En esta
ocasión tenía pensado escribir un relato para mis amables lectores ya que hacía
varios números que no les dedicaba uno. Espacio reservado para la literatura
—me dije sonriendo para mis adentros— mientras maquinaba ya la idea de algo
sarcástico, divertido pero con algo de crítica mordaz. Esta vez no quiero
escribir del tema político, afirmé con una seguridad que hasta el propio Jorge
Benito Rodríguez me envidiaría. Pero, cual político del montón, volví a fallar,
aquí estoy otra vez metido hasta la médula en ese tópico tan atrayente,
subyugante y apasionado como es y seguirá siendo la política. Intentaré justificar
el porqué del viraje repentino en la temática.
Todo
empezó porque recibí una notificación en mi teléfono móvil. Era una transmisión
en vivo de un colega reportero cuyo nombre no recuerdo de momento pero es del
medio digital “Entérate Nayarit” si no me equivoco. Empecé a ver sus imágenes
mañaneras (Pero sin AMLO, al menos en ese momento no) que se sustanciaban en el
bulevar Colosio de nuestra ciudad, Tepic, Nayarit, en las inmediaciones del
famoso, necesario y cacareado Centro de Rehabilitación y Educación Especial (C.R.E.E)
que precisamente un poco más tarde sería inaugurado por el presidente de la
república Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el secretario de salud, los
gobernadores casi saliente y casi entrante y un titipuchal de invitados,
colados y similares de la R.M y puntos circunvecinos y anexos ¡Uf!.
Me
pareció interesante la transmisión y me quedé a verla. Empezó con entrevistas a
personas que se agrupaban en las cercanías del lugar del evento que esperaban
unas a AMLO, otras al doctor Miguel Ángel Navarro Quintero (MANQ) y otras, las
menos, al orondo de Toñito Echevarría. Seguí las incidencias del reporte
periodístico, me chuté varias entrevistas a personas comunes y corrientes, más
comunes que corrientes, todas con cara de angustia que reflejaban las urgencias
y necesidades que requerían ser escuchadas. Me seguí luego con la de Pavel
Jarero, flamante delegado de Bienestar en la entidad, que se concretó a dar
unas escuetas estadísticas del avance de la vacunación anti-covid-19. Luego la
breve entrevista también al cuasi gobernador MANQ, que en su corta intervención
denotó, como siempre, diplomacia, educación y un poco de esperanza a los
interlocutores.
Debido
a una extraña inercia de pronto me vi al interior del CREE (digitalmente
hablando) ya de lleno en el evento de la inauguración. Sabiendo de muchos años
el tipo de parafernalia política que se suele usar en esos actos que parecen
los jardines del edén, por tantas méndigas flores que se avientan los
personajes que actúan en ellos, casi siempre abusando de la generosa
reciprocidad de sus alabanzas. Luego pensé en quedarme a ver la transmisión
completa al fin y al cabo AMLO siempre nos sorprende con ese estilo sui géneris
en el manejo de medios. Me quedé sin perder la sonrisa, no creí que hubiera
algo o alguien capaz de perturbar mi serenidad y el optimismo de disfrutar de
la esplendidez de un domingo luminoso. ¿Queeeé? Por poco se me caen los
calzones a medida que fue avanzando el evento.
En
primer lugar no creí que Toñito Echevarría tuviera los arrestos de aventarse un
discurso como el que pronunció ese día. Estuve a punto de “quebrarme en llanto”
por la explosión de ternura que me invadió al escuchar el tono de su voz
desgarrada, como la de un mártir a punto de ser redimido por la luz prodigiosa
del dedo divino y la magia del eterno. Casi lloro cuando dice que regresará a su
casa con la frente en alto (?) con la conciencia tranquila (??) y con la
seguridad del deber cumplido (???). Restregué repetidamente mis ojos e intenté
enfocar bien la pantalla de televisión (A esas alturas ya me había pasado del
celular a la Roku-TV) y andaba por los dominios de Tello (Y de Toñito también,
pues). Luego del café negro sin azúcar que me tomé vi las cosas con mayor calma
y dije debe ser una broma, algo actuado, escénico, paradójico. Casi me convencí
de ello, cuando claramente vi, más que en la TV, en mi imaginación y en mi
mente loca a Toñito como el “Chómpiras” el simpático ladronzuelo que hace dueto
con el famoso “Botijas”, que no diré a quien se me figuró porque se enojan en
la Secretaría de Educación. Luego pensé “es el calor”, ahorita se me pasa el
soponcio en cuanto hable el aguerrido presidente.
El
ligero malestar fue subiendo de tono cuando le tocó el turno de hablar al primer
mandatario de la nación. Aunque parecía que todo iba bien, comentando acerca de
las obras que hizo y haría en nuestro estado, fueron muy halagüeñas sus
promesas de que el próximo gobierno estatal “contaría con todos los recursos
que se requieran para el desarrollo del estado de Nayarit”, dejó claro que su
gobierno está apoyando a nuestro estado como un acto de justicia o como un
homenaje a los héroes como Baca Calderón precursor del movimiento de la
revolución con la huelga de Cananea y a Alejandro Gascón Mercado, luchador
social, nayarita destacadísimo y muchos otros héroes anónimos. Esa claridad
histórica y el perfil de estadista que asomó a la tribuna en la voz de AMLO, me
hizo sentir una bocanada de aire fresco, entre tanto estiércol político que se
ha derramado encima de nuestro estado y nuestro país. Sentí que por fin se
reconocía el abundante bagaje histórico de nuestra tierra, las aportaciones de
hombres y mujeres que han dado mucho al país y, a cambio, se ha recibido el
menosprecio, el fraude y la rapiña de nuestros recursos por parte de quienes
dirigen el destino de los pueblos.
Todo en
mi rededor se tornaba apoteósico y ya había casi perdonado a Toñito por la
vanidad y cinismo de su discurso, por cierto, aunque tendencioso y lleno de
elogios a sí mismo, se lo escribieron de manera inteligente para seguir
haciendo creer a AMLO que es una gran persona y un extraordinario gobernante.
Estaba en ese proceso reivindicativo, humano y casi místico, cuando escucho cosas
de la voz apacible y franca de AMLO como estas: “Yo opino que Nayarit tuvo la
suerte de contar con un buen gobernador” o “Ha sido tan bueno el trabajo de
Toño”, “Yo voy a invitar a Toño a que
nos siga apoyando en el gobierno federal. Es decir, agradeciendo
encarecidamente a Toñito por su encomiable labor. Señor presidente, con todo
respeto: “YO TENGO OTROS DATOS”. Sólo hay que escuchar la vox pópuli para darse cuenta que sería una minoría, generalmente la
que fue beneficiada directamente por él, la que daría visto bueno a este
gobierno. Ponga a alguien, profesional por supuesto, a recabar las opiniones de
quien tiene el pulso de la sociedad y se dará cuenta que está en un error;
pregunte a los maestros, a los trabajadores sindicalizados, a los de salud y a
muchas otros sectores que deseaban que ya se fuera este gobierno. Si se va a
considerar sólo la seguridad pública como la obra emblemática de Toñito, que
chasco se llevará al saber que esa es una paz pactada, una paz ficticia, quizá
ahora mismo muy disfrutable, pero no para considerar a este gobernador casi un
ídolo. Es una de las pocas veces que estoy completamente en desacuerdo con
usted señor presidente. Puedo decirle que se ha ganado la antipatía de muchos
nayaritas por esa decisión. Si para usted Toñito es un héroe, ¡YO TENGO OTROS
DATOS!
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA
SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com
.- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.