JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita
"El circo electoral"
Cuando este
artículo vea la luz, estaremos a tan sólo cuatro días de uno de los eventos más
esperados del año. No, no me refiero al concierto del "Divo de
Juárez" el famoso "Juanga" sino al evento circense que se
avecina, que tampoco tiene que ver con el ya casi nayarita Franccesco y su
famoso circo "Rolex". Me estoy refiriendo a la próxima contienda
electoral del día 7 de junio.
Antes
que mis amables lectores puedan pensar que estoy usando un término demasiado peyorativo
para la jornada cívica en la que se elegirán diputados federales en nuestra
entidad y muchos puestos de elección popular en otros estados, les pondré en
contexto de las cuotas de poder que se disputarán en el país. Estarán en juego
en estas elecciones llamadas intermedias un total de 9 gubernaturas, 300
diputados de mayoría relativa, 200 de representación proporcional o
plurinominales (que asco), 641 diputaciones estatales (locales) y 993
presidencias municipales.
No
intento ser ofensivo al usar el término circo para la jornada electoral, ni
tampoco quiero herir la susceptibilidad de los que se dedican al maravilloso
mundo del circo al hacer esta analogía. Simplemente se me vino a la cabeza esta
relación pensando o comparando la parafernalia que se usa en estos ámbitos que en
realidad no tienen ninguna relación entre sí pero que, sin embargo, yo
encuentro ciertas similitudes. Trataré de explicarlo.
Cuando
pienso en la parafernalia del circo, me imagino que cualquier persona la relaciona
con la fantasía, las luces, los colores, los altoparlantes, la música, el
confeti, la ilusión, los animales, los trapecistas y los payasos. Me pregunto
ahora. ¿Con qué se puede relacionar la parafernalia de las campañas
electorales? No se podría negar que de inmediato se ubican los términos
inherentes al circo, sin que aún quiera concretar que las campañas son en sí un
circo. ¿O sí? Juzguemos de poco en poco. "Vamos por partes", como dijera
Jack El Destripador.
La
fantasía del circo, la asemejo a las promesas que hacen los políticos a sus
electores, a quienes les cuentan cualquier historia con el fin de conseguir el
ansiado voto. Sus rollos me parecen confeccionados con la fantasía de Walt
Disney y la ciencia ficción de Julio Verne.
Las
luces y los colores de la pista circense las relaciono inmediatamente con el
oropel y los destellos que emiten los llamativos tonos de la policromía
partidista que intenta deslumbrar a los ciudadanos, y en ese parpadeo, ante la
incandescencia de sus afilados rayos reflejantes, atrapar su voto mediante el
lapsus.
Los
altoparlantes, la música y el confeti, pues nada que explicar, ya que son
elementos materiales que son usados en los dos ámbitos con el mismo propósito,
semejar o inducir una situación ficticia en donde la alegría invade a las
personas cuando en realidad no hay nada que festejar y todo se reduce a una
simulación.
Cuando
abordo el término de la ilusión encuentro dos caras en la misma moneda. En
relación con el circo pues es justo lo que conocemos popularmente como
ilusionismo, un concepto, imagen o representación que no es verdadera, sólo es
algo imaginario, cuando nuestros sentidos nos juegan una mala pasada. Para el
caso de las campañas políticas el truco se intenta aplicar bajo el mismo
sentido, mediante un pase mágico vender la idea de una realidad que no existe,
tratando de engañar los sentidos de la ciudadanía que, pese a todas las decepciones
que le han infligido los políticos, sigue conservando la ilusión de que todo
pueda cambiar en el futuro.
Luego
llegamos a los animales y aquí, al pensar en todas las atrocidades que han
hecho nuestros "beneméritos" políticos, al ver las ruinas en que han
convertido a este país, el desastre financiero, el despojo del patrimonio
nacional, el saqueo vergonzoso de los recursos naturales, la privatización de
las playas, la forma ominosa en que le han arrebatado a las etnias sus lugares
sagrados, el modo asqueroso en que han empobrecido a los mexicanos, su
complicidad con la delincuencia, la corrupción, los asesinatos de estudiantes y
periodistas, el desmantelamiento del sindicalismo y los sistemas de seguridad
social, entre otras tantas linduras, no queda otra opción que pedirle perdón a
los pobres animales por esta injusta comparación.
Ahora
llegamos a los trapecistas, que sin duda son de los actores más importantes del
circo. Ellos se balancean de un lado a otro y con una agilidad increíble se
cambian de columpio. En el caso de las campañas y los políticos sucede
exactamente lo mismo. Muchos de ellos se la pasan balanceándose y también con
una asombrosa facilidad se cambian a otro, sin importar siquiera que su nuevo
partido sea el punto más opuesto de su "sólida" ideología. Los verdes
se pintan de azul, los azules de amarillo, los amarillos se vuelven tricolores
y los tricolores, bueno de esos mejor ni hablamos.
Finalmente
tenemos a los favoritos del circo, los aguerridos y divertidos payasos. Este parangón
no parece ser muy difícil de entender, pues se explica por sí solo. Los payasos
del circo son auténticos profesionales de la risa, su trabajo es hacer reír a
la audiencia, para ello usan sus caras y vestidos más llamativos y
habitualmente se ganan la simpatía del respetable. Los payasos (perdón los
candidatos) en las campañas sólo logran hacer el ridículo cuando intentan hacer
algo gracioso, algo divertido que les atraiga la atención y el beneplácito de
la gente, pero generalmente terminan haciendo puras gracejadas o sea una
payasada de mal gusto, que termina por provocar un efecto contrario al que
intentaban obtener. Por supuesto en este rubro no entran los candidatos (as) que
realizan sus campañas de manera seria, responsable, respetuosa y lo digo no
porque esté en contra de la alegría, una cosa es ser alegre y otra cosa es
andar haciendo un desfiguro o una chambonada.
Espero
que esta analogía haya sido de su agrado. Obviamente, no intento persuadir a
mis amables lectores para que no voten en estas elecciones, al contrario. A
pesar que no existe, desde mi punto de vista, una oferta política atractiva,
competitiva. Pese a la inmensa animadversión por los políticos y sus cunas de
lobos (partidos) ni el abstencionismo ni la anulación del voto me parecen
opciones viables para avanzar hacia mejores condiciones, puesto que ambas
situaciones benefician a los partidos mayoritarios aunque usted no lo crea,
dijera aquella famosa frase de "Ripley". Será porque las
composiciones aritméticas de las leyes electorales así lo prescriben, será el
efecto de una prodigiosa alquimia prefabricada, será porque las leyes de la
"democracia" se proyectaron a sabiendas de que serían los candados de
protección para los dueños del poder o será el sereno, pero así es la jugada. Todos
los votos anulados, ya sea por el coraje justificado, por las ganas de mentarle
la madre a todos los partidos que han sido la desgracia de nuestro país o por cualquier
otra razón, se repartirán entre los partidos principales cuyos nombres no creo
necesario señalar.
Así que
los invito a votar, tomen su credencial y cuando tengan en la mano el crayón,
piensen en cómo está su situación laboral, cómo marcha la economía de su
familia, como está la situación del estado y del país y quien es el responsable
de ello, para bien o para mal, y ahora sí, crucen el símbolo que ustedes
quieran y en ese momento estarán decidiendo su futuro.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.