De los
sucesos recientes llamó mi atención la marcha de los trabajadores de la
Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) que, por cierto, mantiene su huelga por
la lucha de sus derechos laborales y principalmente por el adeudo de salarios y
prestaciones que ya han sido devengados.
No es
de asombrar que se declare una huelga por el incumplimiento de contratos
laborales en la UAN, sino lo que llama la atención es la forma en que se ha
manejado el proceso de lucha. Para ser más preciso diría que no he visto la
coordinación ni empatía que observé en los sectores universitarios en otras
situaciones similares. Es más que evidente que esta es una ocasión especial.
¿Por qué lo digo? Porque esta vez no está la estrategia ni el manejo de las
masas en manos del líder del Sindicato de Empleados y Trabajadores de la
Universidad Autónoma de Nayarit (SETUAN) Luis Manuel Hernández Escobedo, quien
se encuentra detenido en el CERESO Federal No. 4 (El Rincón) enfrentando un
proceso legal ya conocido por la opinión pública.
Es
evidente que las condiciones no son las mismas de otras ocasiones. En primer
lugar porque es notorio que ese golpe
legal contra el líder sindical fue tramado con suficiente antelación para
ser ejecutado precisamente en la víspera del estallamiento de la huelga. Se
preparó desde los altos mandos del gobierno estatal a manera de tenerlo listo
para únicamente jalar del gatillo en el momento propicio, tal como sucedió.
Sería tonto y necio pensar que el estallamiento de la huelga y la detención del
líder fueron una inocente casualidad. Por otro lado, algo que también me parece
un camino sembrado, es la operación de estrategias de convencimiento al
interior de la comunidad universitaria, usando los perfiles que le son
favorables al gobierno estatal, es decir los adeptos, tanto los identificados
plenamente como los de nuevo cuyo convencidos por el interés mercenario
característico de quienes lucran con las instituciones.
Se
percibe también un desdoblamiento por no decir polarización de los sectores
universitarios, por un lado la poca participación de los docentes cobijados por
las siglas del SPAUAN (Sindicato del Personal Académico de la Universidad
Autónoma de Nayarit) que no han acompañado las manifestaciones de apoyo, ni las
acciones de sostenimiento de la huelga como se ha visto en otras ocasiones.
Algo similar sucede con el sector estudiantil. Incluso se han dejado escuchar quejas de padres de familia que lamentan
que sus hijos se están quedando sin clases y sin futuro. Se están viendo amagos
de movilización por separado de estudiantes y maestros, cuando es algo
axiomático que el triunfo de las luchas laborales y de cualquier otra índole se
gesta en la unidad de los sectores afectados. En este sentido se puede afirmar
que esta situación afecta a TODOS. La inactividad por la huelga, más allá de la
situación sanitaria, está quebrando la economía no sólo de las familias de los
universitarios, sino de la cadena comercial que rodea las instalaciones académicas.
El
deseo es que se solucione pronto y de manera satisfactoria el problema laboral,
al menos las personas que entendemos el papel tan importante que juega la
máxima casa de estudios en el desarrollo de nuestra entidad. Y no me refiero
únicamente a la solución al problema económico que originó el movimiento
huelguístico, ni al quebranto financiero que se viene arrastrando desde hace
varios años sino de una vez por todas se dé el rescate y la estabilización de
la institución educativa desde sus cimientos. No se puede estar sufriendo
sobresaltos cada fin de año, ni se debe permitir que la solvencia moral del
ente educativo más importante del estado se vea empañado por las acciones
maquiavélicas de grupos ajenos que desean la cuota de poder político y económico
que proporciona su control. Hay mucho por hacer al interior de la universidad pero será siempre primordial anteponer la unidad como premisa de su rescate y
desarrollo. No se deben confrontar ni polarizarse los sectores que la integran
ya que es imposible caminar sin alguno de ellos, son piezas o elementos
indispensables y complementarios. Sólo basta con una rápida mirada en retrospectiva
para entender como ha sido el camino histórico para llegar a ser lo que a la
fecha significa la UAN en el entorno moderno. Nada podría entenderse sin la
participación activa de sus sectores y sin la lucha revolucionaria de sus
componentes. Las grandes páginas de la historia universitaria se han escrito
con el sudor y la sangre, basta recordar a los trabajadores caídos el 20 de febrero del ya lejano año de 1979, en
la lucha por sus derechos laborales.
Se extraña en la actualidad, en esta lucha para
ser más preciso, la imagen de un rector, un líder estudiantil, un líder de los
maestros y, más aún, al líder de los trabajadores montando guardia juntos, en
el mismo acto, cerrando filas, como simbolismo puro del futuro de la
institución y la unidad, hoy resquebrajada por la intromisión de agentes
externos, y otros que luchan desde el interior, que le apuestan a la máxima
jugada política de “divide y vencerás”.
La historia es misteriosa, a veces
incomprensible, pero nunca se equivoca. A veces se disfraza de tragedia o
accidente, pero con el tiempo deja ver la crudeza de sus realidades que en su momento fueron incomprendidas. En otras ocasiones, suele mostrar la
magia de sus casualidades o la testarudez de sus protagonistas. Hoy
estamos ante una que es a todas luces digna de ejemplo. Hace 42 años (1979) el
protagonista trágico de la historia, Petronilo Díaz Ponce, a quien la historia
popular sentencia como responsable del cobarde atentado y masacre de tres
trabajadores universitarios. Hoy, en este 2021, la historia vuelve a regodearse
y a jugar con los sucesos, circunstancias y nombres. El protagonista del
arresto maquinado del líder setuanista para socavar la fuerza de la lucha
sindical por los derechos de los trabajadores es de nuevo Petronilo Díaz Ponce
(éste el hijo del tristemente célebre rector).
Después de más de cuatro décadas vuelve a hacer
su aparición el mismo nombre, en el mismo escenario, con los mismos propósitos.
¿No es como para erizar la piel? Quizá si no hubiera elementos de análisis
podríamos decir que sí. Pero ya lo mencioné antes, puede ser una mágica casualidad o una histórica testarudez del poder malsano
que sigue intentando, aún sin éxito, apoderarse de la universidad para sus
maléficos fines. La otra pregunta que surge con asombrosa naturalidad es: ¿Lo
vamos a permitir?
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE
SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO
ACTIVO FRECONAY, A.C.