Agosto 4, 2014
Una Página Nostálgica
Una Página Nostálgica
Antes que nada, quiero hacer las aclaraciones
pertinentes para evitar la posibilidad de ocasionar alguna confusión
involuntaria. Me refiero a que no intentaré hacer un texto de corte histórico.
Eso se los dejo a los expertos en la materia, como por ejemplo mis buenos amigos el
historiador nayarita Enrique de Aguinaga Cortés y el cronista de Tecuala Ignacio Sánchez Betancourt. Es más preciso decir que se trata de
recordar algunas páginas del viejo anecdotario, es decir, relatar una historia desde la perspectiva del recuerdo.
La idea es recordar aquellas viejas historias
"tecualeñas" de hace casi cinco décadas, cuando ir a la playa de
novillero era de verdad una auténtica aventura. No lo digo en el sentido
turístico de saber que vas a visitar un bello lugar, en el que disfrutarás de
una de las playas más extensas del mundo y todo lo que eso implica, sino que me
refiero específicamente a las vicisitudes del viaje en sí.
Antes de que fuera construido el puente para cruzar
el brazo de mar que se conoce como "La Barra" o Puerta del Río, los
vehículos, particulares y de transporte público, se trasladaban a bordo de una
especie de barcaza que conocíamos como "chalán". Éste era un
armatoste metálico, como una plataforma, en la que además de los coches,
camionetas, camiones y autobuses de pasajeros llamados "corridas", se
trasladaba a un gran número de personas.
Nada era como es hoy. La famosa Playa de Novillero
en Tecuala, se ubica a unos veinticuatro kilómetros de distancia de la cabecera
municipal. Actualmente se emplean entre quince o veinte minutos para llegar a
ese paraíso tropical, por una carretera tipo "C", con un carril de
ida y uno de vuelta. En aquellos tiempos el camino estaba lleno de baches, era
mucho más estrecho y por supuesto que no existía el puente.
En temporada baja quizá no había mucho problema
porque el tránsito local era muy escaso, así como el turismo municipal y regional
que visitaba aquella zona. Pero todo cambiaba en la temporada alta que
normalmente era la Semana Santa. Se empezaban a ver vehículos con placas del
Distrito Federal, Sinaloa, Jalisco y USA, principalmente y el movimiento
poblacional y comercial se acentuaba considerablemente.
Era muy usual que familias enteras viajaran en
camionetas de "redilas" (camioncitos de tres toneladas de capacidad
con caja de madera), algunos tenían sus coches, otros lo hacían en coches de
sitio (taxis) y los menos agraciados en el "democrático" autobús o
"corrida" que por cierto en esos años eran muy sui géneris, eran unos
camiones con asientos muy peculiares fabricados de manera "hechiza"
con tubos de fierro, con hule espuma forrado de vinil; y lo más espectacular es
que eran abiertos, no tenían ni ventanas, muchos menos cristales, a lo más que
llegaban era tener unas cortinitas de plástico que podían enrollarse o bajarse
según las circunstancias. Era evidente que no se necesitaba aire acondicionado,
pues con la velocidad entraba el viento por todos lados, de ahí que esos
típicos medios de transporte eran llamados "tropicales".
Era todo un reto llegar hasta la barra. Pero, una
vez ahí iniciaba otra etapa del viaje que consistía en esperar, esperar y
esperar. El "chalán" tenía capacidad para un autobús y dos coches
chicos o cuatro camionetas o seis carros chicos o algo así. Alrededor de ese
estacionamiento flotante se subían decenas de personas para cruzar el ancho
brazo de mar. Recuerdo que nos entreteníamos, durante los aproximadamente
quince minutos que tardaba en cruzar, echando migajas de pan o trocitos de
tortilla a los numerosos cardúmenes de peces que se peleaban por obtener el
bocadillo, al grado que hasta se dejaban ver, saltando acrobáticamente.
Otro de los espectáculos gratuitos que entretenían
a la clientela naval era ver a los intrépidos nadadores que emulando a Tarzán,
en los viejos tiempos o Michael Phelps en los modernos, se arrojaban al agua y
a pesar de la fuerza de la corriente lograban llegar al otro lado. Aún recuerdo
a uno que no salió más a la superficie.
Pero regresemos al momento antes de cruzar la
barra. En semana santa, las filas de vehículos que esperaban ser pasados al
otro lado, llegaban a ser hasta de diez kilómetros. Por esa razón el tiempo de
espera a veces era de varias horas. Pero los mexicanos siempre tenemos
respuesta a todo. Por esa razón, en esa zona empezaron a proliferar las
vendimias de pescado tatemado, ostiones, jaibas y otros mariscos. Más tarde
construyeron unas enramadas de palapa, pusieron mobiliario para que la gente
descansara mientras llegaba su turno, luego vendieron cerveza y así nacieron
los primeros "botaneros" en la barra. Posteriormente esos sitios se
hicieron tan populares por sus exquisitas botanas y la introducción de grupos
musicales, norteños primero y luego las bandas. Así pues, la espera dejó
de ser aburrida y las personas se la pasaban tan bien en esos
"botaneros" que a veces ya ni llegaban a la playa, que estaba a tan
sólo cuatro kilómetros. De ahí se regresaban ya bien comidos y bien bebidos,
además de que lo bailado ya quien se los quitaba.
Llegaron a ser tan famosos estos lugares, que se
convirtieron en un jugoso negocio para los locatarios que tuvieron durante años
esta fuente de trabajo. Cuenta la leyenda que muchos de ellos pusieron trabas
al proyecto de construcción del famoso puente, porque sabían que con éste ya
los turistas cruzarían como de rayo la barra y no pararían hasta llegar a la
playa, lo que significaba el fin de sus negocios, como finalmente ocurrió eso
al paso de los años.
Existen muchos mitos alrededor de este famoso
puente. Dicen que murieron muchos hombres durante su construcción, entre ellos
algunos buzos que colocaron los famosos pilotes subacuáticos, que fueron
devorados por misteriosos peces monstruos que habitaban las oscuras
profundidades de ese lugar. En fin, el pueblo mexicano es fanático de tejer
interesantes leyendas. No dudo que en todos esos relatos se entrelaza la
realidad y la fantasía. Pero, ¿Qué sería de un pueblo sin historias que contar?
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA
SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO:elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO
ACTIVO FRECONAY, A.C.