JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
"Un fantasma surrealista"
Recuerdo
aquella histórica e icónica frase que introduce a la lectura del famoso Manifiesto del Partido Comunista: «Un
fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo». Era la forma perfecta de
iniciar un documento de esa trascendencia, es una frase ideal para interesar
y explicar —bajo la luminosidad filosófica, dialéctica y científica de dos
grandes pensadores universales como Carlos Marx y Federico Engels— lo que
ocurría en aquellos lejanos días del despertar del proletariado, de la lucha en
contra del terrible dominio del capitalismo.
La cita
en el proemio es únicamente por la frase, ya que no trataré en este espacio
acerca de la doctrina del desarrollo ni la teoría de la lucha de clases. La
expresión me gusta y pensé en parafrasearla iniciando mi texto con esa
introducción. «Un fantasma (o dos) recorre (n) el estado de Nayarit: los
fantasmas de Covid-19 y el Dengue”. Después navegar por las aguas tranquilas de
la metáfora, la analogía y el simbolismo, condición que seguramente sería muy
placentera para mí. Pero me detuve en seco al pensar que quizá la forma —un
tanto abstracta— de manejar una temática tan delicada como esa, podría
alimentar la confusión, la duda o escepticismo de muchas personas que aún no
creen en esas enfermedades, principalmente en la primera de ellas.
Pues
no, no es un fantasma; la enfermedad Covid-19, es —por el contrario— una
terrible realidad que mata a diario a muchas personas, algunas muy conocidas
otras no tanto, pero igual de importantes. Quizá se pueda jugar con la frase del
fantasma que recorre las calles de Nayarit, por un lado es algo físico, real,
tangible, pero este fantasma acechante en realidad es el de la muerte, esa
encapuchada y oscura presencia que amenaza con su ineluctable letalidad y su
mortífera adición. Aquí dejaría el tema, como para no desalentar el ánimo de
los ciudadanos ni darle uso probable a la ley de la atracción, pero por si esto
no fuera suficientemente apocalíptico, todavía se incrementan (o solo se
revelan de verdad) las estadísticas de contagios de otro famoso personaje de
terror, el “Dengue”, este vector que cada vez más se enseñorea de nuestros
panoramas, rincones y hogares al grado de que ya se habla de un surrealista
maridaje de ambos, algo que parece una pesadilla estrambótica de Luis Buñuel.
No creo que a alguien más se le hubiera ocurrido unir a estos patéticos
personajes para decir “Coronadengue” o “Covidengue” pero resulta que así es,
que ya existe la posibilidad de lidiar con ambas enfermedades a la vez. Cuando
hablo de lidiar me refiero a los sistemas inmunológicos de las personas, no
hablo de una batalla frontal contra esas afecciones, ni médica, ni administrativa,
ni políticamente hablando por parte de nuestras autoridades que se han quedado
rezagados en esta lucha cruenta y desigual.
Después
de esta descripción de la temática —al menos eso intenté hacer— sé que quedarán
flotando sus dudas como pochotes en el
aire. También estoy cierto que algunas veces mis ejercicios epistolares son tan
tendientes al ámbito literario que quizá algunos de mis textos pudieran
sentirse (ojalá) como relatos que de entenderse quedarían como verdaderos
clásicos, como las buenas películas que nunca se olvidan porque dejan algo útil
dentro de nosotros, considerando que la amenidad y el despertar de la inquietud
o la imaginación pudiera estar en el rango de la utilidad. Cuando eso no
resulta en esos términos pues al menos que se queden como película de Alejandro
Jodorowsky, que mucha gente no entiende qué quiso decir pero está segura de que
tiene algo importante que subyace entre líneas.
Ya un
poco entrados en la psicomagia de Jodorowsky, diré que empiezan a notarse los
inconfundibles despertares de los magos de la política en Nayarit. Como si se
tratara de un exorcismo pagano, se empiezan a percibir los sutiles aromas de la
transformación. Los cadáveres putrefactos que durmieron varios años el sueño de
los justos (injustamente diría yo, porque sólo salieron de sus sarcófagos para
cocinar leyes lesivas para joder al pueblo) en sus cómodas madrigueras empiezan
a despertar de su letargo, bajo el influjo del olor a poder y a dinero. Sutilmente
(algunos) asoman sus narices y comienzan a pasar lista de asistencia en los
fructíferos escenarios sociales en que se siembran los frutos electorales. Las
formas son lo de menos, las hay de todo tipo. Están los sensibles y discretos
que —de manera cautelosa— empiezan a sondear a sus próximas víctimas pero
también los hay que aprovechan sus actuales posiciones
políticas/gubernamentales para hacer campañas que nada tienen que ver con la
discreción. Existen igual los que aprovechan cualquier hendidura emocional para
colarse en el ánimo de los ciudadanos, los que ven los graves problemas —por
ejemplo la pandemia actual— como auténticas oportunidades para sacar provecho y
lo hacen de una manera inescrupulosa, usando la dádiva a discreción. Ayudar a
las personas no es algo que esté mal, al contrario, es momento para dejar salir
el espíritu solidario y la mejor cara de la generosidad; cosa que muchos
integrantes de la sociedad civil lo están haciendo de manera admirable. Sin
embargo, no es el caso de muchos sujetos que andan por ahí haciendo dizque
labores altruistas cuando en realidad solo buscan la foto para medrar con los
votos en el futuro.
Seguiremos
viendo esas populares y motivadoras escenas de políticos de baja
estofa que pretenden seguir bajo la sombra del árbol presupuestal, incluso a
algunos que intentarán mover sus recursos propios para ayudar a combatir el
dengue y otros males. A otros que pretenderán enternecer a sus electores
mediante la indulgencia y la compasión que provoca dar a conocer que estás
infectado de Covid-19 incluso tu familia, y así una serie de estratagemas
viejas y nuevas que irán desfilando por la escena cercana del combate
electoral. Para los que de verdad han tenido la mala suerte de infectarse les
deseo pronta recuperación, para los que solo desean aprovecharse de la
situación, pues decirles que en su salud lo hallarán.
En fin,
no queda más que esperar para ver qué otras cosas tendremos en este futuro
inmediato que se mantiene amenazador en muchos sentidos. La crítica situación
sanitaria con dos tremendos adversarios que parecen fortalecerse ante la poca
eficacia gubernamental y la insuficiente colaboración ciudadana. La inminente
llegada de la fastidiosa y perniciosa época electoral que transforma a los
ogros panzones en ángeles de la bondad.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.