viernes, 15 de noviembre de 2019

"La pu...ra hipocresía"



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"La pu...ra  hipocresía"


Llamaron poderosamente mi atención unos comerciales de televisión que están siendo transmitidos recientemente. Me refiero a los que tienen que ver con la campaña para eliminar el grito masivo de la palabra puto en los estadios de futbol.

Al parecer es la Federación Mexicana de Futbol (FEMEXFUT) quien ha enarbolado esta campaña como un proceso de concientización o prevención y, de alguna manera, evitar que se empiecen a aplicar sanciones económicas, jugar los partidos a puerta cerrada o quizá incluso a vetar los estadios del equipo local en donde se cometa la falta mencionada.

Para el efecto se están utilizando las imágenes de jugadores, cronistas deportivos, entrenadores, etcétera, en el entendido que éstos son personajes ejemplares o figuras icónicas que pudieran causar el efecto de seguimiento y obediencia al llamamiento. El asunto tiene muchas aristas, aunque eso no quiere decir que no sea un buen intento de eliminar ese grito que, en su significado más conocido, se refiere a la calidad de homosexual de una persona.

Los aficionados mexicanos aducen que no se trata de ser peyorativo con todos los porteros contrarios a la parcialidad local, sino que esa práctica se quedó como una costumbre de ciscarlos o molestarlos al momento de despejar el balón, sin que hagan referencia con ello esencialmente a su preferencia sexual. Muchos dicen que la primera vez que se usó ese maligno grito fue para reclamarle a un portero mexicano, y ahí SÍ iba el grito envuelto en la connotación sexual. Al parecer se trataba de Oswaldo Sánchez, al enfrentar al equipo que lo debutó, el Atlas, vistiendo el uniforme de las Chivas del Guadalajara. De ahí el acérrimo rencor por considerar una alta traición el infame delito de chaquetear.

Para el carácter del mexicano bastaba eso para adoptar la graciosa palabra y, después del jocoso momento producido en el estadio Jalisco en el mencionado enfrentamiento futbolero considerado un clásico tapatío, se siguió usando con renovados bríos porque fue festejado y secundado en casi todas las plazas futboleras del país.

¿Es homofóbico ese grito? Si les preguntamos a los que quisieron injuriar al portero Oswaldo Sánchez, ellos dirán que sí y que se quedaron cortos en el desquite. Pero si les preguntamos a los que ni siquiera son asiduos asistentes a los partidos y cuando van se suman a la voz del estadio, al monstruo de mil cabezas, te dirán que ellos solo lo hacen por diversión. Dicen que lo que cuenta es la intención y en ese sentido, entonces estos últimos serían inocentes del cargo; pero si fuera ley antidiscriminación, entonces, aunque no haya sido intencional, estaría incurriendo en una transgresión. De ahí lo polémico, al menos en ese sentido.

Por supuesto que hay mucha controversia en torno a este asunto. Los defensores de derechos humanos y más específicamente quienes luchan por eliminar la discriminación por razones de preferencia sexual, han empujado mucho, criticando la inacción de los involucrados para erradicar esa mala costumbre que se originó hace algunos años. Asegurar que se lograrán buenos resultados, es hasta ahora un poco aventurado. Mi intención aquí es exponer las circunstancias que rodean este importante aunque no debiera ser tan espinoso asunto. En ese sentido, intento decir qué es lo que puedo apreciar alrededor de estas polémicas acciones y de sus protagonistas.

La afición futbolera ha esgrimido en su defensa la plurivalencia del puto término o mejor dicho del término puto. Creo que lo acabo de utilizar como un adjetivo, aunque fue a propósito con el fin de ilustrar lo que la afición argumenta. Alegan además que es producto del folclor verbal, del ancestral uso del término como acompañante de cualquier palabra, para definir acciones, estados de ánimos y toda clase de interjecciones. Que la palabra puto es una joya de la semántica léxica, una especie de heroína en el mundo coloquial de la palabra. 

Yo pudiera agregar que quizá exista una estrategia equivocada si de erradicar ese grito se trata. Los mexicanos asociamos (me incluyo en el gentilicio, no en toda la definición de la postura) los espectáculos deportivos como un campo abierto, una oportunidad de evadir una realidad social, política y económica que nos estremece, nos apresa y nos agobia. Muchas de las veces el estadio es más un medio de desahogo que un seguimiento o apasionamiento deportivo. Entonces encuentra en ese escenario el espacio perfecto para, por ejemplo, putear a los odiados políticos o funcionarios corruptos de los gobiernos. Aquí estaría usando las dos primeras acepciones del diccionario de la Real Academia Española (RAE) (1.- Fastidiar, perjudicar a alguien y 2.- Injuriar, dirigir palabras soeces a alguien). 

Regresando a la estrategia para combatir este problema, debo decir que la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) está presionando a la FEMEXFUT, para hacer algo al respecto, la estrategia es amonestar y posteriormente sancionar.

Ahí es donde no causan buen efecto estas presiones, por su mismo origen, la FIFA, una entidad reguladora del futbol que se ha develado como un grupo de corruptos, que además de amañar el manejo de los torneos y la administración, han favorecido a quienes les dieron sobornos. Un organismo al que no le han importado las terribles tragedias ocurridas en estadios de futbol en las que se han perdido cientos de vidas y que, haciendo alarde de esa incongruencia, se muestra en contra de la palabra puto en los estadios mexicanos, pero otorgó a Rusia el año pasado la sede del mundial de futbol y lo mismo hará con la Copa Mundial de Clubes 2019 y el Campeonato Mundial FIFA 2022 que fueron otorgados a Qatar (Catar) siendo que en ambos países el homosexualismo ha sido históricamente perseguido y criminalizado.

Por eso digo que no tienen calidad moral ni la FIFA ni la FEMEXFUT para servir como estandartes de esa campaña. De la FIFA ya les mencioné antes algunas de las consideraciones, de la FEMEXFUT, pues existen muchas evidencias que nunca ha puesto en sus prioridades la calidad del futbol ni de las selecciones nacionales mexicanas. Es el dinero, el maldito lucro, el que ha mantenido aprisionado a nuestro país en el fondo de la mediocridad. El sistema de competencia inoperante desde el punto de vista de la competición justa. Es el único país donde el equipo que queda en octavo lugar en la tabla puede ser campeón. El de los encuentros moleros; también donde los altos funcionarios de la federación, de manera ostensible, hacen campeones a determinados equipos, mediante la mafia de los hombres de negro (y no me refiero a los que combaten alienígenas en las películas).

En fin, se terminó el espacio; ahí dejo mis comentarios, que son producto de mi observación personal. La mejor opinión siempre será la de ustedes, los amables lectores.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.