"El poder de la lectura"
Hace
años escribí un artículo acerca de la lectura. Bueno, he escrito varios en los
que he tocado ese tema desde distintas vertientes. Pero, me refiero a uno en
particular en el que, además de criticar el vergonzante lugar que nuestro país
ocupa en el entorno mundial, hago algunas consideraciones respecto a la
importancia que tiene motivar el gusto y no la obligación por la lectura. El
artículo se titula precisamente así: “La
lectura. ¿Un gusto o una obligación?
El
recuerdo vino a propósito de los intentos, más que esfuerzos, por motivar la
lectura. Porque cuando alguien está interesado en contribuir a este propósito,
sabe perfectamente que no es ningún sacrificio hacerlo, muy consciente también
de que, una vez que se adquiere el gusto por leer, jamás necesitará ser
obligado a ello. En ese orden de ideas, y por considerar que este suceso abona
a ese loable objetivo, quiero compartirles un evento que tuvo lugar el día de
hoy, 20 de octubre del presente año, en el prestigioso “Colegio Pestalozzi” de
esta ciudad capital, evento que movió mis emociones y me brindó un aliciente
más para perseguir mi anhelo de aportar, aunque sea modestamente, a la
promoción de la lectura, principalmente en los niños.
A raíz
de la presentación de mi libro de narrativa “Sueños de Misterio, Fe y Esperanza” en la Biblioteca Magna de la
Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), tuve el honor y el gusto de ser invitado
a participar en un proyecto de lectura para niños de nivel primaria en el
mencionado colegio. Este proyecto se denomina “Cartas al Autor” y consiste en elegir un libro (agradezco haya
sido el mío) para que un grupo de niños y niñas de sexto grado lo lean en
determinado tiempo. Después de esto, los niños escriben una carta al autor en
la que le expresan algunas de sus opiniones acerca de lo que encontraron en
esas líneas, si les gustó o no, que fue lo que más les gustó y hasta
inquietudes y preguntas de tipo personal. Todo eso coordinado por su maestra.
Una vez que terminó esta etapa me hicieron llegar las cartas de los alumnos del
grupo y me invitaron a visitarlos en su salón de clases para conocernos y
entablar un diálogo. Ese encuentro sucedió precisamente en esta fecha que señalo
anteriormente.
Finalmente
llegó la hora y ahí estábamos en el “Colegio Pestalozzi” con puntualidad
inglesa, su servidor acompañado por un amigo a quien le he tomado un gran
aprecio y que es, justamente, la persona que realizó estas eficientes gestiones
para lograr estos pequeños pero importantes avances. Me refiero al Lic. Mario
Antonio Jáuregui Gutiérrez, Responsable de la Dirección de Desarrollo
Bibliotecario de la UAN.
Me
declaro gratamente sorprendido en mi inolvidable visita a esta institución
educativa. Para empezar, nos esperaban al pie de la escalinata, un par de
jovencitos, un niño y una niña, de sexto grado, ambos de finos modales y
generosas sonrisas, quienes nos condujeron cortésmente hasta el salón de clases
donde se realizaría el evento. Con diligencia y amabilidad, los presuntos
ujieres, nos fueron explicando el uso de los distintos sitios que íbamos
viendo, hasta finalmente llegar a nuestro destino. Fuimos recibidos con
gentileza por la Profesora Cora Miranda Piña, titular del grado y docente de
esos inquietos niños que conocería en ese momento. Todo estaba resultando
agradable e interesante para mí.
Fue un
rosario de sorpresas y buenas impresiones. Entramos al salón de clases donde ya
estaba sentado el alumnado en espera de dar inicio a la actividad. Me emocionó
ver en la pared principal una especie de escenario diseñado en tela de color
azul y unas llamativas letras amarillas que decían “BIENVENIDO” y un poco más
abajo el nombre del proyecto “Cartas al
Autor”, sin faltar la portada y
contraportada de mi libro, una en cada extremo. Ese fue un detalle
verdaderamente placentero para mí. Me hizo sentir importante y apreciado por
aquel grupo de personas unidas por la magia de la lectura.
Desconocía
por completo el formato bajo el cual se desarrollaría el evento, pero, a las
primeras escaramuzas, sabía que debía estar atento a cualquier sorpresa.
Después de un saludo coral, a la vieja usanza de las escuelas cuando entra una
persona al aula, nos sentamos a esperar el inicio del programa. Nunca imaginé
que estuvieran tan bien organizados. De pronto, un grupo de niñas y niños
tomaron sus lugares en una mesa de trabajo, que también era una especie de
“presídium”, elegantemente adornada con el mismo tipo y color de tela de la
mampara. El ejercicio simulaba una cabina de radio, la cual contaba con
operador de controles y varios locutores. Me fascinó y me divirtió ver como su
símil de programa radiofónico contaba con las secciones propias de un medio de
comunicación en audio, las noticias más relevantes, el estado del tiempo,
comerciales, sin faltar los deportes. Más impresionante resultó escuchar en voz
de un locutor que el momento estelar sería la entrevista al escritor (o sea yo).
No fue fácil el momento, pues de sólo imaginar el atrevimiento y la chispa de
esos pequeños locutores, me daba la impresión que sería más difícil que todas
las entrevistas que me hubiera hecho cualquier medio local o nacional.
Afortunadamente creo que salí bien librado de esta prueba.
Un
evento para recordar. Mi amigo Mario Jáuregui, me hizo favor de leer mi
semblanza y dar un breve mensaje. Posteriormente inicié una charla, frente a
frente, con esa audiencia especial e inquieta. Fueron instantes de auténtica
emotividad, al menos para mí, ver el interés que mi libro causó en esos
pequeños, el despertarles la curiosidad por la inspiración, la forma como se
logró publicarlo y además corroborar que disfrutaron la narrativa, a esa edad de
su vida, fue sencillamente fascinante. Respondí absolutamente todas sus dudas
(o quizá las amplié), no dejé de contestar ninguna de sus preguntas por más
personales o singulares que pudieran ser.
Nos faltó tiempo para conocer y analizar algunos otros escritos que los niños realizaron respecto de la lectura de mis cuentos, digamos que hicieron una especie de ensayo acerca de los contenidos del libro. Por la forma en que pusieron atención los alumnos, los maestros y padres de familia, quiero pensar que mi disertación fue lo suficientemente apropiada, amena y provechosa para la ocasión. Espero quede de ella, una mínima huella en el espíritu de los menores, que signifique un aliciente para su futuro y que dejen de ser lectores potenciales para convertirse en lectores efectivos.
Nos faltó tiempo para conocer y analizar algunos otros escritos que los niños realizaron respecto de la lectura de mis cuentos, digamos que hicieron una especie de ensayo acerca de los contenidos del libro. Por la forma en que pusieron atención los alumnos, los maestros y padres de familia, quiero pensar que mi disertación fue lo suficientemente apropiada, amena y provechosa para la ocasión. Espero quede de ella, una mínima huella en el espíritu de los menores, que signifique un aliciente para su futuro y que dejen de ser lectores potenciales para convertirse en lectores efectivos.
Aprovecho este espacio para agradecer infinitamente a los padres de familia, a la Maestra Cora Miranda, a la dirección del colegio y especialmente a los alumnos de sexto grado, la invitación, la amabilidad, la hospitalidad, los detalles tan bellos de preparar un delicioso desayuno y recibirme en el seno de esa familia educativa a la que auguro un futuro aún más brillante que el actual. A mi amigo Mario Jáuregui mi afecto y mi reconocimiento a su trascendental labor en el ámbito de la promoción de la lectura, por supuesto acompañado de mi agradecimiento sincero por su invaluable apoyo.
Ver la
espontánea fila de TODOS los niños y niñas del grupo esperando que les dedicara
su libro es una escena que jamás se borrará de mis recuerdos más preciados.
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.