado.

Hubo momentos, en un enorme espacio que preparó el gobierno de Hidalgo, haciendo notar que ahora si en México hay en los altos niveles decisión de entrarle al problema. Decía hubo momentos tremendos, como cuando mirando un video se le corrieron las lágrimas a una alta funcionaria pública; o cuando se escuchó tronar un discurso de una congresista mexicana que sin verse a sí misma, era tan violenta, cómo llamaba a reivindicar a las guerreras que construyeron la Belén do Pará.

Momentos de enojo y reflexión. Y todo este escenario, el del aniversario de la Belém do Pará, lo de las niñas de Nigeria, la convicción de que apenas bordeamos el principio, ha generado varias cosas que hay que anotar para ponerlas en el espejo en la mañana, para no olvidarlas, para llevarlas en la bolsa y en la boca, para que se metan en el cuerpo y no dejen salir a los demonios.

Una movilización global para conseguir una Ley Mundial que impida la violencia contra las mujeres. Se lo piden al presidente de los Estados Unidos, no sé por qué, pero suena bien. Ya la discuten los senadores esta iniciativa de más de cien organizaciones civiles.

Que en agosto habrá sido firmada la hermana gemela de Belém do Pará, para Europa, conocida como Convenio de Estambul, sobre la violencia familiar y sexual.

Que el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, presionado por la protesta, retiró la campaña estereotipada donde Maribel Guardia decía: no le des la espalda, dale pecho, ella toda contorneada y bella, semidesnuda.

Y finalmente, nada más faltaba, la palabra empeñada del gobernador de Hidalgo, Francisco Olvera Ruiz, quien dijo que dará  atención integral a la violencia contra las mujeres y trabajará por su igualdad sustantiva. Se dirá que es bien fácil prometer, lo sorprendente es que el político hidalguense que tiene que lidiar con una de las entidades más pobres del país, dijo: que me exijan cuentas. Perfecto, ya se sabe, ahora a darle seguimiento.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Abril 22, 2014

Benita Galeana: Abril de Primavera

Voltear a vernos en abril, que no sé por qué me gusta tanto, es en todo caso hilar fino, no olvidar. Abril nos obliga a recordar que está en su punto la primavera y ver cómo se abren las flores y se llenan los verdes de colores. Abril es para las mujeres de este siglo varias cosas. Enseñanza, libertad del cuerpo, mujeres tomando conciencia. Muertes y nacimientos, señeros, sustantivos.

El 22 de abril nació Lenin, pero ese día también nacieron movimientos políticos y obreros en muchas partes del mundo; el 17 de abril nació Sor Juana Inés de la Cruz y en la misma fecha varios siglos después murió la inquebrantable activista, luchadora, autónoma y militante Benita Galeana, quien jamás se rindió y como Sor Juana usó la palabra, la oratoria, el discurso como recurso sustantivo en el proceso democrático y de transformación social.

Es para Benita este abril en que cumplimos siete años del derecho a la interrupción legal del embarazo en la capital del país, en el Distrito Federal. Abril de las lunas rojas y los temblores inesperados, es también un mes especial porque hay una línea de esperanza en eso de la justicia para las mujeres violentadas: dicen que por fin en Guanajuato podrá declararse la alerta de género.

Pero Benita Galeana cerró sus ojos ese 17 de abril de 1995, hace 19 años, firme y entera. Unos días antes de su embolia estaba presta a denunciar la nueva andanada económica contra los pobres. Ella fundadora del sindicato de Correos, activista, convencida, fiel a sus ideas, tenía en su piel y en su espíritu esa convicción sin barreras de que vale la pena luchar por la justicia y contra quienes producen la desigualdad y el hambre.

Benita fue mucho más que una base militante del comunismo de los años 30 y 40 del siglo XX, fue, tomen nota, la primera mujer mexicana del siglo pasado que dio testimonio de su vida y su experiencia  en una autobiografía sin pantalla, hablando de su paso por la vida de la infancia a la juventud (Benita, primera edición 1940, segunda editorial Extemporáneos en 1974).

Ella es quizá el antecedente más lejano en nuestra memoria, de mujeres que se atreven a contar su historia y hablar de sí mismas, de su cuerpo violentado por palizas infinitas y repetidas durante su infancia; hablar de su cuerpo como uno que le permitió abrirse un camino en la capital del país, saberse fuerte, capaz, hablar de la fuerza de su cuerpo para plantar una bandera de huelga en lo alto de un edificio.

Benita Galeana, además, puede considerarse como un heraldo de la libertad de hablar, de decir, de expresarse, de esa del artículo 19 de la Carta Universal de los Derechos Humanos, tan mencionada y aclamada estos días. En su autobiografía   todo nos explicó, todo lo relató y nos dijo cómo en su vida usó su voz y sus palabras como elementos fundamentales ante las masas, cómo fue que sacó de su alma la fuerza para convencer y llamar a la revolución y a la justicia. Cómo fue que desarrolló una rebeldía sustantiva, esa que la hizo transcurrir hasta sus 88 años con una fuerza crítica sin atadura: ella sí autónoma, enamorada de la palabra y enamorada de la vida.

Por eso recordar a Benita Galeana, muerta el mismo día que el premio nobel Gabriel García Márquez me parece fundamental. Benita pudo ser un personaje de Macondo, ella de San Jerónimo, Guerrero tropical, habladora y descriptora  de ideas y paisajes,  ella 58 veces detenida y enviada a la cárcel, capaz de bailar en un cabaret ondeando  sus caderas  y lanzando al cielo sus trenzas,  como los personajes de García Márquez, capaz de transitar por la ciudad de México, entre trolebuses y calles oscuras repartiendo El Machete, órgano de difusión del Partido Comunista en  los años 40, esos de  persecución a los comunistas, del asesinato entre facciones como el de Trotsky en México, de la fundación del hoy PRI armonizando más de cien agrupaciones políticas de todos los signos; ella confiada en el estalinismo, fue plural, crítica, incorregible se diría.

Devota del general Lázaro Cárdenas, fue siempre la misma que desde temprano reaccionó en contra de quien quisiera tocarla y usarla sexualmente. Aunque el gusto por los hombres le acompañara hasta la muerte. Su vitalidad tenía que ver con su apertura al amor, al sexo, a la aventura, al no tener miedo y adorar su vida, al mismo nivel que adorar su máquina de escribir, cuando la descubrió como instrumento de la palabra.

Tal vez por ello Benita Galeana al final, ya en los años 80, decidió apoyar las luchas feministas, aquellas que le fueron indiferentes cuando se formó el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (1935), pero como era disciplinada, comunista, amiga de Consuelo Uranga y de Cuca García, seguramente estuvo en algunas asambleas del Frente. Pero nada más. En cambio en los 80 fue candidata y diputada suplente de la ex comunista,  ex gobernadora y hoy diputada  Amalia García Medina.

Y hablando de abril, de Benita y esas mujeres históricas, precisamente María Refugio (Cuca) García Martínez nació en Taretan, Michoacán, un  2 de abril de 1889, profesora, feminista, sufragista y activista mexicana en pro de los derechos de las mujeres.

Efectivamente abril es un mes asombroso, siempre lo pensé y ahora averiguo que significa apertura, festividad, frescura, vigor, lozanía. Nada que ver con las catilinarias políticas y es también nombre propio de muchas mujeres en el mundo.

Un 10 de abril de 1789 nació Leona Vicario, la independentista y primera periodista mexicana; el día 15 de 1452 nació el genio Leonardo da Vinci, el 17 de 1695 nació la insumisa sor Juana Inés de la Cruz y el 19 de 1861, Benito Juárez decretó la Ley de Instrucción Pública para México, dando forma y fondo a nuestro herido laicismo.

Abril, el primer mes del calendario francés hasta 1564, tenía que ver con ese sol de primavera que anuncia vigor y recomienzo. Que anuncia apertura y camino. Por algo nació el 23 de abril de 1564 William Shakespeare, una de las figuras más célebres de la literatura universal que nos llevó a hilar fino sobre las relaciones familiares y puso el dedo en la llaga sobre la libre opción sexual. El 22 de abril de 1870 nació Vladímir Ilich Ulyanov, Lenin, el operador de la Revolución soviética.

Vaya mes, ¡qué historia! En abril el 10 de 1919 fue asesinado por traición el héroe del campesinado mexicano Emiliano Zapata, del mismo modo que el 15 de abril de 1865 fue muerto a mansalva Abraham Lincoln, el presidente de Estados Unidos que se opuso a la esclavitud humana. También un 18 de abril murió el científico Albert Einstein, quien dijera un día que es más difícil destruir un prejuicio que desbaratar el átomo, y un día 19 murió Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura en 1990. Por algo será, me digo.

Festivo puede resultar que en 1945, el 28 de abril fue asesinado el dictador Benito Mussolini y apenas dos días después se suicidó junto a Eva Braun el otro fascista, Adolfo Hitler.

Terminaré las efemérides, que no por sencillas, sean simples o vacías, recordando que este mes ya no será más que memoria infinita. Un hecho sin precedentes es que en abril, en la República Dominicana de 1965, un nutrido grupo de mujeres participaron en la guerra civil que desató la invasión de Estados Unidos en ese territorio y derrocó al presidente Juan Bosch. Existe un libro emblemático y testimonial de aquella lucha, escrito por la periodista Margarita Cordero, que he querido recordar por el siempre significado histórico de cómo las mujeres protagonizan los procesos democráticos y alentadores.

Abril viene de aprilis como  le llamaron los antiguos romanos o del verbo aperire que significa abrir la tierra, las flores, dejar entrar al sol o bien puede venir de aphoros que significa espuma a través de la forma de aphrilis, parecido a aphrodite, palabra griega que lleva dentro la palabra espuma  y significa Afrodita, la misma diosa que los romanos llamaron Venus, o sea el amor en primavera, para sembrar los caminos de otro modo de vivir, de esperanza, un abril que empieza a pasar y se va, como todos los abriles de cada año. Penélope y el tejido del tiempo.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Marzo 25, 2014

Trabajo de Mujeres: Quinta Parte del PIB



“Tata” Marx es implacable. La economía, sostén fundamental de la organización social es invencible  y definitiva. El trabajo de las mujeres significa casi la quinta parte del Producto Interno Bruto (PIB). Y no me refiero al que hacemos las mujeres en la vida pública o productiva. Sino el que realizamos las mujeres en casa.  El que hacemos del otro lado de la línea de ensamble, el que realizamos calladamente, como si no nos quedara remedio, el que nadie reconoce.

Ese trabajo que Isabel Larguía definió como trabajo invisible hace casi 50 años. El de la doble jornada, el que nos tocó por ser mujeres y casi nadie atina a considerar humano y noble. ¿Quién siendo mujer no ha tendido camas o ha lavado trastes? ¿Quién siendo mujer no ha barrido? Pero lo peor ¿Quién siendo mujer no le ha tocado cuidar a su madre, a su padre por enfermedad o a otro familiar por discapacidad? Tareas  que no se consideran importantes que se ven como destino para las mujeres, pero que corresponden al Estado, a la sociedad, a todo mundo.

Hoy esas labores están en las cuentas satélites y la ONU les llamó economía del cuidado, la que responde al bienestar para cada persona. Cuidado proporcionado por una tercera persona, casi siempre mujer, trabajo no pagado y sí fuente abundante de discriminación.

La semana que pasó, INEGI nos ilustró de  cuánto significa ese trabajo para la economía nacional. Reflexiono sobre algunas cuestiones porque se nos sigue viendo como víctimas en muchas situaciones, se nos vuelve vulnerables, pero nadie atina a ver cómo contribuimos al bienestar de la sociedad, cómo somos el colchón del sistema, cómo quizá gracias a la llamada “pomposamente” economía del cuidado, la sociedad puede funcionar.

Vean nada más: el valor de este trabajo, siempre horrible, eso de limpiar la cola de los recién nacidos y dar de comer en la boca a los enfermos es nada menos que de tres mil 61 billones de pesos, lo que representó el 19.7 por ciento del PIB en México, durante 2012.

La mayor parte de las labores domésticas y de cuidados las realizaron las mujeres, con el 78.3 por ciento del tiempo que los hogares destinaron a estas actividades, que corresponde, a su vez, al 76.1 por ciento si se habla en términos del valor económico.

En 2012, los resultados en cifras netas per cápita, mostraron que cada persona contribuyó en promedio con el equivalente a 27 mil 700 pesos anuales por sus labores domésticas y de cuidados. Al desagregar este valor según el sexo de quien realizó estas actividades, se observó que el trabajo de las mujeres tuvo un valor equivalente a 40 mil 800 pesos, mientras que la aportación de los hombres fue de 13 mil 200 pesos durante el mismo año.

INEGI muestra que las más pobres aportan más tiempo y trabajo. Dice que al observar el valor del trabajo doméstico y de cuidados por quintil de hogar según el ingreso corriente, las mujeres del quintil I (con menores ingresos) contribuyeron con 43 mil 300 pesos en promedio al año; mientras que aquellas que pertenecen al quintil V (con mayores ingresos) lo hicieron con el equivalente a 37 mil 600 pesos en el mismo periodo. Por su parte, la contribución de los hombres para los mismos quintiles (I y V) fue de 13 mil 200 y 12 mil 200 pesos, respectivamente.

Los valores atribuidos a este trabajo, se comparan con lo que podría cobrarse si se hicieran dentro de la lógica del mercado.

Esta cuenta que hace el INEGI, por recomendaciones internacionales, se llaman “Cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares de México, 2012”,  debería mostrarnos lo que esta sociedad se beneficia con las labores que se realizan dentro de los hogares o familias, y que se extiende a muchas actividades sociales. Por ejemplo, quienes realizan principalmente la tarea de la recolección de recursos de la Cruz Roja u otra asociaciones de beneficencia, trabajo gratuito que se ha institucionalizado y que por supuesto realizan mujeres.  Trabajo que produce servicios indiscutibles, cubre necesidades básicas, incluida la ternura, la paciencia, la eficacia…que ahorra y da satisfacciones para bienestar de la población.

Las cuentas de INEGI forman parte del Sistema de Cuentas Nacionales de México (SCNM) y contribuye a la difusión y fortalecimiento de la información estadística con enfoque de género dentro del marco de la Ley del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica.

Lo interesante es que nunca nos damos cuenta, porque consideramos que las mujeres nacieron para lavar y planchar, para pensar poco y para sacrificarse por su familia, cuando hace falta. Entonces se las recibe en el mundo de lo público, incluso se las aplaude. “Ya vieron a doña Evita, que hasta hace pozole los domingos y es la madre de mi amigo que saco adelante a  siete hijos y todos, hasta la mujercita, fueron a la escuela”. Ideas que se repiten, se viven, se sienten como naturales.

Durante 2012, el valor económico del trabajo no remunerado doméstico y de cuidados (a precios corrientes) fue de 3.061 billones de pesos que, como se mencionó anteriormente, equivale al 19.7 por ciento del PIB; de dicha participación las mujeres aportaron 15 puntos y los hombres 4.7. En términos reales dicho valor registró un crecimiento anual de 0.76 por ciento (a precios constantes).

Con relación al PIB a precios corrientes, la actividad de proporcionar “cuidados y apoyo” a los integrantes del hogar representó el 6.6 por ciento del PIB; le siguió la  alimentación con 4.6 por ciento; la limpieza y el mantenimiento a la vivienda, 3.1 por ciento; compras y administración del hogar, 2.6 por ciento; limpieza y cuidado de la ropa y calzado, 1.7 por ciento, y ayudar a otros hogares y trabajo voluntario, con 1.1 por ciento.

Para el año del estudio, la población que realizó trabajo no remunerado doméstico y de cuidados estuvo conformada por 52.8 por ciento de mujeres y 47.2 por ciento de hombres. Las mujeres aportaron el 78.3 puntos porcentuales de las horas destinadas a esa tareas en el hogar, que equivale al 76.1 por ciento si se habla en términos de valor económico.

Mientras suponemos que las mujeres están hechas para eso, INEGI proporciona una comparación sorprendente: el valor generado por el trabajo no remunerado -doméstico y de cuidados de los hogares en 2012-, fue superior al registrado por algunas actividades económicas como la industria manufacturera, el comercio y los servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles de manera individual, las cuales registraron una participación de 17.3 por ciento, 15.2 y 11.4 por ciento, respectivamente en el PIB.

He estado en reuniones donde los hombres se burlan de las mujeres y dicen, “ya me voy, tengo que dar de comer”, les parece absurdo, de ahí las reticencias que hay en muchas empresas para dar trabajo a las mujeres. Ellas deben “cuidar a su familia”, me da risa. La verdad es que ello no es valorado y costaría lo que nadie puede pagar en tiempos de crisis.

El tiempo dedicado en  “Alimentación” representa el mayor número de horas que las mujeres destinan en el hogar con 33.5 por ciento, y su valor es de 23.2 por ciento de esa quinta parte del PIB nacional.  La  “Limpieza y mantenimiento a la vivienda” significó el  22.1 por ciento, con 15.8 por ciento del valor económico, y lo que se conoce como tiempo dedicado a “Cuidados y apoyo” fue del 18.9 puntos porcentuales y generó la mayor cantidad de valor económico contribuyendo con el 33.6 por ciento del valor.

Se trata del cuidado y apoyo a enfermos, a recabar fondos para una escuela, pintar aulas, ir a visitar a quienes están en la cárcel, dar ánimo a las vecinas, llevar consejos y caricias a las madres de los desaparecidos, contribuir con limosnas en las iglesias ¿Lo habían pensado? Acciones que ayudan a que el sistema no quiebre. Esas voluntarias en las guarderías de adultos mayores, las mismas que van a las escuelas a “ayudar”, en lugar que se encargue el gobierno.  Insisto: trabajo invisible.

Las personas religiosas les dan bendiciones; los dizque socialistas reconocimientos y discursos, el gobierno las ama, son las equilibradoras del hogar, las que reciben sin chistar a los borrachos el fin de semana y cuidan que sus hijos no pierdan a estos padres; las que se callan en la fila de las tortillas, las que agachan la cabeza en la fila del hospital porque no hay fichas para todas y hasta dentro de 15 días hay que volver con el chamaco lleno de lombrices en la panza. Esas mujeres que hacen guardia en las madrugadas para conseguir el ingreso de sus hijos o hijas a la primaria.

INEGI aporta más datos. Al  considerar el lugar de residencia, las personas que habitan en las áreas rurales aportaron un mayor valor económico por sus labores domésticas y de cuidados, con relación a las que viven en áreas urbanas. En 2012, las mujeres en hogares rurales generaron en promedio un valor económico de 47 mil 600 y los hombres de 12 mil 100 pesos; mientras que en los hogares urbanos las mujeres aportaron un valor de 39 mil 100 y los hombres de 13 mil 400 pesos.

Cuando este valor se visualiza por nivel de escolaridad, las mujeres que tienen algún grado de educación media superior en promedio aportaron 39 mil 300 pesos al año y los hombres que cuentan con el mismo grado de estudios generaron 14 mil 600 pesos.  Por su parte, las mujeres que no cuentan con instrucción o con primaria incompleta en promedio contribuyeron con 38 mil 700 pesos, y los hombres con el mismo nivel de instrucción lo hicieron con 12 mil 000 pesos.

El valor económico del trabajo doméstico y de cuidados, en función de la relación de parentesco, mostró que las mujeres cónyuges generaron más que los hombres, alcanzando un monto de 55 mil 600 pesos anuales. Además, las mujeres que habitan en hogares nucleares con presencia de menores de seis años aportaron en promedio 57 mil 200 pesos, mientras que las que viven en hogares que no cuentan con niños menores de seis años el monto fue de 32 mil 700 pesos. Esto significa que no se salva ninguna. Con hijos o sin ellos y con marido aumenta el trabajo. 

Finalmente, se observa que en 2012, las mujeres que no hablan alguna lengua indígena realizaron menos horas que aquellas que sí la hablan una lengua, en promedio éstas últimas generaron el equivalente a 46 mil 200 pesos anuales.  Esto significa que aportan más las mujeres indígenas, increíble.

El estudio de INEGI muestra, además, cómo es la  carga total de trabajo de la economía, tiempo que las personas destinan a las principales actividades, considerando tanto el trabajo de mercado como el no remunerado.  En 2012, las mujeres tuvieron la mayor carga del trabajo con dos mil 520 millones de horas a la semana frente a dos mil 158 millones de horas de los hombres; es decir, por cada 10 horas de trabajo de las mujeres, los hombres realizan 8.6 horas.

Así, las mujeres destinaron el 65.2 por ciento de su tiempo de trabajo total y solo 3.3 de cada 10 horas al trabajo de mercado. En contraste, los hombres se orientan al trabajo de mercado y a la producción de bienes de autoconsumo con el 76.2 y 2.7 por ciento, respectivamente, de su trabajo total, destinando sólo 2.1 de cada 10 horas a las labores domésticas y de cuidados.

Desde hace muchos años el movimiento feminista empujó la posibilidad de estas mediciones, ilustrativas de cómo las diferencias entre hombres y mujeres, relacionadas con la vida cotidiana, sí se pueden medir, elaborar y mostrar. Este estudio de INEGI y sus resultados se puede conocer ahora gracias a la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT).

Y esto tiene consecuencias. Las mujeres mexicanas están muy cansadas, una consecuencia son mayores gastos en el sistema de salud por enfermedades crónicas, originadas por esta doble carga; las mismas que no se animan a participar en política o las que prefieren destinar mucho tiempo a las otras personas y muy poco para ellas.

Es decir, el sistema que reparte de esta forma la carga de apoyo y ayuda a la población, acaba reproduciendo la injusticia y justificando la discriminación. Por ejemplo, los partidos políticos dicen que las mujeres no quieren candidaturas y cuando las quieren les recriminan. La derecha las hace responsables de romper sus hogares por trabajar fuera de sus casas.

¡Pamplinas!

Con estas cuentas, el Estado debería actuar. No es imaginación o sueño de verano pensar que el profesorado y los medios de comunicación debían contribuir a que los hombres cambien, a que niños y niñas aprendan a realizar parte de estas tareas y que el gobierno asuma el cuidado de los enfermos, de las personas con discapacidad y fortaleza el sistema de salud en todo sentido.

Hoy vivimos sin protestar. En los hospitales se obliga a “familiares” a cuidar a los enfermos, tarea que como ya vimos hacen las mujeres; en el sistema educativo, hace tiempo que dicen que “los papas” deben estar al lado del proceso de aprendizaje de las criaturas. Ambos sistemas privatizados porque ha abrogado la obligación del Estado. Y no ha cambiado: a las mujeres les toca, dice la costumbre.

Hoy nos toca protestar y cambiar esta situación, tan bien estudiada y claramente explicada por INEGI.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Marzo 17, 2014

En Oaxaca, lo Incomprensible


Hace unos días que el Congreso de Oaxaca optó por desaparecer los poderes en el municipio de San José Cosolapa. Con 29 votos a favor y nueve en contra, los diputados depusieron a la alcaldesa Carmina Álvarez García, quien obtuvo la presidencia a través de Movimiento Ciudadano. La alcaldesa denunció la intención del cacicazgo de deponerla, de alterar la decisión del pueblo y en un proceso en el que demostró que ganó. Carmina Álvarez quien a pesar de todos los  esfuerzos jurídicos no contó con el apoyo y la legalidad necesarios.


No es la primera. Oaxaca se distingue por tener una lista de mujeres indígenas y no indígenas que son detenidas en su paso por la política. Es un  machismo extraño, que pasa por temas de corrupción e ilegalidad en esa entidad.

Ahora es claro que las mayores dificultades para que las mujeres accedan al poder están en aquellos municipios de usos y costumbres y donde el cacicazgo de algún tipo se apodera de los recursos  y el alma de los habitantes. En San José Cosalapa están claramente identificados los intereses caciquiles, de un antiguo PRI.

Imposible que otra cosa suceda. Es Oaxaca un sitio donde es reiterada la falta de una política democrática, no importa que aparentemente gobiernen en plural diferentes partidos políticos. La situación peligrosa  para la vida y el desarrollo de las mujeres es casi general. En 6 meses nueve mujeres han tenido que parir a las puertas de un hospital, en un jardín, en la calle, en un taxi, es el colmo. Los homicidios contra mujeres y la sospecha creciente de trata, sobre todo en la costa oaxaqueña debían preocupar al gobernador Gabino Cué, pero por lo visto no. No importa tampoco al Congreso Local y falta mucha fuerza en los grupos civiles de mujeres, que según el momento, la época o los intereses, apoyan  al gobierno.

Hoy esta situación supone fortalecer a grupos civiles y democráticos, de ninguna otra parte que desde los mismos grupos civiles y democráticos, para desenmascarar al gobierno de Gabino Cué. Claro, me dirán, hay muchas denuncias, marchas, cuentas hechas por grupos sobre muertas, violadas, perseguidas. Hay otros esfuerzos, incluso el de convencer al gobierno de promover y creer realmente en el avance de las mujeres. Y no sólo eso, dinero desde la federación para detener crímenes e injusticias. Pero todo hace evidente que el gobierno de Oaxaca, es un gobierno  del siglo XVIII, además de inútil y represor. Es bien claro.

Esta es una encrucijada para los próximos tiempos, porque necesitamos grupos de mujeres capaces de protestar con energía, sin antecedentes que las hagan ver como manipulables o como socias temporales.

Me sorprende que esto suceda en Oaxaca, cuando fue ahí, hace algunos años, donde parecía fantástico que se hubieran hecho las mejores armonizaciones de leyes; donde se reconoció como adelanto legislar sobre usos y costumbres, tras el levantamiento en Chiapas; donde parecía que crecía la postura ciudadana de avanzada, al decidir por gobiernos plurales y, finalmente, tras una larga crisis llegó la alternancia. 

Pensamos que tal alternancia era parte de la transición a la democracia. Bien, nos hemos equivocado muchas veces con los partidos distintos al PRI, nos hemos equivocado al no juzgar a fondo acontecimientos y coyunturas. Nos equivocamos con alianzas sin principios.

Nos  hemos equivocado tanto que nos pesa tener muertos, encarcelados y perseguidos por culpa de esas equivocaciones. Hoy muchas mujeres  han sido humilladas por supuestos gobiernos de transición y otras se han equivocado al tomar alianzas que fortalecen el patriarcado. Veremos que sigue.

Evidentemente no es así. El caciquismo antiguo, de los viejos dueños de tierras; el de la sección 22, que ha dejado en el abandono a miles de niños y niñas indígenas y su estructura corrupta; el Congreso mayoritariamente priista y un gobernador débil, sin autoridad moral o ideológica, deja a esta tierra de Benito Juárez, el prócer de la Reforma y cuyo natalicio es un aniversario fundamental para el país y día recordado en todas las Américas, nos/ me deja un mal sabor.

Ahí en Oaxaca hubo la segunda imprenta, después del Distrito Federal y las revistas de mujeres más antiguas,  tras las primeras en los años de 1826 , sin embargo parece un golpe a la inteligencia suponer que hay un gobernador blandengue, manejado por los líderes magisteriales que tienen en sus manos el mando fundamental que es la formación de las nuevas generaciones; es inaudito que no tenga ese gobierno una sola capacidad para detener el homicidio y la violencia contra las mujeres; que en sus narices funcione el negocio de la trata en sus costas; que en sus tierras se maltrate y persiga a migrantes y que tenga que ser la tierra de Oaxaca donde las mujeres indígenas y no indígenas se enfrenten a un machismo trasnochado que nada tiene que ver con la modernidad.

Es inaudito que haya tanto atraso luego de tan brillante historia. Vaya hasta el hecho de que haya nacido ahí Porfirio Díaz, lo que hizo que el estado tuviera progresos aún en lo que identificamos como dictadura; que haya sido ejemplo de poetas e historiadoras y músicos magníficos y que una mujer, Juana Catarina Romero, haya sido una mujer emprendedora, comerciante interoceánica y con gran influencia en la política local, todo se contradice con una realidad lacerante, triste, donde no parece haber visos de democracia y adelanto.

No es por ser tierra indígenas, por supuesto que no, ni porque haya poco dinero y se ubiquen algunos municipios de alta marginalidad, tampoco, sino por esta ceguera gubernamental. Alguien me había dicho que los poderes debían desaparecer en el Estado y no en ese rincón donde impunemente ha apoyado desde el Congreso al caciquismo y no a la legalidad. Es una lástima.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Marzo 10, 2014

8 de Marzo: Queremos el fin de la Supremacía de los Hombres


El mensaje fue bien claro. Las senadoras enviaron a toda la república un mensaje cifrado al otorgar a la antropóloga feminista Marcela Lagarde y de los Ríos el reconocimiento Elvia Carrillo Puerto, en su primera emisión. Las mujeres que hacen cambios son feministas y socialistas. Han sido ellas, nosotras, las constructoras sí, de teoría, pero como Elvia, llamadas a organizar a los grandes contingentes de mujeres, hoy asunto tan disminuido.

Otro mensaje: es hora de hablar claramente de cómo estamos mujeres y hombres en la sociedad y actuar en consecuencia. Yo creo que es urgente que todos los gobiernos, todos los y las políticas, todas las instancias oficiales que se denominan para el adelanto de las mujeres, se hagan cargo: no hay futuro para este país mientras continúe la exclusión de las mujeres, la violencia contra las mujeres, la discriminación, la corrupción, la misoginia, el doble discurso y una cultura que mantiene la supremacía de los hombres en todos los espacios y todos los procesos.

Se trata de poner “en el más alto nivel”, como diría la senadora Diva Gastélum, dirigente de las mujeres del partido en el poder, los entramados que detienen el progreso y el desarrollo y reconocer que las mujeres están en todos los espacios y contribuyen con su trabajo y su vida al futuro del país. Sin hablar como se dice, de dientes para afuera.

Cuando miré la tribuna, esa de toda la República, donde estaban los señores del poder, incluso el representante del presidente Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, me pareció que el mensaje era y es: “dejemos de jugar” a la democracia y pongamos voluntad política, recursos económicos, hagamos de las leyes algo real, sustantivo, de práctica cotidiana, que será lo único que realmente valore a las mujeres. Casi podríamos señalar que necesitamos una revolución.

Marcela Lagarde definió con toda claridad el país que queremos las mujeres. Lo hizo con fuerza y firmeza, como lo que ella es: maestra, pedagoga, militante, convencida socialista y feminista. Sin ambages.

La copio. Nada puede agregarse. “Es la hora de decirlo, no sólo debemos cambiar las mujeres, requerimos que los hombres cambien sustancialmente, que cambie nuestra cultura con la eliminación de esta enajenante discriminación de género… La problemática de la desigualdad forma parte de los grandes problemas nacionales.

“¿Qué país necesitamos para saciar el hambre y erradicar la pobreza, para eliminar la mortalidad materna y el embarazo adolescente, el contagio del VIH, la alarmante extensión del papiloma ente las adolescentes y las jóvenes.

“¿Qué país para que adolescentes jóvenes y marginadas no sean insultadas y maltratadas al hacerlas parir en el baño o en el patio o afuera de la clínica que debería albergarlas o para que no se mueran más de una docena de criaturas al nacer en un solo hospital en un estado de nuestro país.

 “La respuesta…construir un país solidario; solidario con las mujeres…con las niñas, las adolescentes, las mujeres de mediana edad, de tercera edad, las viejas, las ancianas.

“Un país que pueda reconocer y valorar la condición humana de las mujeres, no es (pedir) mucho, un país en que su gente sea capaz de sentir empatía y movilizarse por la calidad de vida de las mujeres, en el que las instituciones de justicia hagan justicia…Fin a la impunidad, (agregó) tal como dijimos al tipificar el feminicidio y lo sostenemos.

“¿Qué país para que las periodistas y las defensoras de derechos humanos no sean acosadas, hostigadas, incluso asesinadas, víctimas de feminicidio en el ejercicio de su trabajo.

También es urgente para el país que se cumplan compromisos internacionales, toda vez que  un país democrático debía  cumplir las recomendaciones de la CEDAW, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de Amnistía Internacional, de otros organismos y, desde luego, de todas las redes civiles de mujeres y feministas que damos vida a la defensa de los derechos humanos de las mujeres en nuestra tierra.

“En el país que anhelamos, parece una perogrullada, pero la justicia debe ser justa, a tiempo, sin dilación, sin equivocaciones, sin omisiones, sin colusión, sin negligencia, sin corrupción.

“En la valoración, este país tendrá, como un principio, la valoración de la diversidad por parte de la sociedad y del Estado, que deben ser capaces de igualar a los diferentes y de lograr el respeto a la diversidad.

“Las mujeres indígenas y sus pueblos y comunidades deben ser reconocidos y respetados en su dignidad y derechos; en igualdad y con libertad, como deben serlo las mujeres lesbianas, las mujeres bisexuales, las mujeres transexuales y las mujeres transgénero y cualquier otra categoría de género que se nos antoje inventar, hasta las heterosexuales también; las mujeres enfermas, las mujeres con discapacidades varias, todas nosotras y nuestras familias que podamos vivir investidas de derechos y en convivencia democrática.

Pidió al Estado “dejar de ser parte del problema, para ser parte de las soluciones…queremos que prevalezcan en el Estado y se fortalezcan las tendencias democráticas y de bienestar social, al eliminar estructuras sexistas, clasistas, racistas, discriminatorias y violentas, para dar paso a una sociedad solidaria y a un Estado democratizado, un Estado reformado para el Siglo XXI, transparente.

“Queremos un Estado transparente, compuesto por instituciones efectivas, profesionales, honorables y confiables que superen la ilegalidad y haga prevalecer el estado de derecho en nuestro país.

 “Queremos una sociedad que por fin pueda vivir en paz y desplegar una cultura de paz…un país, un mundo global de cooperación solidaria, todo ello basado en ese desarrollo comprometido por lo sostenible con el planeta, pero por lo sustentable con la gente, con las personas que estamos en ese planeta.

“Una sociedad que pueda comprometerse con lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 que estipula en su parágrafo 28: Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta declaración se hagan plenamente efectivos. Es un derecho humano donde se creen… condiciones para la vida”.

El recinto del Senado de la República, símbolo de la unión, retumbó. Lagarde, con 36 años en la academia, que ha recorrido el país dando enseñanzas a las mujeres, que ha estado con las que recuperaron su espacio tras las dictaduras de Centro América, que va como heraldo a nutrirse con las mujeres de Europa. La constructora de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia, parecía pedir a cada senador y senadora, a cada invitada de la administración pública, de las organizaciones de mujeres, de la diplomacia, de manera sutil, argumentada, que ya dejen de hablar nada más. Porque como recordó el 7 de marzo en Yucatán, Lorena Cruz Sánchez, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, los gobernadores han recibido entre 2008 y 2014, 20 veces más recursos para parar la violencia. Yo pregunto ¿y qué hacen?

Puso sólo unos cuantos ejemplos de la estulticia. Evangelina Ascencio, indígena violada y asesinada por un puño de soldados, que según el ex presidente Felipe Calderón murió de gastritis y el caso ahora está en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; les dijo a las y los senadores que hay mujeres en México amenazadas por exigir sus derechos, por participar en política, por ser defensoras de mujeres víctimas de violencia. Habló de Yakiri que por defenderse fue a dar a la cárcel y ahora le están cobrando una multa de 420 mil pesos, porque no la exculparon sino que se usó la figura de exceso de defensa propia, porque no se reconoce su derecho a no ser violada.

A lo largo del discurso, en el recinto, que si hubiera buen periodismo sabríamos que se hizo el acto más importante del 8 de marzo, Lagarde reconoció que  hay cambios, “pero éstos siempre (son) parciales, siempre intermitentes y frágiles (para las) mujeres de franjas sociales populares. Indígenas, campesinas, obreras con salarios disminuidos.
Dio cátedra. Como lo hace siempre cuando explicó a los legisladoras y a las legisladoras que  la mayor parte de las mexicanas vive en pobreza, como quiera que se mida, con altos grados de marginación, explotación y violencia, e hizo notar que esas mujeres siguen siendo únicas  responsables del trabajo doméstico, sumado al trabajo público, casi siempre informal con la mitad del pago que se hace a los hombres, sin derechos sociales, con grandes cargas familiares de cuidado. Tal como lo hizo notar INEGI este año.

Apreció que no hay sin visos de que eso cambie, “a menos de que haya voluntad política por el empoderamiento de las mujeres”. Llamó a plantear el fin de la doble jornada de trabajo y la ampliación de lo público en el soporte de los cuidados. Es decir que se haga cargo el Estado y se dejen de repetir esas frases de que las mujeres son grandiosas porque son el soporte de las familias.

Consideró que los derechos sexuales y reproductivos deben ocupar un lugar central y sin restricción…“la libertad sexual también, el amor libre, desde luego, de pensamiento, libertad de creencias, libertad de afiliación política, libertad de participación; libertad de comunicación, libertad de tránsito en este país; libertad horaria para las mujeres que no podemos salir después de las ocho de la noche de nuestra casa.

Lagarde hizo gala de sus conocimientos, como diciendo a todas las mujeres que sin ellos no podemos ir a ninguna parte. Habló de la filósofa española María Zambrano, que situó la posibilidad humana sólo en ser persona; de Molina Enríquez que explicó los grandes problemas nacionales, para señalar que la exclusión y la violencia contra las mujeres es un problema nacional.

Y, por supuesto, habló de Elvia Carrillo Puerto, recordó que sus anhelos políticos y los de sus contemporáneas, allá en los años 20 del Socialismo del Sureste, en   movimientos feministas en los que participó la llamada Monja Roja, fue partidista, socialista, feminista, y pidió el acceso de las mujeres a la educación; a la educación sexual, al control de la natalidad, a la libertad sexual, al amor libre. Y esas mujeres pidieron   trabajo digno y participación política: “Nosotras también somos sufragistas, seguimos luchando por el derecho pleno al sufragio”.

Este no es un premio común, con la voz de la maestra Lagarde, en el Senado quedó bien claro. No se puede poner impunemente en la tercera línea del Plan Nacional de Desarrollo, el impulso a la comprensión de todos estos problemas, con una perspectiva de justicia a las mujeres y luego seguir pensando que las cosas pueden cambiar por decreto. Se trata como está en boga señalar de una igualdad sustantiva, real, en la vida cotidiana. No más demagogia concluyo yo.





Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Marzo 3, 2014

Marzo de las Mujeres



Ahora que se conmemorará el 104 aniversario del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, y que se dirán tantos discursos, no entiendo porque no volteamos a nuestra propia historia. Que yo recuerde jamás se ha hecho este importante recordatorio en el lugar geográfico, donde pudiéramos decir nació el movimiento más señero y avanzado de las mexicanas: Yucatán.

Cuando los presidentes de la República quieren hacer un anuncio sobre alguna política o cambio jurídico para las mexicanas, llaman a cientos de mujeres a una ceremonia formal, opaca, sin chiste, donde todas esas mujeres le aplauden. Generalmente en algún salón de la casa presidencial de Los Pinos.

Yucatán, en cambio, encierra las voces y los ecos de esas mujeres que se levantaron por sus derechos en 1916 durante los Congresos Feministas; ahí donde nació en 1922 la demanda que hoy llamamos derechos sexuales y reproductivos, por la distribución de anticonceptivos, por la libre decisión de mantener o interrumpir un embarazo y por la educación sexual para la infancia y la adolescencia.

En Yucatán, donde nació la primera liga de mujeres campesinas denominada Rita Cetina Gutiérrez, en homenaje a esa maestra, nacida en Yucatán que creó la sociedad científica y literaria “La Siempre Viva” y dirigió una revista del mismo nombre.

En Yucatán, del Instituto Literario para Niñas, que se considerada la escuela para mujeres más importante de su época (1846). Ahí en 1923, no puede olvidarse, el pueblo eligió con voto secreto a Elvia Carrillo Puerto como la primera diputada local de la historia del país, Elvia Carrillo la misma que creó esa liga de mujeres campesinas.

También fue en Yucatán donde se eligió a la primera regidora del país, la profesora Rosa Torre G, también en 1923. Ahí donde  nació el movimiento sufragista de las mujeres y, en 1922, precisamente cuando las mujeres demandaban los derechos sexuales y reproductivos, el gobernador socialista Felipe Carrillo Puerto (1922-1924) envió al congreso la primera iniciativa para otorgar el voto ciudadano a las mujeres.

Por eso Yucatán es el crisol de los derechos ciudadanos, económicos, sociales y culturales para las mujeres. Ahora que ya es ley la paridad, el 50/50 para las listas electorales en virtud de la Reforma Política, sería muy bueno que ahí se hiciera la ceremonia del 8 de marzo, puesto que el año pasado se cumplieron los 60 años del voto femenino y el 2015 se probará en las urnas la paridad.

No estaría mal que ahí, en Yucatán, en ese pueblo de tantas lides, donde vieron la primera luz, como en primavera, mujeres emblemáticas de un largo listado. Donde sería bueno recordar a las mujeres indígenas que asombraron la pequeñez de curas y conquistadores por su forma de vestir. A los conquistadores les llamó la atención desde un principio esa costumbre de las naturales; las mujeres fueron calificadas de deshonestas por andar desnudas de la cintura para arriba. Ellas a quienes les pusieron encima el hipil como mandato para ir a lavar al río.

De ahí venimos con nuestra demanda de ser personas. Ahí en Yucatán le reviramos al conocido como prohombre de la cultura, José Vasconcelos que acabó imponiendo el Día de la Madre, por la rebelión de las socialistas de los círculos rojos de reflexión que pedían sus derechos.

Hasta Yucatán llegó Hermila Galindo en 1916, como heraldo del constitucionalismo. Hoy, de acuerdo con los informes oficiales, en Yucatán se registra la estadística más baja en violencia contra las mujeres.

No obstante, Yucatán con una buena parte del sureste mexicano ha olvidado su origen, anida la pobreza y la ignorancia, todavía es grande la diferencia entre indígenas y blancos. Tiene como herida la guerra de castas y los frescos del Palacio de Gobierno recuerdan las imágenes de tan cruel historia.

Yucatán es la única entidad del país donde ha habido dos gobernadoras, entre las apenas seis de nuestra historia. Dulce María Sauri (1991-1994), quién también se convirtió en la dirigente nacional del PRI, e Ivonne Ortega (2007-2012).

De esos aires sureños donde anida tanta historia y tanta marginación, de ahí tendría que venir la reflexión 2014 del Día Internacional de la Mujer, para revisar la agenda, tan parecida y distinta, a la que hoy tenemos en México: educación, salario igual a trabajo igual, cese a la violencia contra las mujeres -que cobra a diario vidas y el futuro para miles de mexicanas-, hacer real la igualdad para mujeres y hombres, el más grande de los pendientes y desde donde se construyen la discriminación, el feminicidio, el rechazo y la exclusión.

Yucatán del que se enamoró Alma Reed. El estado mítico que un día quiso separarse de México, por la decepción política y social. Desde donde marchan todos los días cientos de yucatecas en busca de una mejor opción de trabajo y de vida. Y me acabo de enterar por un estudio del INEGI, el lugar de origen de una mayoría de trabajadoras domésticas a quienes la modernidad les quiere cobrar impuestos.

En fin. Un sitio de playas, paisajes, caminos. Hermoso y doloroso cuando una ve convertidas las añejas casas de los dueños de los campos de henequén, construidas con la sangre de las indígenas, convertidas en hoteles exclusivos para el gran turismo. Un pueblo desde el cual podría anunciarse y luego cumplirse un verdadero y profundo programa de cambio cultural, de justicia para las mujeres; ahí la cuna del día de la madre, por represión, se podría dar respuesta a las madres de las y los desaparecidos en esta guerra que inició Felipe Calderón, y su estela de desgracias donde nace nuestra indignación cotidiana.

Sería bueno que se hable fuerte y profundo desde el sitio Yucateco, y de paso podremos recordar que marzo es emblemático, porque el día 5, se cumplen 144 años del nacimiento de Rosa Luxemburgo, una de las promotoras del histórico Segundo Congreso Internacional de Mujeres Socialistas espacio que vio nacer la celebración del 8 de marzo y donde arrancó la larga faena de las sufragistas del mundo entero.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Febrero 25, 2014

La Sal de la Vida



Aludiendo a un hermoso y vital libro de Anna Gavalda, cuyo relato reúne alegría, ternura, nostalgia y humor, La Sal de la Vida se ha convertido en una frase elocuente de que no todo es tragedia. Aunque tragedia sea que informes de INEGI documenten que aumentó el desempleo; que se parta el corazón cuando se hace la dolorosa evaluación de la desigualdad y cuando estamos todos los días frente a hechos hirientes.

La Sal de la Vida debiera convertirse en convocatoria a renovar la confianza de que otro mundo es posible. El domingo 23 estuve en una sala repleta de jóvenes de preparatoria, expectantes y con el ánimo del conocimiento, tan de bajo perfil en nuestros días.

Se trataba de una de tantas actividades de la Feria Internacional del Libro de Minería, una charla inopinada donde se ofrecía un relato para saber qué hacemos las periodistas a lo largo de la historia. Plática organizada por el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal. La conferencia, el intercambio, los viví como ubicados en ese perímetro de la esperanza, sólo posible si ponemos una pizca de sal en cada tramo de la existencia. Si acaso todavía tenemos la decisión de vivir con alegría.

Pero la verdadera sal con que me preparo para los múltiples discursos y evaluaciones que oiremos estos días a propósito del Día Internacional de la Mujer el próximo 8 de marzo, la viví entre dunas, montañas de sal dispuestas para el mercado internacional y una comunidad de hombres y mujeres quienes durante 60 años han conseguido una asombrosa hazaña ambiental: sólo necesitan agua de mar, viento y sol y ya está. Es la sal de la vida.

La sal de la vida es también una página de Facebook cuyo subtítulo reza:  trabajo compartido, semejante a la empresa productora de todas las sales inimaginables donde hace seis décadas nació ESSA o Exportadora de Sal, una empresa paraestatal mexicana (su socia es Mitsubishi, de  dinero japonés) ubicada en Guerrero Negro, lugar privilegiado que contiene  la salina más grande del mundo en el paralelo 28 de Baja California, exactamente en la división entre el norte y el sur de la península y donde conviven más de mil 400 personas y sus familias. Ellos y ellas trabajan en una singular faena oponiendo creatividad a la biósfera del Vizcaíno y los antiguos salitres naturales.

Ahí, donde el esfuerzo y el tesón tiene rostro, fuerza y cara masculinas, desde el principio de su historia, pero… existe una decisión sorprendente de hacer de la faena cotidiana, una que consiga la igualdad como sistema de trabajo, y dónde, como reza una inmensa manta colocada a la entrada de la tienda de ESSA para las familias trabajadoras: la violencia contra las mujeres es inaceptable.

En ESSA, su recién desempacado director se llama Jorge Humberto López Portillo Besave, y es él quien firma la manta que reconoce que la violencia contra las mujeres no puede operar en una comunidad que se asume espectacular, productiva y fuente de riqueza y trabajo.

Como empresa creó un código de ética, que declara “brindar igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en su desarrollo integral” y tiene el compromiso de ejercer la no discriminación y prevenir la violencia laboral y el hostigamiento sexual.

Claro, no se hizo el universo en un día. Su obstáculo: la tremenda idea y cultura machista que no acaba de entender que la violencia, la discriminación y el mal trato a las y los diferentes conspira contra la productividad, la democracia y la competencia industrial. De esa que hemos oído hablar tanto y tan seguido en los últimos tiempos. Claro, hay una decisión administrativa y gerencial que ha colocado a ESSA entre las empresas certificadas por la Secretaría de Economía y la de Trabajo, por su declaración ética, que podría alcanzarse, relativa a la igualdad de género.

ESSA exportó en 2013, ocho millones de toneladas de sal con un duro trabajo bajo los cielos nublados de un desierto lleno de dunas de arena; en un espacio de 55 mil kilómetros, (el mismo del Distrito Federal) en medio de la nada, lejos del mundanal ruido del consumismo y las innumerables noticias de cómo, a qué hora, de qué forma y con quién o quiénes fue detenido el Chapo Guzmán.

En el inmenso espacio de la cosecha de sal, de sus tractores, de las barcazas que apenas hacen un guiño alterando a la reserva de la biósfera para arrancar esos granos blancos que van a la mesa, sin duda, pero que tiene una multitud de usos industriales, en ese inmenso sol/cielo/sal, el 11 por ciento de quien trabaja, son mujeres. Concentradas en la administración, el empaque de sal de mesa y como personal de limpieza, porque no ha llegado la tecnología de apretar un botón y lograr desde lejos que operen los inmensos tractores o las barcazas que llevan, cada una, 120 mil toneladas de sal, no obstante algunas, pocas e importantes han llegado a ocho de los 62 altos puestos, químicas en la producción y obreras en las necesidades de mantenimiento. Hay quien se asombra porque una mujer puede cambiar una llanta del tractor de hasta tres o cuatro metros de circunferencia.

La empresa tiene en su haber de años, varios sindicatos, contratos y un sin número de personas con quien se puede compartir, hablar y disfrutar; directivos que se abren a cualquier interrogante y mujeres ejecutivas.   Guerrero Negro es una comunidad territorial y política que pertenece al municipio de Mulegé. Me topé con muchas mujeres, trabajadoras y familiares de los operarios que ya no hacen tortillas de harina como en el pasado y viven o padecen el norteño machismo.

Lo que  reina, a pesar de las relaciones tradicionales, y dígase lo que se diga, es  una paz alucinante, que está cubierta de aire puro y un mar abierto donde cada año puede apreciarse, también, la llegada de las ballenas que ocupan nuestro pacífico norte para aparearse y dar a luz. El espectáculo –muy conocido- se vuelve sorprendente, cuando se camina por un brazo de mar hasta 15 kilómetros adentro, porque se las puede apreciar y tocar. Los salineros les hablan, han tejido historias míticas y las esperan, como quién espera la visita familiar y afectiva.

La limpieza de la sal se hace con un sistema que se construyó ahí mismo, hace lustros. Luego, limpia y escogida, sale al mundo a través del puerto de Isla de Cedros, con esa sal que quita dolores de cabeza a las poblaciones del norte cuando nieva, porque la sal aminora los efectos invernales y de tormentas de nieve.

La sal en verdaderas pirámides blancas, navega en barcos inmensos que llevan la producción a los sitios más inesperados e impensados. Es como la imagen del esfuerzo en los antiguos caminos recorridos para hacer comercio inventados por los fenicios.

Se la piensa, a esta  Sal de la Vida, inscrita en la historia de aquella película sobre la vida de un joven griego criado en Estambul, que tenía un abuelo filósofo culinario que le enseña que tanto la comida como la vida necesitan esa pizca de sal para aportar ese toque de sabor que ambas, comida y vida, requieren. El personaje, llamado Fanis, con el tiempo se convierte en un excelente cocinero que emplea sus habilidades culinarias para darle sabor a las vidas de todos quienes le rodean.

Guerrero Negro, ese lugar ignoto del que habla Ricardo Raphael en su libro El Otro México, nos reta a realizar la evaluación de todas las hazañas de mexicanos y mexicanas, hundidos hoy en la desconfianza y el horror hacia el futuro. Hagamos este alto, para imaginar que no todo es tremendo y que a pesar de la impunidad y la injusticia de todos los días, podemos ponerle a la vida una pizca de sal.








Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Febrero 17, 2014

No hay Reformas sin Derechos Humanos



Este lunes Salil Shetty secretario general de Amnistía Internacional (AI) como cabeza de una misión de “alto nivel”,  se entrevistará con el presidente Enrique Peña Nieto, para entregarle sus opiniones sobre el estado que guardan los Derechos Humanos en México. El señor Shetty habría dicho en Saltillo, Coahuila, que no puede hablarse de Reformas Estructurales si no hay respeto a los derechos humanos.

La misión tiene especial preocupación por las violaciones a los derechos de las y los migrantes, sobre la desaparición de personas y la violencia contra las mujeres. Asuntos profusamente investigados, a tal grado que contamos con el detalle de dónde y cómo suceden atrocidades en espacios territoriales concretos; sabemos, incluso, qué ciudades o delegaciones políticas significan grave peligro para las mujeres, periodistas, defensores y defensoras de derechos humanos. Pero todo ello no ha significado casi nada, reina la impunidad y no sabemos nada congruente sobre las acciones de justicia.

La misión de “alto nivel” de AI ocurre precisamente un mes antes de que se cumpla el plazo para que México informe al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU) sobre cuántas y cuáles de las 188 recomendaciones que ese organismo hizo a México en su segundo Examen Periódico Universal (EPU), que presentó el miércoles 23 de octubre de 2013 en  Ginebra, Suiza, y nadie sabe si México ya respondió o no. Por lo que la visita de AI es estratégica. ¿Qué irá a responder el gobierno?

Para nadie es una novedad, dolorosa y tremenda, sobre la crisis que vivimos en materia de Derechos Humanos. Lacerantes todos los datos. Se han detenido, torturado y desaparecido -según AI-, a 83 mil migrantes, es insoportable pensar en más de 26 mil desapariciones para no hablar de las más de tres mil  mujeres asesinadas cada año y los números de trata de niñas y mujeres con fines de esclavitud sexual.

El gobierno de Peña Nieto está en aprietos. México es un país que ya no engaña a nadie. Las leyes, las medidas de protección, por ejemplo, a periodistas no han servido para nada, mientras que en estados como Veracruz, se hace evidente que las y los periodistas no pueden trabajar y son perseguidos, e incluso asesinados, mientras que se apuntala al gobernador, amigo del presidente de la República.

Igual sucede con situaciones explícitas y conocidas como la trata de mujeres en Tlaxcala, Jalisco y las Lomas de Chapultepec, donde los datos e investigaciones están hechas y no se actúa. ¿Qué pueden responder gobernadores, procuradores de justicia y la flamante policía federal? El autoritarismo y el patriarcado, bien, llenos de buena salud. Y hay quien duda de los testimonios de mujeres y niñas.

Este 14 de febrero, durante el baile de la movilización femenina en la Alameda Central, para llamar la atención sobre la violencia contra las mujeres y lanzar el mensaje de que todavía pensamos en la utopía de relaciones amables y satisfactorias, reveló o más bien ratificó, datos incontrovertibles. Son crecientes y sostenidas las cifras de asesinatos femeninos, cada vez más crueles en los estados de México, Chihuahua, Guerrero, Guanajuato, Michoacán, Oaxaca, Sinaloa, Chiapas y Sonora.

La Iniciativa de las Mujeres Premio Nobel concluyó, en un informe, que por el crecimiento del feminicidio entre 2006 y 2012, la situación en México había alcanzado la calificación de “crisis preocupante”.

El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio contabilizó, en los últimos cuatro años, tres mil 139 feminicidios en 13 entidades de México, sin considerar los datos de Chihuahua, donde creció la tasa a pesar del operativo contra el crimen.

Amnistía Internacional registró dos mil asesinatos de mujeres en un solo año, un promedio de seis por día, ya que entre 2008 y 2009 aumentaron los homicidios femeninos 69 por ciento en relación con años anteriores.

El número de asesinatos contra mujeres en estados como Chihuahua es 15 veces más alto que el promedio mundial, por ejemplo, y en todo el país se cometen 6.4 asesinados de mujeres por día, de los cuales 95 por ciento quedan en la impunidad, mientras que 10 estados las cifras registran tasas de crecimiento sostenidos de asesinatos de género.

Según cifras de las Procuradurías, han desaparecido en los últimos cuatro años 3 mil 149 mujeres en nueve estados de la República, en edades que oscilan entre los 10 y 17 años de edad.

Si hablamos de  las víctimas de violencia sexual y trata de personas, la maestra Teresa Ulloa, directora de la  Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC), afirma  que el crimen de desapariciones llega a 20 mil personas al año, o sea  16 víctimas por cada 100 mil habitantes.

Y si hablamos de violencia sexual en un solo año, Amnistía Internacional detectó alrededor de siete mil violaciones, de las cuales en sólo cinco por ciento ha sido ingresado en la cárcel. Y hasta 2012 la Cámara de Diputados habló de 15 mil violaciones denunciadas.

Pero la cifra negra es espeluznante, se habla de 112 mil violaciones cada año. Es, además, alto el porcentaje de mujeres violadas que resultan embarazadas, como lo indica el Informe Nacional sobre Violencia y la Salud en México realizado por Ipas Salud, organización civil, que señala que entre siete y 26 de cada cien violaciones provocan un embarazo.

En la Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres, del Instituto Nacional de Salud Pública, se reflejó que el 7.6 por ciento reportó abuso sexual en la infancia, y son los familiares agresores en un 13.7 por ciento del total de mujeres que fueron violadas cuando eran menores de 10 años, mientras que el 65 por ciento, lo fue entre los 10 y los 20 años de edad, según esa encuesta.

El agravamiento de la violencia contra las mujeres periodistas y defensoras de los derechos humanos es funesto. Sólo entre los años 2002 y 2010 fueron asesinadas 10 periodistas en México, y entre diciembre de 2010 y noviembre de 2012 fueron asesinadas 15 defensoras de derechos humanos, la mayoría de ellas en los estados de Chihuahua y Guerrero, según denuncia de la organización internacional Asociadas por lo Justo (JASS).

El secretario general de AI llegó a México el día 15 y además de escuchar a personas migrantes, víctimas de tortura y a sus familiares, también se reunirá con integrantes del Congreso. AI abrirá una nueva oficina en México y seguramente su análisis de la situación, nos va a retar a volver los ojos a nuevos referentes valóricos de la convivencia humana, porque las cifras son superiores a las historias de países en guerra o sometidos por alguna dictadura, como las conocidas en la historia.

En el Examen Universal de Naciones Unidas llamó la atención la observación de Holanda en cuanto a la legislación de algunos estados de la República en los que se protege la vida desde la concepción, lo que ha influido en la dificultad de las mujeres para poder recurrir al aborto en caso de violación y otras causas. Feminicdios indirectos, puesto que muchas muren en el intento.

Es también alarmante que según ONU hay un aumento de casos de tortura, efectos negativos de la desigualdad social, el abuso del fuero militar y la indiferencia al combate a la corrupción.







Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Febrero 14, 2014

Una Palabra Tras Otra


Se acabaron las palabras. Gregorio Jiménez de la Cruz, veracruzano, periodista, en un día de febrero, simplemente fue hallado muerto, luego de 72 horas desde que fue secuestrado. Ninguna petición, ningún reclamo, nada fue suficiente. Es el décimo periodista asesinado en Veracruz.

Su secuestro lo conocimos mientras intentábamos, en un Seminario, hablar de cómo prevenir la violencia y qué podrían hacer los medios de comunicación para abonar a este deseo. No. La violencia sigue rebasando al Estado. Se la ve por todas partes, es insoportable y atestigua un modo de vivir en el que se premia el autoritarismo, el machismo y el sometimiento del más fuerte. La violencia abarca todo el espacio de lo que se llama convivencia.

La violencia se yergue entre quienes simplemente informan. No podemos no informar, es la realidad y punto, dirían en ese seminario el subdirector de la Revista Proceso, Salvador Corro y Alejandro Páez Varela, director de contenidos de SinEmbargo. Mientras Arturo Guerrero, columnista del diario El Colombiano, relataba cómo sí podríamos cambiar las palabras, las fotografías, difundir algunos esfuerzos que previenen la violencia. Pero también dijo que es imposible no informar.

Y ahí, también recordamos cómo en Veracruz han segado la vida de algunas periodistas mujeres, porque ahora ellas, nosotras compartimos en todos los medios todos los peligros de la cobertura informativa, a lo largo y ancho del país.

Parece un despropósito que propusiéramos acciones preventivas y lenguajes amables, precisamente, el día en que Goyo fue secuestrado, y es Goyo como quienes lo conocieron le decían cariñosamente un ejemplo de una contradicción dolorosa y perene. Ese día en que fue inopinadamente secuestrado por un grupo de encapuchados. Y es contradicción porque hace mucho tiempo que pensamos que los medios debían analizar a fondo el significado de la violencia contra las mujeres para prevenirla.

 Pero. ¿Cómo abonar a una mejor convivencia? Si sólo por informar se mata, se persigue, se hostiga, se detiene, se elimina, se presiona, se amenaza. Esto es, se manda el mensaje de autocensura, poniendo cara a cara el sentido profundo de la profesión: “buscar y decir la verdad” o dicho de otra forma, el periodismo es el sustento de la libertad de expresión, el camino para atestiguar los hechos, esa maravillosa profesión que es contar las cosas y difundirlas.

Es verdad, sabemos, que la multiplicación de las imágenes sangrientas y desastrosas, las de mujeres mutiladas o tremendamente golpeadas, secuestradas y dolientes, pueden naturalizar la violencia. Es verdad, pero no hallamos la correcta frontera entre el mensaje amable y la realidad. La realidad nos sofoca, nos doblega.

Hay algo peor que la realidad que las y los periodistas describimos. Es la convicción de que junto a ella está la impunidad. Y cómo la impunidad es resultado de otra realidad que no puede callarse, se llama corrupción en el llamado aparato de  justicia que es incapaz de hallar a quienes desde hace más de 10 años asesinan periodistas, hombres y mujeres, en el territorio nacional.

Crece la lista de muertes y atropellos; parece interminable, socaba día a día nuestra confianza.  ¿Cómo hacer que las relaciones sociales, las cotidianas, las de trabajo se vuelvan amables?

Tuve un sueño. No, no lo tuve. Simplemente me acordé. Están ahí, detenidos, un grupo de jóvenes de ambos sexos, en lo que las autoridades llaman bandas de delincuentes/secuestradores. Los veo cotidianamente en la televisión. Y eso, no sueño, recordatorio, son los jóvenes que están viviendo el resultado de un largo proceso de desmantelamiento del sistema educativo nacional; los hijos e hijas de un crimen social: la ideología del sistema.

En México la guerra sucia de los años 70 estuvo acompañada de un adoctrinamiento gigante: el anticomunismo, la pérdida de referentes valóricos, el civismo, el cinismo de la política nacional, el premio sistemático a quienes violan la ley, el fraseo de que en México todo se puede, el tráfico de influencias, la convicción de que a no apresaran a los potentados, las cárceles llenas de pobres, la identificación del mal en quienes piden reparto de la riqueza, malos los que organizan un sindicato independiente, malos los dirigentes campesinos (en 1980 fueron identificados los asesinatos de 500). Malas las mujeres que no obedecen y se oponen a su discriminación.

Y que más. El sistema político nacional, al que el Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, le llamó la dictadura perfecta. O sea, esa realidad que reza: quien se mueve se muere. El sistema político donde reina la impunidad y la impericia; el mismo que fomentó el consumo en lugar de la razón y la inteligencia.

¿Quién puede parar el holocausto? Goyo apareció muerto, en una fosa común. ¿Nadie se percató? ¿Quiénes lo llevaron ahí? ¿Sabe algo el procurador de Veracruz? ¿Sirven para algo las medidas de protección a periodistas de una docena de leyes de papel?

La comentocracia se desgarra las vestiduras. Se llena de dudas y justifica los medios. La comentocracia en la pantalla chica nos abruma con sus teorías y sus relatos fuera de la realidad. La realidad sigue acosando a todo acto de inteligencia. ¿Cómo explican estos comentaristas educados en universidades extranjeras o colegios grandilocuentes, la vida violenta en la que transcurrimos días, noches, interminables etapas? Y estos comentaristas  llaman democracia a la realidad.

Por qué a Goyo y a decenas de periodistas, a miles de mujeres que forman esa otra lista insoportable del feminicidio, a las más de 15 mil denuncias por violación sexual; a las miles de niñas, mujeres y menores que trafican desde un pueblo identificado en Tlaxcala, nadie hasta ahora ha podido hacerles justicia. ¿Y entonces qué?






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Enero 9, 2014

Patricia Mercado, Secretaria del Trabajo en el DF



En el Distrito Federal las mujeres somos el 45 por ciento de la fuerza de trabajo, de la creación de riqueza;  responsables del 58 por ciento del ingreso familiar, las que vivimos un permanente doble esfuerzo porque en la vida cotidiana, somos las mujeres, las todavía encargadas únicas por asignación social e histórica del cuidado de otras y otros, de la infancia, de las personas mayores y/o enfermas.

Las mujeres somos también las que realizamos las tareas menos reconocidas y las más mal pagadas frente a los hombres y en la capital del país todavía recibimos remuneraciones hasta 14 por ciento menores que los hombres. Estamos en esas labores precarias y todavía sin suficientes instrumentos para enfrentar todos los trabajos, lo que nos coloca, sistemáticamente, en un escalón social y económico abajo.

Evidentemente enfrentar esta realidad requiere de un propósito y una decisión de gobierno sin cristalizar en el país, pero tampoco en el Distrito Federal. Se ha dejado atrás el compromiso de las políticas públicas que observen la urgente necesidad de la igualdad y los mismos derechos; de la participación equitativa en todos los terrenos. No se veía hasta hace tres días ninguna intención para buscar dicho equilibrio.

Por ello es quizá tan trascendente que haya sido nombrada en la Secretaría de Trabajo y Fomento del Empleo del Distrito Federal, Patricia Mercado Castro, que si bien hizo estudios de Economía en la UNAM, como dice el boletín del gobierno, Patricia Mercado viene del corazón de la lucha obrera, con una perspectiva comprometida con las mujeres, es decir, con esa parte de la humanidad que todavía muchas personas piensan que no merecen.

El jefe de gobierno, Miguel Mancera, ha tomado una decisión sorpresiva, porque no habrá un cambio sustantivo si las mujeres no reciben justicia salarial, de reconocimiento e igualdad, en una ciudad que ha sido crisol de los derechos femeninos y por tanto ejemplo de la búsqueda de la democracia y la igualdad, para mujeres y hombres. La designación de Patricia Mercado es mucho más que un guiño. Es decirnos que ahora sí habrá políticas públicas reales para este sector de la población femenina: las trabajadoras, una mayoría de ellas madres, con problemas de exclusión social, profesionistas, comerciantes, emprendedoras, creadoras de riqueza, inteligencias desperdiciadas...

¿Y es qué somos dogmáticas? Para nada. El valor del trabajo y la productividad, del trabajo decente, de la comprensión de las pérdidas que significa la muerte materna, el aborto en malas condiciones, la humillación y la violencia contra las mujeres, va todo junto y en eso la nueva titular es experta. Ahora probará cuánto puede desarrollar lo que ha sostenido durante más de dos décadas, porque nunca dejó de hacer política.

Luego de ser impulsora de dos partidos políticos con la convicción de que “los políticos de siempre” no entendían la aportación de las mujeres; de ser la candidata presidencial más votada hasta 2006; hostigada una y otra vez por los hombres que fueron convidados a estas experiencias en el juego de la política real, en  2007, sostuvo: “Estoy convencida que es posible hacer política desde otro lugar: el de la vida cotidiana, el de la ciudadanía que ve violados sus derechos, que se siente impotente ante la ineficacia de los gobiernos, ante la impunidad de los delincuentes, ante el fraude educativo, ante la imposibilidad de salir de la pobreza, ante la discriminación”.

Militante desde muy joven  en el Partido Revolucionario de las y los Trabajadores, originaria de Obregón, Sonora, feminista, impulsora con otras muchas mujeres de muchas iniciativas a favor de una democracia incluyente, ejerciendo esa otra política desde las mujeres y con las mujeres, probó una y otra vez, que el diálogo y las alianzas son elementos supremos de la democracia. Todavía en octubre, durante el Encuentro Nacional Feminista, sin renunciar jamás a la estrategia que nos hemos dado las mujeres, veía en esos valores el camino a la igualdad sustantiva donde las leyes a favor de la mitad del mundo, sean una realidad cotidiana. Acababa de anunciarse la paridad en el sistema electoral federal.

¿Cómo? Trabajando juntas las mujeres. Durante los años posteriores a su candidatura presidencial, desde el partido socialdemócrata, se fue a propiciar el liderazgo femenino. Debe haber caminado por todo el país, dando elementos a muchas mujeres para participar en política, sobre la base del principio rector de la economía y el trabajo, que fueron las dos coordenadas de la estrategia del proyecto SUMA, una iniciativa para el fortalecimiento político y económico de las mujeres,   que encabezó: las mujeres con poder, sí, pero electoral y productivo.

La conocí hace varias décadas en un encuentro de mujeres trabajadoras. Ella desempeñaba una labor estratégica en la empresa Dina-Renault (ya desaparecida), porque entonces se vivían las postrimerías de la economía mexicana en ascenso, se anunciaban cambios en los procesos productivos y el declive de las organizaciones tradicionales de las y los trabajadores.

Se entrenó en esas lides, desde una postura feminista. Luego participó en las primeras acciones que desde esta capital progresista, llamaron la atención sobre el duro y difícil trabajo de las mujeres en las empresas maquiladoras de exportación, allá en el norte del país. Ahí nació MUTUAC, cuyo nombre público fue Mujeres en Acción Sindical.

Más tarde, fue una de las activistas que impulsó el primer sindicato no “charro” de las trabajadoras de la confección. Las costureras, quienes sufrían niveles de explotación inadmisibles encontraron un halo de esperanza y se organizaron, demandaron y pusieron un olvidado y fantástico ejemplo a su clase. Ahí estaba Patricia Mercado, al pie de fábrica, en las negociaciones laborales de un puñado de empresarios mediocres y tramposos que no querían indemnizar a quienes, por efectos del terremoto de 1985, se habían quedado a la intemperie.

Luego con muchas otras, entre ellas la hoy diputada Elena Tapia, participó en la creación de una de las primeras asociaciones políticas nacionales con perspectiva de género, se diría hoy, llamada Diversa. Trabajó en la fase más difícil de Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) desde donde se consiguió, tras mucho trabajo y alianzas, el derecho a la interrupción legal del embarazo en el Distrito Federal. Su ficha curricular es muy amplia, su desempeño nacional e internacional también; su experiencia en la construcción del feminismo mexicano buscando lo posible, lo que se puede contar, inmenso.

Sus principales cualidades: el diálogo, la búsqueda de la democracia y las reformas, su oposición al dogma, al no se puede, le ha conferido reconocimientos y rechazos. Está en el dintel de una nueva historia. Miguel Mancera dio en el clavo.







Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Diciembre 16, 2013

Michelle Bachelet Jefa de Estado


Dos hechos cambiaron el curso oprobioso que durante siglos colocó a la mitad del mundo, a las mujeres, en un verdadero apartheid y segregación por sexo: el voto universal femenino en Nueva Zelanda en 1893 y la elección en 1960 de la primera jefa de Estado, Siramavo Bandaranaike en Sri Lanka.

Han pasado exactamente 53 años desde el ascenso de Bandaranaike, y en esos años, tras la segunda guerra mundial y la Declaración Universal de los Derechos humanos, todavía la ciudadanía femenina está puesta a debate y menudean las restricciones a su participación política. A pesar de ello, en cinco décadas las mujeres han sido jefas de estado, parlamentarias, alcaldesas y responsables de ministerios y embajadas. Millones  acuden a votar en cada elección en sus países.

Este domingo Michelle Bachelet se convirtió en las urnas (con 62.2 por ciento de los sufragios) en la primera mujer reelecta para la presidencia en Chile. América Latina en 2014 tendrá cuatro jefas de Estado, las otras tres son: Dilma Rousseff en Brasil, Cristina Fernández en Argentina y Laura Chinchilla en Costa Rica. Dilma Rousseff y Michelle Bachelet son socialistas.

Se sabe que un gran vuelco es imposible. Para Chile esta es una oportunidad de hacer a un lado los residuos del pinochetismo: cambiar la constitución, reconocer y ampliar los derechos de las y los trabajadores y desarrollar una política a favor de la igualdad entre mujeres y hombres que enarboló la socialista Bachelet desde Naciones Unidas, entre 2010 y 2012.

Su reto es desarrollar  una nueva reforma educativa, democrática e incluyente, un pendiente que dejó muy mal sabor de boca durante su anterior gestión.

No se sabe hasta dónde tendrá la voluntad política para cumplir la agenda de género, la misma que promocionó y demando de todos los gobiernos durante su responsabilidad en ONUMujeres.

Ninguna política, jefa de estado, ha tenido como ella tanta información sobre la condición social de las mujeres en el mundo. Nadie como ella ha podido constatar todas las formas de exclusión y discriminación femenina; sus discursos en ONU Mujeres, suaves pero firmes, llamaron una y otra vez a los gobiernos para hacer de la igualdad en las leyes una igualdad real en la vida cotidiana.

Recordar ello, significa, una esperanza para las chilenas y un decálogo ejemplar para los gobiernos del mundo. ¿Será posible?

Desde la ONU de la tarea para eliminar la violencia contra las mujeres, Bachelet reconoció sistemáticamente que “aunque la igualdad entre las mujeres y los hombres está garantizada en las Constituciones de 139 países y territorios, con demasiada frecuencia a las mujeres se les niega el acceso expedito a la justicia y a la protección contra los abusos. Esto no se origina por desconocimiento sino por una falta de inversión y de voluntad política de respetar las necesidades de las mujeres y de proteger sus derechos fundamentales.”

Sus compromisos electorales, sus dichos en plena campaña la comprometen a romper un círculo vicioso donde la concertación impidió desmantelar la funesta historia del pinochetismo. El 28 de octubre último Bachelet se manifestó partidaria de la “despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo” pero sólo en tres casos: peligro de la vida de la madre, violación o inviabilidad del feto”, ya que en Chile el aborto está totalmente penalizado. También, propuso promover el matrimonio igualitario y ofreció, que tras un “debate abierto y participativo” enviar un proyecto de ley.  Ojalá su nueva mayoría la apoye.

Y como todas las primeras magistraturas tendrá que mejorar la vida de las y los ciudadanos de cara a la situación económica. Ella ha dicho claramente (febrero 2011): “Las evaluaciones hechas en 134 países por el Foro Económico Mundial, que hace el seguimiento del desempeño en materia de igualdad de género, indican que hay una correlación evidente entre el progreso en materia de género y el PIB per cápita. Asimismo, un estudio reciente mostró que las compañías de la lista Fortune, en 500 que tienen la mayor cantidad de mujeres en sus juntas directivas eran 53 por ciento más lucrativas que las que tenían menos mujeres en sus juntas directivas” y estudios semejantes señalan que la primera magistratura en manos de las mujeres, aceleran el progreso social y la justicia.

Partidaria de acrecentar lo que se conoce como masa crítica femenina, en los espacios de toma de decisiones, también se esperaría una reforma electoral que abra nuevos espacios de participación política para las mujeres. Ella ha recomendado sistemáticamente, que las mujeres deben estar en todos los espacios, ser expertas en todos los temas, abrir debates, crear leyes y acciones que den a las mujeres nuevos elementos para su avance. Propiciar la masa crítica femenina.

No obstante que los datos mundiales siguen siendo exiguos.

•Sólo un 20,9 por ciento de las y los parlamentarios nacionales eran mujeres al 1 de julio de 2013, lo que significa que la proporción de mujeres parlamentarias ha aumentado muy lentamente desde 1995, cuando se situaba en un 11,6 por ciento.

•En junio de 2013, 8 mujeres eran Jefas de Estado y habían 14 Jefas de Gobierno.

•En mayo de 2012, Ruanda era el país del mundo con mayor número de parlamentarias (un 56,3 por ciento de los escaños de la cámara baja).

•A escala mundial, en julio de 2013, había 37 Estados donde las mujeres representaban menos de 10 por ciento del total de las y los parlamentarios en cámaras individuales o cámaras bajas.

•Sigue existiendo diferencias importantes en los porcentajes promedio de parlamentarias según las regiones, entre unas cámaras y otras y entre las cámaras altas y bajas. Al 31 de mayo de 2012 se registraba los porcentajes siguientes: África subsahariana, 19,7 por ciento; Oriente Medio y África del Norte, 13 por ciento; Asia, 17,9 por ciento; región del Pacífico, 14,9 por ciento; Américas, 22,8 por ciento; países nórdicos, 42 por ciento; y Europa, excluidos los países nórdicos, 21,1 por ciento.

•En enero de 2012, sólo un 17 por ciento de los cargos ministeriales estaban ocupados por mujeres; la mayoría de ellas se ocupaba de los sectores sociales, como la educación y la salud

•La representación de las mujeres en los gobiernos locales ha influido favorablemente. Una investigación sobre los panchayats (consejos locales) de la India puso de relieve que el número de proyectos de abastecimiento de agua potable en zonas en los que dichos consejos están liderados por mujeres era un 62 por ciento mayor que en el caso de aquellas cuyos consejos están liderados por hombres. En Noruega se encontró una relación de causalidad directa entre la presencia de mujeres en los consejos municipales y la cobertura del cuidado infantil.

•En general, se considera que la “masa crítica” con respecto a la representación de las mujeres se sitúa en el 30 por ciento. En julio de 2013, 35 países, de los cuales nueve se encuentran en el continente africano, habían alcanzado dicho porcentaje de referencia. De esos 35 países, 29 habían aplicado algún tipo de cuota, lo que incentivó el aumento de la participación política de las mujeres.

•A diferencia de lo que suele suponerse, la presencia de un mayor número de mujeres en la política no está correlacionada con niveles más bajos de corrupción. Lo que se observa, más bien, es la existencia de una correlación entre los sistemas políticos democráticos y transparentes y unos niveles de corrupción reducida; y ambos elementos crean a su vez un entorno propicio para un incremento de la participación de las mujeres.

En hora buena para Chile, para sus mujeres y sus niñas. El futuro es promisorio.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Diciembre 9, 2013

El Año de las Reformas Exigibles

Los balances sobre el desempeño del primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto, son diversos, relativos y muy críticos. No podría una decir que tenía esperanzas de una revolución. Lo que toca a las mujeres me llama la atención, por diversas razones. Es decir, para reflexionar y tomar nota. Yo diría que estamos frente a hechos y leyes que son exigibles y ofrecen un enorme campo de acción.

La situación y condición de las mexicanas es tremenda. Las cifras que el gobierno ofreció al comienzo de la administración no sorprenden. Ratifican. La violencia contra las mujeres se duplicó; creció hasta 400 por ciento en el noreste del país; el hambre alimentaria es una realidad lacerante ligada a la condición subordinada de todas las mujeres, pero especialmente de las más pobres; la discriminación, significa que muchas mujeres aún tienen que pedir toda clase de permisos, hasta para votar; la desigualdad en materia de representación política obliga a un cambio profundo, donde urge derribar el machismo en los partidos políticos, entre los caciques locales y en la vida diaria. Hay una resistencia fundamental en los órganos de poder político.

La ratificación de que se crearon poderes gigantescos en los gobiernos estatales, de la cuestión electoral al manejo de los recursos para la Educación, la indiferencia ante la violencia contra las mujeres, y la pérdida de control gubernamental y de Estado, ha sido delineada y admitida. Los conflictos han dado lugar a muy diversos reconocimientos. Claro, me dirán, y a las tímidas acciones.
La corrupción, el desaseo del trato a los medios de comunicación, la continuada violencia contra los medios es también un dato oficial, y del gobierno de Peña Nieto también provino la certeza de que no era posible mantener el duopolio comunicativo.

Ello, dicho así, sólo para plantear que la vuelta del PRI al poder, ha significado toda clase de debates. La apuesta del Pacto por México no aguantó los 12 meses. Se trataba de una apuesta de cogobierno que ya hizo agua. Pero lo que hubo fueron reformas, dos de ellas sustantivas: la de comunicaciones y con todo y las críticas, la de Educación, ambas largamente esperadas, deseadas.

Otras importantes, pero apenas iniciales.

Yo destacaría una de gran importancia para las mujeres, si se la sabe leer y exigir. La tercera línea del Plan Nacional de Desarrollo, para transversalizar la perspectiva de género en toda la administración pública es una novedad reivindicativa. Significa que ningún servidor público, secretario, director de algún órgano desconcentrado o descentralizado, presidente municipal o político, puede hoy evadir su responsabilidad, puesto que sólo así los derechos de las mujeres podrían hacerse efectivos.

Yo no creo en el bendito y aclamado presidencialismo. Pero si el gobierno federal se compromete a esto, entonces tendría que desaparecer la simulación: los tallercitos de tres horas para educar en género a los funcionarios; los presupuestos pírricos para enfrentar el tamaño del problema de la violencia contra las mujeres; la falta de “armonización” de las leyes y mecanismos de evaluación transparentes, que nos digan dónde está el dinero y los obstáculos. Donde se halla el control, porque hay secretarios de Estado que todavía hablan eufemísticamente de la desigualdad. Ya es hora señores funcionarios y señores gobernadores. Hay situaciones inaceptables en los órganos de promoción de los derechos de las mujeres en los municipios.
Y resulta que el 26 de noviembre en Tlapa, Guerrero, Peña Nieto dijo ¡ya basta¡ a la vergüenza  de la violencia de género. Y ahí llamó a los gobernadores a entrarle a un problema que han querido menospreciar, al que no le ponen interés y mantienen la complicidad y la impunidad. Toca ahora ver si Peña Nieto indica, promueve, hace, que las recomendaciones internacionales se cumplan.  Hay temor que los centros de justicia se conviertan en enclaves de la burocracia o nueva simulación. ¿Dónde está la estrategia en los tribunales? ¿En los ministerios públicos? ¿En los medios de comunicación?

También es un indicativo de respuesta a la sociedad civil, el cambio en el Reglamento de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia, referido a la declaratoria de la Alerta de Género y aunque ha parecido limitada, obtusa y discordante, lo cierto es que ahora definirán la posibilidad de la Alerta, un grupo de expertas, por estado, municipio o región. No debíamos sólo defenestrarla sino exigirla. Esto es, con el nuevo ordenamiento, probar, llevar las demandas de alerta y reconocer que las expertas son las que ha definido la academia, las organizaciones de mujeres y las feministas. Es decir, habría que mandar todas las demandas y ver qué pasa.

Lo mismo hay que analizar cómo se hará el reparto de los nuevos presupuestos. Antes que decir que no pasa nada, ver hasta donde dan los compromisos. Y es que con la cruzada contra el hambre, se quiere tapar el tema de las desigualdades de género. Habría que echar un buen ojo en cada discurso y cada reforma. Ponerse al día, demandar con conocimiento de causa y en su caso, entonces defenestrar.
Yo digo que la reforma de mayor calado es la del artículo 6º. y 7º. Constitucionales donde se releva la importancia de trasmitir en los medios de comunicación información de calidad, plural y donde se habla de ofrecer canales radioeléctricos para la sociedad. Nos estamos tardando.

Y la otra, la que propone el 50/50 en la representación política de las mujeres. No se sabe dónde quedó.  No he visto, no he conseguido saber si ello se intentó poner en la reforma política que ya está cocinada. No vi manifestaciones femeninas pidiendo que eso lo hagan todos los gobernadores, todos los diputados, todos los asambleístas, no me he dado cuenta si las diputadas y militantes ya lo discutieron con sus partidos políticos.

Yo creo que el aire reformador, considerando que hay cosas que no pasarán, pensando que la cuestión del petróleo nos convoca a la rebelión, no debiera echar, como siempre, a un lado los posibles avances de los derechos de las mujeres o el plan de exigencia organizado. Ahora resulta que efectivamente hay más voces oficiales sobre la urgencia de la igualdad sustantiva, de hecho, que en el movimiento social de las mujeres. Salvo reconocibles excepciones. Eso sin contar con las reformas Constitucionales sobre los Derechos Humanos que habría de exigir.

Sí. Peña Nieto no ha podido quedar bien con nadie. Pero también es cierto que en su circunstancia, sabedor que no tiene todas con él, que el conflicto se siembra y expande por todas partes debido a la desconfianza bien ganada, da un espacio de coyuntura para que nos cumpla, para que realmente él mismo se ponga a estudiar género; para que no sea una suma de ilusiones el Programa de Igualdad ni quede sin eco el tema del plan de prevención, atención y erradicación de la violencia contra las mujeres. En el tablero del ajedrez, todas las piezas cuentan. ¿Dónde está la movilización?

Durante mucho tiempo hemos estado esperando. Sabemos del engaño sistemático y la simulación gubernamental. Pero si no podemos movilizar a millones de mujeres, que se quedan entretejidas en la disputa del poder, que pone en primer plano lo que los hombres siempre dicen, la política de altura, la que tiene que ver con las “grandes” decisiones, “la riqueza de la nación”, y ¿las mujeres? Ellas, miles ahora en las calles contra la Reforma Educativa y la privatización del petróleo. Me pregunto porque no hay miles demandando la igualdad sustantiva, verificando el presupuesto, señalando dónde –nuevamente hasta el cansancio- están los enclaves de la violencia y el asesinato contra las mujeres. Ya es tiempo.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Noviembre 12, 2013

Un Año Difícil Para EPN

La actual administración de Enrique Peña Nieto que cumplirá un año el próximo 1 de diciembre, tiene grandes dificultades y un horizonte inseguro. Primero porque tiene problemas de credibilidad en una inmensa gama de la ciudadanía mexicana; porque el problema de la violencia no puede enfrentarse con reformas e instrumentos o medidas en lo inmediato y porque vivimos una profunda desigualdad social y económica.

Además de esos tres factores, el gobierno de Peña Nieto no tiene alternativas viables para responder cabalmente  a la insatisfacción de los grupos de poder como los empresarios, los antiguos políticos, la iglesia  y a los grupos económicos regionales, encima, tiene sobre sí la mirada internacional, cada día más exigente.

El caso del asesinato hace 15 años de la ciudadana holandesa Lester van Nicrop, ha planteado hace unos días una especie de examen por parte de la embajada de los Países Bajos. El embajador Dolf Hogewoning citó en su residencia a líderes de organizaciones no gubernamentales, funcionariado público y representantes de partidos políticos, para señalar que es necesario asesorar a México para enfrentar la violencia feminicida contra las mexicanas y sostuvo que el caso de Hester, que tiene 15 años, debe resolverse.

Aunque el embajador de Holanda pintó al tema de colaboración y sostenida preocupación, ya que nos informó de paso que su país aporta económicamente al Observatorio Nacional del Feminicidio, realmente está hablando de que la preocupación de muchos gobiernos estriba en el grado de impunidad que existe en nuestro país; de la incapacidad en los procesos de investigación y la falla y corrupción policiacas. Menudo asunto. Si a ello agregamos las más de 176 recomendaciones que sobre la violación a los derechos de la población  han hecho a México los organismos internacionales de Derechos Humanos, y cómo se nos está juzgando en los foros de Naciones Unidas.

 Al tema del asesinato de mujeres y la incapacidad del Gobierno, habría que añadir las desapariciones de mujeres en México, que sumaron unas ocho mil durante el pasado sexenio. Y según el Centro de Investigación y Capacitación “Propuesta Cívica”, solamente este año en el Estado de México más de 145 mujeres han desaparecido, sobre todo en municipios orientales como Valle de Chalco, Chimalhuacán y Ecatepec.

En Chihuahua, según datos del gobierno de ese estado, en lo que va de 2013, han sido reportadas 126 desapariciones de mujeres y, de 2008 a 2013, 49 asesinatos han sido tipificados con la figura de “feminicidio”. Es decir, el tema es alarmante y lamentable.

Hace seis años que se promulgó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que define la violencia feminicida y reconoce legalmente la violencia contra las mujeres y aunque varias entidades han tipificado el feminicidio como delito, nada de todo esto significa algo para detener la desgracia.

Mirado así, a unos días del primer año de gobierno, las cosas no tienen futuro ni esperanza. Y los esfuerzos del grupo gobernante por cogobernar con la oposición, empiezan a diluirse en la medida en que la reforma energética crispa a los sectores liberales y nacionalistas; respecto de la Reforma Educativa, en los hechos está obstaculizada por una inmensa masa magisterial con razón o por ignorancia; también se ha levantado una gran oposición a las reformas fiscales  y hace agua  la estrategia de diálogo sin consenso que no convence a los extremos de la crítica social.

En medio de todo ello, hay una enorme dificultad para poner en práctica la quinta línea de acción del Plan Nacional de Desarrollo, que es transversalizar la perspectiva de género en los tres órdenes de gobierno y en toda la administración pública.
Ello es así, porque la política del gobierno actual, se enfrenta a una herencia demoledora: durante el foxismo y el calderonismo se puso en práctica lo que yo llamo la tecnocracia de género, una suerte de hacer sin hacer, de intentar promover la comprensión de la desigualdad entre hombres y mujeres, sin realmente ir al fondo del problema. Una manera de obtener recursos internacionales sin verdaderamente intentar mejorar el conflicto entre los géneros.

Muchas acciones en el calderonismo se diseñaron en contra de los principios básicos que podrían haber animado esta política. Por eso hoy gobiernos como el de Holanda, pueden demandar a Peña Nieto que actúe frente a la violencia contra las mujeres, sabiendo que tampoco su grupo está realmente interesado en mejorar las relaciones entre hombres y mujeres. Menos tomarlo en serio como una línea de acción gubernamental realmente trascendente.

Con motivo del 25 de noviembre, en que millones de mujeres en todo el mundo se levantan contra la violencia de género y la impunidad, se lanzó, sin repercusiones mayores, la consulta nacional para enderezar la política pública que pudiera mitigar las violaciones sexuales, el hostigamiento y el homicidio contra las mujeres.  El programa nacional contra la violencia de género.

Hay una especie de letargo, de falta de sensibilidad, de oídos sordos y falta de credibilidad. La imposible aplicación de la alerta de género, la inexistencia de una comunicación acertada para explicar ahí que pasa exactamente, cómo es que la ley no se puede aplicar, cómo es que los gobiernos de los estados, esos que se han erguido como grandes cacicazgos y enclaves de la corrupción, ni leen ni conocen y menos van a aplicar la ley, nos van a explicar que hicieron con los recursos para la prevención y atención a la violencia de género.

El embrollo de este gobierno es muy grande. Cómo volver a la gobernabilidad, cómo hacer que los gobernadores rindan cuentas. Es el mismo caso de la reforma educativa, que instalada en la Constitución, no puede operar, si los gobernadores no dicen qué hicieron tantos años con el dinero que se les trasladó mediante la descentralización educativa, si no sabemos bien cuántos maestros hay y cuántas escuelas funcionan y cómo.

Es lo mismo. Nadie sabe cómo funcionan los mecanismos de prevención de la violencia, las fiscalías de género, las personas que las operan, si vemos como hubo y hay una simulación en su capacitación, en su formación, en sus responsabilidades. No hay, que yo sepa y lo he buscado, una evaluación de estas acciones.

Probablemente la consulta para enderezar esa política, lanzada por el Instituto Nacional de las Mujeres, busca y sería interesante,  hacer esa evaluación fundamental, que va más allá de los diagnósticos continuados que hacen diversas instituciones, sobre el tamaño del fenómeno.

Pero qué pasa. Alguien tendría que demandar que se explique qué pasó. En democracia, como nos dicen y nos reiteran, tendrían que pedirse cuentas. Felipe Calderón tendría que decir por qué en lugar de disminuir aumentó la violencia contra las mujeres; qué hicieron las instituciones al respecto, cómo se gastó el dinero en las dependencias de Gobernación, de la Procuraduría General de la República, de las agencias especializadas en delitos sexuales, en los tribunales y entre las y los jueces.

Alguien tendría que evaluar si se aplicaron y cómo los recursos cuantiosos etiquetados en la Cámaras para la operación de los institutos y secretarías de la mujer en diversas entidades del país, donde crecieron y se multiplicaron las burocracias.

Y es probable que ello esté en el horizonte de las propuestas y preocupaciones institucionales del gobierno federal. Pero lo cierto es que no parecen cercanas las respuestas y no parece haber una masa crítica ciudadana que lo exija, que vaya más allá de las inercias instituidas en los años de gobiernos panistas, esos años de grandes reformas y leyes para mitigar la desigualdad entre hombres y mujeres. Un asunto que debiera ser el eje de este próximo 25 de noviembre, para dejar de mentir, de desviar, de simular.







Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
Noviembre 4, 2013

176 Recomendaciones a México por la Violencia



No se puede callar. No es posible obviar la situación. Ya nada puede alentarnos. La violencia es irrefrenable, tenemos años gritando. Tal vez mal. Probablemente no hemos podido crear una verdadera masa crítica. Tal vez nos hemos acostumbrado a protestar sin accionar.

Tenemos decenas de denuncias internacionales en trámite; nos enfrentamos a un sistema que no hace justicia a nadie y trata de ocultar lo que sucede. No es posible entenderlo y es posible que nuestros gritos un día se escuchen. Sólo en 2013 tres periodistas asesinados, tres desaparecidos, más de 90 agresiones. Al menos tres casos emblemáticos en Sonora, Guanajuato y Morelos de feminicidio; violaciones y hostigamiento sexual que se acumulan en los archivos de las procuradurías.

Lo peor es que en estos días los gobiernos, apoyados por sociedad civil, crean nuevas disposiciones legales. Como en los últimos 14 años, para luego ser desatendidas, violadas y de sólo papel mojado. ¿Para qué? Y tampoco sirven de nada las fiscalías o los mecanismos de protección, porque cínicamente, las autoridades dicen no hay dinero para hacerlas eficaces. Igual ineficaz ha resultado la Alerta de Género.

La violencia y la violación a los derechos humanos está documentada claramente, los datos y las declaraciones serán motivo que en noviembre da mucho que decir y habrá muchos nuevos y mentirosos discursos. Hay en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) 20 recomendaciones para atender la violencia feminicida ¿Y qué?

El Examen Periódico Universal (EPU) de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, reprobó a México. La información señala que el país tiene 176 recomendaciones que lo condenan y es claro que en materia de derechos humanos, somos un país imposible. Todo ello cae en la indiferencia.

Según el abogado Rodolfo Domínguez, del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, los casos de violencia feminicida, del hostigamiento al asesinato están argumentadas, hay volúmenes inmensos de pruebas y contundencia en los testimonios, pero ello sólo ha conseguido que el gobierno busque salidas inaceptables, de la impunidad cotidiana a una respuesta sistemática que busca ocultar y minimizar el problema.

De los datos disponibles y publicados, de 2007 a junio de 2012, se perpetraron cuatro mil 112 homicidios contra las mujeres, sólo en 13 entidades. Amnistía Internacional asegura que en 10 entidades la situación es muy preocupante. En los últimos años se ha pedido que se active la Alerta de Género en 11 estados, pero en todos los casos se desechó.

 Los relatos de los asesinatos no se pueden expresar, por su carácter inadmisible y sus características monstruosas. Los detalles hablan de tortura y acciones indescriptibles. En Guanajuato, las cosas han llegado al colmo, tanto que el Instituto Nacional de las Mujeres pidió al gobierno panista de esa entidad que resolviera  y dejar de afirmar que no se trata de homicidios, sino de accidentes o enfermedades incurables. Nadie parece oír nada.

Informes de la Cámara de Diputados señalan: en 2010, se registraron en México dos mil 335 muertes femeninas con presunción de homicidio, es decir, 6.4 al día. Esta cifra muestra que respecto de los últimos 25 años, 2010 fue el más violento para las mujeres.

Las entidades que para 2010 concentraron el mayor número de asesinatos violentos contra las mujeres son Chihuahua (567), Estado de México (270), Distrito Federal (142), Guerrero (115), Baja California (112) y Sinaloa (107).

Entre 1985 y 2010 el acumulado de muertes femeninas con presunción de homicidio fue de 36 mil 606. Un tribunal feminista que en Jalisco analizó un feminicidio, una desaparición forzada, condenó al Estado, pero muy pocos medios lo publicaron.

La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, dependiente de la Secretaría de Gobernación sostiene que entre 2001 y 2010 ocurrieron 14 mil 991 muertes por homicidio en mujeres: el 39.38 por ciento de estos decesos (5 mil 900) datan del periodo 2008- 2010; la tasa de homicidios dolosos de mujeres para 2010 fue de 4.5 por cada 100 mil mujeres. Esta cantidad superó el promedio global reportado para el Continente Americano, que fue de cuatro e implicó un retroceso de 14 años para el país que desde 1996 no reportaba tasas similares.

Imposible continuar con datos y más datos.

Podemos poner algunos rostros a esta maldición: El asesinato de Priscila Carolina Hernández Guerra, de 21 años, ocurrido el 1 de julio pasado en un hotel de Bahía de Kino, en Hermosillo, Sonora, será estudiado el próximo martes por los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de Sonora. La joven fue asesinada por Singh Siddhart, un hindú de 26 años, quien la torturó con una espátula, con sierra, un tenedor y un abrelatas por más de una hora, después la estranguló y a pesar de que confesó su crimen, un juez no encontró los elementos necesarios para consignarlo por homicidio calificado con brutal ferocidad, alevosía y ventaja. Se trata del Juez IV penal, Mario Alberto Granados.

Como si fuera una burla en Sonora el pasado 23 de octubre las comisiones de Justicia y Derechos Humanos y Asuntos de Equidad y Género del Congreso local aprobaron el proyecto de dictamen para reformar el Código Penal de esa entidad a fin de incluir el asesinato por causas de género.  Y en Chiapas se anuncia algo similar ¿Y para qué?, si la Constitución es muy clara, pero nadie parece leerla.

Los relatos indican que tipificar el feminicidio ha servido para minimizar el problema. Un caso emblemático es el de Oaxaca, donde el relato de la sociedad civil grita y grita.  Hay casos inadmisibles en todo el país. Y no hay respuestas, los gobiernos desestiman las peticiones de la Alerta de Género, que está en la ley, pero que nadie la respeta. Todo comenzó en 2010 en el Estado de México que gobernaba entonces el presidente Enrique Peña Nieto. Sólo el informativo Sin Embargo hace investigación buscando la verdad.

En Morelos donde la contabilidad de 2000 a 2013 indica 533 asesinatos, el gobierno perredista, encabezado por Graco Ramírez, considera que no hay tal. Por eso la Comisión Independiente de los Derechos Humanos llevó el caso a la CIDH y ha usado miles de recursos mediáticos, sin que obtenga respuesta.

A estas alturas se ha olvidado las violaciones de elementos del Ejército en Chiapas, de tres indias Tzeltales en 1994. Y está pendiente la justicia en la región Loxicha en Oaxaca. En Chiapas el gobierno verde reconoce 97 asesinatos recientes, 38 solo en 2013; en Jalisco la cuenta va en 98, sólo en este gobierno, que en el caso es del PRI.

En el Noveno Encuentro Nacional Feminista, celebrado en Guadalajara, Jalisco, la abogada María Guadalupe Ramos dijo que ante la negativa de las autoridades estatales a tipificar como feminicidio el crimen de una catedrática, llevarían el caso ante el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM), Jalisco, para que este lo presente ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), este martes.

Hay audiencia de esa corte. Se darán nuevas recomendaciones, otra vez todo dios se lamentará. Mientras en noviembre, puesto que el 25 se conmemora el Día de la No Violencia Contra las Mujeres, servirá para nuevas lamentaciones. Pero de resultados nada.

Es posible que sea necesario reactivar la masa crítica, como nos dijo a periodistas Carmen Aristegui, que pidió ética y no olvidar. Tal vez  un día, movilizarse realmente contra estos crímenes de lesa humanidad hará la diferencia. No podemos callarnos, está bien, lo grave es que no actuamos.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
OCTUBRE 28, 2013

Contrastes del Encuentro Feminista



Cientos de mujeres en Guadalajara, Jalisco. En un hotel de cinco estrellas enorme y con todos los servicios. Empoderadas y campantes, caminaron de un salón a otro durante tres días, discutiendo el futuro de México con las mujeres en el centro. Casi nada indica que se tratara de las antiguas, de las de la tercera ola que comenzaron como contestatarias.

Mujeres indígenas que venden sus productos y duermen en el suelo, venidas de las montañas y zonas de refugio del occidente del país; una orquesta maravillosa de Santa María Tlahuitoltepec con jóvenes de 10 años a 21, orquesta llamada Mujeres del  Viento Florido, que estremece nuestros sentidos, ellas si empoderadas por el arte; jóvenes rebeldes y contestatarias, más preocupadas por la consigna que por el feminismo, en fin, una diáspora tan enorme, que en los 80 hubiéramos dicho: no es feminismo, es movimiento amplio de mujeres.

Acudieron mujeres de organizaciones sociales, alumnas de estudios de género, estudiantes de todas las universidades, trabajadoras y dirigentes de los institutos de las mujeres y otras instituciones oficiales y particulares. Mujeres mayores recién llegadas al feminismo.

Lo que más me llamó la atención es que la palabra, feminismo,  no ahuyentó a nadie,  más bien convocó a cientos de mujeres que por jóvenes, muy jóvenes quieren saber por qué su cuerpo está encapsulado por el poder y mujeres de mediana edad que no se asustan con la denominación de feministas y quieren saber de qué se trata.

Todas confluyen en una cuestión fundamental: reconocer que a pesar de todo, los años, las leyes, los discursos, los miles y miles de conversatorios, talleres y seminarios sobre la condición social de las mujeres, aún  se vive discriminación, injusticia y sobre todo violencia, esa que se práctica dentro de la casa y aquella que ejerce el patriarcado, en todos los espacios.

Llama la atención que a estas cientos de mujeres de todo el país, no las limita nada. Dentro de la reunión usan y ejercen su libertad. Bailan, se reúnen en la piscina a discutir su autocuidado,  disfrutan y se sorprenden de lo que muchas personas dan por sentado: que las mujeres caminan por un espacio seguro y al éxito. Nada de eso.

También en este encuentro, el Noveno desde que en los años 80 se reunieron en Acapulco, reveló que estamos, otra vez, en dos grandes y abultadas corrientes. Las empoderadas, sus organizaciones no gubernamentales, sus proyectos que ya no tienen necesidad de discutir nada ni de encontrarse y esas miles de mujeres levantadas en pueblos y comunidades; que organizan asociaciones sociales y se preocupan al mismo tiempo por su pueblo, el hambre y todo lo que propagandizan los hombres, pero empiezan a verse a sí mismas.

En ese comienzo muchas quedarán por el camino, otras no. Vi, ahí a las mujeres del sindicato de costureras que en 1985 sólo buscaban mejorar su trabajo y ahora encabezan una organización o un grupo de conciencia feminista.

Dirían las expertas: es que ya cundió la cultura feminista y es imposible que las mujeres, al menos esas, politizadas, organizadas, rebeldes, no sepan que tienen derechos. A veces no lo saben con certeza, no han leído ni reflexionado, pero tienen la piel sensible y saben que algo anda mal. Ahí, en Guadalajara estuvieron. Son esa masa inmensa que se ha ido multiplicando con los años.

Lo que preocupa, en todo caso, es que de ellas, tan diversas, una nueva fuerza necesita convicciones y un piso básico de conocimientos, inquietudes y claridad. El feminismo atenta contra las instituciones patriarcales; no se refiere sólo a temas o asuntos, sino que propone otro tipo de sociedad, con otras coordenadas y nuevos principios. Donde es verdad que se pelea por el respeto a los Derechos Humanos, pero no se queda ahí, busca las libertades fundamentales y amplias de las mujeres; pone en jaque a la familia tradicional y patriarcal; sospecha que la esclavitud  de las mujeres comienza con el matrimonio y ha hecho crítica profunda a lo que se llama amor romántico; pone en crisis la maternidad tradicional que no se reduce al pago de alimentos,  y no es sólo autoestima, es recuperación de la libertad.

Bueno todo ese titipuchal de transformaciones traíamos en la bolsa las de los años 70. Lo traen un montón de jóvenes universitarias y contestatarias -por suerte-, pero hay muchas mujeres que se confunden entre sí mismas y como siempre, las penalidades de otras y otros; los pescadores, el abuso de las compañías mineras en campos y desiertos; los presos de todas las luchas, sus esposos, hijos, maridos, pero también integrantes de sus organizaciones, donde ellas son excluidas en la práctica.

Es este el nudo, el principal nudo para construir una fuerza. A nosotras, las de antes, que fuimos descubriendo la subordinación femenina, nuestra fuerza venía de ahí, del cuerpo y la urgencia de nuestra libertad. Venía del significado de un sistema de poderes jerarquizado. Algunas por eso están conformes con avances sustantivos; otras sospechan de sus límites; algunas mas no creen en nada de eso. Y como en una rueca permanente, hay que volver al principio, cuando una escucha, mil veces repetidos, los temas sociales de siempre, la injusticia y el mal gobierno, sin las mujeres en el centro. Y vuelta a empezar. Nadie está en contra de la defensa de todas y de todos, pero la cosa es dónde estamos nosotras, nuestra vida.

El Noveno Encuentro Nacional Feminista ha dejado este hecho al descubierto. Hoy no se habla de nuestro cuerpo sino como protegerlo de la inseguridad  social, pero no de la inseguridad de todos los días, de esa que se vive en el noviazgo, en la pareja juvenil; ya no se habla de la carga injusta de los hijos e hijas;  ni de la libertad y la autonomía, sino de la pobreza extrema, cierta y lacerante, pero donde las mujeres se quedan hambreadas por dar a sus hijos; no se habla de la emancipación milenaria de la opresión, sino de la injusticia y la violencia que nos oscurece al mundo, pero donde no se ve ahí, en el centro, especialmente a las mujeres; hoy se victimiza demasiado, por cierto, sin duda, de la desigualdad social, pero a un lado está la desigualdad profunda entre hombres y mujeres.

Eso preocupa. Quizá porque ha rebasado la desgracia nacional y ahora lo que urge, más que nuestros derechos, es horadar al sistema. Quizá, pero urge conectar con el sistema patriarcal al feminicidio y no solamente con el mal gobierno. La pobreza al patriarcado y no sólo a lo que conocemos y decimos como sistema; a la subordinación con la corrupción, aún dentro del propio movimiento; al desconocimiento milenario con el tema de la clase, donde las mujeres somos las más pobres, no sólo por la cuestión económica, sino por la exclusión patriarcal.

De eso se trata. Si no son los asuntos de cada una, en su pueblo y su espacio, pudiéramos construir una fuerza, nacida, otra vez, de la rebeldía.

saraloveralopez@gmail.com


Por la vida y la libertad de las mujeres




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
OCTUBRE 16, 2013

La Paridad: un Anhelo Democrático



Un principio básico de la democracia es la participación y los derechos políticos de todas las personas. Así lo estableció la ONU desde 1945. Hoy, vemos que el reconocimiento de la igualdad de mujeres y hombres en los asuntos públicos, es tardía e insuficiente. De acuerdo con todos los estudios y análisis, son las dirigencias partidarias las que han puesto obstáculos a las mujeres, a pesar de que ellas son el sustento de sus partidos.

Hoy, como ayer, resulta que el Ejecutivo de la Nación, con motivo del 60 aniversario del voto ciudadano para las mujeres, anunció una iniciativa que obligará a los partidos políticos a elaborar sus listas electorales con 50 por ciento de hombres y 50 por ciento mujeres: se llama paridad.

Así sucedió cuando los ejecutivos avalaron las candidaturas municipales en Yucatán y San Luis Potosí y cuando el presidente Lázaro Cárdenas envió en 1937 la iniciativa para que las mujeres pudieran votar. Entonces quedó frenada por el miedo pensado de  que las mujeres votarían en contra del partido oficial. Lo mismo pasó con Miguel Alemán quien propuso y se modificó el artículo 115 Constitucional para que las mujeres tuvieran el voto municipal en 1947; en 1953 un puñado de mujeres empujó la reforma que nos dio el voto, éste que celebra sus 60 años, su tercera edad.

No es extraño que esto suceda con Peña Nieto.  La iniciativa para reformar el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE)  ya se había consensado por las 44 senadoras de la República, tras un paquete de iniciativas varias que empezaron a conformarse el año pasado, por el grupo plural de mujeres quienes, como siempre, fueron las primeras en poner el dedo en la llaga: no puede hablarse del adelanto de las mujeres si éstas no pueden ejercer sus derechos y están impedidas para ocupar espacios donde se toman las decisiones.

La pura medida electoral contiene un mandato para que las fórmulas electorales sean de un mismo sexo y que los partidos cumplan sus estatutos y destinen el dos por ciento de sus recursos para capacitar a mujeres en liderazgo.

De este modo el presidente Enrique Peña Nieto simplemente se sumó. En hora buena. Es posible que de este modo los partidos políticos recapaciten, porque sistemáticamente le han dado la vuelta al asunto, desde hace más de 20 años en que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) fue el primero en incluir en sus documentos básicos que al menos 20 por ciento de sus candidaturas serían de mujeres y que haría lo mismo con los puestos en la dirección y operación partidaria. Hubo grandes resistencias y menudearon las anécdotas de burla y escarnio. No cumplieron. Siempre hay que denunciarlos para que cumplan parcialmente.

Fue largo el camino, sobre todo si consideramos que las mujeres pidieron participar en la cosa pública y en los destinos de la nación desde 1824 en Zacatecas y que durante 129 años estuvieron peleando por estar en los puestos, por tomar decisiones, por hacerse corresponsables de las acciones gubernamentales. El feminismo de los años 70 habló de no entrarle, entonces las nuevas feministas estaban ocupadas en el desarrollo personal e interno, pero poco a poco una tendencia feminista vio las ventajas de poder actuar dentro del sistema, con todo y sus limitaciones.

Pero la ciudadanía, que Carol Pateman considera incompleta, a pesar del sufragismo, lo es en tanto que el contexto donde se desarrollan las mujeres -de exclusión, discriminación y violencia-, en la práctica les impide ejercer derechos escritos, mismos que no se ponen en la práctica y encuentran escollos sistemáticos ; no ir a la escuela, ser pobres y cargadas de responsabilidades, inhabilita en la práctica la posibilidad de ser realmente ciudadanas.

Y es este el asunto. Muy bien, tendremos el 50 por ciento de posibilidades de ir a los órganos del Congreso, ello empujará por lógica que el gobierno cumpla en sus órganos administrativos, ahora muy tristes y omisos; que haya cada año posibilidad de tener gobernadoras –ahora ninguna y en toda la historia sólo seis-; que muchas más mujeres lleguen a los congresos locales –si se llegara a aprobar en lo estatal como se prevé suceda en lo federal-, y que haya muchas más mujeres orgullosas de poner sus ideas en la cosa pública.

Pero qué pasa: que hay pobreza alimentaria, que las mujeres no tienen garantizado el derecho a la salud, que miles y miles de mujeres se debaten en la vida cotidiana para garantizar el desarrollo de sus familias, sus comunidades y su vida que el Estado no garantiza ni protege.  Entonces la iniciativa es plausible, pero totalmente insuficiente si lo demás no se materializa.

Peña Nieto, el reformador, se ha comprometido, según el Plan Nacional de Desarrollo, a usar toda la fuerza del estado para que se propicie, en los hechos, la igualdad de mujeres y hombres; ha mandatado que todas las instituciones promuevan esta igualdad, pero no hay suficientes recursos, a las resistencias patriarcales se suma la impericia; los espacios para promover la igualdad se convierten en espacios políticos; las responsables llegan a esos espacios sin conocer de fondo no sólo el tema de género, sino el sentido de  justicia para las mujeres, el contenido de la discriminación y sus consecuencias.

Si la iniciativa tuviera éxito, porque todavía  habrá que lidiar con la indiferencia y superficialidad de los políticos y partidos representados en el Congreso de la Unión, estaría completando un paquete de derechos, de la Constitución a un montón de leyes específicas ya existentes, que debieran día  a día, en la vida real promoverse, respetarse y aplicarse y ese es el otro gran tema. No se cumple con las leyes en México, por más bonitos discursos y buenas intenciones.

Sin menospreciar la iniciativa, aún si se la copió a  las mujeres, tenemos que decir que no tendrá los efectos esperados si no se pone dinero, esfuerzo y tarea para abatir la violencia contra las mujeres; si no hay un verdadero cambio de mentalidad en cada mujer y en cada hombre para reconocer que las mujeres somos seres humanos; si en los lugares como la escuela, la familia y los medios de comunicación se sigue procurando una ideología de discriminación contra las mujeres; si no hay justicia penal contra los agresores; si no opera la reforma educativa; si no hay realmente una cruzada contra el hambre y se sigue el camino de las dádivas, como ahora se ha visto en Guerrero. En fin, si mantenemos sólo la simulación en todos lados y en todos los espacios.

Habría que esperar esa revolución cultural que apuntale a las leyes y a los deseos. Las feministas conscientes hemos cumplido sistemáticamente desde 1824, no hemos dejado de hablar, proponer y empujar, los obstáculos están en otra parte, en una sociedad que no cree en la libertad y la vida de las mujeres. Ahí tenemos que actuar y un eje sustantivo somos los medios de comunicación, reproductores sistemáticos de la ideología que somete y disminuye a las mujeres. Tarea gigante. Hay que empezar en alguna parte. Veremos.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
SEPTIEMBRE 30, 2013

México: una Urdimbre de Problemas


Hace 60 años por fin las mujeres pudieron votar y ser votadas. Seis décadas intensas de cambios profundos. México en los años 50 era un país de posibilidades inmensas; tras la segunda guerra mundial iniciamos el camino del desarrollo. Unas cuantas mujeres, entonces de lo que hoy conocemos como partido oficial, reunieron las posibilidades para actuar, por fin, en el mundo de la toma de decisiones.

Pocas, algunas, suficientes, ocuparon curules y lugares para compartir ese anunciado desarrollo. No fue hasta 1964 que se hizo una pequeña reforma política para que accedieran a las cámaras diputados y diputadas de partido. Más tarde vinieron las reformas de 1977 que impulsó José López Portillo;  del 89 de Jesús Reyes Heroles,  luego otras, hasta que accedimos a un sistema de partidos y se independizó del gobierno el órgano electoral.

La llegada de mujeres ha sido muy lenta, hasta los años 90 no se elegían más allá de 12 por ciento. La revolución sumada de mujeres de partido y mujeres del movimiento social y feminista fueron lentamente incursionando en ese mundo de la política que sólo es de los hombres, sus reglas, sus escenarios, sus proyectos. A partir de la crisis del 95,  supimos que el país se fue hundiendo lentamente, de su proceso estabilizador a ser el campeón de la desigualdad.

Con la llegada de Acción Nacional al poder iniciamos un proceso evidente de violencia institucional.  Una herida profunda se vive en millones de hogares de desaparecidas y desaparecidos; se evidenció la violación sistemática de los derechos humanos; las muertes evitables aparecieron nítidamente, las reglas y las leyes mostraron su inoperatividad.  Las mujeres identificamos desde 1993 el prominente y lastimoso asunto de la violencia feminicida, sin retorno y sin justicia.

Los sectores sociales, la protesta, el levantamiento de demandas ha ido revelando esta construcción de ciudadanía, a veces desviada, con frecuencia recurrente en la demanda de democracia y libertad; llena de escollos y dificultades. Pero millones de mujeres viven en la ignorancia de sus derechos y en la penumbra de la pobreza, y la desigualdad.

Hoy, cuando festejamos haber conseguido en 1953 el voto ciudadano, tenemos que reconocer una urdimbre de avances jurídicos y una base de desgracias, sistemáticas y acumuladas: las más pobres entre los pobres; sujetas del proceso devastador de la violencia; víctimas de la estulticia urbana que ha descubierto el agua, un sin número de atrocidades y corrupción. Casas construidas en zonas de alto peligro, carreteras destruidas porque quién sabe qué materiales usaron sin control, caminos que nunca se terminaron, comunidades que se aislaron y hoy aparecen en las pantallas de televisión como enclaves insultantes de un sistema inoperante hacia la justicia social y profundamente exitoso en la acumulación de la riqueza para unos cuantos. País atorado.

Las mujeres han ratificado su deseo de poder. Los grupos civiles de mujeres han descubierto el diagnóstico de los pendientes: la muerte materna, la que se levanta sobre nuestros cuerpos llenos de prohibiciones; el derecho a interrumpir un embarazo siempre pospuesto; los sistemas patronales que nos niegan el derecho al trabajo mientras exaltan la maternidad; labores subordinadas y mal pagadas; diputadas y políticas a quienes se les obstruye su crecimiento; partidos políticos de pacotilla violando la ley o las leyes electorales.

Hasta ahora la entrada de las mujeres a la política ha sido errática y engullida por el sistema antidemocrático. Y con todo insistimos, nos revelamos y gritamos por la democracia, en un desierto abrazador, de difícil entendimiento.

Los derechos o son derechos o son simplemente papel mojado. Contamos con un cuerpo jurídico manco y cojo: las diputadas en los espacios nacionales y locales se debaten entre las prácticas masculinas y antidemocráticas y la propuesta feminista, social, abierta,  también pospuesta y con frecuencia estereotipada. Los grupos de interés con sus propias agendas  han creado una diáspora y una telaraña ininteligible. Es funcional al sistema la desgracia de los partidos, los sindicatos y las grandes asociaciones, para dar paso a ciudadanías restringidas a sus intereses particulares, con pequeños grupos sin coordinación, sin programas nacionales, sin caminos precisos.

Un gran desafio. Tal vez por ello es tan importante el proceso emprendido para celebrar el IX Encuentro Nacional Feminista entre el 25 y 27 de octubre en la ciudad de Guadalajara, donde el reto es desarrollar con capacidad autocrítica un balance de nuestras acciones y la posibilidad de programar juntas, de crear fuerza común, de encontrarnos, comunicarnos, actuar en forma articulada ¿Qué sigue?.

Ahora alrededor de esta celebración estamos obligadas a un balance objetivo, abarcador, donde no cabe la exclusión: ni es verdad que no hemos avanzado en nada, ni es verdad que sí, que avanzamos promisoriamente. Tendremos que analizar el yo feminista en un país devastado, sin justicia, donde son heridas las vías del tren que traen de Centroamérica a miles de mujeres buscando trabajo; las fronteras donde se abusa y usa a las mujeres en ese proceso insultante de la trata; mirar con ojos serenos y críticos la construcción de instituciones que no nos gustan, y que hemos demandando; la manera como se legisla contra nuestros derechos y en favor de los mismos en un proceso contradictorio y penoso.

¿Dónde estamos? En el espacio público de manera creciente. Somos las mismas que enseñamos a los niños y los abandonamos por meses en las aulas, sin que se sepa bien a bien por qué, mientras se hunde el Sistema Educativo Nacional y los sindicatos y sus dirigentes corruptos. ¿Dónde está nuestra palabra y nuestra acción transformadora? Tal como lo plantea la filosofía feminista.

¿Cuáles son nuestros retos como ciudadanas con conciencia feminista? En un tobogán de contradicciones en las que nos asombra el show de una figura enajenante de la televisión, pero no hemos sido capaces de ir al fondo de las nuevas leyes de telecomunicaciones y sólo deseamos usar a los medios como instrumentos para nuestra propaganda o visibilidad.

Es este un momento crucial, una oportunidad y un desafío para reconstruir nuestra ética y nuestras acciones. Ser fieles correligionarias de quienes han mandado y gobernado en México   o recuperar nuestra ética y constituirnos en una fuerza política, con una mirada de largo alcance, capaz de analizar y cuantificar daños, pendientes, promesas, programas, fondos económicos para salvar la vida material y simbólica de las Mexicanas. Nunca antes como en este momento el país ha estado tan abierto y claro en sus contradicciones, desigualdades, malas políticas y sin una sociedad consciente, porque la caída del sistema educativo nacional significa eso, ciudadanía vacía y triste.

Los frentes abiertos para impedir la gobernabilidad deja en la lona a todas y todos los políticos del sistema; la etapa reformista se derrumba; pero no hay que cerrar los ojos: las protestas están diciendo algo, algo importante a quienes detentan el poder y a quienes se oponen al poder. En ambos lados hay un machismo y una ginopia sobre lo que somos las mujeres, que ofrece pocas posibilidades. Los intereses económicos globales hoy, otra vez, como hace 40 años, están demandando nuestros brazos para que se levanten. Ver con claridad, nos ayudaría a crear un proyecto renovado de la política feminista. Veremos.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
SEPTIEMBRE 9, 2013

La Igualdad en la Cancha Oficial

El 30 de agosto se publicó en el Diario de la Federación el Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres 2013-2018 (PROIGUALDAD), instrumento rector para las acciones del gobierno tendientes a conseguir la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres.

La propuesta del gobierno federal, a través del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) es integral y prácticamente toca todos los problemas identificados por el movimiento de mujeres y las instituciones, en los últimos años. En todos propone políticas y acciones.

Sus metas parecen inalcanzables o podrían considerarse, como sucede con otros programas, ambiciosas pero poco creíbles.

A la vuelta de 40 años de feminismo, de políticas y señalamientos internacionales en el centro un problema básico es que la sociedad no ha cambiado. Que amplios sectores siguen pensando que las mujeres valen menos que los hombres. Por tanto se justifica la discriminación, no se la identifica y millones de mujeres viven exclusión social y violencia; límites a sus derechos y violación a las leyes. De ahí que igualdad sustantiva significa igualdad en la vida cotidiana, ya que la ley o la norma no son suficiente, no se cumple o se le da la vuelta. Se desconoce.

Llama la atención que reconozca que a pesar de leyes y acciones, las mexicanas están lejos de conseguir una vida digna, libre y sin violencia; una vida plena y con oportunidades reales en los que, el programa, dice, va incidir sistemática y profundamente. Es ley y compromiso.

El documento plantea, por ejemplo, que sus líneas de acción, sus programas, lo que diagnostica y propone debe ser de conocimiento y observancia obligada por todos los órganos de la administración en sus tres niveles: federal, estatal y municipal. Coincide con el Artículo 1º de la Constitución relativo a la defensa, promoción y respeto a los derechos humanos de todas las personas.

Se funda en las leyes de igualdad, por una vida sin violencia para las mujeres, la de no discriminación y todos los tratados y compromisos firmados por el Estado en los últimos 40 años. Normativas nacionales e internacionales.  

Es, tal como aparece el perfil del gobierno actual, una pieza fundamental en el camino reformador. Se funda en una de las cinco líneas del Plan Nacional de Desarrollo, (mandatado por la Constitución) y, por tanto, se puede exigir, evaluar y observar antes de la fácil descalificación.

Es verdad que llevarlo a cabo y con éxito tiene grandes dificultades. La primera es el sistema económico, consustancialmente depredador de lo humano; la otra es la desconfianza social al gobierno de Enrique Peña Nieto, ahora reflejada en una multitud de protestas, movilizaciones y demandas ciudadanas.

Creo que no es tiempo para  la descalificación anticipada; otra dificultad, central, es la incomprensión dentro de los órganos e instituciones oficiales y de amplias capas de la población, para realmente concebir a las mujeres como seres humanos, con derechos  para construir otra sociedad. Hoy vivimos un panorama devastador  tras 12 años de desgobierno, la violencia creciente y la inoperancia de la legalidad. Tal cual, todo  ello contribuye a que las cosas no avancen. Sin duda.

El reto es derribar esos obstáculos y nadie puede suponer que es rápido, que depende de una persona o un grupo; menos de la crítica sin bases sociales, puesto que no tenemos realmente una organización social de mujeres que atempere la desgracia; tampoco podemos pensar que se resuelve en los discursos cuya plañidera actitud ignorante es si nombran o no a las mujeres.

Yo creo que urge primero conocer el programa, analizar y vigilar con seriedad y constancia. Lo que el programa dice y mandata, es absolutamente trascendente. ¿Quiénes tienen que hacerlo realidad? Primero los y las funcionarias; luego las y los legisladores –propone una cruzada de armonización legal- y después las y los ciudadanos. También los partidos políticos y lo que se llama sociedad organizada.

Está integrado por seis objetivos transversales –quiere decir para todas las dependencias del gabinete y toda clase de órganos autónomos-; delinea 36 estrategias y 314 líneas de acción. Promete autoevaluarse y contiene 18 indicadores con metas para el 2018. O sea, un maravilloso repertorio para observar, dar seguimiento y pedir cuentas.


El mandato es claro: todas las dependencias de la Administración Pública Federal deben incluir en sus programas la perspectiva de género y eso significa identificar las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres, los tipos de violencia y de discriminación que viven las mujeres y las niñas en las esferas familiar, escolar, laboral, comunitaria, social y política, e identificar los obstáculos para el avance de las mujeres, las prácticas excluyentes y discriminatorias, violentas, sexistas e irrespetuosas. Implica también realizar acciones. Es decir, propone una revolución.

Proigualdad va a necesitar voluntad política y profundidad. Una cosa que me llama poderosamente la atención es su diagnóstico sobre los medios de comunicación. Ahora las y los ciudadanos han elaborado, sin perspectiva de género propuestas para las leyes reglamentarias de la reforma a los medios. Es decir, no tenemos en la sociedad, ni en los grupos de interés, ni entre las y los especialistas o los que así se llaman,  la convicción de la que presumen. Para componer este país se requiere incluir la igualdad entre mujeres y hombres, no hay democracia ni propuesta, sin este componente social, de profunda comprensión.

Es decir, una propuesta ciudadana con perspectiva de género debió entrar al tema de los contenidos de los medios, más allá de la llamada de atención sobre la publicidad. No existe un órgano oficial o civil que analice la programación, el dicho de miles de personajes que se hacen de un micrófono, de centenares de periodistas cuyo lenguaje y discurso vive sin ética de género y desarrolla prácticas discriminatorias todos los días.

Las acciones afirmativas a favor de mujeres y niñas son indispensables para  eliminar las desigualdades. Pero tienen que estar en la vida de relación cotidiana, en la escuela, en los sindicatos, en las organizaciones, en los medios, en la escuela,  en los partidos políticos, en las empresas, en todas partes. No basta con el propósito oficial. Y este es un gran reto, porque vivimos todavía en el caos, en la desvergüenza y la corrupción. Pero, ojo, es falso que no se puedan realizar acciones, mientras cambiamos el sistema. Hoy no podemos posponer tareas urgentes, como disminuir la violencia como modo de resolver problemas, por ejemplo, y eso pasa por nosotras y nosotros.

El programa expone que las acciones positivas tendrán  particular atención en las mujeres indígenas, en las mujeres adolescentes y jóvenes, en las adultas mayores, en las niñas y las mujeres discapacitadas, en las migrantes, en las mujeres en condición de pobreza, en las jefas de familia; sin olvidar a las que son afectadas por el cambio climático y los desastres naturales y las reclusas, entre otras, grupos de mujeres que deben tomarse en cuenta cuando se elaboren los programas sectoriales, institucionales, especiales y regionales. Y agregaría en las instituciones y órganos de la sociedad civil. ¿Si no es así qué estaremos reclamando?

Entra al fondo del asunto, reconoce que la cultura mexicana está permeada por visiones sexistas y discriminatorias que violentan los derechos de las mujeres y de las niñas, y han construido un modelo de masculinidad que exalta el uso de la violencia y la discriminación. Los medios de comunicación masiva con frecuencia reproducen esas visiones en perjuicio de las mujeres, "naturalizando" la desigualdad de género. Ante esta realidad, prensa, radio, televisión y las nuevas tecnologías tienen un nuevo papel que desempeñar a favor de la igualdad entre mujeres y hombres, el combate a la discriminación y la erradicación de la violencia. ¿Con qué instrumentos? Los que debieran formar parte de la segunda oleada que reglamentará la nueva estructura de los medios.

Este punto arriba descrito es para mí algo sustantivo. En la vida diaria, cada mexicano y mexicana convalidan la discriminación y la violencia contra las mujeres sostenidas por esos medios aberrantes. ¿Cómo cambiarlos?

Habría que aprovechar este compromiso empezando ahora mismo. Y no es una postura cristina o simple, mientras no exista una masa crítica que combata la discriminación, no podemos esperar con visión subordinada que sean solamente el gobierno y sus agentes quienes podrían hacer realidad tamaño programa. Se necesita recuperar la humanidad del desbarajuste social a donde hemos llegado.

Por lo pronto hay que dar la bienvenida al programa, conocerlo, diseccionarlo, masificarlo. Esa es una tarea de información y difusión de gran alcance. Además es un instrumento político y un medio permanente para pedir que camine. Pero ojo, si no lo conocemos no podemos exigirlo. Al INMJERES le toca explicarlo y a las autoridades de todas las dependencias tomarlo en serio. Si no sucede esto como premisa, entonces podremos afirmar que se trata de un plan sin dientes. Hoy tenemos casi 19 mil millones de pesos para desarrollar acciones, como se dice, de género. Hay que ver en qué se pone y cómo, ayudará, pero tampoco es suficiente.

Veremos.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
AGOSTO 26, 2013

Igualdad y Poder

La desigualdad entre mujeres y hombres es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. Hace algunos meses en México se anunció que uno de los ejes rectores del Plan Nacional de Desarrollo del gobierno de Enrique Peña Nieto es el de género, esto es, que ese plan no podrá avanzar si no existen políticas inductivas, bien planeadas, sin simulación, para conseguir que de una vez por todas, sean las instancias rectoras del país, las que propicien, vía políticas públicas, la igualdad sustantiva.

Según la definición de Naciones Unidas y de expertas en el tema, como la prestigiada Paz López, se trata de razonar y entender que no basta con la igualdad formal o de derecho, como señalan en el país una docena de normas y leyes, sino que la igualdad sea de hecho, que pueda medirse por sus resultados. Aclara esta definición que no es suficiente con que las leyes, los planes, algunas políticas públicas y algunas acciones, pretendan asegurar la igualdad entre mujeres y hombres con contenidos muchas veces “neutrales” o discursivos, si en la práctica cotidiana se trata a las mujeres con desigualdad, expresada en su condición, en todos los rubros de la vida.

La tarea es gigante. Con frecuencia confusa y los resultados son tremendos. Es la desigualdad el signo de este país, que según el análisis de Porfirio Muñoz Ledo, ahora encargado de la reforma política en el Distrito Federal, estamos viviendo una situación extraviada, con una nación fragmentada que nos ha dividido y desposeído de un consenso básico que nos permita avanzar. Un escenario ausente de valores que prevalezcan en la conciencia ciudadana. Incluso con barruntos de degradación interna.

Muñoz Ledo es uno de esos raros especímenes que comprende claramente que no podría accederse a la democracia sin la igualdad entre hombres y mujeres, postura de toda su vida, en todas las épocas en que ha tenido poder, pero como cantidad de personas, no ha conseguido comunicar esta emergencia, que en resultados es descomunal: si sólo habláramos de violencia o si nos refiriéramos únicamente al trato que recibimos las mujeres en nuestro día a día, se vería que no somos tratadas como personas en igualdad, sino generalmente como excluidas y discriminadas. Como no personas.

Estamos en una crisis de Estado desde hace algunas décadas. Lo peor. Hemos perdido el sentido ético del colectivismo. Hoy podríamos recuperar buena parte del desperdicio humano – las mujeres- si nos sentamos a reflexionar en la necesidad de hacer un cambio profundo, cada persona, cada comunidad, cada ciudad, en todo el país, para propiciar el desarrollo de una nueva nación.

Hay violencia contra las mujeres en su vida cotidiana, (7 de cada 10),  pero hay discriminación femenina cuando se acercan a las instituciones, cuando pretenden hacer reales sus derechos, cuando participan en la vida pública, cuando hablan, cuando se organizan y ahora, en todos los espacios de la vida pública en los que aparecemos o concursamos o accedemos.

Es por ello quizá muy trascendente el mensaje que nos envían, uno: el Plan Nacional de Desarrollo, cuya posibilidad entrará en una primera evaluación el próximo 1 de septiembre, en que Peña Nieto nos contará que ha hecho en estos meses él y su equipo, a ver qué dice de la exclusión de las mujeres y también a ver que dicen  los legisladores que tienen tan abultada agenda y se resisten a entender que por ley, y por decoro, ya es hora que consideren a las mujeres como ciudadanas, estos  no atinan a jerarquizar reformas y políticas.

Una segunda cuestión son esos resultados que dan las elecciones recientes, donde las mujeres no obtuvieron los puestos de representación esperados, sobre todo en las elecciones municipales. Y donde todavía alegan y ponen obstáculos a cumplir con la ley y sus principios partidarios.

Y una tercera será cómo se construye de manera efectiva y sustantiva el Plan Nacional de Igualdad que está elaborando el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), el órgano rector de la política de género, fundado por la voluntad de las feministas y con una ley general indicativa para todos los niveles del Estado y todos los del gobierno. Lorena Cruz Sánchez, que preside esa institución llamó a discutir el Plan, habrá que ver si estamos o no haciendo uso de ese derecho a incluirnos positivamente. Por lo pronto en Inmujeres se desentraña la mejor forma de enfrentar la violencia contra las mujeres, el principal obstáculo para nuestro desarrollo.

El mensaje es claro. Hay una preocupación global, si vemos a Naciones Unidas por empujar sin simulaciones y palabras, a las mujeres para que lleguen a puestos de poder y pongan en juego su experiencia, su capacidad, su imaginación, para contribuir a resolver esta crisis económica global y nacional, que mantiene, principalmente a las mujeres, en graves condiciones de pobreza, de discriminación y lejos de una vida libre y feliz.

De ahí la importancia de la nueva Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, la señora Phumzile Mlambo-Ngcuka, de Sudáfrica. Ella dirigirá el trabajo de la ONU en favor de la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Una mujer política, que sabe los entresijos de cómo gobernar.

Su hoja de vida es indiscutible: fue la primera mujer en ocupar el puesto de Vicepresidenta de Sudáfrica de 2005 a 2008. Integrante del parlamento en 1994 con el cargo de Presidenta del Comité de Servicios Públicos.  Viceministra en el Departamento de Comercio e Industria (1996-1999), Ministra de Minerales y Energía (1999-2005) y trabajó brevemente como Ministra interina de Artes, Cultura, Ciencia y Tecnología en 2004. También ocupó el puesto de Coordinadora de la Asociación Cristiana de Mujeres Jóvenes (1984-1986) y fue la primera Presidenta de la Organización de Mujeres de Natal, afiliada al Frente Democrático Unido, cuando se fundó en diciembre de 1983.

Ella es una exponente de la mujer moderna del mundo, una de quienes desean y pueden, con capacidad y experiencia, estar en el frente político de un país, sabe todo lo que una persona democrática y empoderada tiene que saber: creó la Fundación Umlambo en 2008 para prestar apoyo a las escuelas de áreas desfavorecidas en Sudáfrica mediante servicios de mentoría y asesoramiento para docentes y en Malawi mediante mejoras escolares con socios locales.

Además, para quien piensa que las mujeres no tienen esa carta de navegación que se exige, tiene un Máster de Filosofía en Planificación y Políticas Educativas por la Universidad de Ciudad del Cabo (2003) y una licenciatura en Educación por la Universidad de Lesotho (1980). En 2003, se le otorgó un Doctorado Honorífico de la Universidad de Western Cape.  A sus 58 años, tendría que ser una aliada en la reforma educativa de México y sus efectos en las niñas; en la economía de nuestros países donde las mujeres somos relegadas; en la vida diaria de millones de mujeres de los países pobres que mueren por asalto, por violencia de pareja, por dar a luz, por falta de alimentos, por hambre todo lo cual nos impide crecer y ejercer derechos. Esta es una buena noticia, se hizo cargo de ONU mujeres el pasado 20 de agosto.

Ojalá que en México y todas sus anunciadas reformas, las mujeres estuviéramos realmente consideradas. Para eso, y ahora que está en su fase más estridente, el cambio democrático de los medios de comunicación como dice la Constitución, realmente y no formal, sino de hecho, estas reformas pudieran tocar tierra y que los medios contribuyeran a la cultura de la igualdad y el respeto a las mujeres. Claro, me dirán, es una utopía, yo creo que se puede. Veremos.





Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
AGOSTO 19, 2013

Las Mujeres y el Petróleo


Este lunes inicia el debate sobre la industria petrolera y energética, considerada la madre de todas las batallas. Cuauhtémoc Cárdenas, el líder de la izquierda nacionalista, presentará en el Monumento a la Revolución la iniciativa energética del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para desatar la verdadera discusión.

¿Y las mujeres qué? ¿Cuánto sabemos de esta discusión? Allá en los años treinta, una periodista, Elvira Vargas recorrió los campos petroleros, e independientemente de los hechos que desataron la expropiación, planteó cómo era la vida en esos campos, describió cómo los niños estaban desnutridos y cómo las compañías extranjeras descuidaron el desarrollo y la vida fructífera de las comunidades que crecían y se desarrollaban al amparo de la explotación y la industria petrolera.

Estos reportajes seguramente calaron hondo en el general Lázaro Cárdenas, quien tomó una decisión histórica en 1938, la industria pasaría totalmente a manos del pueblo mexicano. 74 años después no conocemos casi nada de lo que sucede en esos mismos campos; ni cómo las mujeres enfrentan la exclusión y la discriminación, como amas de casa, como trabajadoras, como implicadas en el tema. Ni el discurso oficial ni el de oposición, ni la apresurada intención del partido de derecha, el de Acción Nacional, nos hablan de la condición social de los campos petroleros.

Un reportaje del diario La Verdad del Sureste, de Villahermosa Tabasco, relató el último 8 de marzo, que las mujeres trabajadoras de Petróleos Mexicanos representan un sector altamente discriminado y vulnerable dentro de la empresa y dentro del sindicato.

Por ejemplo, asegura que las mujeres no pueden tener asensos en áreas de exclusivo manejo por el personal masculino y nos cuenta que “solo encontramos laborando algunas mujeres en los complejos”. Las mujeres que logran una plaza en estos complejos han llegado a demostrar sus conocimientos y su eficacia, en muchas ocasiones llegan a superar a sus contrapartes. Son oficinistas, tecnólogas, ingenieras.

Y en estos días, circuló un estudio de la industria petrolera de los Estados Unidos que afirma que el número de mujeres que trabaja en esta actividad representa casi la mitad de las nuevas vacantes laborales con un perfil altamente calificado. Señala que en el primer trimestre de 2013 se añadieron tres mil 900 puestos nuevos a la industria petrolera, donde mil 800 plazas fueron ocupadas por mujeres.

Conforme la información difundida en el portal de industrias petroleras "Rigzone", esa cifra equivale a casi 46 por ciento de las nuevas plazas y significa un fenómeno en las tendencias laborales.

Aclara que muchos de los puestos ocupados no están en las plataformas petroleras sino en las oficinas, como técnicas, geólogas o ingenieras.

Menciona que las compañías de petróleo y gas reclutan a las mujeres debido al lanzamiento de muchos objetivos internos de representación de género entre los principales dirigentes. De acuerdo con datos de dicho estudio, hasta el año pasado, 17 por ciento de los líderes de la compañía son mujeres comparado con apenas 9 por ciento reportado 12 meses antes. Es decir, que estamos implicadas, aunque en México no sabemos nada de esto. Esta investigación periodística no da cuenta del entramado vital y comunitario de las zonas petroleras y tampoco se desglosa cómo funciona el sindicato.

De ahí la importancia de lo planteado, como adelanto, del ingeniero Cárdenas quien además de considerar que no son necesarios los cambios constitucionales, asegura una y otra vez que no tenemos información sustanciada de la situación de PEMEX, ni de la probable ley reglamentaria planteada en el anuncio del presidente Enrique Peña Nieto. Piensa que por lo sabido hay una diferencia sustancial con quienes se oponen a la Reforma.

Lo cierto es que estamos en dos esquinas sin información, viviendo sólo una ola de propaganda, a favor y en contra. ¿Qué nos significará a las mujeres? No sabemos, pero desde hace varios meses hemos sido llamadas a defender la industria petrolera que funciona desde hace años como eje regulador de la economía nacional. ¿Qué significa en la oferta del gobierno crear miles de empleos? Sin tocar ni con el pétalo de una rosa a la corrupción de administradores y sindicato; sin contarnos qué es lo que mueve a una anunciada modernización.

No podemos avanzar sólo con el dogma. Necesitamos una explicación sustanciada de las condiciones de la empresa. Por un lado se habla de una quiebra técnica y por otra parte hacia afuera la promoción del gobierno es que se trata de una industria boyante y atractiva. ¿Quién dice la verdad y quién miente?

Como en otras tantas cosas las mujeres no podemos saberlo todo. Pero podríamos pedir información completa para comprender, de lo contrario estaremos acorraladas. No es el caso de 1938. Leyendo los discursos, el decreto de expropiación, la explicación del general Cárdenas de los abusos de las compañías extranjeras, hicieron que el pueblo se abarrotará en solidaridad. Las mujeres fueron al Palacio de Bellas Artes a entregar sus anillos de boda, sus alhajas, sus gallinas para que el gobierno pagara cualquier deuda exigida por las grandes empresas. Se involucraron.

Hoy cuál es nuestro papel. De Adelitas en defensa de una frase o de interlocutoras. Qué bien se haría diciéndonos qué pasa, para poder tomar una postura. No es deseable lanzarnos al vacío, porque para quienes viven y sufren a esta industria, tendrían que contarnos que significa vivir en el campo arrasado sistemáticamente por los campos petroleros; cuántas familias campesinas viven esperando indemnizaciones y respuestas. Dónde están los derechos de las trabajadoras, dónde los mitos que impiden a las mujeres subir a una plataforma; cómo funcionan los enclaves de la prostitución y la trata en los campos petroleros.

Muchas preguntas que habrían de solucionarse en una verdadera reforma que enderece integralmente a esta industria y como, me gustaría saber, se desarrollarán planes y programas para la generación de las llamadas energías verdes, porque las narraciones del pueblo indígena de San Dionisio del Mar en Oaxaca, revelan cómo se ha impuesto la energía eólica o energía del viento, cimentada en intereses ajenos. O sea el tema es la corrupción y esa, como dice Cárdenas, no se arregla con leyes, sino con acciones responsabilidad del gobierno.

La propuesta del PRD parece interesante. Aunque tampoco se mete con el sindicato, brazo ejecutor de una estela de corruptelas. Según el ingeniero Cárdenas  -todas las notas coinciden- la iniciativa que conoceremos este lunes  incluye ocho ejes temáticos para modernizar a Pemex:

• Cambio en su régimen fiscal,

• Autonomía presupuestal,

• Autonomía de gestión,

• Fortalecer a la Secretaría de Energía y a la Comisión Nacional de Hidrocarburos,

•Revisar tarifas, precios y subsidios de los combustibles y la electricidad para garantizar acceso equitativo a la energía,

• Convertir el Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros en un organismo financiero,

•Impulsar la investigación y el desarrollo tecnológico,

• Transición energética, cuidado del medio ambiente y desarrollo sustentable.


¿Eso qué significa? Un cambio de timón. Y la de Peña Nieto, también, así de general, insistiendo en que es necesario el capital privado y extranjero para generar el cambio en la industria. Desgraciadamente seguimos sin saber qué es lo que se busca y cuál sería el impacto en nuestra vida cotidiana.

Lo único verdaderamente cierto es que el país no crece, que este año no hay desarrollo ni dinero, que seguramente aumentó el desempleo y que la pobreza, tras 12 años de estulticia, aumentó y que la talla de los mexicanos y mexicanas decreció. Que vamos en sentido contrario y que asuntos fundamentales de los derechos de la ciudadanía esperan, sistemáticamente, mientras se desgreña la clase política y millones de pesos se invierten en el ring de los peleadores. ¿Y nosotras qué? Veremos.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
AGOSTO 12, 2013

El PRD y la Igualdad Sustantiva


La igualdad sustantiva es la igualdad de hecho o material por oposición a la igualdad de derecho o formal. Supone la modificación de las circunstancias que impiden a las personas el ejercicio pleno de los derechos y el acceso a las oportunidades a través de medidas estructurales, legales o de política pública.

Hasta ahora los sectores más avanzados del país se han pronunciado por la igualdad sustantiva, la desgracia es que sólo lo hacen en el discurso. Me imagino las tremendas discusiones en 1917, a la hora de armar la constitución, donde muchos constituyentes pensaban, auténticamente, cómo arreglar al país, pero se negaron a dar el voto ciudadano a las mujeres, por omisos, torpes o simplemente por la costumbre que los avalaba.

¿Cuál es la diferencia? Han pasado casi cien años. Entonces,  allá en 1916 a instancias de Hermila Galindo, llamada la primera congresista del país, parecía inminente que el nuevo pacto social resolvería entonces los derechos ciudadanos de las mujeres, pero no fue así, el tiempo fue corriendo y hasta 1953 se consiguió el voto ciudadano.

Mirar el tamaño de la resistencia machista es increíble.  Apenas hace un año para conseguir el 34 por ciento de mujeres en el Congreso, hubo que recurrir a dos sentencias que serán históricas, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) luego de una presión sistemática de un grupo de mujeres plural que la empujó. Grave que solo se cumplió parcialmente por los partidos políticos en las elecciones de 2012. Lo cierto es que hay esa obstinación increíble e insostenible, se manifiesta sin repudio social.

Es clarísimo que los partidos políticos y sus dirigencias son las responsables visibles que obstaculizan la participación política de las mujeres. Están obligados, incluso y por ley, justo en el camino de la igualdad sustantiva, a destinar el dos por ciento de sus prerrogativas a empujar el liderazgo femenino. Nadie sabe qué hacen con ese dinero y el Instituto Federal Electoral, que multa por todo y en todo a los partidos, tampoco endereza las violaciones a la ley electoral en este sentido, no juzga legalmente el cumplimiento estatutario. Me gustaría saber si en otros partidos hay la paridad pregonada en sus documentos básicos, como el caso del PRI.

Ahora resulta que pasará a la historia María Beatriz Cosío Nava, una militante del Partido de la Revolución Democrática que planteó un incidente al TEPJF porque, sencillamente, su partido que en los estatutos señala como una obligación la paridad, se resistió hasta el último momento  a cumplir, no digamos los estatutos, sino una sentencia del Tribunal que debió haberse resuelto en un Consejo Nacional el pasado 8 de agosto a más tardar.
Fue hasta el último momento que cumplió. Ya en el último tramo de sus discusiones esta domingo. Ante el Consejo Nacional reunido estos días, sólo  escenificó otros asuntos, otras discusiones, su postura en el Pacto Por México o el asunto de la anunciada reforma energética, pero de la paridad, nada.

Beatriz Cosío,  apoyada por un nutrido grupo de mujeres del PRD, puso contra la pared el machismo en la dirigencia de su partido. Se había dispuesto  para acudir  a instancias internacionales porque no se vale que se burle así la ley. Pero nada, parece ser importante para los hombres que dirigen en mayoría al PRD, como no les importa el asesinato de mujeres, como no les importa la trata de mujeres con fines de explotación sexual, ni se enteran del litigio sobre la urgencia de parar la violencia contra las mujeres, en regiones que el PRD o sus aliados gobiernan y donde ello sucede con una impunidad que asusta.

Lo cierto es que la Sala Superior del Tribunal ordenó el 26 de junio al PRD convocar a su Consejo Nacional para incorporar cuatro mujeres a la Comisión Política y seis al Secretariado Nacional; el Consejo fue  citado de manera informal en tres ocasiones y en ninguna de ellas se  concretaron los cambios.

A pesar de su resistencia absurda, de última hora, la noche del domingo el Consejo Nacional del PRD acató la sentencia del TEPJF: aprobó con 186 votos a favor, 1 en contra y 0 abstenciones los cuatro cambios en la Comisión Política Nacional, así como cinco movimientos en el secretariado Nacional. Para la Comisión Política, Dulce Romero Aquino sustituye a Enrique Romero Aquino; Karen Quiroga Anguiano a Héctor Serrano; Guadalupe Acosta Naranjo “cedió su cargo a Sonia Ibarra e Iván Texta deja su lugar a Rocío García Melchor.

Eso nos obliga a señalar que vivimos en la peor de las antidemocracias posibles. Los machos, no tienen otro adjetivo, ojo, se alían para violar su propia ley. De ello la comentocracia que toma los espacios de discusión política para amarrar navajas, para sorprenderse de hechos denunciados sistemáticamente, ni siquiera ha tomado nota de la acción ciudadana y valiente de María Beatriz Cosío Nava, una mujer, para quien la conozca, tiene calidad personal y capacidad política suficientes, y no quiere el puesto, quiere la ley. Hoy ya pasó a la historia.

Desde el 15 de julio el dirigente del PRD, Jesús Zambrano, afirmó que se respetaría el estatuto. Lo cierto es que no había forma de resolverlo,  se escudó en el tema de los grupos, de las sectas, de que al dejar los puestos unas mujeres, otras sectas, no la suya, conocida como de los Chuchos, no llegaban a un acuerdo. Eso, me parece es el colmo.

En las redes de internet, hace muchos días que se discutió  el asunto. Una militante escribió: “¿Cómo puedo alardear, cuando en mi partido se reproduce la cultura dominante y es evidente el atraso democrático, el conservadurismo, la falta de democracia? ¿Cuándo en el país las mujeres hemos vivido un profundo retroceso en derechos, no hemos tenido capacidad para detener las reformas a la Constitución que continúan en las entidades del país y protegen la vida desde la concepción y criminalizan a las mujeres que abortan? ¿Cuándo hemos permanecido inactivas mientras aumenta la violencia contra las mujeres? ¿Cuándo el movimiento feminista, tradicionalmente identificado con la izquierda, nos cuestiona? ¿Cuándo no hemos llamado a las mujeres de este país, a organizarse para que defiendan sus derechos, sus libertades y su vida? ¿Cuándo no nos hemos comprometido a promover los derechos de más de la mitad de la población?”.

Militante que se echa la culpa de lo que sucede internamente en el PRD, éste que ofrecía un camino hacia la libertad de las mujeres. Militante herida que refleja cómo los hombres se ríen de nosotras, cuando no se puede negar la enorme batalla de las mujeres de izquierda desde los primeros tiempos del Partido Comunista, allá por los años 20; no se les puede negar a esas mujeres y sus antepasadas, los enormes esfuerzos por hacer comprender a sus machos que se equivocan, que sin ellas su partido desaparecería.

En la realidad el machismo es como un valladar infranqueable. Habrá que ver con cuidado la procedencia de las nuevas dirigentes, no vaya a ser que son incondicionales de sus grupos y puedan ser las nuevas “juanitas”. Bien decían ya hace años las feministas prominentes de México: el sitio intocable es la política, porque ahí, donde se discuten los grandes problemas y se toman decisiones, no dejan pasar a las mujeres.

Hay un número desconocido, pero existe, de militantes del PRD que han interpuesto inútilmente quejas a los órganos internos en la postulación de candidatas; muchas han ganado estos recursos sin la publicidad necesaria, por eso la campaña de información de Beatriz  y ahora su triunfo, es tan valiosa.

Debo decir que los machos aprovechan esta culpa de las mujeres que se cuestionan a sí mismas, cuando creen que no hemos sido capaces de organizar a las mujeres. Eso es cierto parcialmente, porque los órganos y el aparto partidario impide dar pasos hacia delante de una manera sutil, sistémica y orgánica. El litigio de Beatriz lo hizo  evidente. Y todavía no hay una masa gigante que hubiera podido tomar este fin de semana el Consejo Nacional y exigir el cumplimiento de la resolución del Trife y, sin embargo, también en las redes hubo muchos llamados a tomarse con calma este proceso, que tal vez requiera una discusión más amplia, sin duda.

El PRD es omiso cuando se hacen las listas de candidaturas; omiso cuando debía ponerse al frente de demandas sustantivas; omiso en su forma de actuar patriarcal, porque parece más importante todo, sus arreglos en lo oscurito o en lo clarito, para sostener un partido que está en proceso de autodestrucción, habida cuenta de su incapacidad para hacer efectivos los principios que le dieron vida y lleva en su nombre: la democracia.

La igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, significará en los próximos tiempos, una multitud de acciones legales –las elecciones locales fueron un ejemplo, muy pocas mujeres lograron presidencias municipales-; multitud de acciones políticas y organizativas. Es verdad que hay un reto para las mujeres, pero lo verdaderamente importante es que se reconozcan los derechos de las mujeres en todos los planos, debían conocer la Constitución, cosa que para quienes desean gobernarnos no altera su vida.

En lo oscurito se burlan de las mujeres, hacen trampa, dicen mentiras, le dan la vuelta a la rueca para no comprometerse, viven en lo privado como los peores hombres y con frecuencia se mienten a sí mismos. El PRD no tiene futuro, sin duda. Más de la mitad de su militancia está constituida por mujeres; más de la mitad de los votos que logra son de mujeres, pero incluir a nueve en su dirigencia, les molestó tanto que parece inaudito.


María Beatriz Cosío Nava es el nombre que quedará en la memoria, cada vez que una intentona de no cumplir los estatutos sea descubierta; ahora tiene el respeto y la solidaridad y el apoyo, de muchas mujeres. Simplemente se logró que se cumpliera la ley, parace poco, costó mucho. Veremos.



Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
AGOSTO 5, 2013

Un Movimiento Libre de Prejuicios y Sectarismos



Prejuicios y sectarismos son dos palabras mágicas. Sin el pre-juicio de una situación no habría discursos políticos y sin el sectarismo no habría políticos en México, donde es la secta, la adhesión, el ismo desde el callismo hasta nuestros días lo que da identidad a cada persona que se asimila o participa en un grupo político, una tendencia o una movilización.

La libre de prejuicios y sectarismos es  la llamada para el 8 de septiembre en la voz de Paco Ignacio Taibo II, secretario de Cultura de MORENA. Y enseguida uno de los voceros de Andrés Manuel López Obrador descalifica a toda persona que no quiera movilizarse. Entonces me acordé de las Adelitas y me reí por dentro de la leyenda que te recetan en todos lados de que tus datos son confidenciales.

Recordar a las Adelitas y no esas combatientes, personajes vitales durante la fase más dura de la Revolución Mexicana sino otras Adelitas que llamó a la calle Andrés Manuel López Obrador hace algunos seis años, cuando Felipe Calderón presentó una iniciativa de reformas para Pemex. ¿Dónde están? Cualquier estructura fuera del designo del líder fracasa, no prospera. Si no se es lopezobradorista a morir, no existe.

Lo de la protección de datos me asusta muchísimo. Nadie es capaz de controlar la invasión a la intimidad de las personas. A mi casa llama un seguro adicional de un banco desconocido porque no soy clienta, lo mismo que la venta de paquetes vacacionales y una voz profunda del delegado de Benito Juárez que me invita a ver el arreglo de una calle o las magníficas obras de remodelación en los parques. El colmo, no hay protección de nuestros datos, lo que hace pensar que se usan para todo, incluso para votar en nuestro nombre. Es verdad.

Pero ahora llaman y entra una grabación, ¿de quién creen? De Andrés Manuel López Obrador para invitar a movilizarse contra la privatización de Pemex y el aumento al IVA ¿Por qué tiene mi teléfono? ¿Cómo en domingo se mete hasta mi mesa de noche para invitarme a una movilización sólo de su grupo, sectario y prejuiciado? ¿Le dio el teléfono una amiga del PRD o una conocida de otro grupo?, si él no quiere nada con el PRD,  ¿Cómo se atreven a llamar a tu casa? con grabación que no da oportunidad al diálogo.

Me asusta que estos métodos autoritarios sean los que prevalezcan en México, en todos los grupos políticos y partidos; me asusta que en una asamblea de masas amorfa se pretenda construir un rechazo a algo que no está planteado como tal. ¿Por qué hasta ahora? Cuando hace 18 años que se elaboran contratos mano en llave como  se llamaban en la Compañía de Luz; por qué no enfrentar el tema con mayor inteligencia y estrategia.

La histórica ruptura con las compañías extranjeras que usufructuaban el petróleo en 1938 fue totalmente justificada por el general Lázaro Cárdenas y su equipo. En los campos petroleros privaba la injustica y el hambre; trabajaban los niños y las niñas y había obreros en lista de raya, desnutridos, como describió en esos años la periodista Elvira Vargas. Ahí donde las grandes empresas inglesas construían su poderío, estaba la sangre de las y los mexicanos. 75 años después México se distingue por su desigualdad, ahora, fuera de los campos petroleros, niños y niñas mueren de desnutrición y en algunas dependencias gubernamentales de entidades como Oaxaca hay listas de raya; las mujeres de más de 15 años tienen el riesgo de ser objeto de la trata y todos los días seis mujeres son asesinadas en algún lugar del país lo mismo en su casa que en espacios públicos: sin contar las muertes por aborto, cáncer de mama, de cérvix o de hambre.

El grupo de AMLO se ha caracterizado por ignorar las demandas feministas y la crisis planteada por la violencia contra las mujeres. Tenemos pruebas de su visión machista de la política; su visión corta sobre la libertad de las mujeres. Cuando fue jefe de gobierno en el Distrito Federal se negó a la investigación que la Cámara de Diputados hizo para diagnosticar la violencia feminicida, igual  se negó Ulises Ruiz, el gobernador violento de triste recuerdo. AMLO sólo ve a las mujeres como eso, como él las bautizó en la tarea de oponerse a la privatización de Pemex: Adelitas, acompañantes, combatientes, decididas, aunque no recuerden bien por qué, no sepan o no se les ocurra preguntarle a su marido.

Pero AMLO es algo más que macho común y corriente. Es maestro en estos temas: hizo escuela en el PRD donde violan la ley  y no cumplen con el porcentaje de hombres y mujeres en la dirigencia; que decir de sus aliados visibles como René Bejarano. Recuerdo que cuando fue jefe de gobierno Alejandro Encinas, inventó a la “mata viejitas”, con tal de arreglar rápidamente el evidente y creciente asesinato de mujeres en el Distrito Federal. Él también le cerró las puertas a la investigación de la violencia feminicida.

Estos son los hechos. Entonces, suponiendo que a mí también me disgustara que el control de Pemex estuviera en manos extranjeras (porque en privadas ya está), AMLO ¿buscaría que en la industria se hicieran cosas para las necesidades de las mujeres, cómo por ejemplo telas baratas para reducir los costos de la industria del vestir; algunos productos alimenticios de los que investiga el Instituto Politécnico Nacional a partir del petróleo; cosméticos no trasnacionales para las mexicanas y quienes se dedican al teatro y la cultura; el dinero, suponiendo que desapareciera por arte de magia el sindicato, sería para mitigar la pobreza alimentaria de miles de mujeres, o para abrir cuneros y salas de parto para las mujeres que no pueden interrumpir un embarazo?  Y éste grupo, como hizo en el DF, sólo protegería a las mujeres de la tercera edad en situación de prostitución o utilizará los dineros del petróleo para combatir la trata.

Me horroriza el tono, la forma, el gesto de la cara de AMLO, tal vez porque estos días estoy leyendo un libro increíble y aleccionador: El Imperio Perdido de José María Pérez Gay  que murió apenas el 13 de mayo pasado, siendo asesor de AMLO. Este libro narra una época fundamental para Europa, nos dice  cómo la inteligencia y la intelectualidad austríaca de la década de los años 20 del siglo pasado, advirtió del nacimiento y crecimiento del nazifacismo; cómo se manipuló a las masas, explica a  Elías Caneti quien en los años 40 escribió del poder y las masas; del contenido misógino de esta tendencia hitleriana, fundada, en lo que Hermann Broch, analizado por Pérez Gay, advirtió sobre la  pérdida de la ética y los valores humanos  en Europa, cuando las mujeres son consideradas sólo cosas, adicional u objeto sexual y se pueden avalar los asesinatos masivos.

Es este el peligro de nuestro tiempo. Sin duda. Pero se me paran los pelos de punta cuando en lugar de la democracia y la organización, se opta por una plaza llena para un individuo y no hemos sido capaces de llenarla para acabar con el asesinato de mujeres y la violencia que ha enlutado todas las casas, todos los rincones, todos los espacios de este país. Para eso MORENA no tiene una postura. Lástima.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
JULIO 22, 2013

Violencia Contra las Mujeres, sin Control

El mayor signo de la desigualdad que viven las mujeres mexicanas es, sin duda, cómo experimentan y sufren la violencia en todos los aspectos. Esa que nos acosa nacionalmente y también afecta a toda la población. No obstante, por enésima vez, el Sistema Nacional para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia, constituido por representantes del gobierno federal, las presidentas de los institutos estatales de la mujer y presidido por el Instituto Nacional de las Mujeres, dijo no a los organismos civiles que piden acuciosamente el establecimiento de la alerta de género para el Estado de México.

Ello, a pesar de los argumentos y las cifras. En el Estado de México en seis años mil 500 mujeres han sido asesinadas, 60 por ciento fueron halladas en la vía pública y 40 por ciento dentro de sus hogares; el caso volvió a analizarse por un mandato de los tribunales, ya que el Observatorio Ciudadano de la Violencia Contra las Mujeres que preside Rodolfo Domínguez, se amparó contra la negativa desde 2010.

El contra  argumento que hizo votar a 33 personas en contra de la Alerta, que es obligada por la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia, frente a  la aceptación de sólo tres presidentas o secretarias de la mujer, Tabasco, Oaxaca y Baja California, es que de 563 mujeres asesinadas, sólo 115 podrían identificarse como feminicidio. El tipo penal por el que han trabajado decenas de mujeres en los últimos tiempos.

Es evidente que el tema de la Alerta se encuentra en un callejón sin salida. Legaloide. La estructura de la Alerta, se dijo en esa reunión, está mal hecha. Los requisitos para la Alerta, en un exceso de reglamentación que ha atacado a las dirigentes y a las diputadas, ahora se ha convertido en la mejor manera de negar una acción integral en determinado territorio donde las cifras son alarmantes, pero no aplica el mecanismo.

Pienso que este exceso de reglamentación en el que invierten tiempo y vida muchas “expertas” y militantes si ha servido para hacer evidente que el asunto no puede resolverse en una sociedad desigual, injusta, de graves problemas democráticos y donde el tema de la justicia es preponderante de impunidad, a todo lo largo y ancho de este país.

Me llama la atención esta negativa, pero más me inquieta que no hay una estrategia para entrarle al problema de una manera más inteligente. Es claro que nos acosa la violencia contra las mujeres, tanto que la abogada Patricia Olamendi, aseguró que la violencia en el Estado de México contra las mujeres se encuentra fuera de control y ha alcanzado “niveles alarmantes”,

Ella, integrante del Grupo de Trabajo del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre los temas de discriminación hacia las mujeres y Coordinadora del Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer de la Organización de Estados Americanos, mejor conocida como Belem Do Para, política en activo, sabe lo que dice.

Y argumentó: “…las cifras del INEGI no mienten: 55 por ciento de las mexiquenses sufre violencia y éstas son las más altas en el país. Aunque el gobierno del Estado de México emprendió desde 2010 —bajo presión política— diversas reformas y acciones para atender las denuncias de violencia generalizada contra su población femenina, como la creación de la ley estatal para erradicar la violencia contra la mujer y una Fiscalía de Feminicidios, la realidad es que estos avances no bajan a la población”.

Habló en Toluca, el 18 de julio, mismo día que se negó establecer la Alerta de Género, con sobrada responsabilidad y experiencia: “ las mujeres no son atendidas en los ministerios públicos, además de que en la realidad ni jueces ni autoridades ministeriales ejercen su facultad de brindarles las medidas precautorias que recién se aprobaron en ley, pero que no operan en la práctica.”

Lo que dijo Olamendi me parece suficientemente claro. Es preciso que sean sus propias palabras las que aclaren lo que sucede. Agregó: “La buena noticia para el Estado de México es que ya cuenta con un excelente marco legal para las mujeres, la mala noticia es que no se aplica; la buena noticia es que ya hay una subprocuraduría para la atención de delitos contra la mujer, la mala noticia es que si vas al ministerio público no te atienden”, luego llamó directamente al gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, para que acepte la alerta de género.

Ello se decía mientras la negativa era reiterada. Olamendi, que como digo sabe lo que dice, señaló que lo de la Alerta: “está más politizada que la propia solicitud que se hace desde 2010 por organizaciones de derechos humanos”.

Entre los argumentos de las señoras que deben velar por la ley, por la paz, por el cese de la violencia contra las mujeres, están más al lado de la burocracia. Señalaron que “no hay violencia sistemática como lo define la Corte Internacional: genocidio y crímenes de lesa humanidad”; y además, “ya existe una Fiscalía Especializada” y encima las estadísticas, es decir, los hechos de homicidio “sucedieron antes de que se tipificara el feminicidio”.

El enredo puede ser peor. Ello obliga a marcar la retirada de ese engorro que es infernal, arrastrar el lápiz por hacer y hacer leyes. Sobre la igualdad y la mejor vida de las mujeres conté seis; de planes y programas ni hablar, millones de pesos invertidos para cambiar el lenguaje y, sin embargo, lo que hasta ahora no se ha logrado es cambiar la mentalidad de ministerios públicos y jueces. Hace falta cambiar la estrategia; se necesita una verdadera y nacional protesta, organizar a las mujeres para hacer efectivas leyes que ya existen, que se multiplican en todo el país, que pocas personas conocen y pocas exigen; hacen falta imaginación, entrega y menos alaraca. En muy pocas palabras Patricia Olamendi ha puesto el dedo en la llaga.

Ojalá que se tomarán en serio los hechos y que nos cimbraran de tal manera que se elijan estrategias y no nuevas leyes. Veamos: en el Estado de México hay un subregistro de los casos de violencia contra las mujeres de 91 por ciento, pues según la más reciente Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2011), solo nueve casos de cada 100 se denuncian.

Los resultados indican que 55 por ciento de las mexiquenses ha sufrido violencia, 46 por ciento trabaja y 43.7 por ciento no. La violencia alcanza todos los ámbitos y se recrudece en las comunidades indígenas, de acuerdo a la información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía e Informática (INEGI).

Las cifras de la ENDIREH 2011, explicadas por Jaime Arturo Vergara, representante de INEGI en el Estado de México son contundentes: el tipo de violencia más frecuente en esa entidad es la emocional, con un 82.4 por ciento; le sigue la económica, con 53.5 por ciento; la física, con 16.5 por ciento, y la sexual se encuentra en el último sitio, con 6.8 por ciento.

Lo más grave, los “hechos” más frecuentes de violencia física que sufren las mexiquenses son en primer lugar los “golpes con manos y objetos”, en 17 por ciento; empujones y jalones de cabello, en segundo lugar con una incidencia de 16 por ciento; arrojarles objetos, 8.8 por ciento, y patearlas, seis por ciento.

En violencia sexual, 13.6 por ciento de las mujeres reportó ser forzada u obligada a mantener relaciones sexuales; mientras que 3.9 por ciento reportó ser forzada a realizar “cosas que no quieren” durante el acto sexual.

En pleno siglo XXI, el 24.8 por ciento de las encuestadas dijo que su pareja les prohíbe trabajar o estudiar; 21.4 por ciento reportó “tacañería” de sus parejas para solventar algunos gastos, a pesar de tener los recursos; 13.2 por ciento dijo que su pareja no aporta el gasto; en tanto que 16.1 por ciento acusó a su pareja de gastárselo en otras cosas, mientras que 3.4 por ciento han sido despojadas de objetos o bienes.

Las mujeres que reportaron “violencia extrema”, en los 12 meses previos al levantamiento de la encuesta, fueron el 14.5 por ciento, mientras que 12.8 por ciento reportó “violencia extrema” a lo largo de toda su relación. En el caso de las mujeres indígenas, 64.1 por ciento dijo vivir con violencia, mientras que un 38.1 por ciento de todas las mujeres encuestadas reportó haber vivido “violencia extrema” alguna vez.

Y esto es lo más sorprendente, dirían en la comentocracia televisiva, vea usted lo increíble. Sí para quien apenas se asoma a la desigualdad social mexicana.

Ahora es cuando, el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) llama a la ciudadanía a presentar propuestas que permitan elaborar el Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres 2013-2018. El Programa, al que se llama a ponerle propuestas, servirá para trazar los objetivos, las estrategias y las metas necesarias para que todas las personas de nuestro país gocen de igualdad para desarrollarse en un marco de respeto a los derechos humanos y libres de discriminación y violencia. Tan, tan… veremos.








Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
JULIO 15, 2013

Antiguos Problemas: Difusión Masiva
En las últimas semanas el consorcio Televisa ha “descubierto” con sorpresa y mucha información de qué tamaño es la violencia contra las mujeres, en aspectos menos dramáticos que el homicidio y tremendamente cotidianos como el abuso de pareja, la trata con fines de prostitución y el contorno del desarrollo de estas violencias.

Es lo mismo que sucedió con el homicidio de mujeres en Ciudad Juárez, reportado por Esther Chávez desde 1993 y que cobró gran difusión sólo y hasta cuando los diarios de Estados Unidos lo reportaron. Después supimos, digo la opinión pública, que el fenómeno del feminicidio es común, por desgracia, en nuestra sociedad occidental, no sólo en todo el país sino en todo el mundo, con diferencias de impacto, y características diversas: pero existe y muchas mujeres pierden la vida todos los días a manos de un enemigo llamado patriarcado, discriminación y el supuesto de que las mujeres valemos menos que los hombres, no importa edad, condición social, clase o etnia.

Considerar a las mujeres sólo como cuerpos intercambiables, sin derechos en la práctica cotidiana de las relaciones sociales o de pareja; consideradas casi no humanas en distintas comunidades, usado su cuerpo para vender en muchas campañas publicitarias, vistas sólo como instrumentos del placer de los otros, es un asunto largamente tratado, investigado y denunciado por las feministas. En la época reciente, hace más de 30 años. Los medios masivos frecuentemente no lo reportan y les ha importado poco, no es noticia, no se profundiza sobre sus causas y menos ponen en discusión el carácter patriarcal de la sociedad mexicana.

Elsa Conde, quien fue diputada por el Partido Alternativa Social Demócrata, hace poco más de seis años, realizó en 1994 por encargo de la recién fundada entonces Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, un estudio sobre la trata de mujeres que llegaban a la zona de la Merced en el primer cuadro de la ciudad de México, descubrió cómo esto tenía que ver con los “usos y costumbres” de un pueblo llamado Tenancingo, Tlaxcala. Es decir hace casi 20 años.

Hoy es espectacular la conducta que ha puesto en escena el ex ministro de la Corte, Genaro Góngora Pimentel, cuando allá por 1981 existió un grupo llamado Madres Libertarias, que con abundante información planteó lo que sucedía entre las parejas, donde los hijos son botín de guerra interna y la manera como los juzgados familiares se asociaban con los hombres, ya sea para que se evadiera la responsabilidad paterna para pagar alimentos en la separación o una horrenda historia de cómo con el poder se hacían de la patria potestad de sus hijos, sólo para “vengarse de sus parejas”, mayoritariamente mujeres.

¿Qué quiero decir? Que los fenómenos de maltrato a las mujeres, uso y abuso de sus cuerpos, para grandes o pequeñas industrias de prostitución han producido la trata de personas una de las más crueles formas de esclavitud, en una época que queremos pensar de avance democrático y científico. Que ese horror existe y no hay mecanismos de justicia capaces de detenerlo. Ahora, cómo son los hombres quienes se acercan a estos problemas, el asunto llega a la pantalla chica, con un halo de estupor. Bienvenida esta difusión y planteamiento del problema. Ya era hora.

Lo que llama la atención, y hay que hacer hincapié, es que se presentan como casos aislados. Pude ver como un periodista que logró colocar su investigación en la Revista Nexos es presentado como el gran descubridor de la cadena de trata de Tlaxcala al país, donde las jóvenes enganchadas de ninguna manera ejercen la prostitución como un asunto de decisión personal sino porque han sido  engañadas, maltratadas y esclavizadas.  Ahora también son exportadas a Estados Unidos y es ahí donde se ha dado la voz de alarma, mientras que en México, además de una Ley en proceso de operación (es de 2012), podría encarar el problema. El tema es que en México nuestro signo es la impunidad.

Es obvio que no podemos desestimar esta “toma de conciencia” que de pronto aparece en la televisión monopólica, encargada sistemáticamente de reafirmar el papel subordinado de las mujeres en sus imágenes y contenidos de la programación cotidiana que llega hasta el más recóndito lugar de la República Mexicana.

Habría que pedir a los sorprendidos integrantes de la comentocracia, como se llaman así mismos, si serán capaces de quitar a sus informaciones el amarillismo y la sorpresa, como si hubiera en este país un solo Góngora Pimentel, e ir, con todas las herramientas con las que cuentan, a relatar este horror que sucede tras cada puerta de muchos “hogares” en México; si serán capaces de quitar la cara de sorpresa y el tono de victimización de las mujeres, algunas, unas cuantas, que insinúan son una pequeña porción de la población femenina, para ir más allá y como sabemos, realmente coadyuvar a mitigar el fenómeno de la violencia contra las mujeres.

Poderosos como son, podrían empujar, por ejemplo, la declaración de Alerta de Género en lugares precisos donde la investigación feminista y de derechos humanos ha mostrado hasta el cansancio que son lugares donde se ha rebasado cualquier frontera de la violencia contra las mujeres, donde las asesinan sin justicia cotidianamente; donde crecen las violaciones sexuales y la trata con fines de prostitución.

Por supuesto que hay que dar la bienvenida a sus sorpresas. Acaban de descubrir estos horrores que frecuentemente denunciamos desde el quehacer feminista; los observatorios de violencia, las decenas o centenas de grupos sociales mixtos y de mujeres que documentan, día a día, estos horrores sin tener los espacios deseados de difusión; las televisoras reciben decenas de invitaciones para conocer los estudios de montones de académicas que van del análisis global al estudio de casos: uno por ejemplo el de Atenco o el tema tremendo de las mujeres desaparecidas y torturadas; los miles y miles de expedientes que no se resuelven en los juzgados familiares y de tipo penal.

Correr la cortina para que en el país esto tome forma, obligue a la responsabilidad y al cumplimiento de nuestras leyes, sería un comienzo.

Vamos a ver hasta donde son capaces de llegar, las fuentes existen, los casos todos son para sorprendernos, la manera como se sigue pensando a las mujeres es nuestra ofensa cotidiana. Pensemos.







Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
JULIO 1, 2013

Alerta de Género en Morelos: Legislativo



Las y los diputados de la nación, de diferentes entidades del país y distintos partidos políticos, no están sordos ni son indiferentes. Esta semana la Comisión Permanente del Congreso aprobó un punto de acuerdo para solicitar respetuosamente a la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), en su calidad de Secretaria Ejecutiva del Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (SNPASEVCM) promueva la alerta de Género para el Estado de Morelos.

El Sistema nació teóricamente por dar a las mexicanas seguridad y buena vida, sin violencia.

La noticia muestra cómo se han usado todos los recursos legales establecidos en la República para que simplemente se cumpla con la ley. Según el Observatorio Nacional del Feminicidio, en México cada año en promedio mil 800 mujeres son asesinadas y la impunidad es hasta del 90 por ciento.

Ello sucede aquí no en otro lugar, en este país donde se anuncia que vivimos el mejor momento del Estado de Derecho. Los asesinatos de mujeres no paran en todo el México, las cifras son alucinantes. Si sólo consideramos los datos de Morelos, estamos hablando de más de 400 homicidios; que hay 145 mujeres desaparecidas en el Estado de México, que cerca de 925 asesinatos se han acumulado en esa entidad, de donde proviene la actual administración federal. 164 casos se han documentado en Oaxaca y así, la lista es enorme, desgraciadamente.

Hasta el cansancio se han fundamentado los hechos, existen dos observatorios civiles que definen como muy grave la situación para las mujeres en el país. Hace unos días la ONU reveló el tamaño de la violencia en pareja, cosa que está preocupando a los probables socios norteamericanos y europeos, socios para aliviar un poco la condición de hambre y pobreza en México.

Lo que hay que decir es que no para el asesinato de mujeres ni la demanda, ahora en la cancha del poder legislativo, donde se han llegado a las mismas conclusiones que los organismos civiles. También las comisiones de Equidad y Género de diversos congresos están activas, sustentando que en el país los homicidios contra las mujeres nos dicen claramente el estado de la democracia en México.

Exhortos a las autoridades desde el legislativo del estado de Oaxaca en abril pasado señalan que debe encabezar esta demanda la comisión para la Defensa de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca; igual hicieron las legisladoras en el estado de Hidalgo y  en su momento  los congresos de Veracruz y del Estado de México. ¿Qué sucede que no hay oídos para respetar la división de poderes?, es decir para probar que vivimos en un Estado de Derecho.

¿Cuál es el problema? Que al parecer ningún gobierno quiere cumplir la ley. La negativa a dar curso a las alertas de género tiene bases sustentadas, análisis de hechos, estadísticas, fundamentación jurídica, acorde con el artículo primero de la Constitución. ¿Por qué las autoridades de la Secretaría de Gobernación se niegan? Esto es como una interrogante que va lastimando la credibilidad para la ciudadanía. ¿No que quieren quedarse en el poder? Digo los priistas.

En Morelos la situación es muy grave, la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos, A.C., ha tocado todas las puertas. Ya construye un expediente que en breve será enviado, tras varias cartas y solicitudes a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la misma que deberá llamar a cuentas a los gobiernos estatales y federal. Esos gobiernos tienen varias y diversas solicitudes para que realmente se haga lo pertinente en los casos claros de zonas de alta peligrosidad para las mujeres. Se ha exhortado al gobierno Federal, constantemente.

Organismos civiles, como las Libres en Guanajuato, han documentado perfectamente su demanda, rechazada sin suficientes argumentos y como en Morelos, se ha mapeado cada zona. El SNPASEVCM tiene como Secretaria Ejecutiva a la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Lorena Cruz, quien apenas el 20 de junio último, en Tlaxcala dijo: “El gobierno federal y los gobiernos estatales deben mandar un mensaje claro a la sociedad, ante delitos que la aquejan como la trata de personas: No toleraremos la impunidad para quienes violen los derechos de las mujeres y atenten contra la vida de ellas y de jovencitas”.

Se tratará sólo de palabras, me pregunto, ella parecería interesada y podría desencadenar el procedimiento. Sin embargo, la respuesta en Guanajuato, Estado de México, Hidalgo, Veracruz, Oaxaca y Morelos es el mismo: que no hay razones suficientes para la alerta.

Quien lee esta semana Palabra de Antígona deben saber que el asunto es sencillo, se trata de investigar si quienes solicitan la Alerta tienen datos, si efectivamente en los lugares señalados hay peligro sistemático para la vida de las mujeres y, si es así, las autoridades deben intervenir, investigar y tomar medidas preventivas y correctivas, que eso dice la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia.

No encuentro razones para negarse. ¿Qué harán ahora que la Comisión Permanente lo está solicitando? El punto de acuerdo incluye que la Procuraduría General de Justicia del Estado de Morelos coadyuve en las investigaciones, que verifique los datos largamente investigados que la Comisión civil ha realizado y verificado, datos de los últimos 25 años verdaderos oprobios acumulados. Eso simplemente, por las 400 mujeres asesinadas y por la Ley.

Lo interesante de este punto de acuerdo es que se ha puesto en evidencia la contradicción entre los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sus legisladores. Su actuación frente a gobiernos como el de Morelos, presidido por Graco Ramírez, del PRD y en otros casos con gobiernos del Partido Acción Nacional.

El exhorto ha sido solicitado por la Primera Comisión de Gobernación, Puntos Constitucionales y Justicia del Senado de la República, que preside senadora panista María del Pilar Ortega, convertida en congreso permanente y constituida por 15 senadores y diputados, entre ellas seis priistas, cuatro panistas, tres perredistas, uno del Partido del Trabajo y otro del Partido Verde Ecologista. Los y las priistas firman el exhorto; un panista, el verde y uno del PRD no firmaron, es curioso. La segunda en importancia en esa comisión es la senadora priista Cristina Díaz Salazar, promovida en el PRI para un nuevo encargo en su partido. Es increíble que la Secretaría de Gobernación, cuyo titular es emanado del PRI, se niegue.

Es importante ver el curso que esta solicitud tendrá en próximos días. Será una gran lección ver cómo y de qué manera el Ejecutivo se negará a desplegar las acciones necesarias para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, en desfase absoluto de cara a las declaraciones pomposas de hacer transversal la visión de género en el Plan Nacional de Desarrollo. O será nada más pura demagogia.

Veremos.







Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
JUNIO 17, 2013

Peña Nieto: Sus Retos



En el centro de la ciudad de México las madres de Ciudad Juárez se han plantado nuevamente. Hace 20 años que gracias a los artículos periodísticos fue denunciado el feminicidio en Ciudad Juárez. Dos décadas después sabemos que en ese municipio de la frontera norte hay 108 desaparecidas y que son las familias las que investigan, las que están detrás de cada expediente, las que no se cansan.

Este gravísimo fenómeno parece no importar gran cosa a los señores del poder. A ver, estamos viviendo, como si fuera 1928, una etapa reformadora que se nos quiere presentar amablemente tras largos 12 años de equivocaciones. Peor, el asesinato sistemático de mujeres en el país parece no importar a nadie. El próximo día 21 de nueva cuenta se discutirá la alerta de género para el Estado de México y parece que es más importante la política, el arreglo, que la realidad.

Esta vez el plantón de madres de Ciudad Juárez está aquí para exigir al gobierno que investigue, simplemente eso. Que de una vez por todas, el gobierno se ponga en el lugar de las familias, que busque indicios, que haga su trabajo. Es como el caso de la impunidad permanente respecto del homicidio de periodistas, hombres y mujeres en todo el país. Nunca nadie sabe nada de quién o quiénes son los culpables. En el caso de la desaparición de mujeres, de su asesinato, las autoridades que no atinan qué decir sobre sus funcionarios corruptos, tampoco saben cómo encarar el problema del feminicidio en el país y no obstante la condena internacional, no dan resultados. Dan discursos.

Con toda tranquilidad asumimos que en el centro de Ciudad Juárez opera una red de trata de mujeres encabezada, dice la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa, por una pandilla denominada como Los Aztecas, y presuntamente relacionada con lo que se define como crimen organizado.

Las madres atribuyen el fenómeno a “la embestida de la Operación Conjunta Chihuahua –cuando el gobierno federal les incautó armas, personas y drogas- esa pandilla empezó a traficar con jovencitas.”

No es que se trate de algo nuevo. También nadie oye, ni escucha, ni pone atención al tema de la traba de jovencitas, de niños y niñas. Se hacen oídos sordos a cómo peligran las niñas y los niños, las adolescentes por este fenómeno ya estudiado por las Naciones Unidas, que tiene una cifra de ganancias, dentro de esa cosa que definen como crimen organizado en toda la orbe.

Se trafica para explotación sexual y explotación laboral. Eso sucede en muchos lugares del país, pero es en Ciudad Juárez donde no se quita el dedo del renglón y según la activista María Luisa García Andrade, la desaparición de mujeres en aquella frontera arreció en 2008, es decir hace cinco años, tienen el seguimiento. ¿A quién le toca resolverlo? ¿Quién o quiénes, además de las madres está detrás de las investigaciones? ¿Dónde están las comisiones de equidad y género del Congreso? ¿Dónde se esconden los llamados abogados democráticos? ¿Qué hacen las comisiones de Derechos Humanos? Estos verdaderos elefantes blancos que comen y se desarrollan gracias a nuestros impuestos.

Las madres explican que la desaparición de jovencitas en Ciudad Juárez  sucedió  el mismo año en el que creció  la ola de homicidios atribuidos a la guerra del cartel de Juárez –para el que trabajan los Aztecas- contra el de Sinaloa por el control del narcotráfico en esa ciudad, es decir, las madres tienen la información, la viven. El tema es que no se las toma en serio, lo cual es grave.

Es el Juárez, herido de muerte, donde según García Andrade todo se inició en 2008 una ola sin precedentes de desapariciones de jovencitas, se ha documentado que existe una lista, con nombres y apellidos, expedientes de 108 casos, sin que haya ninguna respuesta de parte de las autoridades. Lo grave es que se crean nuevas instancias que nos costarán y cada día aparece una nueva, de “expertos o expertas” en seguridad ¿para qué?

La impunidad parece ser el signo de estos tiempos, a pesar de los discursos, a veces convincentes, de las autoridades del gobierno de Peña Nieto. La verdad es que veo un nuevo problema. No hay de dónde tener expedientes ordenados, no tienen antecedentes las autoridades o los ocultan; no pueden iniciar procesos y diligencias, no obstante todas las evidencias que se ven y se explican a la opinión pública.

Ese es el caso de ex gobernadores que dejaron desmantelados los proyectos de atención a la salud, que no sé cómo se califique. Dejar sin medicinas los hospitales para la clase popular es como una operación de lesa humanidad. Ahora van a ver cómo juzgan al nuevo ex gobernador acusado. Los otros ya huyeron y nadie se acuerda de los documentos apócrifos de Coahuila; ni tampoco de las atrocidades fraudulentas de Veracruz, menos de los hospitales vacíos en Oaxaca y lo sucedido en Guerrero y Aguascalientes. Hay quien, en la pantalla de televisión defiende al ex gobernador de Tabaco, quien escenifica el nuevo show.

Menos van a reconocer que la falta de justicia permite que las jovencitas y muchos niños y niñas son sujetos de la trata. No hay tiempo, hay que hablar más bien de las instituciones.

Eso me recuerda el estudio magnífico de Luis Javier Garrido, que estudió cómo se formó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1929, sin democracia, juntando los intereses de todos los caciques, argumentando que había que poner en paz al país, no importaba en nada la justicia social por lo que habían muerto un millón de hombres y mujeres durante la Revolución Mexicana. No, no se trataba de eso sino de mantenerse y hacer crecer su poder.

Igual ahora, en tiempos de discursos y reformas anunciadas. Los grandes asuntos no tienen respuesta. Menos pueden ser caminos para la democracia y pareciera que nos indican que tampoco es un tema de ética, sino de pragmatismo. Lo que importa ahora es quiénes y cómo llegan a ocupar los puestos de poder. Vean si no las discusiones radiadas o televisivas de esa nueva clase de opinadores y opinadoras. Las asesinadas, las desaparecidas, las madres desesperadas están ahí, en un rincón de la ciudad de México apenas percibidas por la opinión pública.

Cuando estas mujeres hablan. Dicen con claridad, dónde fueron vistas su hijas por última vez, sencillo: el sector de la zona centro de Ciudad Juárez, territorio considerado último reducto del otrora poderoso cartel local.

Las madres explican su exigencia: que el gobierno federal atraiga los casos que contienen indicios de participación del crimen organizado en lo que muy probablemente es una red de trata de mujeres con base en el centro histórico juarense.

“Es un foco rojo, casi todas se han perdido ahí, y hemos dicho que se haga algo con ese lugar del Centro, pero no han hecho nada (…) Ahí está la banda, ahí es donde operan”, dijo una de las madres y aunque algunas personas se dan golpes de pecho, todavía no conseguimos que realmente se parapeten y no se cansen, frente a las instituciones que no dan respuestas.

Y cuál es el relato. Al parecer las investigaciones periodísticas son muy claras. Se trata de la trágica calle Javier Mina de Ciudad Juárez. Según la hipótesis de García Andrade, eso coincide con una investigación periodística realizada por El Diario de Chihuahua en 2012, sobre los casos de once víctimas, la cual encontró que al menos siete pasaron o debían pasar por la misma calle del centro de Ciudad Juárez antes de que se les perdiera la pista. ¿Por qué no se hace algo?

La descripción es precisa: la calle ubicada dos cuadras al sur de la Catedral –a pocos metros de la frontera con Estados Unidos-, es la Francisco Javier Mina, caracterizada por la presencia de prostíbulos y frecuente en los recorridos de las jóvenes del poniente de Juárez, porque ahí se detienen los camiones públicos que las conectan con el resto de la ciudad.

Ahí, mostró la investigación periodística, entre 2008 y 2011 fueron vistas por última vez María Guadalupe Pérez Montes, de 17 años; Cinthia Jocabeth Castañeda, de 13; Perla Marisol Moreno, de 16; María de la Luz Hernández, de 18; Jessica Ivonne Padilla, de 16, y Nancy Iveth Navarro Muñoz, de 18 años.

Una de ellas, María Guadalupe Pérez Montes, fue encontrada a inicios de 2012 junto a los restos óseos de al menos otras once mujeres halladas en un descampado al sur del Valle de Juárez conocido como “Arroyo del Navajo”, donde las madres presumen podrían haberse encontrado más cadáveres.

Apenas la semana pasada, la Fiscalía General del Estado le notificó a Bertha Alicia García, de 46 años, que un par de restos craneales, también encontrados en el Valle, correspondían con el perfil genético de su hija Brenda Berenice Castillo García, reportada como desaparecida desde 2009.

Como otras siete madres de mujeres víctimas, Bertha Alicia García integró el grupo que decidió viajar a la Ciudad de México para exigir la investigación que no se ha resuelto en aquella frontera.

“A Berenice me la entregaron el miércoles de la semana pasada, dos pedazos (óseos) es todo lo que hallaron”, dijo la mujer con tono de cansancio a los periodistas del Distrito Federal y agregó: “Yo no estoy de acuerdo con lo que me dieron ni confío para nada, por eso estoy pidiendo una segunda prueba”. Como otras víctimas, Berenice tomó una unidad de transporte público para dirigirse a las mismas cuadras aledañas a la Catedral en las que todo indica que se perdieron varias de las otras jovencitas.

Las madres están aquí desde el pasado  lunes 10 de junio;  se reunieron ya  con el titular de la Subprocuraduría Especializada en la Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), Rodrigo Archundia, quien se comprometió a resolver este martes si la federación  atrae o no los casos. Pernoctan en la calle, hacen mítines. Protestan, llaman la atención de los transeúntes. Están solas, hace 20 años que oímos hablar de Ciudad Juárez, cuya verdadera entereza son estas madres, que no se resignan.

Claro, si se pidiera la Alerta de Género en Ciudad Juárez, también les dirían que no, que no tienen los datos ni se ajustan al formulario, que en realidad es pura percepción y un imaginario que no tiene relación con la realidad, como se ve ni los nombres, ni las circunstancias, ni el sitio donde las jóvenes desaparecen convencen a nadie. Es lo mismo, tampoco sabremos dónde están los ocho u 11 jóvenes secuestrados en un bar del Distrito Federal. Nadie sabe nada y nadie parece ser capaz de atender lo importante, mientras como el general Calles, se reparte el poder y los puestos. Las elecciones del 7 de julio, son el tema.

Veremos.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
JUNIO 11, 2013

Lecciones de Género: más de Tres mil Mujeres Candidatas



Una masa abundante nunca vista corre como caudal de agua por caminos y pueblos en estos días. Se trata del proceso electoral en 14 entidades del país, del cual nos llegan apenas algunas noticias fijadas en las discusiones del poder y entre el poder.

Esa masa, hervidero de ideas y palabras rebasa la imaginación. Son las mujeres, finalmente, que como oleadas invaden, se mueven, actúan, hablan, discursan y como resultado de un largo proceso han certificado que es mentira que no quieran gobernar. Si quieren y lo muestran, precisamente en los prolegómenos de la conmemoración del 60 aniversario del voto femenino que se cumplirán el 17 de octubre próximo.

Dejemos atrás la formalidad y el busto o monumento   de alguna de las miles de  sufragistas que develará en los festejos el Senado de la República, cuya  contribución a esta inmensa participación femenina se traducirá en fórmulas idiomáticas: los derechos, la paridad, el no a la violencia ni a la discriminación, así como  la urgencia de reiterar el discurso histórico que comenzó un día, a las afueras de un simulacro de Congreso por la  libertad en el año 1824, en Zacatecas, donde las mujeres que escribían en la más antigua revista de mujeres: El Abanico, pidieron votar y ser votadas.

Y es Zacatecas por esa tradición cimentada, aunque usted no lo crea, gracias a la gubernatura femenina de la ex comunista y mujer de izquierda llamada Amalia García, hoy las cosas anuncian una transformación indiscutible. Ahí en Zacatecas se construirá estos días la olla más grande de menciones y acciones por la libertad y los derechos de las mujeres.

¿Pueden imaginarlo? Tres mil 430 mujeres en campaña. Sólo en Zacatecas, donde el Instituto Estatal Electoral, a cargo de Leticia Catalina Soto, hizo a los partidos políticos cumplir con la ley; capacitó a cientos de mujeres en lo que llamamos perspectiva de género y ha roto el primer dique. Para el congreso local 44 por ciento de candidaturas locales, donde cada propietaria tiene como suplente a otra mujer, y en las planillas municipales muy pocas encabezan la planilla, sólo 22 mujeres de todos los partidos; en contraposición 253 candidatas a las sindicaturas y sólo 20 hombres; y en regidurías, jamás visto, se ha logrado casi la paridad: 48 por ciento.

Es ahí, en las planillas municipales, donde se ha producido este caudal de mujeres que participarán sin duda, gane el partido que gane, en los gobiernos locales.

Zacatecas para muestra de lo que ha sido desde que comenzó 2013 es una cruzada efervescente. En los otros 13 estados donde habrá elecciones los partidos políticos y sus dirigentes siguen discutiendo lugares y aprobaciones. Sólo una elección gubernamental en Baja California. En general, solo avances regulares.

La resistencia ha sido brutal, porque no en todas partes se hizo lo de Zacatecas. En Chihuahua, por ejemplo, ha tenido que haber, como en 2012 en las elecciones federales, una sentencia del Tribunal Electoral para cumplir con la ley, ya sea electoral o aplicando los estatutos internos de cada partido para conformar las candidaturas femeninas con 40 por ciento y no en todos los niveles.

En Michoacán la lucha, me decía una dirigente, ha sido a muerte e inútil. Cómo las leyes electorales no fueron modificadas, el avance es casi nada para la participación de las mujeres. Las coaliciones admitidas entre partidos muy dispares, arrinconaron a muchas aspirantes.

En Oaxaca de acuerdo con el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana dos coaliciones y cuatro partidos cumplieron con la llamada cuota de género en las candidaturas por las diputaciones locales. De esta forma, 60 mujeres buscan una de las 25 curules por la vía del voto directo, frente a otros 90 varones. Mientras que por la vía de representación proporcional compiten 142 mujeres, frente a 164 hombres, que buscan las 17 curules restantes. En total, 202 mujeres  buscan ser diputadas locales. En esa entidad también se elegirán autoridades en 153 municipios, las listas definitivas de las planillas se darán a conocer esta semana, pero ellas nuevamente serán las menos.

Los resultados son pálidos en Durango y Aguascalientes, tal vez como cara del crisol que es México, desde antes de la independencia y gracias a la creación ideológica que operó en la República que definió a las mujeres sólo como “ángeles del hogar” y no obstante todas sus acciones las preparó sólo para atender a las otras y a los otros.

Y no se ha podido romper el dique, especialmente en las elecciones municipales, eso no obstante, la suma de iniciativas diversas y la movilización. Las promotoras viajaron por todo el país. Apenas el jueves último, en Michoacán, la representante de ONU Mujeres decía: “llamamos a los tres órdenes de gobierno, a los partidos políticos, a los institutos electorales y a toda la ciudadanía para sumar todos los esfuerzos y voluntades para lograr la plena participación política y económica de las mujeres en igualdad de condiciones”.

Se espera en Zacatecas, que durante las campañas, las miles de mujeres participen por un puesto, pidiendo el voto, hagan lo que decía un viejo político, esa escena didáctica y masiva que se incrusta en las conciencias, con un discurso de género, hablando de los derechos de las mujeres, de su problemática social y económica. Tal vez una repulsa a la violencia contra las mujeres y la protesta por la poca efectividad de las políticas públicas. Y lo harán también todas aquellas que en menor proporción, han conseguido una candidatura en las 14 entidades del país, donde previamente pelearon al interior de esos círculos cerrados de las dirigencias machistas e insensibles.

Al parecer habría, en algunas entidades mayor apertura en el Partido Revolucionario Institucional, ahora con la sartén por el mango, que en los partidos de izquierda sumidos en sus competencias internas. No decimos nada de Acción Nacional donde sólo ha habido demagogia sin resultados.

Por ejemplo, en Quintana Roo sólo se registraron como propietarias 32 mujeres que equivalen al 34 por ciento y 61 hombres. En candidaturas independientes de mayoría relativa 10 candidaturas de las cuales sólo hay tres mujeres. Al final de 80 personas postuladas 29 son mujeres, el 36 por ciento, más del doble que en 2010, lo significativo es que no se sabe que sucedió en los municipios.

Además no todos los partidos cumplieron con la cuota de ley. El PAN llevará en Quintana Roo 43 por ciento de mujeres; el Partido del Trabajo 40 por ciento y el Movimiento Ciudadano 47 por ciento. El PRI 43 por ciento, y se desconoce qué pasó con el PRD, donde la discusión ha bateado a montones de mujeres en todo el país.

Paralelamente y para festejar los 60 años del voto ya se prepara un amplio programa de actividades en el Senado de la República y orgullosamente la papelería del Instituto Federal Electoral lleva un sello recordando ese acontecimiento que en tiempos del presidente Adolfo Ruíz Cortines  se hizo universal.

Un foro, un libro sobre las primeras senadores, una muestra plástica, un sello postal, un boleto de lotería y la promoción de seis iniciativas específicas , en el campo, en la economía y por supuesto relevar a nivel nacional esto de la paridad.

En medio de toda esta algarabía que nos ocupará todo junio, en que se desarrollarán las campañas, todavía no hay respuesta a dos demandas urgentes: las alertas de género para parar la violencia y el cese a la impunidad por los miles y miles de asuntos; de violencia contra las mujeres y violaciones sexuales; la liberación de mujeres encarceladas por sospecha de aborto; los despidos masivos de mujeres que están a la orden; los casos de hostigamiento sucedidos en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, los expedientes que se quieren enviar al archivo porque hombres con poder golpean a sus parejas, novias, esposas, compañeras de trabajo.

Nos quedan tantos pendientes que sólo puede mitigarse la angustia por este hecho increíble que sucede en Zacatecas. Tenemos que decirlo. Veremos.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera


MAYO 21, 2013.-
PRUEBA DE FUEGO PARA EPN: LA Alerta de Género



Este martes 21 se pondrá a prueba el gobierno de Enrique Peña Nieto en materia de violencia contra las mujeres. Veremos si se mantiene o no la simulación oficial con meras declaraciones sobre el respeto al Estado de Derecho.  A ver qué dicen los socios del Pacto por México y todas las más de 140 diputadas federales tan entronas y comprometidas.

Vamos a ver si en verdad el gobierno de Peña Nieto trabajará para erradicar el maltrato a las mujeres, como declaró apenas el viernes Miguel Osorio Chong, secretario de Gobernación. Veremos si ahora sí responden a las reiteradas solicitudes para oír los reclamos y leer los documentos probatorios que la sociedad civil tiene sobre el homicidio de mujeres por el único hecho de ser mujeres.

A ver si atienden a una Campaña por la Vida y la Libertad de las Mujeres en Morelos que lanzó la Comisión Independiente de Derechos Humanos de esa entidad. Es decir, a ver si no será necesario que nos vayamos unas cuantas mujeres a huelga de hambre para que nos vean en toda la prensa internacional y entonces sí actúen.

A ver si ahora sí. Porque Osorio Chong ordenó atender a las madres de las desaparecidas y ahora si se creó, dicen, una instancia eficiente para buscarlas. Sabemos que en el caso de Chihuahua, se trata de feminicidio. A ver cómo con tantas pruebas y datos pueden decir que no a instalar la Alerta de Género en Guanajuato y Morelos. Para las aleras, hasta 2011, había 19 millones de pesos. Que no nos vayan a decir que no hay cómo.

¿A qué me refiero? A que el martes próximo tendrá que haber una resolución en sesión extraordinaria sobre la alerta de género solicitada para Guanajuato, una de las nueve que se han discutido en el Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Eliminar la Violencia contra las Mujeres que está conformado por 11 instituciones del gobierno Federal, las 32 directoras o secretarias de la mujer estatales y presidido por el Secretario de Gobernación en turno. Ese día se reúne para definir la solicitud formal del grupo de Las Libres que entregaron el 29 de abril y a ver si resuelven la solicitud de Morelos que se hizo llegar a Los Pinos desde el 16 de abril, con copia a Graco Ramírez, gobernador de Morelos, con  hartas firmas y sustentos documentados del tamaño del problema.

En Morelos las cifras de homicidios de mujeres son escandalosas. Más de 400 en 12 años, 33 cada año,  tres cada mes. Un problema que, se dice, atiende Morelos. No es cierto. Los lugares peligrosos están estudiados, por si tienen dudas en el Sistema Nacional, se trata de 25 municipios de los 33 de esa entidad. Como Cuernavaca, Tepoztlán, Zacatepec, Yautepec, Cuautla, etc. Todo ello le parece al gobierno de Morelos, del socialdemócrata  Ramírez, algo exagerado, supongo, porque su silencio es idéntico que el del gobierno panista pasado, que del gobierno que antecedió a Peña Nieto, esos que, dicen los progresistas, no entienden nada sobre la condición social de las mujeres. ¿Y ellos sí?

En Guanajuato, Las Libres han documentado 142 asesinatos de mujeres en apenas 42 meses, es decir tres mujeres cada mes. Exactamente lo mismo. Es una barbaridad. Sólo entre enero y abril de este año fueron asesinadas 24 mujeres y se sabe con exactitud, en 11 municipios. Se tienen reportes oficiales de la Procuraduría y expedientes. O sea no tiene pretexto el Sistema, las señoras de los institutos y las y los funcionarios federales, empezando por el Secretario de Gobernación para decir que no.

Verónica Cruz, la directora de Las Libres, ha pedido estar presente en la discusión del martes y me dijo el sábado en Mexicali, donde nos encontramos, que es necesario que se sepa que  el martes deciden, que se sepa que ahí estarán los ojos de muchas personas y que se sepa que hoy no tienen pretexto.

Mientras que la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos ha apostado a esta campaña donde se movilizan sindicatos, mujeres, medios con el objeto de obtener una respuesta. 112 solicitudes para declarar la Alerta de Género en Morelos han sido enviadas al presidente Enrique Peña Nieto y hay una respuesta adiministrtiva la GR-2200021508-5, señalando que las solicitud ha sido turnada a la Secretaría de Gobernación. A ver qué dice Chong al respecto.

Como me explicó una joven abogada, es absurda la situación. Es inaceptable por simuladora. Por una parte hay discursos, declaraciones, leyes que reconocen el tamaño del problema, análisis, libros, investigaciones, conceptos, asumidos por los gobiernos. Cifras, eso que tanto piden, todas las necesarias y recomendaciones internacionales que no se cumplen, en ninguna parte.

Documentos oficiales, el estudio pormenorizado de la Cámara de Diputados, de hace un año, publicado por la Cámara, la ONU e INMUJERS; el informe de Gobernación, detallado y escrito  por  la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIN) que reconoció que en seis años se duplicó el número de mujeres asesinadas y creció 400 por ciento sólo en el noroeste del país, que describió el problema y estudió todo el país. Más los datos estado por estado de la sociedad civil, los que tienen las procuradurías. O sea, sí hay simulación, porque no se aplica la Ley. Hoy la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia señala que debe declararse la Alerta de Género, ante hechos documentados y reales.  O sea a ver si se cumple con el Estado de Derecho.

Racionalmente no hay pretexto. Racionalmente no existe motivo alguno para seguir simulando. Me contaron que ahora pretenden torcer la ley, argumentando que la vigente está mal, que la van reformar y que luego atienden nada más y nada menos que el asesinato de mujeres. ¿Sabe cómo cuántas? Digo por si no bastara una sola, pues bien, cifras cercanas  a las dos mil 800 al año, esto es siete mujeres vitales, productivas mueren  todos los días solamente en 14 entidades del país a causa de la violencia de género. O sea, esto en un país civilizado ya hubiera provocado una revolución.

Veremos.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
MAYO 2, 2013.-


Los Límites de la Libertad de Expresión



El 6 de marzo pasado, hace casi dos meses, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió el amparo 2806/2012 condenando a quien usó las palabras “maricón” y “puñal” en un periódico al considerarlas impertinentes, discriminatorias, innecesarias, además de ofensivas y que no pueden ser protegidas por el inalienable derecho fundamental a la libertad de expresión, Artículo 6º  Constitucional.

El asunto causó revuelo entre “opinadores” y sesudos defensores de esa libertad que palabras más palabras menos, han argumentado contra  la Corte, señalando que  se ha equivocado.

El caso, que según mi seguimiento desde el día que apareció la noticia, no significó más que una discusión vertical que rápidamente desapareció de los medios. Pero la polémica que en principio fue limitada, se ha mantenido en forma  ondulada y reiterada al grado que llegó a la pantalla de televisión. La mayoría desestimando el fondo del asunto.

La demanda: en 2010 el director del periódico Síntesis  (Puebla, Tlaxcala e Hidalgo), Armando Prida Huerta, se quejó ante un tribunal local de Puebla por las expresiones publicadas en otro medio llamado Intolerancia, dirigido por Enrique Quiroz Muñoz. Este último fue condenado a una multa, en Puebla, y luego el caso llegó a la Suprema Corte, misma  que resolvió el 6 de marzo a favor del que se quejó, sentando un precedente calificado como histórico por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED).

Por primera vez el máximo tribunal entra, analiza y resuelve sobre la difusión del lenguaje que usan los medios. Aunque se trate de un caso particular, ha sentado un precedente sustantivo.

La polémica: con frecuencia leí expresiones y argumentos, para mi insostenibles, verdaderos  “golpes de pecho”, asustadizos, señalando que este precedente es grave para la libertad de expresión y argumentan con insistencia que no se puede condenar el uso de palabras o un lenguaje que es parte del uso habitual en una sociedad. Otros hablaron de la democracia liberal y permisiva. Uno más que exageró diciendo que no podemos prohibir el insulto entre dos personas, sin considerar que fue publicado.

Al parecer está en la picota de los “intelectuales” la primera Sala de la Corte y los ministros que votaron en mayoría a la resolución del ministro  Arturo Zaldívar.

¿Qué preocupa? Que dos décadas después de la polémica internacional sobre el uso del lenguaje discriminatorio, sexista, que fomenta el odio contra las y los diferentes, contra las mujeres, parece haberse ido al fondo de un basurero. No se entiende.

El lenguaje, según la experticia, refleja claramente  el modo de ver y pensar de  las personas, viene de un aprendizaje ideológico, no son palabras inocuas sino que contienen un posicionamiento social frente a otras y otros, frente a la condición y concepción de lo que somos las mujeres y los hombres, refleja hasta qué punto hay resistencia a caminar hacia la igualdad.

¿Es esto un problema de libertad de expresión? La polémica es importante y es fundamental si queremos democratizar los medios de comunicación. La Corte sostuvo que no eran las palabras sino el sentido de las mimas y, tratándose de medios de comunicación, hay que reconocer que juegan un papel fundamental en la formación de para propiciar la disminución, y, en última instancia, la erradicación de discursos discriminatorios.

Entonces, el papel de los medios es clave  en la lucha contra los prejuicios, los estereotipos y, por lo tanto, pueden contribuir a mejorar la igualdad en la sociedad o a eternizar un modo de ver y actuar en consecuencia. Este es el fondo de una resolución tan importante y además la primera en la historia reciente de México.

El llamado Hate Speech o discurso de odio es, al margen de la ley, la comunicación que vilipendia a una persona o un grupo basado en la discriminación contra esa persona o grupo.  Y eso es exactamente lo que hizo el diario Intolerancia al señalar a los colaboradores de Síntesis como “maricones” y “puñales”, más otras expresiones ofensivas.

Las mujeres hemos batallado con este asunto durante décadas. A nosotras, en imágenes, palabras y escenas nos ofenden en miles y miles de informaciones, comentarios, presentando cuerpos femeninos segmentados en la publicidad. Hasta ahora no se han enderezado demandas formales ante las autoridades en este sentido.

Tampoco hemos logrado que las autoridades frente a su derecho de regular los medios hayan puesto diques a esto que en nombre de libertad de expresión, los medios fomentan: el odio a los homosexuales y a las mujeres.

Un resultado de esta situación, aunque no el único, es el crecimiento documentado de la violencia contra las mujeres y el aumento sistemático de los crímenes de odio a lesbianas y homosexuales. El feminicidio insoportable es también resultado de este modo de ver la vida, que tiene expresiones sistemáticas en los medios.  ¿Ahora nos van argumentar que son expresiones usuales de nuestra sociedad? Seguramente.

Es claro que países desarrollados, donde existe una amplia y sustentada libertad de expresión, donde no suceden el hostigamiento y la persecución a periodistas como en México, se ha prohibido el hate speech o discurso de odio, como Australia, Bélgica, Canadá, Dinamarca, por mencionar algunos. En cambio los hombres mexicanos tranquilamente sostienen que lo signado por la Corte “es un retroceso”.

Leí incluso a intelectuales muy informados y sabios, acudiendo a los filósofos  como  Ronald Dworkin,  que “tenemos el derecho a ridiculizar”. En una sociedad abierta nadie, por poderoso o débil que sea, tiene el derecho a no ser insultado u ofendido. Solamente una comunidad que permite la libre expresión del insulto “es democrática”.

El colmo es que el director de la Academia Mexicana de la Lengua, Jaime Labastida Ochoa, informó recientemente en Xalapa, Veracruz, que los intelectuales e investigadores de la Academia interpondrán una queja ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por censurar las palabras "puto", "maricón" y "puñal".
Esto es se pueden usar hasta el infinito palabras que definen a las mujeres: puta,  vieja, incapacitada para la política, viejerío, arguende de mujeres, bruja, tonta, inútil, descerebrada, buena, encamable, reata, cosa, histérica, etcétera. Sin considerar las crónicas que ridiculizantes y sexistas.

Hay antecedentes memorables y terribles. Por ejemplo, en una  “una investigación periodística”, publicada en dos planas del periódico  Noreste, entró inopinadamente  en los terrenos de la vida privada de la alcaldesa local, Elizabeth, a quien los editores llaman Beto.

El “reportaje” dice: “Nacida en Xalapa, desde su adolescencia mostró una preferencia sexual diferente la cual la apartó de la integración comunitaria. La capital de rancia tradición y costumbres tan propias de la provincia, se negó de siempre a los homosexuales y a las lesbianas (maricones y tortillas, se les decía desde aquella época)”.

“Elizabeth —continúa la nota— nunca tuvo el recato de esconder sentimientos, apetitos sexuales y preferencias de género, lo cual la llevó a trabar una primera relación de cuento de hadas, pero en versión gay”. ¿Qué decimos a eso?

Otro caso sucedió en  Mérida: ahí  un candidato del PRI a una diputación local tiene un altercado con un reportero del diario  Debate por Yucatán,  durante la entrega de su constancia de mayoría. En revancha, el periodista carga su pluma contra el diputado electo: “Vil y cobarde, cual gamberro surgido de la miasma”, “desequilibrado y enfermo mental”, “enano mental con pretensiones de pigmeo”. Y la última: “maricón”.

Por tanto, la resolución del 6 de marzo, sobre una disputa entre directivos de medios en Puebla, estableció durante una sesión pública que expresiones como “maricón” y “puñal”  y “puto” no están protegidas por la Constitución ni por los tratados internacionales en materia de derechos humanos y por  tanto constituyen términos discriminatorios y forman parte de un discurso “homofóbico”, pues se asume que la homosexualidad no es una opción sexual válida, convalidando violaciones a derechos fundamentales.

El tema merece un debate sobre el fondo de estos lenguajes que medios de toda clase hacen sin miramientos contra las mujeres, contra las lesbianas y homosexuales y contra las personas a quienes quieren señalar, ofender o denunciar. Recuerdo  hace siete años  en el diario La Prensa (propiedad de la Organización Editorial Mexicana) se publicó en primera plana la palabra “Matajotos” para anunciar la captura de un secuestrador y asesino que escogía a jóvenes homosexuales como blanco. Entonces organizaciones en defensa de la diversidad sexual alzaron la voz y lograron el compromiso de los directivos de usar un lenguaje respetuoso y libre de prejuicios. Conapred atestiguó y aplaudió, tal como debe ser.

Me preocupa que el asunto entre periodistas de Puebla, que dio origen a la decisión de la Corte, haya pasado inadvertida para la sociedad, cuando hay un acuerdo explícito de no discriminación en el artículo 1º de la Constitución; cuando se ha luchado por la autorregulación de los medios y la implantación de códigos de ética; cuando es evidente y preocupante que en México hay crímenes de odio contra mujeres y homosexuales, cuando no ha sido posible una revolución cultural que haga de los medios espacios de reflexión y análisis sobre la desigualdad que permitirían ir cambiando a una sociedad que justifica, asume, admite y promueve la burla y la ridiculización de muchas personas. Nadie en su sano juicio diría que no podemos hablar y decir, denunciar y contravenir. Pero eso es otra cosa.

Me lastima profundamente la argumentación de la ONG defensora de periodistas, Artículo 19, se haya unido a esta polémica entre hombres que pretende justificar el uso de palabras, intenciones, a veces “reportajes” que justifican estas acciones y ahondan la brecha clasista, sexista y de género. Incluso, aquéllas que  promueven expresiones sistemáticas de descalificación a la lucha social.

Por último, hay que reflexionar diciendo que frecuentemente los medios no usan palabras abiertamente  homofóbicas o discriminatorias de las mujeres,  sino que existe otro tipo de información, que no se ve o escucha textualmente, es decir, ese sexismo y homofobia que está presente en el diario acontecer de programas radiales, televisivos y en prensa escrita, que se esconde detrás de líneas, en el lenguaje y las acciones, donde afloran las actitudes y conceptos que no tienen la intención de ser ofensivos o denigrantes, pero que, por ignorancia, machismo  o falta de información  quienes están frente a la cámara, el micrófono o el teclado, resultan ofensivos o distorsionadores de la condición sexual, de género y homosexual.

El debate continúa, sólo entre caballeros. Valdría la pena que las feministas dijeran algo al respecto.

Veremos.





Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
ABRIL 29, 2013.-


Hablar sin Riesgo


Entre 1983 y 2013, en México fueron asesinados 112 periodistas, 13 mujeres y 99 hombres; solamente en 2012 existe el reporte de 7 desaparecidos. La lista de agravios, despidos y hostigamiento a la libertad de expresión  supera los mil casos.

En los  primeros cuatro  meses de  este año perdieron la vida: Jaime Guadalupe Domínguez, en Chihuahua, el 3 de marzo; Alonso de la Colina, el 16 de abril, en Puebla, y el fotógrafo Daniel Alejandro Martínez este 24 de abril en Coahuila. Este domingo se cumplió un año del asesinato de la periodista Veracruzana, Regina Martínez, sin que a nadie satisfaga el remedo de investigación que se hizo sobre este crimen inaceptable.

Las expresiones de indignación superan todos los cálculos. Recorcar que este 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, proclamado oficialmente por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1993, hace  exactamente 20 años, nos obliga a señalar que esa proclamación por la libertad de circular ideas, para difundir escritos, para opinar, no ha detenido a los detractores de todos los tiempos que solamente pueden callar a periodistas matándolos.

Hoy de cara a la increíble tasa de impunidad de los crímenes contra periodistas, trabajadores de los medios y productores de medios sociales, la ONU  llama a todos los periodistas del mundo a que inicien una larga jornada para poner en el centro del debate político el derecho a hablar sin riesgo: por el ejercicio seguro de la libertad de expresión en todos los medios.

La situación es crítica, sobre todo en casos de conflictos armados. Pero es asombroso que sin ese marco de conflicto armado o guerra declarada, en México superemos las cifras de homicidios contra periodistas, como un signo de la barbarie en que vivimos. Es tiempo de pararla. ¿Quién escucha?

 La Casa de los Derechos de Periodistas (CDP), uno de los sitios de defensa y protección a comunicadores o comunicadoras  en activo, que ha tenido que sacar fuerzas para exiliar a más periodistas de los que la imaginación cubre, está  llamando la atención del gremio, pero principalmente de las autoridades para que sean efectivas las medidas de protección y se deje de simular. De nada sirven leyes y mecanismos de protección, si en la práctica las y los periodistas no la tienen y viven miedo y riesgo cotidianos.

La CDP ha concluido con las cifras disponibles que en  2012, el último de la administración calderonista, 15 periodistas perdieron la vida, el 50  por ciento en los estados de Veracruz y  Chihuahua.  Y de las más de 55 agresiones, 22 sucedieron en Oaxaca. O sea está muy claro el mapa y los lugares donde debían actuar las autoridades. Ya es tiempo de obtener respuestas de los gobiernos y de los congresos; de los mecanismos de protección que parecen papel mojado. Se agota el tiempo de la protesta epistolar y la conmiseración. ¿Entenderán los reformadores? ¿Podrán hacer algo? Se necesita  una acción realmente preventiva y de respeto a las libertades fundamentales sustantivas y no demagógicas.

Lo que sucede a periodistas y el tamaño de la violencia general, evidentemente es resultado de la guerra desatada por los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, 12 años de cifras impresionantes: 75 asesinatos de periodistas. Un pálido reflejo de la violencia e impunidad que campea en todo el país, que  ha puesto en claro, que en muy poco tiempo se impuso lo que el analista Eduardo Guerrero califica como “permiso para matar”,  es decir, se ha definido culturalmente en México, un proceso donde hay permiso para agredir, violentar y matar. Es como un monstruo salvaje que salió de las catacumbas para mostrar el más terrible de los rostros de una sociedad y una nación en la cual el respeto a la vida no es más que una falacia y el estado de derecho otra.

Las demandas del gremio son elementales: que las autoridades hagan su trabajo, investiguen, castiguen, prevengan, pongan un dique a esta espiral de violencia que, además, afecta a otras miles de personas, familiares, ciudadanas y ciudadanos, que se levanta como un  huracán incontrolable. En abril 3 colegas fueron asesinados. Los peores años 2006, con 12 asesinatos, y 2008 con cifra semejante.

México ha sido llamado a cuentas por los organismos internacionales. La defensa de periodistas, tal cual el caso del feminicidio con 38 mil mujeres asesinadas en esos mismos años, nos hace uno de los países significativamente violentos e impunes, donde no hay ley ni gobierno.

Ante ello, la CDP ha lanzado una demanda específica para que el  gobierno de Enrique Peña Nieto muestre con hechos su deseo, su declaración de que en este país debe reinar el Estado de Derecho. Que este gobierno y su diligente Procuraduría General de la República haga algo y pronto. Detenga el asesinato, las agresiones y cumpla con lo estipulado en la Constitución. Ya es tiempo.

Urge poner en práctica, no sólo con recursos y discurso, la operación de las medidas de protección. Que las autoridades no se salgan por la tangente, señalando que esta situación es consecuencia del crimen organizado. Los análisis de asesinatos y agresiones señalan que el 62 por ciento de los lamentables hechos son atribuibles a funcionarios menores y mayores; a gobiernos estatales simuladores y corruptos; a excesos de la fuerza pública y a intereses locales, regionales o nacionales para quienes viven como incómodos el ejercicio de la libertad de expresión, de imprenta y el derecho de opinar.

La libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano, señalado en el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y las constituciones de los sistemas democráticos también lo consagran. De ahí deriva la libertad de imprenta también llamada libertad de prensa.

El derecho a la libertad de expresión es definido como un medio para la libre difusión de las ideas, así fue concebido durante la etapa de la  Ilustración. Para filósofos como Montesquieu, Voltaire y Rousseau la posibilidad del disenso fomenta el avance de las artes y las ciencias y la auténtica participación política: la democracia.

La libertad de opinar fue uno de los pilares de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos (Primera Enmienda),  de la Revolución Francesa y de la Revolución Mexicana. Miles de perseguidos por sus ideas en la etapa porfirista dejaron testimonio de estos hechos; miles de perseguidos en la guerra sucia de los años 70 del siglo pasado igual. Hasta los magnicidios como el cometido contra el periodista Manuel Buendía,  un 30 de mayo de hace 29 años, y hoy parece que fuera ayer. Nada cambia, todo permanece, dijera el filósofo, tirando de sus cabellos, asombrado por la barbarie humana, en la época de los grandes avances de la tecnología y la información horizontal. Ya es tiempo de poner freno a la estulticia.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
ABRIL 18, 2013.-


Insostenible Negar la Alerta de Género


La Secretaría de Gobernación reconoció hace un par de meses que las agresiones contra las mexicanas crecieron 400 por ciento y que lo más preocupante es que  los asesinatos son cada vez más crueles. En tanto la Organización de Naciones Unidas en sus lacerantes críticas a México, por su inoperancia para frenar la violencia contra las mujeres, sustentó que más de 800 mil mujeres y niñas son víctimas de la explotación sexual y  ratificó que  sus informes evidencian que en los  últimos años fueron asesinadas al menos 38 mil jóvenes, adultas y niñas en México.

Los datos estadísticos y circunstanciados  son contundentes. Sin embargo, gobernadores de todos los colores y sabores, las directoras de los institutos de las mujeres y congresistas se niegan a avalar la declaratoria de la Alerta de Violencia de Género que exige la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia.

Estos señores y señoras tienen argumentos insostenibles frente a la realidad: dicen “es que se desprestigiará a mi estado” o bien “que no se cuenta con argumentos y sustentos suficientes”; otras y otros también dicen que “hacemos todo lo posible por evitar la violencia y las atendemos”.

El caso es que  en nueve entidades del país se ha levantado la demanda, con datos y cifra, con argumentos diversos. En algunas entidades, incluso, de ha solicitado hasta tres veces esta declaratoria: Guanajuato, Morelos y Nuevo León. La respuesta es no.  Este martes reiteran su demanda las mujeres de Hidalgo y las de Oaxaca están documentando el asunto y pidiendo que actúe el gobierno de Gabino Cué. No es poco pero reciben silencio.

¿Saben por qué? Porque en este país de “Estado de Derecho” y “democrático” reconocer que las mujeres están abandonadas a la suerte de usos y costumbres, de indiferencia institucional, que son  discriminadas y excluidas, significaría reconocer que el Estado no funciona, que no hay justicia y que las leyes, desde la Constitución hasta el más nimio reglamento, son puro papel.

La Alerta de Violencia de Género está descrita, mandatada y legislada desde 2007, en ese lapso se han hecho al menos seis solicitudes formales, tal como lo pide la ley, procedentes del Estado de México, Guanajuato, Nuevo León, Morelos, Hidalgo, Oaxaca y Veracruz, y se han presentado demandas no ajustadas a los términos de la ley en Chiapas, Sinaloa y Veracruz. En todos los casos hay detrás las cifras, los hechos, los diagnósticos y los argumentos.

En Guanajuato, Nuevo León y Morelos la petición de ley  se ha formulado hasta tres veces en el último lustro.  Los grupos de mujeres, de derechos humanos de la sociedad civil, tal cual lo pide la ley, han sustanciado la petición en estudios sin tacha, yo diría no solo suficientes sino contundentes. En Oaxaca el seguimiento es pulcro y vasto; en Chiapas ni hablar y en Hidalgo sustantivo. Pero nada, es una postura de no reconocimiento infundado y cínico.

Otro argumento banal es que los mandatarios o congresos locales o los institutos argumentan que la declaratoria la debe hacer la Federación, desconociendo los términos de las leyes de acceso a una vida sin violencia locales que los hacen corresponsables y fuera del Estado de Derecho, puesto que esas leyes obligan a los gobiernos a tomar medidas eficaces y preventivas. En la práctica son escurridizos y deshonestos.

Es particularmente llamativo que en el Distrito Federal,  Zacatecas y Baja California Sur, la ley local establece el mecanismo estatal para hacer la declaratoria de Alerta de Violencia de Género sin recurrir a la federación. Eso que podría quitar el argumento de muchos gobiernos no ha sido posible introducirlo en otras entidades ¿por qué? Porque los flamantes legisladores son ignorante, timoratos y misóginos. Mucha distracción ha sido que se haya enderezado una corriente para “tipificar el feminicidio”, evadiendo todo lo demás. Esa tipificación ha operado en contrario y ha permitido un argumento más para minimizar el tamaño del problema.

También, como algunos supuestos analistas dicen respecto de la violencia contra la profesión periodística, que  sí, que hay  más y más mujeres asesinadas y agraviadas, pero que eso se debe al crimen organizado, como si eso los justificara.

Agregue usted que padecemos como  una aberración sistemática la enfermedad legaloide y de constante reglamentación. Desde 2012 la senadora Angélica de la Peña, en punto de acuerdo, solicitó a la Secretaría de Gobernación un informe puntual de lo que pasa y por qué se niega a declarar las alertas de género, sin que sepamos hasta ahora qué respondió esa dependencia tan ágil y certera con respecto del conflicto que vivimos de la violencia generalizada.

Debíamos preguntar ¿Y las mujeres qué? ¿No son ciudadanas, no pagan impuestos, no trabajan para mejorar los índices productivos, no colaboran en la marcha del país, son minusválidas, menores de edad, adicionales, incapaces o sea no son humanas?

Bastaría que las autoridades, todas, de todos los niveles, en todos los encargos, de todas las entidades,  cumplieran  con el artículo primero de la Constitución Mexicana. ¿Para qué tantas y diversas leyes? Ninguna se cumple y los llamados desde la tribuna del Congreso caen el vacío. No hay manera de cambiar mentalidades, costumbres y reticencias. La misoginia, prima hermana del autoritarismo o el patriarcado brilla en todas partes, en cuerpos de hombres y en cuerpos de mujeres. Las muertas, asesinadas, golpeadas, torturadas, arrojadas a las cunetas de las carreteras, acuchilladas, asfixiadas, ahorcadas, baleadas, vejadas y maltratadas, que esperen un momentito, luego que modifiquemos las ley, vemos.

 Ahora tenemos ya en la mano la flamante nueva Ley de Víctimas, que también dice cosas igualitas que la Ley de Acceso, pero no pasa nada. Desde 2007 es obligación gubernamental  construir una base de datos, establecer un sistema nacional que dé certeza sobre el problema, tomar medidas preventivas,  vigilar a los medios de comunicación para que no re-victimice a las personas afectadas, crear un fondo de reparación del daño, establecer medidas cautelares, informar debidamente a la sociedad, agilizar las estadísticas de las procuradurías, entre otras muchas cosas. Veremos.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
ABRIL 4, 2013.-


¿Por Qué un Seguro Para Jefas de Familia?

A Elena Dovala+


Las decisiones de Estado a favor de las mujeres, a pesar de todos los discursos  sobre los derechos de las mujeres y su autonomía,  caen con una frecuencia que alucina, en decisiones asistenciales y no de promoción y desarrollo sino para que se cumpla su destino principal de cuidadoras de su prole o familia.

Con estas decisiones se reafirma la situación subordinada y dependiente de la mitad de la población y la reacción de los sectores críticos de mujeres siempre es lenta  y poco efectiva cuando la hay. No encontré ninguna crítica a este programa, pero diré tampoco ningún aplauso.

Y preocupa porque sabemos de qué se trata.

En la época de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), en nombre de la solidaridad con las mujeres, se otorgaron recursos a las más pobres para que los niños fueran a la escuela y fueran atendidos por servicios de salud y alimentación, por cierto, el  17 de abril es la Jornada Internacional de los Movimientos Campesinos.

Como parte de este programa, ellas tenían su obligación para ir al “control” o sea los puestos médicos para recibir educación y servicios de anticoncepción. Urgía cumplir la meta de menos de dos hijos por mujer en función de los acuerdos con los bancos internacionales que se dedican a financiar “el desarrollo”.

Este dinero se convirtió, según estudios posteriores, en la rebatinga directa en las familias campesinas siempre sin recursos –sobre todo donde había padre, el hombre de la casa- y, por tanto, en esos años creció sistemáticamente la violencia de pareja. Los estudios los realizaron diversas instituciones públicas y privadas, las que demostraron que aquellas jornadas de solidaridad finalmente reafirmaron el papel subordinado de las mujeres y éstas quedaron sujetas a nuevos riesgos, el de la violencia sobre todo y el del despojo de sus recursos.

Ahora el anuncio de un Seguro de Vida para las jefas de familia, dentro  de  la  Cruzada contra el Hambre,  presentado con bombos y platillos el pasado 14 de marzo, deja claro que se apoya a  mujeres que se hacen cargo directamente de sus hijos, pensando en la familia, siempre en este sentido.

Serán beneficiarias, según los datos oficiales, 1.7 millones de mujeres,  aproximadamente 22 por ciento de 7 millones de jefas de familia, es decir, mujeres que se hacen cargo completamente de la manutención de sus familias, si hemos de creer en las estadísticas del  Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI).

¿Y qué significa este seguro?   Que en caso de que alguna de estas mujeres “falte” sus hijos no quedarán a la intemperie.  Lo que no está mal.  Entonces es un seguro para los niños y las niñas y no para las mujeres.  Y  sería correcto que nos digan la verdad y no manipulen diciendo que con esta acción se favorece a las mujeres, cuando se  beneficia su condición de madres futuro.

Es un programa que operará   el Sistema para  Desarrollo Integral de la Familia (DIF), que de acuerdo a la tradición preside la esposa del presidente en turno y generalmente funciona como un órgano asistencial y de reafirmación de la familia, concebida en forma tradicional, pensando que  necesariamente ha de estar  formada idealmente con padre, madre e hijitos.

Reafirmo que es claro que no se trata de recursos -400 millones depositados en instituciones financieras-  que provean el progreso y autonomía de las mujeres, sino un recurso  utilizable si las mujeres mueren y para que aseguren  el futuro de su prole. Esto es una visión que ratifica el papel tradicional de las mujeres, hoy beneficiarias del Estado, considerando que su vida y su eterno destino es cuidar de su familia. Lo que hacen es enviarnos  un mensaje que irá en este sentido y no en otro.

Por eso es engañosa  y manipulada  la explicación del presidente Enrique Peña Nieto  cuando dijo: "Esta es una acción de justicia social. Es una acción ética del Estado mexicano el asegurar que quienes están en mayor rezago social y menos tienen, tengan un mínimo de ingreso y mínimo de bienestar". ¿Cuándo se muera la madre?

Lo que no hallo por ninguna parte es dónde un seguro utilizable para el caso de que desaparezca la madre que se hace cargo de la familia, impacta a la productividad del país. Más bien entiendo que impacta el desarrollo del sector financiero, porque detentar y administrar 400 millones de pesos no es despreciable para ese sector.

Peña Nieto en este anuncio también dijo: “este seguro va más allá de ser un programa estrictamente asistencial, porque hoy buscamos y estaremos reorientando el esfuerzo del Estado mexicano, a través de los distintos programas sociales, para alentar la productividad entre los mexicanos, y no sólo garantizar mínimos de bienestar para quienes menos tienen”, al informar que los recursos irán primero a las zonas rurales, más rezagadas y luego, en otro momento, a las zonas urbanas.

Son recursos para que los niños y niñas, eventualmente desamparados, sin su madre puedan, supongo yo, ir a la escuela, comer, desarrollarse y prepararse para que en algún momento puedan incorporarse a procesos de productividad, dentro de algunos años. El Estado los protegerá hasta los 23 años. La información disponible lo explica y se asume que es un asunto de “justicia social”, para futuras generaciones.

Durante mucho tiempo, desde los primeros diagnósticos sobre la condición de las mujeres, sabemos que éstas necesitan programas directos para su desarrollo, considerando varias cosas: la discriminación, la falta de oportunidades laborales justas; la posibilidad de compartir las tareas de cuidado a los demás; la necesaria e importante posibilidad de adquirir habilidades para su propia vida, reconocimiento a sus aportaciones a la economía nacional y en los últimos tiempos  sabemos que además necesitan justicia y no impunidad frente al tamaño de la violencia contra ellas.

En acuerdo a los compromisos del  gobierno de Peña Nieto de incluir con visión de género éstas necesidades, el anuncio de este seguro,  pareciera que se ha iniciado un proceso en sentido contrario a las promesas de campaña y a las declaraciones de emprender acciones que realmente desplieguen procesos para el desarrollo y la seguridad de las mujeres, para su vida.

Urgen acciones, una cruzada sí contra el hambre, donde la pobreza alimentaria de millones de mujeres sea realmente un tema de gran preocupación. Por ejemplo, la muerte materna, en miles y miles de mujeres tiene que ver con esa pobreza, además de la falta de programas de salud integrales,  de promoción de campañas durante el embarazo y de la construcción de hospitales en las regiones más pobres, con personal, instrumentos y medicinas.

Y para abril en que el movimiento campesino retoma, como cada año, sus demandas, las mujeres del campo necesitan créditos, apoyo  técnico para sus siembras; programas efectivos de comercialización, tierras, de modo que no tengan que migrar cada año hacia las zonas de mayor productividad de productos agrícolas donde se emplean en condiciones miserables como en el Valle de San Quintín, en Baja California. Y sus hijos también requieren oportunidades y no como en ese Valle, donde reiteradamente se ha denunciado el trabajo infantil en condiciones degradantes, para no hablar de los campos de Sinaloa o del Bajío.

Es muy importante que la Cruzada contra el Hambre y todos los anuncios que en tan poco tiempo hemos oído del nuevo gobierno, sean realmente modernos y abarcadores, porque estamos cumpliendo casi 40 años desde que la igualdad entre hombres y mujeres se inscribió en la Constitución.

Veremos.






Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
MARZO 20, 2013.-

Las Telecomunicaciones


La reforma que se discute en la Cámara de Diputados para construir un nuevo cuerpo normativo a las telecomunicaciones  es una oportunidad para darle una visión de género, más allá de la queja recurrente de que no fuimos tomadas en cuenta. Podrían hoy, si supiéramos cómo,  incluir propuestas fundadas en diagnósticos científicos y bien cimentados.

Hasta ahora sólo acompañará la discusión el sentido común y una actitud reactiva, sabiendo que los medios reproducen viejos esquemas sobre lo que somos los hombres y las mujeres. Serán peticiones generales, porque no se sabe cómo se construye el producto, por qué vías aparece ni podemos hacer un mapa de intereses que no sean la vulgaridad muy conocida: los monopolios. ¿Y qué más? El lenguaje excluyente ¿y qué más?.

Nada sabemos de la distribución del acceso a las nuevas tecnologías ni de las leyes que desde hace años regulan el otorgamiento de concesiones, ni de cómo los grupos que controlan y funcionan los más de 50 canales regionales; tampoco podemos argumentar sobre el carácter y visión de esos concesionarios.

La crítica feminista muy desarrollada en el mundo respecto de los medios, en México no ha significado una preocupación ordenada, profunda y científica  desde el movimiento feminista. El tema tratado superficialmente se ha reducido a  criticar esporádicamente el lenguaje sexista y la invisibilidad de las mujeres en los productos y contenidos de los medios.

Paralelamente se desarrolló  una tendencia también limitada y sin conocimiento de causa, respecto del uso instrumental de los medios. O sea estrategias para la búsqueda de espacios de difusión para las acciones feministas, para la difusión de sus programas, sin participar en las discusiones de la tenencia de los medios, su regulación y normatividad que comenzó en 1977 en forma sistemática, dominada por grupos y asociaciones poco sensibles a lo que hoy conocemos como visión de género.

No existe un acumulado de conocimientos del entramado muy especializado respecto al papel político de las concesiones de radio y televisión; la cuestión del sistema radioeléctrico no ha importado. No contamos con un diagnóstico desde la perspectiva feminista de la concentración de los medios y los daños que podría ocasionar a la mitad de la población. No tenemos un observatorio científico sobre el tratamiento mediático de la condición femenina.

Los estudios de contenido, por ejemplo de las telenovelas, la publicidad, son escasos y antiguos. Ni siquiera contamos con un panorama de cómo y desde qué óptica los concesionarios de los medios definen a sus auditorios a partir de la concepción de lo que es ser hombre y ser mujer. Los estudios feministas tampoco han entrado con su visión a revisar qué ha significado el desarrollo de las nuevas tecnologías. En suma la nueva reforma encuentra a las mujeres sin instrumentos científicos de discusión.

Pensar en incluir la demanda de un lenguaje inclusivo, o demandar mayor visibilidad, no alcanza para el análisis que se necesita. Hoy las y los legisladores acordarán un cambio trascendente sin que sepamos de qué se trata. ¿Qué significa para las mujeres la competencia y la descentralización? ¿Cuántas mujeres son dueñas de medios? ¿Cuáles son las reglas de operación de la televisión pública o estatal? ¿Cómo operará la propuesta del Instituto Federal de Telecomunicaciones?, por ejemplo.  Lo común es pedir que haya igual número de hombres y de mujeres en su operación.

Todo ello a pesar de que hace al menos 22 años distintas iniciativas han trabajado en la formación de redes de periodistas para que se hagan sensibles a la condición de las mujeres. No se conoce cuándo o dónde las feministas hayan establecido mesas de trabajo al respecto. En sus reuniones y congresos, el tema jamás ha sido considerado, y hace muy poco tiempo desde la academia se han hecho intentos iniciales.

Por ende no hay intervención feminista en la construcción de mensaje de publicidad, cuál es el catálogo de escritoras y escritores de series de televisión, cuáles son y cómo se construyen las imágenes femeninas. Cómo se forma al personal que produce la programación de un medio.  

En 1995, durante la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, feministas de otros lares, discutieron a fondo el contenido y proyección de una sección llamada Capítulo J, que ya previó desde entonces la brecha digital entre mujeres y hombres, y delineó estrategias, incluso de carácter legislativo, para reordenar la normativa que urgía ante los rápidos cambios que derivarían en el uso de voz y datos, vía las carreteras de la información que van de la computadora al teléfono celular, donde, por supuesto, circulan ideas, mensajes, lenguaje e imágenes sexistas, discriminatorias y excluyentes para la mitad de la población.

La discusión que determinará el rumbo de las telecomunicaciones es crucial. Los nuevos instrumentos de la comunicación ya forman parte de la revolución educativa en el mundo. Ahí no estamos con nuestra palabra nacional  e informada. La carencia de referentes es muy grave. No sabemos casi nada. Sólo hay un estudio muy trascendente, hecho por Gabriela Delgado y Rosario Novoa sobre la telesecundaria; el seguimiento del contenido de telenovelas, ya antiguo, realizado por Guillermo Orozco de la Universidad de Guadalajara y algunas escasas y esporádicas reacciones al desmedido uso del cuerpo de las mujeres para la publicidad, inconexos y sin diagnósticos.

Este tremendo descuido nos coloca en las márgenes de estas importantes discusiones. No tenemos datos duros, muestras científicas, catálogos de contenidos que pudiéramos mostrar en la discusión  de la manera en que el discurso mediático refuerza el papel tradicional de mujeres y hombres. Ni tenemos propuestas globales para enfrentar el contenido de la reforma en telecomunicaciones. Esta desgracia será elocuente en los resultados por venir, que según todos los indicios, entre hombres, operarán el nuevo reparto, pero no podemos construir la crítica urgente, más allá de la queja, la descalificación sin conocimiento y esa sí, nuestra ansia porque los medios, sabemos, no hacen justicia a las mujeres.

Los datos duros permitirían sustentar la recomendación que hizo recientemente el comité de la CEDAW, es decir, el comité internacional que busca hacer efectiva en todo el mundo la Convención contra todas las formas de discriminación contra la mujer, ese comité  recomendó “que México aplique una estrategia global que incluya iniciativas de prevención en las que participen los medios de comunicación y programas de educación pública destinados a modificar las actitudes sociales, culturales y tradicionales que se hallan en el origen de la violencia contra la mujer y que la perpetúan”, ¿cómo se puede demostrar esto?, sólo con que se incluya la frase visión de género. Me temo que es muy elemental.

Otra cosa sería mostrar un catálogo analítico que pudiera dar luces para hacer esta recomendación algo viable y sustentado. No lo tenemos.

Esta situación coloca a las mujeres en una condición de marginalidad autoimpuesta en el período más importante de los cambios que ya se han prefigurado por un conjunto de personas expertas, asociaciones y legisladores que están por aprobar una reforma de “gran calado”.

En otros países, como Chile, por ejemplo, las mujeres feministas han estado en las mesas de trabajo de cada una de las reformas, visiones y análisis del significado del cambio tecnológico en los instrumentos de los medios de comunicación.

La demanda de equidad o igualdad  a secas me parece, no trascenderá en esta discusión que ya está aquí y ahora. Preparar reservas para evitar la violencia y la discriminación contra las mujeres en los medios, es una frase vacía. Por ejemplo se excluyó del estudio del feminicidio en 2005, el análisis de cómo los medios trataban el problema. No tenemos ese referente elaborado por investigadoras en 10 entidades del país. Y lamentablemente este desconocimiento se nos cobrará ahora. Las campañas realizadas no tienen un estudio de impacto, por tanto tampoco sabemos cómo mostrar la tremenda ayuda que los medios podrían aportar para mitigar la discriminación femenina.

Pero nunca es tarde para comenzar. Con autocrítica podríamos hacerlo.

Veremos.







Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
FEBRERO 12, 2013.-


Las Viudas y Peña Nieto

Cada vez que lo recuerdo es como si algo se me atorara en el alma. Es por desasosiego  y tristeza, y principalmente  por indignación coagulada, tanto que no tiene salida. Tras cada víctima asesinada de distintas maneras, a causa de la desigualdad y la injusticia, siempre hay una madre o una esposa, que como las Mujeres del Alba de Carlos Montemayor se las prefigura “entregadas” y “sufrientes”, sin capacidad para levantarse y protestar, sin la entereza de La Madre de Máximo Gorki que decidió luchar contra el sistema tras el asesinato de su hijo.

En Coahuila, en la región carbonífera la tragedia es cotidiana.  Otra historia seria si hubiera medidas de seguridad y decencia, pero no las hay, el resultado es que cada tercer casa hay una viuda, en los últimos seis años han muerto 213 mineros. Esas viudas  un día dijeron !basta¡ y sus voces se esparcieron por el país, por el mundo.

Todo comenzó el 19 de febrero de 2006, cuando explotó la mina 8 Pasta de Conchos, propiedad de las trasnacional Industrial Minera México (IMM), donde murieron 65 trabajadores. Ese año, según el diario Zócalo de Coahuila, fue un año atroz, murieron 112 mineros. Antes en 1969 en la tragedia de Barroterán,  más de 150 mineros perdieron la vida y  cada año desde 1889 es lo mismo, como si se tratara de un destino, como cuando se afirma que la desigualdad entre los hombres y las mujeres es algo “natural” y que a las mujeres no les toca sino “llorar”.

Pues no. Esta vez había que dejar en claro que las muertes de mineros, algunos menores de edad, que trabajan como en el siglo XIX, entre explotaciones salvajes que se llaman pocitos, donde para nada existe una mina como tal y que los gobiernos panistas federales, priistas locales, han dejado pasar, han convalidado, han aplaudido y sostenido, pocitos, dice el periodista Arturo Rodríguez que llegan a 72 en la región y que trabajan ilegalmente con la complacencia de las autoridades.

Y esas mujeres, esas familias de Pasta de Conchos documentaron la realidad. Pero todavía no consiguieron ni el rescate de los cuerpos de los mineros, ni el cambio legislativo para ordenar la explotación, ni la movilización necesaria de las conciencias y de la gente que todo lo olvida y siete años después con motivo de un nuevo aniversario vuelven a aparecer las demandas y se reformulan las denuncias, las peticiones.

La realidad es que las cosas no han cambiado.  A siete años, lo que se considera un “avance” fue la publicación de la Norma Oficial Mexicana 032-2009-STPS, que establece el equipo y las condiciones para trabajar en las minas.  Norma violada sistemáticamente. Papel mojado. Lo otro es una iniciativa de ley para establecer una Comisión Nacional Reguladora de la Industria del Carbón que duerme el sueño de los justos en el Senado de la República.

Las viudas, las familias apoyadas únicamente por la organización llamada Familia Pasta de Conchos y el Centro de Reflexión y Acción Laboral (CEREAL), así como la pastoral del obispado de Saltillo, han puesto  cuerpo y alma para documentar cómo en la zona se viola la ley, se hace caso omiso de inspecciones (85 mandatadas de las que no se hizo ni la mitad) y han aguantado la embestida de las empresas y los gobiernos Federal y Estatal. Incluso algunos de quienes ostentan su representación  han sido amenazados y perseguidos.

Y la respuesta del gobierno actual ha sido enviar como delegado de la Secretaría del Trabajo en Coahuila a  José Francisco Fuentes Reyna, ex apoderado jurídico de la empresa Industria Minera México, quien se apresuró a señalar que el caso de Pasta de Conchos estaba cerrado  y dijo alegremente que las viudas y las familias habían recibido todo el apoyo económico necesario. El hombre fue destituido casi inmediatamente.  Alguien, ya saben, dirá o escribirá “¡qué sensibilidad¡”. Y discurrirán sobre las bondades de la vuelta del viejo partido de Estado a la presidencia de la República.

Lo cierto es que se puede dudar. Qué  es lo que hará realmente  el gobierno de Peña Nieto, el Senado y la Ley Pendiente, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social que tiene todo el expediente, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Cámara de Diputados que también tiene un expediente completo, los organismos internacionales que tienen la denuncia hace al menos cinco años, etcétera.

Y pienso,  no es difícil adivinarlo. Nada o una docena de discursos  y un nuevo  proceso de simulación. Mesas de negociación para entretener a quienes protestan, promesas y anuncios de nuevas leyes o documentos.

Es obvia la equivocación, el desconocimiento o la complicidad. La primera entrada al conflicto del nuevo gobierno  fue reveladora ¿cómo enviar al enemigo a enfrentar el problema? A ese señor ex apoderado jurídico de la empresa responsable.

Ahora la organización Familia Pasta de Conchos citó al presidente de la República a que se presente este 19 de febrero en el memorial que cada año se hace en las afueras de  la empresa IMM en el Distrito Federal; lo citaron para que le diga a las familias de los mineros fallecidos y nos diga a la sociedad ¿cómo es posible que en México se explote el carbón como en el siglo XIX? Y cómo a pesar de todo se siguen dando concesiones y canonjías a empresarios grandes y pequeños y que este gobierno se entere que no se han rescatado los cuerpos y que siguen muriendo cada año muchos mineros por las mismas razones: inseguridad laboral, voracidad empresarial.

De lo que recuerdo de la región Carbonífera, de esa región gris llena de hollín, donde las mujeres vieron durante años pasar el tiempo azoradas y sin destino, es  que hay hoy muchas mujeres y muchos hombres que no se arredran, viudas que no aceptan la injusticia, familias decididas  a continuar sus demandas y apostar lo que esté a su alcance para que las cosas sean de otra manera, a pesar de todos los obstáculos.

Hay, como en Ciudad Juárez o Atenco, suficientes libros, documentos, cronologías, documentales y testimoniales  de la desgracia. Es tiempo de que haya resultados. Peña Nieto y su equipo tienen la palabra. Veremos.

P.D. Durante la Feria del Libro de Minería (UNAM), este mes, se exhibirá el documental Viudas del Carbón, mujeres sin nombre, dirigido por Rosario Novoa. Esperen el programa, se trata de las voces de 4 generaciones de viudas.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
FEBRERO 5, 2013.-


La amistad cura a las mujeres

Para las Violetas y las Diezcomunicación

Este febrero decidí olvidarme de la política. De las discusiones que empezaron ya en la Cámara de Diputados. De la explosión en el edificio administrativo de PEMEX. Olvidarme de las reformas en puerta y del discurso que este 5 de febrero dará el grupo de poder a propósito del aniversario de la Constitución de 1917.

Me lleno de esperanza y pienso que es un mes en el que se celebra el día del amor y la amistad y siempre tengo la necesidad del  alma para agradecer a la vida tener muchas amigas, de esas de verdad.

Desecho el concepto teórico llamado sororidad. Me molesta que se use como fórmula de saludo o despido, el sororalmente, el sóricamente sin sentir nada, el deseo sororal, en lugar de quedo de usted atentamente…No me dice nada y en el fondo, según la definición académica y feminista, la sororidad es  una propuesta pragmática para construir alianzas, que se realiza por intereses, todos adecuados y fantásticos, pero no tiene que ver con la amistad.

Varios estudios de un par de universidades de los Estados Unidos han llegado a la conclusión de que la amistad entre mujeres es un elemento fundamental para enfrentar nuestra condición de subordinadas en un mundo donde todo se conjuga en masculino. Entre mujeres la amistad produce bienestar y ayuda al desarrollo personal y colectivo. Impacta en positivo a la salud y ayuda a fortalecer nuestra  identidad transformadora. Es como la piedra filosofal.

Eso me encanta. Porque ahora  haciendo cuentas me percaté de que he perdido a muchas amigas en el tiempo. Como se pierden afectos irremediablemente a causa de  la muerte siempre sorpresiva, porque algunas amigas están enfermas, porque otras  adquirieron ese terrible mal del cáncer que las desapareció, porque otras se fueron a realizar su vida, porque el tiempo nos separó irremediablemente y  porque otras no supieron cómo enfrentar su soledad y se alejaron. Algunas fueron presas de la terrible competencia.

Y así me he dado cuenta  del  privilegio de la amistad. Tener un círculo de amigas, compartir, hablar, restañar nuestra identidad, confiar, sentir afecto, amor, disposición y cariño, es como haber encontrado un tesoro inagotable para continuar en la vida, a pesar de tantas desgracias, desencuentros, ansiedades diversas y pérdidas irreparables.

Hace algunos años las feministas nos encontramos en esos círculos, que en muchos casos se convirtieron en una urdimbre de amor y respeto, de amistad. Por fortuna conocí  lo que  llamamos hace tres décadas el pequeño grupo. Desde ahí compartíamos nuestras vidas y armábamos estrategias de sobrevivencia, de acción política, de crear fuerza. Las “expertas” dicen que así nació el feminismo, contra viento y marea y contra todas las ideas y mitos de que entre mujeres no puede haber cariño, solidaridad y finalmente amistad. Hoy hemos demostrado cómo el encuentro entre mujeres, ha sido el eje fundamental para enfrentar al patriarcado.

Esos estudios de los que hablo descubrieron que las amigas contribuyen al fortalecimiento de la identidad y protección de nuestro futuro. Esta relación especial entre mujeres se manifiesta tanto en el ámbito familiar como en el de la amistad de otras mujeres, que puede realmente ser una relación sincera.

La doctora Laura Doria, cuya especialidad es la naturopatía, tiene un artículo súper interesante al respecto. Ella dice que las amigas constituyen un remanso en medio del mundo real lleno de tempestades y obstáculos. Las amigas nos ayudan a llenar los vacíos emocionales de nuestras relaciones con los hombres y nos ayudan a recordar quienes somos realmente. Después de 50 años de investigaciones, asegura, se identificó que existen sustancias químicas producidas por el cerebro que ayudan a crear y mantener lazos de amistad entre las mujeres y que pueden ser transmitidos a distancia.

Los investigadores, hombres en su mayoría, se sorprendieron con los resultados de los estudios. Cuando la hormona OXITOCINA es liberada como parte de la reacción de las mujeres frente al estrés, ellas sienten la necesidad de proteger a sus hijos y de agruparse con otras mujeres; cuando pasa eso, se produce una cantidad aún mayor de oxitocina, que reduce el estrés más agudo y provoca un efecto calmante y curativo.

Esta facultad es usada por las mujeres adelantándose a acontecimientos venideros, como por ejemplo la necesidad de reunir  amigas antes de descubrir que se tiene un cáncer, del que ya se está empezando el proceso de curación espontánea, o mujeres que viendo en tv un desastre humano en otro lugar del mundo liberan oxitocina en dosis mayores para “curar” a su entorno familiar o de relaciones inmediatas del estrés, del dolor o de otras situaciones adversas, (jaquecas, dolores musculares, hernias, acidez de estómago, etc).

Después de repetidos estudios, se demostró que los lazos emocionales existentes entre las mujeres que son amigas verdaderas y leales, contribuyen a una reducción de riesgos de enfermedades ligadas a la presión arterial y colesterol. Se cree que ésta puede ser una de las razones de que las mujeres vivan generalmente más que los hombres.

Las mujeres que no establecen relaciones de amistad con otras mujeres,  no muestran los mismos resultados en su salud. Así que tener amigas ayuda tanto a las mujeres, como a los hombres no solamente a vivir más, sino también a vivir mejor.

Hasta ahí la doctora. Lo cierto es que esos estudios señalan que cuantas más amigas tenga una mujer, mayor es la probabilidad de que llegue a vieja sin problemas físicos, lo que la lleva a experimentar una vida plena y saludable. Eso es exactamente lo  que yo vivo.

Encontré un artículo escrito por Martha Patricia Moreno en la Revista Salud y Mujer en noviembre de 2010. Ella psicóloga holística sostiene que la amistad entre mujeres se asemeja a un círculo, donde todas estamos a la misma distancia, donde todas “nos vemos” y nos reconocemos unas a otras, donde compartimos desde la igualdad. Y este es otro de los temas. No puede haber amistad entre mujeres si en lugar de un círculo, nos colocamos en la esfera masculina de las jerarquías. Si condicionamos la relación a los parámetros que aprendimos en el mundo de los hombres.

Martha Patricia  Moreno sostiene que cuando las mujeres se unen y se comprometen mutuamente a formar parte de un círculo de amigas, están creando un crisol de transformación para sí mismas y un vehículo que propicia el cambio colectivo.

Sin embargo, para que esto ocurra no basta con ser mujeres, dado que muchas de ellas  no confían en otras al verlas como rivales ante los hombres, porque piensan que es una competencia que les quita oportunidades, o bien porque piensan que el género femenino es inferior. Eso también sucede, pero se usa en la ideología dominante para convencernos que no existe la amistad entre mujeres.

Ester vínculo entre amigas es un  poder invisible. Los  círculos de amigas sobre las mujeres que los componen es extraordinario puesto que permite la autoestima, el éxito y el desarrollo del talento, que tiene que ver con el hecho de que nos hayan escuchado y valorado, amado por lo que somos, animado y apoyado para que llevemos a cabo aquello que nos creíamos incapaces de hacer.

Y poco reflexionamos sobre esto. Yo que tengo tantas y tan buenas amigas, soy multimillonaria y tengo una vitalidad que asusta. Seguro otras mujeres estarán de acuerdo conmigo. Las mujeres creamos este hilo de confianza supremo que nos aporta la fuerza para resistir ante la colectividad, todos los embates y las desgracias de nuestro tiempo. Nos da una fuerza extraordinaria para seguir adelante, para hacernos viejas juntas y mantener una conversación creativa.

Así podemos ponernos a tejer, que no es más que la acción de unir diferentes hilos de muchos y distintos colores. Mis amigas son increíbles, no todas son periodistas,  no todas compartimos la misma generación, pero encontrarnos en un contacto duradero, aún en la distancia y en haceres bifurcados, nos ha dado muchísimo.  

Es bueno saber que desde tiempos inmemoriales las mujeres se reunían para trabajar, pero sobre todo para sentirse acompañadas y contarse en intimidad sus aciertos y desaciertos, y por supuesto como sería el ideal de madres a hijas, recibir  consejos y muy diversos apoyos. Para contarse secretos y deshilvanar dificultades. Celebraban la recolección de cosechas y bailaban, cantaban, celebraban la vida.

La explicación de estos estudios señala la enorme diferencia entre mujeres y hombres. Estas nos reunimos para hablar, los hombres se reúnen para hacer. La amistad entre mujeres disminuye el estrés. La famosa oxitocina hace que las mujeres sientan claramente cómo la confianza entre ellas ayuda a “ocúpate y confraterniza”, en lugar de la adrenalina que entre los hombres produce una actitud:  “huye y lucha”.

En febrero quiero poner este acento, en medio de crisis recurrentes en México, en medio del temor que nos acosa, de la indignación que nos produce la injusticia; del asedio contra nuestros derechos. Tener amigas cura, cura de muchas maneras. Mantener a nuestras amigas es todo un reto, significa despojarnos de esas pequeñas y constantes mezquindades que nos produce un sistema jerárquico, de control o que nos envía directamente a la  caldera de las vanidades.

 Alicia Engler, al comentar el estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), define finalmente que la oxitocina, es una sustancia que amortigua la  reacción de pelear y escapar, y a las mujeres las motiva a reunirse con mujeres.

Otras investigaciones  demostraron que la amistad femenina reduce el nivel de colesterol, la presión arterial alta y las afecciones cardíacas. Un segundo estudio asegura  que entre “más amistades tenían las mujeres, menores eran sus probabilidades de desarrollar impedimentos al envejecer y más posibilidades tenían de disfrutar de la vida”. Y se concluyó que “no tener amistades cercanas o confidentes es tan dañino para la salud como el consumo de tabaco o el sobrepeso. “Las personas que están solas tienen más riesgo de deprimirse y enfermarse que las que tienen amigas, vínculos o círculos sociales.

Finalmente, creo  que estamos inmersas en una cultura donde predomina la envidia que niega al otro, la competencia, la lucha por conseguir éxito, que nos impone la necesidad de hacer muchas cosas generando estrés y dolor y dejando de lado aquello que nos produce verdadero bienestar. En otro momento vale la pena hablar del amor.

 Realmente es maravillosa la amistad. Y si nos ayuda a ser felices, cuanto mejor. Feliz, adelantado, 14 de febrero.




Palabra de Antígona
Por Sara Lovera
ENERO 23, 2013.-


Atropellos e Indefinición en el Gobierno del DF

¿Quién puede exigir resultados? Si sólo los nuevos gobiernos de la República, algunos estados y el Distrito Federal tienen apenas 50 días en el poder. Lo que si podemos es observar algunas inclinaciones, supuestos, anuncios, decisiones…y hay casos verdaderamente graves.

Hace casi cinco años el gobierno del Distrito Federal inició una aventura. Muy trascendente. La posibilidad de que los ciudadanos de la capital del país contaran con una televisora ciudadana y eficaz. Un medio de comunicación capaz de contar cosas, de evaluar situaciones, de ampliar los derechos de la libre expresión y un espacio de conocimiento y cultura.

Era una locura. ¿Cómo empezar? Hace muchos años, tal vez más de 20, en el Distrito Federal había una radiodifusora que por razones poco explicables se perdió. Cuando se planeó la construcción del Canal 22 de televisión, recuerden que se llama Televisión Metropolitana S.A. de C.V.,  se pensó como un medio para la capital y su región metropolitana. Las decisiones políticas la llevaron a ser lo que hoy es: una televisión cultural patrocinada por el gobierno de la República y dependiente de CONACULTA.  Nada que ver con su origen, pero un espacio sin duda de excelencia.

Los capitalinos tuvimos que recorrer un largo camino para solicitar a las autoridades de Comunicaciones un canal para la ciudad. El permiso o concesión a contrapelo de la lucha por espacios entre empresarios televisivos. Algo muy difícil si consideramos que el gobierno federal estaba en manos de Acción Nacional y en el DF, desde 1997, un gobierno perredista, de izquierda, con un proyecto democrático y ciudadano. Fue ese gobierno, en tiempos de Cuauhtémoc Cárdenas el que comenzó a abrir espacios ciudadanos y de libertad que se han desarrollado por 15 años.

Pero la locura y aventura de iniciar una televisión,  por internet, fue eso. Prefigurar un medio para comunicarnos en el  Distrito Federal, para ser algún día  una televisión abierta. Esa locura estuvo llena de obstáculos, intereses externos que contribuían a sus dificultades y falta de voluntad política para llevarlo a cabo hasta sus últimas consecuencias.

El Gobierno de Marcelo Ebrard dio el banderazo. Había que empezar haciendo y tramitando. Así nació Capital 21, el Sistema de Radio y Televisión Digital del Gobierno del Distrito Federal por internet. Surgiría también La Capitalina, una radio, igualmente por internet.  Con todo y a pesar de todo, pensando en construir algo viable y sostenible.

Comenzó sin presupuesto. Contó con el entusiasmo de la Dirección de Comunicación Social y la Dirección a cargo de Héctor Cervera, quien prestó, por así decirlo, instalaciones, un equipo sencillo y buscó por los medios modernos su trasmisión por internet; se construyeron y deconstruyeron diversas propuestas de programación, secuencia, cobertura de acontecimientos y un par de noticieros diarios.

Sin presupuesto, Cervera y un grupo de técnicos y periodistas entusiastas, se produjeron varias series, programas de acontecimientos y entrevistas  dentro de una barra conocida como periodística; trasmisión de productos de la sociedad civil y de algunas compañías. Pronto ingresó al proyecto de presupuesto el rubro de Capital 21, y con ello después de algún tiempo, se empezó a pagar al personal. A veces el pago llegaba a la mitad del año. Se jalaban –como se dice- recursos de diversos sitios, hubo hasta propuestas dislocadas, como la que un día nos ofreció la actual Secretaria de Desarrollo Social, Rosa Isela Rodríguez, tanto como la colaboración en especie del Consejo Ciudadano y otros muchos cooperantes.

El grupo encargado por Ebrard comenzó los trámites oficiales para obtener el permiso de una señal. Eso duró mucho tiempo. No parecía sencillo. Cuando se obtuvo hace como dos años, empezaron otros trámites, la colocación de la antena en un cerro, y eso significó conseguir la anuencia de ejidatarios o dueños de la tierra para contar con ese pedacito indispensable. Y conseguir el financiamiento para la antena misma.

En los corrillos interesados se llegó a decir que Capital 21 no existía.  Hubo quien se ufanó, sin fundamente, de ser el director de un proyecto que decía inexistente.  Pero ahí estábamos, amarrando, textualmente, hilitos de toda clase para producir, armar una videoteca, entrenar personal con muy poca paga, inventar los sets, muebles prestados, traídos de las casas de los funcionarios del canal, de los conductores de varios programas, etcétera.

A Capital 21, a través de sus espacios, llegaron toda clase de personajes varones y mujeres. Las y los conductores, profesionales de la televisión o el periodismo le daban vida. En tiempos de gran audacia, casi sin recursos, incluso periodísticamente fueron cubiertos, como se dice, o grabados miles de acontecimientos. A veces se lograban algunas cosas espectaculares, como ir a cubrir reuniones de mujeres en el extranjero, sin que nadie reconociera o apoyara decididamente el proyecto/aventura.

Nunca se inauguró oficialmente. Era una lástima. Una televisión pude ser una gran pantalla de participación ciudadana. Algunos reportajes fueron en los espacios capitalinos o en el extranjero y cotidianamente Capital 21 dio apoyo sistemático a proyectos gubernamentales y a promociones del mismísimo jefe del gobierno, como cuando él viajaba y desde Capital 21 se facturaban las imágenes que luego se retrasmitían en las televisoras comerciales. Etcétera.

Hubo en este tiempo dos sedes. La casa de Cervera en Coyoacán, casi tres años, y luego un “espacio prestado” en el Centro Cultural Futurama, administrado por la Delegación Gustavo A. Madero. Teníamos lo más elemental. El servicio de maquillaje era una mesa improvisada; los sets se armaron con tablas repintadas; se usaba mucha imagen de YouTube o películas y materiales de la sociedad civil.

Programas como Periodistas, Todas las Voces, Diálogos entre Mujeres, Plaza de Armas, Después de la Letra la Palabra, Jóvenes, 21noticias y otros 40 más, se fueron construyendo con ganas y cooperación. En 2012 incluso se instaló un consejo ciudadano para analizar contenidos y dar caminos. Se tuvieron que contratar empresas para tener al menos tres cámaras y un estudio. Un par de otras cámaras para los noticiarios y entrevistas especiales. Se conformó una idea de comunicación libre, a pesar de que  tuvo limitaciones tanto técnicas como de contenido y de producción.

Lo que hubo ahí siempre fue espacio, libertad de expresión y un proyecto  que fue lentamente abandonado por el gobierno. En los últimos años el pírrico presupuesto fue disminuyendo. El nuevo jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, conoció el asunto. Pero nada, este año el presupuesto fue nuevamente disminuido.

Se sabe, aunque nada es oficial, que hay nueva dirección, a cargo de Marcela Gómez Zalce, quien durante los últimos años fue jefa de la oficina de Marcelo Ebrard. Desde el 30 de noviembre se hizo cargo, una semana antes del cambio de gobierno, pero no ha sido presentada.

¿Pero qué pasa? Que esta funcionaria nunca se reunió hasta hoy con ese grupo de trabajadores y trabajadoras que construyeron la televisora. Esos que en la aventura se lanzaron a cooperar en un proyecto ambicioso que no tuvo nunca el apoyo requerido y sin más, las y los trabajadores viven la angustia, natural, de su futuro laboral; que están dispuestos a continuar con nueva dirección, pero que no son invitados al, si lo hay, nuevo proyecto. Es decir hay una indefinición total y sin explicación alguna.

La omisión es fenomenal. Lo peor es que las y los trabajadores contribuyeron, cargaron escritorios y cajas, para a la instalación de una nueva sede; esto es no hubo recursos ni para el cambio. La nueva sede se encuentra  en el centro histórico. En cambio, las y los trabajadores  son llamados a explicar qué hacen, cómo lo hacen,  pero sin contrato, algunos, muchos productores, sólo les han pedido sus datos y por todo reciben un mensaje: es probable que les llamen. Hace más de 20 días que la programación se repite. Se hacen castings para jóvenes muy jóvenes, se entiende, sólo de imagen. Decenas han acudido, imaginen que hay miles de desempleados en este ramo, por supuesto.

Como en los viejos tiempos del PRI, cuando sucede un cambio de gobierno, a todos los directivos se les pide una renuncia. Aquí ni renuncia ni nada. Silencio absoluto. Lo que contrasta con lo que sucede en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

En Canal 11, hubo un cambio, perfecto. Nueva directora, pero ¿Qué creen? El día del cambio se trasmitió un resumen de los avances del Canal 11 en los 12 años panistas, reconociendo que fue premiado y obtuvo gran independencia económica. El cambio fue terso y respetuoso, nadie ha sido despedido aún y las y los trabajadores tranquilos. Eso en el gobierno del antiguo régimen, que con frecuencia consideramos como autoritario.

En el Distrito Federal, el gobierno considerado democrático y socialmente progresista, nada. No hay política pública de un medio conseguido casi con sangre, ni respeto a sus trabajadores y trabajadoras. Una nebulosa de proyecto, ya que la señora Gómez Zalce, de casi nula experiencia en televisión, además de venir del despacho de Marcelo Ebrard, tiene como carta de presentación su experiencia en organizar espectáculos ya que trabajó en OCESA, una empresa subsidiaria de Televisa, que organiza teatro, conciertos y toda clase de centros de entretenimiento.

Es claro que el proyecto se ha desdibujado y no existen indicios de cuál será la política del gobierno del Distrito Federal para este caso, como otros, igualmente nebulosos como el del Instituto de las Mujeres; la política de Derechos Humanos y la que tiene que ver con la ciudadanía.

Lamentablemente tampoco parecen importantes para el nuevo gobierno los derechos de las y los trabajadores en tiempos de cambios administrativos y compromisos ciudadanos. Habrá que observar y dar seguimiento a tamaño asunto. Mientras tanto esperamos, y nos indignamos por el mal trato y la indiferencia.



Palabra de Antígona
Por Sara Lovera

Trabajo: Igualdad Sustantiva

La acelerada y contradictoria discusión sobre la Ley Laboral y sus implicaciones nos ha dejado desamparadas. Tema fundamental es si en la nueva ley, que todavía será discutida en el Senado de la República, se pueden o no proteger los derechos fundamentales para las mujeres trabajadoras, que según la senadora Diva Gastélum, son cerca del 50 por ciento de la fuerza laboral mexicana.

Contradicciones que hay que analizar muy profundamente. El dictamen, que de aprobarse en el Senado, deja de un lado la democracia sindical y el trabajo del hogar, el de la limpieza y cuidado, del que hoy viven dos millones de personas, mayoría mujeres y que podrá rediscutirse, por la urgencia de hacer congruentes los acuerdos internacionales y lo saben bien las legisladoras, ha incluido no obstante algo esotérico por poco conocido y valorado que se llama: igualdad sustantiva

¿Por qué es tan importante? Porque una declaración de esa naturaleza, simplemente coincidente con la Constitución, ampara la igualdad real, de facto, de resultados para hombres y mujeres trabajadoras. Porque podrá utilizarse muy bien en las demandas, los juicios, la contratación, el tema a discutir si es por horas o no, el de la seguridad social y otras cuestiones que se dirimen sistemáticamente en la vida laboral.

La inclusión del párrafo de igualdad sustantiva es una iniciativa del Partido de la Revolución Democrática (PRD) -en lo poquito que pudo influirse en  las comisiones-, fue redactada y promovida por la diputada Elena Tapia, quien hace mucho tiempo está en la búsqueda de los derechos de las trabajadoras.

Hoy la discusión del dictamen está en el Senado. Habrá que hilar fino. La unidad de las mujeres diputadas empieza a dar pequeños frutos. En la tribuna se pudo ver a Teresa Mújica defender el tema del hostigamiento sexual en el trabajo, que afecta a miles de trabajadoras; también se arrancó, como si fuera guerra a sangre y fuego, el derecho y obligación de los varones a tener cinco días  pagados por cuidados paternos, un tramo pequeño, pero urgente. Felipe Calderón propuso 10 días, los señores del PAN y PRI lo redujeron a 3, pero luego en “negociaciones” los priistas lo fijaron en 5, la mitad. Pero esto de los cuidados paternos apenas era una cláusula en algunos contratos de trabajo, como en la UNAM o el diario La Jornada.

Lo de la igualdad sustantiva no es cosa menor. Mi amiga Paz López, asesora brillante de ONU Mujeres,  lo explicaba muy bien días antes de la gran discusión durante un foro realizado en la Cámara de Diutados sobre la Ley Laboral y las Mujeres, precisamente en el que se analizó qué implicaciones afectarían a las mujeres con  la nueva ley laboral propuesta por Felipe Calderón, adicionada y reorganizada por la Cámara de Diputados.

La igualdad sustantiva es la igualdad de hecho o material por oposición a la igualdad de derecho o formal. Supone la modificación de las circunstancias que impiden a las personas el ejercicio pleno de los derechos y el acceso a las oportunidades a través de medidas estructurales, legales o de política pública

El concepto de igualdad de oportunidades alcanzó gran popularidad a finales de los 80 y en los 90. Supone la equiparación de las condiciones de partida para que cada persona tenga la opción o posibilidad de acceder por sí misma a la garantía de los derechos que establece la ley. En la actualidad se considera este concepto insuficiente para garantizar la igualdad sustantiva, ya que la igualdad de oportunidades no garantiza la igualdad de resultados y son éstos los que importan.

Las desventajas existentes para el logro de la igualdad en el disfrute de los derechos, exige que las personas en desventaja reciban el trato que les pueda garantizar el ejercicio de derechos de igual forma que las personas que no están en desventaja. Así surge el concepto de igualdad de trato que incluye el requerimiento de dar a las personas el trato equivalente, considerando las diferencias y desigualdades que puedan presentar. Las medidas de acción positiva o medidas afirmativas son algunos de los instrumentos que permiten dar un trato diferencial, con el objetivo de eliminar las desventajas.

Como dije la introducción de la igualdad sustantiva o de resultados fue la aportación de la perredista Elena Tapia, fundadora del Sindicato de Costureras, de una organización a favor de las trabajadoras y profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, quien sabe bien de qué se trata.

La sospecha con la que me conduzco, de cara al compromiso de las nuevas diputadas, por lo pronto me ha dado en la puerta. Me cuentan quienes saben que las diputadas están muy activas.

No están varadas las senadoras. Ya ahí se ha definido que la Comisión de Equidad y Género estará a cargo de Diva Gastélum, que la presidió en la cámara de diputados hace dos legislaturas y que fue capaz con perredistas y feministas de armar alianzas. En el senado Angélica de la Peña, del PRD, quedó responsable de la Comisión de los Derechos Humanos, con Diva fueron compañeras de legislatura, seguro defenderán la igualdad sustantiva y verán otras partes ciegas de esta injusta ley laboral. En la cámara de diputados aún no hay definición sobre las comisiones legislativas. Ojalá se haga inteligentemente, para obtener resultados.

DEMOCRACIA SINDICAL

Me contaron que en ese párrafo del artículo 2 se acordó poner una palabra clave: democracia sindical, que luego fue borrada por algún fantasma, a pesar de grabaciones y versiones estenográficas para las comisiones camarales. Veremos qué sucede porque ya hay peticiones para que eso se incluya claramente.

Obvio que para el PRI este es el gran problema. Cómo exigir democracia a sus aliados históricos, los líderes del movimiento obrero, que ni es movimiento ni es obrero y, en cambio, ha convertido la administración de la fuerza de trabajo en un botín.

Todo lo demás, lo comenté abiertamente en el Foro de referencia, porque ya es una práctica consuetudinaria: trabajo por horas, que necesitan las mujeres mientras los hombres y el Estado  no se hagan cargo en igualdad del cuidado del hogar, de las personas enfermas, de la infancia y de la personas con discapacidad. Temas del cuidado, que hoy los organismos internacionales han desmenuzado para mostrar cómo las mujeres que realizan  el trabajo en casa, contribuyen  hasta el 21 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y hoy no pueden en justicia hacerse cargo solas. Mientras las mujeres no dejen de hacer solas el trabajo del cuidado no podrán acceder al trabajo formal y serán presas del trabajo “flexible” en la informalidad, por horas y sin derechos. Veremos cómo queda en la nueva ley.

Mientras tanto hay que echar porras a las diputadas que como en otros sectores, no sólo echan rollo sino que se plantan y no duermen en las discusiones para hacer, simplemente su trabajo: legislar lo mejor posible.




Política de Género: de la superficialidad al desencanto




Por Sara Lovera



En los días de asueto me puse a revisar y ordenar papeles y libros. De pronto me di cuenta que en los últimos años se multiplicaron por docenas diagnósticos, estudios, guias de lenguaje, de liderazgo, de derechos humanos,  sobre la condición de las mujeres. Muchos y más.


También surgieron toda clase de iniciativas e instituciones nacionales, estatales y municipales. Se diría que el país está cruzado por lo que se llama políticas de género y acciones de, por y para abordar la discriminación y la opresión de las  mexicanas.


Esta enorme producción, que en algunas ocasiones se liga al anuncio y puesta en práctica de  políticas públicas, programas, campañas y modificaciones de ley, que paradójicamente no ha conseguido una mejoría real en la vida de las mujeres y conlleva una reacción de resistencia constante en el mundo del patriarcado que nos acosa.


Las estadísticas, los estudios de caso que hacen las investigadoras, de todas las universidades e instituciones del saber, muestra que no hemos logrado más que un avance lento en la construcción de la igualdad, ahora signada por la ley. 


Arrastramos toda clase de calamidades. Como la inamovible cifra de la muerte materna, entre otras causas porque en 31 entidades del país el aborto sigue prohibido. Sólo en el Distrito Federal es posible una interrupción voluntaria durante las primeras doce semanas de gestación, lo que seguramente ha salvado muchas vidas. No es poco, pero es insuficiente del todo.


La violencia contra las mujeres, más bien ha crecido, se puede probar. Y los actos de discriminación cotidiana son inenarrables. Los cuellos de botella en los partidos políticos, la indescriptible banalización de la condición femenina en los medios de comunicación, así  los textos de las maravillosas y democráticas redes sociales rebasan a la inteligencia y vemos cómo día a día se reafirma la idea de que las mujeres valen menos que los hombres. A menos que el espejismo no nos deje saber.


Esta parafernalia de palabras, discursos, leyes y propuestas curiosamente se ha dado en forma exponencial durante los 12 años en que nos gobernó –bueno aún nos gobierna- el Partido Acción Nacional (PAN), el que ostenta a la derecha reconocida, la otra derecha está en todas partes. Y es curioso porque con los conservadores una pensaría que hay retrocesos, nada más. Y los hay.


De todo esto dos cosas me preocupan, cuando estamos en el dintel de un cambio de administración: que la política pública es pobre, que no se profundizó ni el interés, ni la eficacia. Que la llamada cultura feminista no existe para las masas, y es escasa en las élites. Que cientos de publicaciones son repetición inopinada de la construcción de directrices internacionales. Algunas leyes son copia fiel de lo elaborado por Naciones Unidas, lo que en sí mismo no es malo. Pero se carece de los claroscuros de nuestras realidades.


Se han invertido millones de pesos en difundir y catequizar sobre lo que se conoce como “perspectiva de género”, en todas las instituciones gubernamentales, cada secretaría, institución, órgano de derechos humanos o contra la discriminación,  ha expandido un discurso de  lo que podríamos considerar como la difusión de una cultura de género y feminista.


Fantástico. La pregunta es porque no hay mejores resultados. Y entonces me puse e leer y leer. Y me asaltó un enorme desencanto. Además de que se repiten, como oraciones o tablas de multiplicar ideas, palabras, pero muy pocos conceptos, no encontré elaboración teórica y prácticas de campo que me acercaran a la realidad de las mexicanas y por otro lado la avalancha de “talleres” “pláticas” y “seminarios”, que se hacen con el dinero de la nación, tienen como  característica general la superficialidad y lo que he llamado “tecnocracia de género”.



No sé con exactitud cuántas instituciones surgieron, pero muchos institutos estatales, locales de las mujeres, están ahora en muchas ciudades, casi siempre con pocos recursos y muchas responsabilidades. Desde el centro, el Instituto Nacional, cuyo nacimiento aplaudimos y queríamos, se imponen temas, campañas, como si los problemas fueran idénticos; se han puesto en marcha mecanismos entre clientelares y obcenos. Sólo apuntan a cumplir  abultados informes: miles de personas han pasado por talleres y reuniones, de tiempos mínimos, sin altura de miras, sin formación en lo que las feministas conceptuales definen como pedagogía feminista. Se trata de llenar formularios y acumular números.  Hay quien los define como “toribonos”. Pero nada más.



Hay diagnósticos millonarios, como uno sobre feminicidio,  impulsado por la Secretaría de Gobernación, que todavía no conocemos. Se hizo un previo, al comienzo del gobierno de Felipe Calderón, que desechó la “autoridad”, signado por nuestra máxima casa de estudios, la UNAM y que complementaba el hecho por la Cámara de Diputados entre 2005 y 2006. Hay un compendio hehco en la lesgilatura que acaba de terminar, específicamente estadístico sobre la tremenda cifra de los homicidios de mujeres.


Asusta que en este tema, el más grave que nos rodea, haya como 300 publicaciones, de todo tipo, programas, guías de atención,  cartillas, sin ir  realmente  al fondo.


La doctora Irma Saucedo, encontré, es la única que aporta nuevos conceptos prácticos para abordar la violencia contra las mujeres y advierte, esta estudiosa del Colegio de México, de cómo la superficialidad puede revictimizar a las mujeres que viven la violencia y sugiere que mientras se hagan intervenciones irresponsables,  no científicas, los operadores de los programas no ayudan y con frecuencia destruyen cualquier avance, que podrían hacer las tan llevadas y traídas instituciones y políticas públicas.



Entonces pensé. En lugar de tantos discursos, palabras, publicaciones, expresiones superficiales, el gobierno debía hacer una tirada millonaria de los dos tomos del Segundo Sexo de Simon de Beauvoir; editar el voluminoso libro de Kate Millet sobre Política Sexual o llevar a las preparatorias los ensayos de John Stuart Mill, y tantas otras clásicas,  de la misma manera como  se estudia a los clásicos para entender la Teoría del Estado; entrenar a talleristas, conferencistas, escritoras u opinantes en la verdadera ciencia feminista.



Hay mucho más libros y posibilidades, infinitas, elaboraciones históricas fundamentales que hacen algunas de nuestras feministas. Ellas si que profundizan y veo con horror cómo libros y ensayos se quedan en los almacenes con tirajes pírricos o en los estantes de las librerías, mientras los clásicos escasean, no se reeditan, y  menudea la no reflexión, que sumada a la exponencial revolución de las comunicaciones, como dicen los científicos, vamos a un sendero donde no se reflexiona ni se discute, como sería, esa sí, una cruzada de género para transformar las relaciones entre los hombres y las mujeres. Sería una tarea del gobierno y si se quiere del Estado en su conjunto.


Nada de eso. Por el contrario, se dan recetarios, que a veces conducen a las mujeres, y también a los hombres, a senderos, por decir lo menos, inapropiados. Se habla con ligereza en todas las tribunas, da horror el funcinariado cuando tiene espacios en la televisión.


Me imagino a varias historiadoras, que estudian y bien escriben, desesperadas por tanta ignorancia, entre quienes tienen la oblicacción de hacer transversal la cuestión de género, y cómo estos personajes ayudan a una visión confusa y poco ilustrada.


Dirán que exagero. Salvo algunas organizaciones civiles que procuran la ilustración y hacen estudios sustantivos, todo lo que se hace en la oficialidad es como para llorar, entre otras cosas porque los panistas y otros gobiernos,  echaron a la basura una oportunidad preciosa.


A eso agregamos el bajo nivel de políticos y políticas, la inexistencia de gobernabilidad en buena parte del territorio nacional, la violencia institucional como la gran maestra de nuestra juventuda, así como las propuestas legislativas, que se multiplican como programas de cina,  para pasar el examen de diputado, diputada, senador o senadora.

Las responsables de los institutos de las mujeres, jefas de programas, auténticas esforzadas por mitigar la condición de las mujeres, han sido lanzadas sin instrumentos a la realidad de millones de mujeres. Ellas, con buena voluntad, no atinan y como no se transforman, ni cambian su mirada del mundo, reafirman las peores circunstancias de las mujeres, las revictimizan, funcionan como soporte de la familia tradicional, huyen, no por mala onda, sino por ignorancia, de los temas de la diversidad sexual y se santiguan frente al matrimonio entre personas del mismo sexo, hablan en voz baja sobre la prostitución,  no reconocen la variedad de las familias, no se conmueven de fondo por prácticas como la esterilización de las indígenas o la trata de niños y niñas,  reafirman la discriminación y profundizan la desigualdad.

Habría que decir una cosa, en el terreno oficial, no hablo de las feministas civiles y constructoras cotidianas, sino de las funcionarias. Decir que ha sido en estos años de panismo algo asombroso la tarea del Fondo de Cultura Económica que editó a muchas escritoras, cuyos libros eran inaccesibles, se habían dejado de editar, Consuelo Saízar hizo una labor estupenda. Pudimos leer, entre muchas, a Elena Garro, y contar por primera vez con dos volúmenes de la Vida Cotidiana en México.


Esto todo significa que el desencanto puede ser mayor. Nada, absolutamente nada, nos hace pensar que el llamado  nuevo PRI, hará por las mexicanas, algo distinto, sino como se dice, todo lo contrario. Que miedo.