Me
resistía a tocar este tema, pero me fue imposible dejarlo de lado. Pudo más el
interés de comentar algo que me parece muy delicado, o quizá no lo sea tanto y
sólo esté exagerando. Finalmente, el mejor punto de vista siempre lo tendrá el
lector.
El
tema de referencia es la postura del periodista durante las campañas políticas.
Me pregunto, hasta qué punto puede el periodista de opinión involucrarse en
alguna tendencia, partido o grupo político, al momento de emitir sus puntos de
vista. Me refiero, específicamente a los periodistas del género de opinión,
dejando sobrentendido que el reportero que da la noticia pues, señala lo que
sucede, y aporta los datos y circunstancias de determinados sucesos
Digo
lo anterior, porque es indudable que, a la luz de sus conocimientos y
experiencias personales, el periodista tenga una idea un poco más clara del
acontecer diario, de las tendencias políticas, y de la realidad social y
económica de su entorno. Que esta circunstancia, sin duda, que puede crear o,
de hecho crea, una afinidad natural con alguna de las opciones electorales que
existen en el momento, en la época de campañas políticas. Pero, hasta dónde se
puede considerar normal o válido que el periodista haga uso de su peso
específico en cuanto a la formación de opinión. Es decir, hasta donde es leal,
más que legal, que de manera directa, voluntaria y tendenciosa se pronuncie por
una de las opciones electorales, considerando que se presume la objetividad
como uno de los valores principales del periodismo honesto. Es probable que
éste, sea más un tema de reflexión que de análisis o discusión. Y que,
difícilmente, llegue a una conclusión satisfactoria. Pero al menos, me
permitiré traer aquí mi punto de vista.
¿De
dónde surge esta interrogante? ¿Por qué un tema cómo este es el asunto
principal de esta columna? La inquietud, deviene de algunas oportunidades que
he tenido de ver y/o escuchar algunos programas en televisión y/o radio, que se
suponen son de noticias, y algunos también de opinión, aunque en menor grado,
cuya finalidad es ofrecer al receptor las opciones noticiosas y de opinión que
se presentan, sean coincidentes o contrarias, sean de diferentes corrientes o
tendencias. El cubrir esa condición, abona a la credibilidad del medio y de los
que dirigen los programas, ya que ofrecen con profesionalismo, su vocación a la
objetividad e imparcialidad.
Dice
el refrán que “para muestra, basta un botón” y me cobijaré en esa manta para no
sufrir de frío. En cierta ocasión, mi esposa veía las noticias, le gustan los
noticiarios de “Radio Fórmula”, y estaba precisamente el de “Eduardo Ruiz
Healy-En Fórmula” que se hace acompañar de una chica que se llama Liliana
Alvarado, otra, Stephanie Henaro y un hombre, Álvaro Rattinger, si no me
equivoco. Me acerqué a acompañar a mi esposa un rato y, de manera desenfadada,
empecé a escuchar lo que decían los locutores y locutoras, bajo la batuta
candente del “Kenny Rogers” de los locutores. Fue una andanada de ataques,
viscerales la mayoría. Se arrebataban los turnos para atizarle con saña a
¿Quién creen? Adivinaron, a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) o el Peje, como
quieran llamarle. Pasó esa noche, terminó el programa, me quedé con la
sensación de que hasta les faltaron minutos para atizarle a AMLO. Pero, me
dije, incrédulo y conciliador, “Bueno esta vez le tocó bailar con la más fea”,
seguramente en otro programa le pegarán a Meade, y luego al güerito Anaya, y
así se la llevan. Pasaron un par de días, y de nuevo la misma escena, acompaño
a mi esposa un rato a ver la televisión, y ahí está de nuevo el “Ray Coniff” de
los periodistas de radio y televisión, dándole hasta con la mano del metate de
nuevo a AMLO, me quedé todo el programa y me percaté que sólo lo soltaban para
ir a los comerciales, y eso porque de ahí les dan su “chivo”. Todo el programa
fue una base militar anti-AMLO. Luego, ya a propósito, me propuse ver varias
emisiones de ese programa y pude constatar que todos los programas es la misma
tónica, se percibe odio, ira, coraje, escurre sangre de la pantalla cuando se refieren
al Peje, que es todo el programa.
Después
de eso, me dio cierta repulsión ver que un programa nacional, de cierto
prestigio, se preste a hacer ese triste papel. Me dieron náuseas al ver que, de
manera tan abierta, grotesca, tendenciosa, ataquen sólo a uno de los
candidatos, no parece ser un programa periodístico, parece un grupo de
lavanderas hablando “pestes” de la vecina, cosa que no me parece nada
profesional. No sé si sea un caso de ética profesional, o se valga que un
periodista se “destape” de esa fea manera, tan sólo porque tiene la libertad de
expresión en su poder. Decía hace rato, que pudiera ser humanamente natural, no
poder ocultar, a veces, la simpatía por cierta tendencia, o tener sólidos
elementos de juicio para ello. En el primero de los casos, desde mi manera de
ver las cosas, debes hacer el intento por no mostrar una desparpajada
parcialidad; en el segundo, considero correcto poner en la mesa de las
consideraciones, los elementos, la información que tengas, procurando
confrontarla con las otras fracciones, las antagónicas, y sí no es posible que
tengas la habilidad para salir bien librado del intento, pues entonces pide una
licencia y éntrale de lleno a la campaña del candidato de tu preferencia, de
plano.
Desafortunadamente,
el caso que les comento, no es el único en el panorama nacional. Lo mismo
sucede en nuestro entorno local. Vale decir, que sí he visto columnistas
habilidosos, mesurados y objetivos en sus comentarios, que merecen todo mi
respeto y reconocimiento, por la forma en que manejan sus conceptos. Pero,
también me he encontrado con algunos que, de verdad, dan tristeza. Existe uno,
por ejemplo, que se la pasa peleando sus posiciones políticas en las redes
sociales. Le he visto confrontarse de lleno con simpatizantes de otras opciones
políticas, él defiende a capa y espada a Meade, pero desgraciadamente es con el
mismo estilo que les comenté en el caso del programa del “Santa Claus” del
micrófono. Es un constante bombardeo anti-AMLO. Su fórmula es, estar
“Trolleando” a todos los que tienen el mal tino de entrar en contradicción con
él. Como priísta recalcitrante que es, a pesar de lo absurdo de su estilo, se
le debe reconocer el mérito de la lealtad a ese partido, por más que pudiera
parecerse a una “Simpatía por El Diablo”, de acuerdo al sentir de una gran
fracción del electorado, pero como periodista, desde mi punto de vista, deja
mucho que desear estar “creando opinión” por un lado, y por otro, repartiendo
volantes del partido tricolor. Ni siquiera diré su nombre, estoy seguro que en
nuestra localidad, muchos habrán de adivinar de quien se trata. Es un buen dato
para confeccionar una “trivia”.
En
fin, los anteriores son tan sólo algunos de los casos curiosos e inusitados que
seguiremos viendo en estas campañas políticas, que apenas están por llegar al
término del primer tercio de su proceso, si lo pusiéramos en términos taurinos,
diríamos que apenas está por terminar la suerte del capote y la pica. Espero
que podamos llegar a cubrir los tres tercios del camino sin que nadie termine
cogido por el toro.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.