Al
momento de escribir el presente texto estamos exactamente a un mes de que
terminen las campañas políticas y que llegue el día “D”. El evento electoral
más importante de muchas décadas en nuestro país. El día más largo del año,
entendiendo que las horas parecerán lentas en su “caminar” para dar paso a la
noche en que se podrá tener una idea muy aproximada de la decisión que haya
tomado el electorado nacional.
En
lo personal se me hacen largos los treinta días que aún faltan para llegar a la
orilla. Y no pude encontrar mejor metáfora porque así es como me siento, como
un náufrago sediento que mira con ansiedad la distancia que falta para llegar a
la arena de una playa paradisíaca. No es que no me guste la política o cosa por
el estilo, sino que particularmente esta elección presidencial, principalmente
aunque las otras no se salven mucho, ha sido de lo más grotesca.
Desde
mi punto de vista, las campañas han dejado mucho que desear o en su defecto
retratan el desastroso nivel de politización que tenemos los mexicanos. Hay una
ausencia manifiesta de propuesta por parte de los candidatos. Me refiero a que deben
salir de la “jurisdicción” de una promesa simple o ilusoria y arriben a proposiciones serias, con un mínimo de respaldo,
con un sustento básico del “cómo” se haría tal o cual cosa, tal o cual
programa. Eso, por un lado. Por el otro, la verdad que da pena ver que no
existe el debate de las ideas como tal, al grado que a veces las campañas se
asemejan a una pelea callejera donde se valen las mordidas, los piquetes de ojo
y los golpes a los bajos. Tampoco crean que me imaginaba ver un duelo formal,
de aquellos en que se batían a duelo por el honor, con el flemático protocolo
inglés, de auténticos caballeros, vestidos de smoking y sombrero de copa,
respetando las reglas de los diez pasos antes de dar la vuelta y disparar a
matar. Por supuesto que no, pero da tristeza ver el burdo nivel de competencia.
Al parecer se trata de brillar a costa, de opacar al de enfrente.
Se
observan muchas cosas en estos tiempos. Unas más o menos normales y otras no
tanto. Para empezar, desde su inicio esta batalla se tornaba un poco extraña cuando
se unen dos corrientes aparentemente antagónicas, y digo aparentemente porque
se supone que una de ellas representa a la izquierda (?) y la otra a la derecha
o ultraderecha, me refiero al PRD y al PAN, respectivamente. Estos partidos
políticos, cobijados en el sofisma de que se trata de “sacar al PRI de Los
Pinos, porque quieren acabar con la corrupción que éste representa” pero con
una especie de plan B, que consiste en
ver si no pueden hacerlo para tomar ellos el control, entonces serían
capaces hasta de unirse al partido en el
poder, al que “repudian”, sólo por no dejar que el candidato de MORENA
llegue al poder. Se trata pues de descalificar a Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
a como dé lugar. Por supuesto que eso sería casi un hecho heroico, pues
salvarían a México del peligro que éste significa. (Según ellos).
Las
encuestas no son infalibles ni son en sí mismas la elección, sólo son
indicadores del comportamiento de la preferencia electoral. Es una aseveración
correcta (a mi juicio), pero, especialmente esta vez, las tendencias han tenido
un comportamiento que a veces parecen ser definitivas en favor de AMLO. Es tal
la percepción de que no hay forma de revertir ese proceso, que las fuerzas contrarias
se observan desesperadas. Se nota con facilidad en la intensidad de su guerra
sucia para intentar contrarrestar el avance de MORENA.
Es
increíble la cantidad de cosas que se han publicado en las redes sociales para
tratar de desprestigiar al PEJE. Algunas de ellas tan infantiles que solo
generan risa o memes y tienen, a veces, resultados opuestos a los esperados. No
sé de dónde sacan tantas cosas para pegarle a AMLO (bueno, sÍ se sabe de dónde)
pero no tienen sustento, porque si hubiera pruebas reales, contundentes, de
todo lo que publican de él y su familia ya lo hubieran “bajado del macho” y
estaría de vacaciones en el “Altiplano Resort”.
Mi
pronóstico es que, en lo que resta del tiempo de campaña, se mantendrá la
tendencia ganadora de AMLO, pese a todas las cosas que sigan surgiendo
“espontáneamente” en las redes. La sociedad, una gran mayoría al menos, tiene
muy claro que ya es tiempo de cambiar la frecuencia de ese viejo radio de
bulbos. Grandes sectores de la sociedad están hastiados de la corrupción,
impunidad y cinismo de que han hecho gala los gobiernos priístas y panistas. Ya
parece no convencer el “ahora sí” del PRI y de sus aliados estratégicos del PAN
para golpear al pueblo (léase reformas estructurales) y del PRD, pues que
decir, el chiste se cuenta sólo.
Se
ha mal informado a la sociedad, se le ha intentado asustar con la
“venezuelización” de México, que AMLO va a implantar el socialismo o el
comunismo, que se van a ir del país los grandes empresarios, esos que han
puesto en riesgo sus inversiones tan sólo por “ayudar” al pueblo, creando
empleos excelentemente remunerados y jugosas prestaciones que han rescatado de
la pobreza a nuestros obreros. Que se va el pan Bimbo, la Coca Cola, los jugos
del Valle, y un montón más de productos chatarra. Nada de eso ha logrado mover
de su lugar a millones de mexicanos que están dispuestos a arriesgar a quedarse
sin sándwiches y sin lombrices, por el simple hecho de ver la luz de un nuevo
día. Por la esperanza de ver un cambio en el horizonte que traiga consigo la
justicia social a un pueblo que ansía vivir con dignidad.
Según
lo que yo percibo, es que el pueblo quiere darle la oportunidad que no ha
tenido AMLO de gobernar el país, como una especie de ¿Por qué no darle una
oportunidad a él? si al PRI se le dieron muchísimas, casi noventa años (incluyendo cuando fue
PNR), al PAN dos consecutivas (12 años), ¿Por qué habrían de negarle al menos
un sexenio a esta nueva opción?
En
fin, esa es mi percepción, mi comentario. Creo que debemos esperar cualquier
cosa en los días que faltan de campaña, no me refiero a sorpresas en el rumbo,
sí a largas jornadas de pleitos callejeros, de babosadas y de estiércol. Falta
mucho por ver, sobre todo constatar hasta donde pueden llegar los que detentan
el poder, por conservarlo y, por el otro lado, el valor de los mexicanos, si
deciden o no apostar por un golpe de timón, un cambio verdadero, que garantice
el arribo a la justicia social.
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA
PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.