JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
"La pu...ra hipocresía"
Llamaron
poderosamente mi atención unos comerciales de televisión que están siendo
transmitidos recientemente. Me refiero a los que tienen que ver con la campaña
para eliminar el grito masivo de la palabra puto
en los estadios de futbol.
Al
parecer es la Federación Mexicana de Futbol (FEMEXFUT) quien ha enarbolado esta
campaña como un proceso de concientización o prevención y, de alguna manera,
evitar que se empiecen a aplicar sanciones económicas, jugar los partidos a
puerta cerrada o quizá incluso a vetar los estadios del equipo local en donde
se cometa la falta mencionada.
Para el
efecto se están utilizando las imágenes de jugadores, cronistas deportivos,
entrenadores, etcétera, en el entendido que éstos son personajes ejemplares o
figuras icónicas que pudieran causar el efecto de seguimiento y obediencia al llamamiento. El asunto
tiene muchas aristas, aunque eso no quiere decir que no sea un buen intento de
eliminar ese grito que, en su significado más conocido, se refiere a la calidad
de homosexual de una persona.
Los
aficionados mexicanos aducen que no se trata de ser peyorativo con todos los
porteros contrarios a la parcialidad local, sino que esa práctica se quedó como
una costumbre de ciscarlos o molestarlos al momento de despejar el balón, sin
que hagan referencia con ello esencialmente a su preferencia sexual. Muchos
dicen que la primera vez que se usó ese maligno
grito fue para reclamarle a un portero mexicano, y ahí SÍ iba el grito envuelto
en la connotación sexual. Al parecer se trataba de Oswaldo Sánchez, al
enfrentar al equipo que lo debutó, el Atlas, vistiendo el uniforme de las
Chivas del Guadalajara. De ahí el acérrimo rencor por considerar una alta
traición el infame delito de
chaquetear.
Para el
carácter del mexicano bastaba eso para adoptar la graciosa palabra y, después del jocoso momento producido en el
estadio Jalisco en el mencionado enfrentamiento futbolero considerado un
clásico tapatío, se siguió usando con renovados bríos porque fue festejado y
secundado en casi todas las plazas futboleras del país.
¿Es
homofóbico ese grito? Si les preguntamos a los que quisieron injuriar al
portero Oswaldo Sánchez, ellos dirán que sí y que se quedaron cortos en el
desquite. Pero si les preguntamos a los que ni siquiera son asiduos asistentes
a los partidos y cuando van se suman a la voz del estadio, al monstruo de mil
cabezas, te dirán que ellos solo lo hacen por diversión. Dicen que lo que
cuenta es la intención y en ese sentido, entonces estos últimos serían
inocentes del cargo; pero si fuera ley antidiscriminación, entonces, aunque no
haya sido intencional, estaría incurriendo en una transgresión. De ahí lo
polémico, al menos en ese sentido.
Por
supuesto que hay mucha controversia en torno a este asunto. Los defensores de
derechos humanos y más específicamente quienes luchan por eliminar la
discriminación por razones de preferencia sexual, han empujado mucho,
criticando la inacción de los involucrados para erradicar esa mala costumbre que
se originó hace algunos años. Asegurar que se lograrán buenos resultados, es
hasta ahora un poco aventurado. Mi intención aquí es exponer las circunstancias
que rodean este importante aunque no debiera ser tan espinoso asunto. En ese sentido,
intento decir qué es lo que puedo apreciar alrededor de estas polémicas
acciones y de sus protagonistas.
La
afición futbolera ha esgrimido en su defensa la plurivalencia del puto término
o mejor dicho del término puto. Creo que lo acabo de utilizar como un adjetivo,
aunque fue a propósito con el fin de ilustrar lo que la afición argumenta.
Alegan además que es producto del folclor verbal, del ancestral uso del término
como acompañante de cualquier palabra, para definir acciones, estados de ánimos
y toda clase de interjecciones. Que la palabra puto es una joya de la semántica
léxica, una especie de heroína en el mundo coloquial de la palabra.
Yo
pudiera agregar que quizá exista una estrategia equivocada si de erradicar ese
grito se trata. Los mexicanos asociamos (me incluyo en el gentilicio, no en
toda la definición de la postura) los espectáculos deportivos como un campo
abierto, una oportunidad de evadir una realidad social, política y económica
que nos estremece, nos apresa y nos agobia. Muchas de las veces el estadio es
más un medio de desahogo que un seguimiento o apasionamiento deportivo.
Entonces encuentra en ese escenario el espacio perfecto para, por ejemplo, putear a los odiados políticos o
funcionarios corruptos de los gobiernos. Aquí estaría usando las dos primeras
acepciones del diccionario de la Real Academia Española (RAE) (1.- Fastidiar, perjudicar a alguien
y 2.- Injuriar, dirigir palabras soeces a alguien).
Regresando a la estrategia para combatir este problema, debo decir que la Federación
Internacional de Futbol Asociación (FIFA) está presionando a la FEMEXFUT, para
hacer algo al respecto, la estrategia es amonestar y posteriormente sancionar.
Ahí es
donde no causan buen efecto estas presiones, por su mismo origen, la FIFA, una entidad
reguladora del futbol que se ha develado como un grupo de corruptos, que además de
amañar el manejo de los torneos y la administración, han favorecido a quienes
les dieron sobornos. Un organismo al que no le han importado las terribles
tragedias ocurridas en estadios de futbol en las que se han perdido cientos de
vidas y que, haciendo alarde de esa incongruencia, se muestra en contra de la
palabra puto en los estadios
mexicanos, pero otorgó a Rusia el año pasado la sede del mundial de futbol y lo
mismo hará con la Copa Mundial de Clubes 2019 y el Campeonato Mundial FIFA 2022
que fueron otorgados a Qatar (Catar) siendo que en ambos países el
homosexualismo ha sido históricamente perseguido y criminalizado.
Por eso
digo que no tienen calidad moral ni la FIFA ni la FEMEXFUT para servir como
estandartes de esa campaña. De la FIFA ya les mencioné antes algunas de las
consideraciones, de la FEMEXFUT, pues existen muchas evidencias que nunca ha
puesto en sus prioridades la calidad del futbol ni de las selecciones nacionales
mexicanas. Es el dinero, el maldito lucro, el que ha mantenido aprisionado a
nuestro país en el fondo de la mediocridad. El sistema de competencia
inoperante desde el punto de vista de la competición justa. Es el único país
donde el equipo que queda en octavo lugar en la tabla puede ser campeón. El de
los encuentros moleros; también donde los
altos funcionarios de la federación, de manera ostensible, hacen campeones a
determinados equipos, mediante la mafia de los hombres de negro (y no me
refiero a los que combaten alienígenas en las películas).
En fin,
se terminó el espacio; ahí dejo mis comentarios, que son producto de mi
observación personal. La mejor opinión siempre será la de ustedes, los amables
lectores.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.