jueves, 10 de marzo de 2022

"La barbarie deportiva"

 



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"La barbarie deportiva"


Todavía me siento consternado por lo ocurrido en el partido entre los Gallos del Querétaro, en calidad de locales,  y el equipo visitante Atlas de Guadalajara. Un estadio mundialista se volvió escenario de uno de los acontecimientos más vergonzosos de los últimos tiempos. La polémica es el ingrediente sustantivo de este desagradable episodio de la historia del deporte en México. Muchos podrían decir que no es así, que el elemento a destacar es la violencia y no lo negaré pero en este caso me estoy refiriendo a la polémica que se ha generado en torno al número de personas afectadas. Como siempre, existen muchas dudas acerca del manejo real de la información. De inicio corrió la versión que el resultado extraoficial era de diecisiete fallecidos y decenas de heridos. Quienes vimos los videos que circulaban en los medios de comunicación, oficiales y no oficiales, redes sociales y demás, podíamos imaginarnos que hasta se quedaban cortos en la contabilidad.

 Recién hablábamos de la guerra en Ucrania y comentábamos de la barbarie que esas acciones bélicas sugieren. Después de ver la saña, la fiereza y el odio con el que agredían a una persona inerme, indefensa, caída, en realidad no sabría precisar cuál de ellas es más cruel. Si analizamos las causas que dan origen a los mencionados eventos violentos, me parece que resulta más inverosímil el de Querétaro. Solo basta decir que la tremenda gresca en el estadio fue originada por un antagonismo deportivo entre sus acérrimos seguidores, los violentos grupos vandálicos denominados “Barras”.

 Se entiende que no es justificable el inicio de una guerra por razones de ideología, cuestiones geopolíticas, económicas o motivos imperialistas, pero mucho menos se podría entender que una batalla campal de esa magnitud, que pone en riesgo la vida de muchas personas, entre los que se cuentan niños, mujeres, ancianos y muchos aficionados que, en plan familiar, se divertían viendo el popular deporte, se pueda generar por un estúpido fanatismo y una informe y enfermiza pasión deportiva mal entendida; eso es realmente incomprensible.

 Las escenas que circulan en las redes sociales son impresionantes, no aptas para personas sensibles. Cuesta trabajo creer que eso suceda en un estadio de futbol repleto de aficionados ávidos de retornar al disfrute presencial de su espectáculo favorito. Agresiones con piedras, fierros, puñetazos, vallas metálicas, instrumentos punzocortantes y dicen (yo no alcanzo a ver) hasta pistolas. Es repugnante ver la furia asesina de sujetos, que parecen estar bajo los efectos de alguna sustancia prohibida,  perseguir a sus rivales de equipo para golpearlos. Escenas de absoluta barbarie en las que se puede apreciar hasta media docena de trogloditas que de manera inmisericorde patean en el abdomen, espalda y cabeza a un hombre caído, completamente vencido, indefenso e inconsciente al que incluso despojan de su ropa y lo dejan ahí tirado, en calidad de muerto. Luego, unas tomas de video desde las alturas donde se observan varios cuerpos semidesnudos tirados en el piso también inermes, parecen muertos.

 Un espectáculo deprimente, incompresible e injustificable. Acciones violentas que denigran desde cualquier punto de vista la naturaleza humana y el juego limpio que debiera imperar en el deporte. Hordas asesinas de inadaptados que llenan de oprobio y de luto los estadios, solapados por la indiferencia de las autoridades que debieran actuar con dureza y oportunidad para controlar esos desmanes.  Pero no solo es negligencia policial sino también empresarial, ya que los directivos del equipo son los responsables de mantener el control y el orden. Vigilar que existan los condiciones de seguridad, comodidad y respeto para los aficionados y sus familias que pagan un boleto para divertirse sanamente. Nada de eso sucedió, al parecer fue todo lo contrario, ya que parece que los pocos vigilantes que estuvieron en la escena ayudaron a los vándalos.

 Volviendo a lo que me sigue pareciendo polémico, diré que después de que esos videos circularon por todo el mundo, el gobernador del estado de Querétaro declara que no se registró ningún fallecimiento, únicamente heridos y muchos de ellos ya fueron dados de alta de los hospitales donde fueron atendidos. El periodista y narrador de futbol David Medrano se desdice de haber comentado que hubo diecisiete fallecidos en la tragedia, también sale a dar conferencia de prensa la secretaria de gobierno del estado de Querétaro informando que despidieron a cinco funcionarios por no “funcionar”. A estas alturas, tres días después, nos enteramos del esperado veredicto de la Federación Mexicana de Futbol respecto a los castigos a los protagonistas de este inusitado acontecimiento, nada que resulte ejemplar. Las barras (la mayoría auspiciadas por las propias directivas) seguirán existiendo, la de Gallos Blancos solo fue vetada. Por un año no podrá asistir al estadio Corregidora y tres como visitante. Sanción de un año al club, deberá jugar a puerta cerrada cuando actúe como local. A la directiva se le inhabilitó por cinco años, una multa de un millón de pesos al club que deberá ser vendido.

 En fin, desde mi punto de vista era la oportunidad de acabar con ese cáncer de los estadios (las barras) pero para variar, les tembló la mano. Entiendo que están de por medio muchos millones de dólares en este negocio, no solo en el ámbito local sino en todo el engranaje que ya se está acomodando para que México sea de nuevo sede de un mundial de futbol con toda la parafernalia millonaria que eso implica. ¿Qué puede importar algo como lo de Querétaro, incluso si se comprueba que sí se perdieron varias vidas, no? El mundo se sigue moviendo, en las batallas de los estadios y en las ciudades de Ucrania, por el impulso energético del factor económico. Ya veremos que resulta más adelante. Solo queda esperar.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.