"De gira por la capital"
Cuando
este artículo esté en sus manos habrán pasado siete días desde que arribé a la
capital de los tlacoyos y los tacos de “suadero”. Una vez más visitando esta
megalópolis llena de contrastes, de magia y de misterios, la gran
“Chilangolandia”.
No cabe
duda que cada viaje tiene sus particularidades, aunque inicialmente la idea y
el programa sean generalmente los mismos. Ahora mismo no podría contarles mucho
de estas aventuras porque apenas llegamos ayer, pero sí puedo afirmar que es la
segunda ocasión en que me enfermo durante el viaje o casi llegando a la “Gran
Tenochtitlan”.
La vez
anterior, llegando a la ciudad, una especie de bronquitis me tumbó con fiebre y
escalofríos. En esta ocasión un dolor agudo en el costado izquierdo de mi
abdomen momentos antes de abordar el avión en el aeropuerto de Guadalajara,
Jalisco. Pero no quiero sugestionarme y empezar a creer que ya no debo viajar al
antiguo Distrito Federal hoy pomposamente llamado Ciudad de México. Muy al
contrario, quiero pensar en que pronto estaré totalmente recuperado aunque, por
indicaciones del médico, tenga que sacrificar muchos de mis planes originales
de darle una buena repasada a la lista de antojitos que traía en cartera. Adiós
por ahora pues a las gorditas de chicharrón, tacos de “suadero”, pozole,
barbacoa, carnitas, tacos de canasta y otras exquisiteces que ya me había
imaginado saborear por estos lares. Tendré entonces que ceñirme a un régimen
alimenticio moderado en grasas e irritantes. Además de tener que visitar a los
“cuida cuinos” para que me quiten de encima unos ocho kilitos que traigo de
sobra.
Así son
las cosas. Ahora mismo debería estar dormido o al menos metido entre las
sábanas (descansando no sean mal pensados) para darle buena base a los
medicamentos que me recetaron, pero no podría irme a la cama sin enviar mi
texto al semanario porque compromisos son compromisos y es muy difícil que yo
pudiera fallarle a mis lectores. Así que, aún sin estar en la mejor de las
situaciones, estoy intentando esta especie de diálogo que me permita mantener
el contacto con ustedes no obstante estar de vacaciones y a pesar de no estar
en las mejores condiciones de salud.
De vez
en vez es muy positivo salir, más que de la rutina, del entorno en que uno se
desenvuelve. Normalmente eso es muy saludable, sobre todo para la mente, romper
un poco las presiones que se generan en el ambiente laboral. Pero si a eso le
sumamos la presión de un ambiente tenso, complicado, adverso, pues es más que
justificado e impostergable el receso para cambiar de aires. Es evidente que
los entornos laborales en el poder ejecutivo no son actualmente los más
favorables. Al menos en mi dependencia es un auténtico hervidero. No sólo por
el desastre ocasionado por las lluvias, que destruyeron mobiliario, equipo y
mucha documentación, sino también porque se ha llenado de caras nuevas, la
mayoría de “pocos amigos” y se ha creado un tremendo caos en cuestión de
espacios. Esto último porque el gobernador sigue haciendo sus cochinadas y ha
seguido otorgando bases de manera irregular, acomodando a sus achichincles,
amigos y recomendados con alevosía y ventaja, al grado que ya hasta a mi
directora general le dieron su base de “Encargado” con nivel seis. Así también,
muchos otros casos que generan un sentimiento de inconformidad y de injusticia,
porque hay cientos de personas con muchos años esperando esos niveles y el
estólido del gobernador se los dio a quienes no tienen derecho alguno.
En fin,
hay tantas cosas de las que es bueno separarse un ratito, y no por huir de
ellas sino sólo para tomar nuevo impulso. Regresar con nuevos bríos y en espera
de que las buenas noticias empiecen a tocar a nuestras puertas, que buena falta
nos hace. No debemos desesperar y seguir haciendo con mucho entusiasmo la labor
que nos corresponde. Es cierto que debido a la corrupción galopante y al alto
grado de impunidad que impera en nuestro estado y en general en el país, es muy
difícil ver escenarios halagüeños para las causas justas. Hoy por hoy estamos
viviendo un estado de barbarie donde lo más natural es ver que la soberbia y el
capricho, de quien detenta el poder, sigan medrando con la ignorancia y la
pobreza de un pueblo sometido por el terror y la fuerza. Es difícil sobrellevar
el día a día observando a un personaje que vive dentro de una burbuja de
cristal, en un mundo de felicidad y bienestar social que sólo existe en su
mente desquiciada. Cuesta trabajo tener la paciencia para verificar que todo
tendrá que caer por su propio peso, que tarde que temprano esto tiene que
terminar. Espero y sea como los buenos cuentos, esos de final feliz, en los que
resplandece la justicia y el criminal termina en la cárcel pagando sus delitos
y sus abusos.
Todos
tenemos un papel que cumplir. Cada uno de nosotros tenemos que realizar un
esfuerzo individual que potencie la unidad en torno a una causa común. Hemos
dado una lucha digna, con orgullo y convicción, pero no debemos bajar la
guardia porque estamos cerca de la meta. Creo que soplarán vientos a favor,
pero no será nada fácil mantener el rumbo. Debemos estar preparados y
conscientes de que el esfuerzo es permanente.
A eso
los invito en este diálogo. A no perder la esperanza. A que cada quien empuje
desde su trinchera y de acuerdo con sus posibilidades. Pero que no cedan en
ningún momento en el afán de empujar hacia un nuevo proyecto de estado, en
reconstruir el tejido social y depurar las estructuras y los liderazgos. Asumir
compromisos conjuntos entre gobernante y gobernados. Dar la fuerza del apoyo
ciudadano a la nueva administración y exigir a cambio la inclusión en la
justicia social. Formar equipo y sumar esfuerzos que favorezcan el desarrollo,
el pacto ciudadano y el buen gobierno. Un gobierno consciente de la crisis que
se vive, abierto al diálogo para resolver de manera conjunta los problemas y
que cumpla los ofrecimientos y compromisos de campaña. Desde mi punto de vista
el compromiso que indudablemente le conseguiría la aprobación ciudadana
inmediata y sería como iniciar con el pie derecho es: “Meter a la cárcel a los
corruptos”. Aprovechando mi estancia en
la capital del país, a lo mejor no estaría de más darme una vueltecita por la
Basílica de Guadalupe y pedirle a la morenita una ayudadita para que se cumplan
esas promesas.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.