El
ruido enloquecedor de su auto, como diría aquella vieja canción de Roberto Carlos
allá por la década de los setenta, hacía suponer que el endiablado bólido
fácilmente rebasaba la velocidad de cien kilómetros por hora. No, no estaba en
el autódromo de los "Hermanos Rodríguez", estaba en la sala de mi
casa, en una noche apacible de un día cualquiera.
Salí con la agilidad que mi maltratada rodilla derecha me permitía. Tenía la débil esperanza de alcanzar a ver las placas del vehículo de aquel émulo de Michael Schumacher. Por supuesto que sólo alcancé a ver la estela de polvo que levantó el auto fantasma. Refunfuñando regresé al interior de mi casa, no sin antes dedicarle algunas floridas imprecaciones al piloto infernal.
Mi adrenalina como que subió de nivel sólo de imaginar que, al paso relampagueante de ese estólido conductor, se hubiese atravesado alguna persona. La clase de tragedia que pudo suceder. Afortunadamente la calle estaba más sola que de costumbre.
No es
la primera vez que esto sucede. Incluso hace tiempo andaba otro loquito de esas
características, abusando de la velocidad en la calle donde vivo, con la
diferencia que este no se desapareció, sino que pasaba una y otra vez,
"quemando llanta" y dando arrancones a mucha velocidad, probablemente
estaba quedando bien con alguna de las muchachas que viven por el rumbo. Se
podría decir que lo que lo perdió fue la terquedad en su conquista, porque
recuerdo bien que, sin ponernos de acuerdo, salimos al mismo tiempo Ricardo el
de la tienda y yo, agarramos el primer palo que encontramos a la mano y le
cerramos el paso al deschavetado Romeo que, como suele suceder, al ver que se
estaban juntando poco a poco más vecinos enojados, hasta "el cuete"
se le bajó. Después de una larga filípica permitimos que se fuera, por cierto a
una muy moderada velocidad. Eso fue un santo remedio, creo que hasta su pasión
se le borró porque ya no lo volví a ver por esos lares.
Estos
incidentes sólo son una pequeña parte del variado abanico de problemas de la
capital y otras localidades de nuestro querido Nayarit. Me estoy refiriendo de
manera específica al tema de la cultura vial, que se ha agudizado al grado que
me parece que ha alcanzado un nivel alarmante. Es increíble la deficiencia con
que conducen un gran número de personas, cifras que se acercan peligrosamente
al término mayoría. Acuso mi persistencia en escribir del tema, por lo menos
dos artículos, pero no insistiría si no viera que aún con todas las
recomendaciones realizadas, el problema de los pésimos conductores y de las omisas
autoridades del ramo, sigue creciendo.
Ni
hablar de la facilidad con la que se otorgan las licencias de manejo en las
oficinas de tránsito. No sólo las de automovilista sino cualquier persona puede
obtener la de chofer con la misma facilidad con la que los Leones Negros de la
U de G eliminaron al Cruz Azul recientemente. Conozco casos cercanos en que la
persona tiene su licencia de conducir sin saber siquiera como se enciende el
motor de un coche, mucho menos manejarlo, ni ahora, ni nunca. Bueno no manejan
ni bicicleta con rueditas de apoyo. Eso sólo es el aspecto administrativo, que
por supuesto forma parte del círculo vicioso que existe en el problema global.
Es
evidente que el asunto que mencioné en el párrafo anterior se puede tomar cómo
un juego de niños ante otros de mayor importancia, como el ya olvidado problema
de los permisos de taxis clonados en la administración estatal actual. Ni
siquiera existe punto de comparación si hablamos de la cuantía y el tipo de
delito. Pero, para los que no recuerden el caso, les diré que la tranza consistió
en falsificar permisos para taxi, dentro de las propias oficinas de tránsito.
Cada uno con un valor promedio de cien mil pesos, sumando un monto superior a
los diez millones de pesos. Estaba involucrado el Director General de la
dependencia, Francisco García Villela, casualmente compadre del gobernador
Roberto Sandoval.
Un típico
caso de corrupción e impunidad. Apresaron a lo que se llama un "pez
chico" lo presentaron cómo el más astuto de los criminales y luego lo
dejaron libre pagando la "pesadísima" multa de 3 mil pesos. ¿Creen
que el titular, bueno el compadre de Roberto Sandoval, pisó siquiera la acera
de un juzgado? ¡Claro que no! No sólo fue exonerado del delito de marras, sino
fue protegido y premiado con la rectoría de la Universidad de la Costa y
cobijado por el PRI nombrándolo delegado
especial en el Municipio de Santiago Ixcuintla. ¿Qué pasó con la Fiscalía?
¿Nadie por encima de la Ley? Parecía que habría justicia, pero no fue así, hubo
una salida ramplona, una bebida de menta para la sociedad (una mentada pues).
Una prueba más que la justicia se aplica a los pobres y a los que no son
compadres o amigos del gobernador.
Pero
volvamos al asunto de la vialidad, aquello era sólo un recuerdo, un asunto que
por cierto la prensa chayotera, jamás volvió a tocar. Diríamos que "los
mariachis callaron" con mi obligada disculpa a los honorables mariachis
por tal comparación.
Pues sí, la cultura vial sigue siendo un grave problema en esta ciudad y hasta en los pueblos, sobre todo en las cabeceras municipales. La educación vial es letra muerta. Pero cómo no va a ser así, si no existen programas para ello. Si en las oficinas de tránsito te dan la licencia sin preguntarte aunque sea la marca de tu carro, que se puede esperar de las nuevas generaciones. La mayoría de conductores y más aún las conductoras (aquí sí aunque se me enoje mi admirada Sara Lovera) parece que andan en todo, menos conduciendo un vehículo automotor. No tienen la menor precaución, se cambian de carril sin previo aviso, se estacionan en donde les place. Circulan a nula velocidad por el carril izquierdo, se pasan los altos, llevan niños en brazos, conducen hablando por celular o revisando sus mensajes, bueno hasta en sentido contrario me ha tocado encontrar a estas bellas conductoras.
En general, existe un nulo o muy escaso respeto por el reglamento de tránsito. Me atrevo a pensar que muchas personas ni siquiera conocen las señales básicas. Casi nadie respeta la zona de paso de peatones ni los cajones de estacionamiento para personas con discapacidad. Que te cedan el paso como peatón en un cruce sin semáforo es algo de lo más difícil. Lo he medido cientos de veces y el promedio sigue siendo el mismo, de cada diez conductores uno te cede el paso. Ni que decir de los famosos "motolocos" que son suficientemente conocidos como kamikazes de las calles. Se meten por donde les da la gana, te invaden el carril, no respetan señales, los semáforos no existen muchas veces para ellos. El problema es que muy seguido forman parte de la cifras rojas de los accidentes viales.
Debo decir antes que otra cosa suceda es que, como en todo, existen muy honrosas excepciones a esta regla que espero y sigan creciendo. Pedirle a las autoridades que tomen cartas en el asunto de la vigilancia y mejoren la ingeniería vial. Que coloquen semáforos donde se necesiten, como es el caso urgente en el "Bulevar Gobernadores" a la altura del Sam´s Club, ya que los conductores que salimos del Fovissste Colosio con dirección hacia Insurgentes corremos grave peligro ya que quedamos a "dos fuegos" entre los vehículos que van hacia el "Bulevar Colosio" y los que salen de éste hacia Insurgentes. En fin, ahí lo dejo de tarea.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.