"No me late"
La
mañana era muy fresca cuando abrí la puerta de mi casa. Eran aproximadamente
las ocho de la mañana cuando salí rumbo al centro de la ciudad. A una cuadra de
mi casa estaba la estación “México Libre” del Sistema de Transporte Colectivo
de Tepic, sólo tendría que abordar ahí el famoso “metro”, recorrer cuatro
estaciones y descender en la estación “Nayarit Progresista” porque frente a
ésta se ubica el Parque Estatal de la Cultura y el Entretenimiento, popularmente
conocido como el PECE. Había acordado reunirme con algunos de mis amigos en la
terraza del Café “Don Chema Narváez” a un lado de la hemeroteca estatal “Brígido Ramírez Guillén”.
Me
gustaba citarlos ahí porque sabía que no eran muy puntuales, situación que me
permitía pasar unos minutos en el aula audiovisual de ese maravilloso complejo
cultural. Una de mis aficiones era darle una ojeada al inmenso catálogo de
libros que cuenta ese espacio. Miles de volúmenes de todo tipo de literatura,
perfectamente clasificada, al alcance de tu mano. Era muy gratificante tener
frente a mí, bajo mi control y a mi entera disposición, libros de todo tipo,
desde textos escolares de secundaria, bachillerato y profesionales, hasta los
clásicos de la literatura, libros de ingeniería, derecho, historia, las fascinantes
novelas y libros de narrativa de todos los tiempos, desde “Cien años de
Soledad” hasta “Sueños de Misterio, Fe y Esperanza”.
A pesar
de que mis amigos eran en general algo impuntuales, el que me preocupaba era
Jorgito. Él había sido llamado por el Ayuntamiento de Tepic para que pasara a
recoger su llanta nueva y su indemnización por el daño que sufrió su coche al
caer en el único bache que había en el Bulevar Insurgentes. El pago de esa
compensación era en efectivo y acompañada por un vale para revisión de la
suspensión en los Talleres Mecánicos de Respaldo Municipal a Ciudadanos, el
famoso TAMEREMUCI, un taller equipado con la más alta tecnología que se encarga
de resolver todos los problemas de los vehículos de los ciudadanos tepicenses, que
hayan sido ocasionados por las fallas en la infraestructura y las deficiencias
de la ingeniería vial del municipio.
La vez
anterior, quien faltó a la cita fue Roberto. Su ausencia era más que justificada ya
que fue enviado a vacacionar a Europa por el gobernador del estado, por haber
obtenido el reconocimiento al mejor empleado de la burocracia en el año que
recién terminó. El viaje incluyó el
acompañamiento de su esposa, también con gastos pagados de pasaje, estancia y
alimentos. Lo único malo del viaje de ellos es que sólo visitaron tres países
del viejo mundo y duró apenas 15 días.
Mis
compañeros se tardaban más de lo esperado y decidí dar un pequeño paseo por
aquellas maravillosas instalaciones. El bello adoquín jaspeado invitaba a
caminar lentamente encima de él. El aroma de las rosas y tulipanes del cuidado
jardín le hacían una exquisita caricia a mi olfato. Daba gusto caminar en esos
senderos de ensueño. Espacios limpios y muy bien pintados. Señalamientos bien
detallados, los pastos gozaban de un verdor impresionante. Las fuentes
infantiles que se mecían al ritmo de la música de Cri-Cri, invitaban a la
alegría y al esparcimiento. Los niños reían y gritaban montados en sus
triciclos y bicicletas. Todos los juguetes, incluidos los que acabo de
mencionar, son propiedad del parque pero se pueden usar de manera gratuita. Las
bicicletas, nuevas por cierto, las puedes usar por un largo rato, y si terminas
tu recorrido en alguna parte opuesta y distante al lugar donde la obtuviste, la
puedes dejar en unos dispositivos para ello, sin necesidad de realizar trámite
alguno. El gobierno confía en el usuario y éste confía plenamente en el
gobierno.
Un
tanto pensativo, seguí mi camino, pero al pasar cerca del Foro Cultural “Rafael
Alfredo Almanza Aguilar”, un precioso teatro multidisciplinario que lleva ese
nombre en honor a quien fuera uno de los mejores Secretarios de Cultura del
Estado, me detuve al escuchar una suave sonata. Me acerqué a indagar que era
aquello y encontré en el escenario a la “Orquesta Infantil de la Ciudad”, la
misma que recién regresó de una gira europea que incluyó conciertos en Viena,
Roma, Madrid y Copenhague. Me quedé unos minutos más, escuchando extasiado las
bellas interpretaciones de aquellos niños y niñas de cuarto grado de primaria.
Emprendí
el camino de regreso pensando que alguno de mis amigos podría haber llegado ya
al punto de reunión. Me acerqué al dispensador de periódico que estaba a mi
lado izquierdo. La nota del encabezado había llamado mi atención. Tomé mi
ejemplar y dejé en el depósito los diez pesos del importe. No cabe duda que es
una comodidad este tipo de servicio basado en la confianza mutua entre el
distribuidor y el cliente. Recordé de inmediato otros lugares donde no sólo no
pagarían el costo sino que no dejarían un solo ejemplar y se llevarían hasta la
cajita donde se exhiben. Obvio que eso es para ciudades atrasadas, que no es
nuestro caso. Nosotros jamás haríamos algo así.
La
noticia que llamó mi atención es que a nuestro gobernador, el Doctor en
Filosofía “don Aristóteles Sastre” le había sido entregado el galardón denominado
“Benefactor del Pueblo y Paladín de las Causas Justas”, premio internacional
que otorga la universidad europea “La Sobona” y un consejo mundial de
ciudadanos que, entre prospectos de todo el mundo, eligen un gobernante que se
distinga por su honestidad, la viabilidad de sus proyectos, su sentido de
equidad en la distribución de los recursos, el trato responsable y humanitario
a sus trabajadores, su elevado sentido de impartición de la justicia, su apoyo
decidido a la cultura en todas sus manifestaciones y otras variables de esa
naturaleza. Era una gran noticia pero también era cierto que si la gente no
festejaba era porque estaba tan acostumbrada a tener ese nivel de gobernadores,
que lo consideraba algo natural y hasta rutinario.
Atisbé la zona donde me reuniría con mis amigos y
noté que aún no llegaba ninguno de ellos. Pensé en aprovechar esos momentos
para ir a mi camioneta Land Rover a recoger mi celular que había olvidado en la
guantera. La camioneta era mi más reciente adquisición. La compré de contado
con el pago retroactivo de los incrementos salariales y un cheque
extraordinario para compensar las molestias por la espera de dichos pagos que
nos había entregado el gobernador. Fue tan generoso el pago que hasta me sobró para
cubrir el seguro bianual de mi vehículo y un viajecito a Nuevo Vallarta.
Ya en
el interior de mi linda camioneta y en el intento de abrir la guantera, presioné
el claxon y en ese preciso instante pitó de manera estridente. Me sobresalté y
me sentí apenado porque no quería molestar a los asistentes. Me quedé quieto
esperando algunas reacciones, quizá gritos de protesta de algunas personas. No
sucedió eso, pero en cambio sentí una gran angustia cuando los controles de mi
camioneta se volvieron locos y el claxon se puso a pitar insistentemente, el
radio se encendió solo y de pronto se desató una algarabía. Me tapé los oídos y
cerré mis ojos a punto de gritar exigiendo silencio. Cuando abrí mis ojos de
nuevo, la ventana de mi recámara estaba abierta. Entraban por ella gritos,
silbidos, canciones babosas, mucha algarabía y un brutal perifoneo. Era el
estólido de Saldate haciendo un gran desmadre, según induciendo al voto. Fue
entonces cuando me di cuenta que estaba de nuevo en el mundo real y que ese
tipo de sueños estrambóticos no conducen a nada bueno y la verdad que eso ¡NO
ME LATE!
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.