"Mitos y verdades"
Ufff,
que difícil sentarse a escribir cuando aún no salgo del estado catatónico que
envuelve todo mi ser. Mi entumido cuerpo, mi estrambótica mente y mi exaltado
espíritu se enfrascan en una vorágine de sensaciones encontradas que se
arremolinan y discuten acremente sin llegar a ningún resultado satisfactorio de
aversión o de avenencia.
Campeaba
ya en mi mente la idea clara de un relato que en esta edición quería ofrecer a
mis amables lectores, pero en este preciso instante doy un volantazo temático,
convencido, finalmente, de que debo compartirles lo que el día de hoy, 3 de
febrero de 2017, sucedió en una modesta pero hermosa escuela de una colonia
popular de la capital nayarita.
Afortunadamente
no se trata de un suceso trágico en un plantel educativo, como ha ocurrido en
algunos lugares de USA y de nuestro país, sino de algo totalmente distinto y
alentador. Se trata de un evento que, desde mi punto de vista, es un hito en la
historia local. Se trata de un novedoso y revolucionario proyecto cultural que
no tiene parangón y se relaciona específicamente con la pintura.
Desde
la concepción artística del destacado pintor nayarita Javier Carrillo, autor
del proyecto, nace una idea que a mi juicio es extraordinariamente
revolucionaria, desde el punto de vista de enlazar pasado y presente. Es
innovadora porque establece un puente mágico, pero real a la vez, entre la
historia antigua que se desvanece ante el olvido sistemático de los que
ejercen, de mala forma, el poder; y la historia contemporánea, fuerte y
dinámica, que a pesar de los obstáculos, golpes bajos, ardides y aranas, sigue
vigente, cobijada por el activismo social de los hombres y mujeres jóvenes, que
conforman una generación vigorosa, consciente, rebelde y comprometida con el papel
que hoy les tocó desempeñar, en este episodio crítico de una sociedad que
reclama a gritos ser rescatada de la inopia y la ignorancia a que ha sido
sometida durante años, por un grupo de traidores a la patria.
El
concepto abstracto se materializa a través de los pinceles mágicos de Javier
Carrillo, en un mural conformado por dos secciones. Una, en la que se plasma,
con magistral habilidad, la parte de la historia labrada por los héroes de
antaño, entre los que se aprecian los rostros de Baca Calderón, Amado Nervo y
Manuel Lozada, entre otros.
En la
parte dos, al otro extremo de la escuela, con el simbolismo mágico y esotérico
del Venado Azul al centro, el autorretrato del pintor, acompañado por diecisiete
personas de distintos ámbitos del quehacer social. Entre ese grupo de
ciudadanos, vivos y actuantes, se pueden contar toda clase de personajes. Estudiantes
universitarios, músicos, pintores, politólogos, abogados, escritores,
activistas sociales, entre otras profesiones o actividades. El común
denominador o el factor que incidió como criterio de elegibilidad para estar en
ese mural fue que cada persona que aparece ahí aporta algo positivo a la
sociedad nayarita. Es una extraña pero muy efectiva combinación. Incluye
jóvenes que desbordan energía y ganas de transformar a esta sociedad agraviada,
con algunos no tan novatos pero que aportan la discreta sapiencia que da la
experiencia y que no se quedan a la zaga en cuestión de ganas de apoyar a la
sociedad.
La
solidez conceptual del arte pictórico y la libertad suprema del propio artista
para plasmar sus ideales y aspiraciones en esta obra, es el punto de quiebre
del autor. Él busca amalgamar, en una solo pócima, las virtudes humanas, de
disímbolas características, con los elementos virtuales, la esperanza en un
nuevo estado de cosas, la limpieza moral y la grandeza de espíritu de quienes,
al aceptar el privilegio de estar ahí prestando su imagen, están al mismo
tiempo firmando una imaginaria acta de compromiso social.
Lejos
de los absurdos devaneos de la vanidad, en donde seguramente se mostrarían los
ángulos visuales y estéticos rebuscados e hipócritas de las personas, en esta
representación artística se reflejan rostros afectados por la rabia, brazos que
se levantan con furia en señal de protesta e inconformidad ante el estado de
cosas que se vive en la actualidad. Puentes y lazos de unión entre distintos
actores sociales que, con diferencias en la forma y en el medio de acción,
buscan un objetivo común.
En lo
artístico quizá yo pueda decir poco, acusando mi escasez de conocimiento en
cuestión de estilos, tipos y materiales usados, pero entiendo a la perfección
el mensaje. Comprendo con cierta facilidad, la magnífica combinación de lo
antiguo y lo nuevo, el respeto y veneración a nuestros orígenes, nuestras
raíces, nuestra verdad, nuestra pertenencia. Javier Carrillo busca, en la
mayoría de sus obras, y estos murales no son la excepción, rescatar y promover
la importancia de la multiculturalidad.
Con sus pinceles busca darle
oportunidad a esa mágica convivencia de culturas de nuestro estado. Con éstos nos reclama a gritos que volteemos a ellas, que aprendamos a valorarlas, que
entendamos su punto de vista, que conozcamos su cosmovisión, o sea la
concepción global que nuestros pueblos originarios tienen del universo. Y
finalmente, con este concepto de mural develado en este día histórico, nos
señala que a pesar de la distancia y el tiempo, ese no es un mundo muerto, está
cada vez más vivo a través de estos jóvenes estudiantes y profesionistas
indígenas, luchadores incansables, que representan a sus etnias con orgullo, que
se preparan constantemente y trabajan con intensidad buscando el desarrollo de sus
pueblos y de la sociedad en general.
Esa
amalgama entre los activistas indígenas y no indígenas, es muy representativa.
La idea del pintor es muy clara en ese sentido. Es un acertado acercamiento de
potencialidades y realidades. Es la renovación de un pacto de hermandad, ya
existente, aunque distante o desconocido.
En fin,
fui testigo de este gran proyecto. No sólo como periodista y/o escritor sino
como parte actuante en el mismo. Fui objeto de un honor inmerecido al estar en
ese mural denominado: “Nayarit, Mitos y Verdades del Centenario”, al pasar lista de presente entre esos
“personajes destacados de nuestro estado” como fuimos presentados a los niños
de la Esc. Prim. Constitución de 1917 ubicada en la Col. INDECO de esta capital
nayarita, con quienes se adquiere un mayor compromiso.
Aprovecho
el poco espacio que resta para agradecer al autor, Javier Carrillo, la distinción
de estar en esta obra de arte histórica. A las autoridades escolares, personal
docente y administrativo del plantel por su magnífica atención, cuya calidez me
hizo sentir muy importante, a los niños de la escuela, y en especial a los del
taller de pintura que participaron con el maestro, a las personas, compañeras y
compañeros, que aparecen en el mural, con quienes conviví y espero seguir
haciéndolo. Sé que es un orgullo estar en esa pintura, pero también estoy
consciente que es un altísimo compromiso moral con la sociedad, con los niños y
conmigo mismo.
Quise
compartir esta gran noticia con mi organización sindical, el SUTSEM, porque
entiendo que el orgullo por un logro personal debe ser también un aliciente
para todos los que integramos esta familia. Así que espero que los sutsemistas
se sientan tan orgullosos y tan comprometidos como yo me siento. ¡Yo soy
SUTSEM!
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA
PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C