La ‘Cruzada’ del SUTSEM…
La fuerza sindical se hizo presente este fin de semana en la Capital con
un matiz candente, el cual según ciertas voces no se había visto en mucho
tiempo; tal presencia permeada por la irritación y el coraje, su gran inconformidad con lo que
llama “la embestida brutal” que está recibiendo en la Entidad a través de una
abierta estratagema vía los alcaldes.
Encabezados por el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del
Estado y Municipios (SUTSEM), miles de trabajadores -que según diversos
cálculos ascendieron a 15 mil- marcharon por la Avenida México de norte a sur,
con todo un programado mosaico de repudios hacia la animadversión de la
autoridad en perjuicio de la clase trabajadora; luego que, según coinciden no
pocos sindicalistas, la de los alcaldes, es tan solo “la punta del “iceberg”.
De inicio, la “megamarcha” logró su primer objetivo: crear desde días
antes un escenario de gran expectación mediática, acaparar la atención de tirios
y troyanos –quizá hasta un tanto morbosa- a fin de romper todo cerco
informativo, ya sea oficial o de cualquier otra fuente, y hace saber y sentir a
la sociedad la realidad de un Estado que se debate entre el “riesgo de
implantarse una tiranía contra el trabajador y la miseria que recibe únicamente
paliativos, porque así conviene para efectos de rentabilidad electoral”.
De conformidad, fue este sábado cuando, la sorpresa popular construida
cuidadosamente con antelación, se consumó con la protesta masiva y sin tapujos
contra la autoridad de alcaldes, y hasta del Ejecutivo: a quien se exigió
enérgicamente pusiera control a esta situación.
Siendo así, parece que los incendiarios después de todo, mantienen ya a
“Roma en llamas”, pero con el inesperado revés de que el fuego quizá los
alcanzó antes de poder resguardarse en su palacio; los agentes intromisorios
–especialistas en desastres- fueron presa posiblemente de un arrebato de
excesiva confianza y la ecuación quedó incompleta. Ahora las condiciones son un
tanto diferentes: el número de damnificados puede que sea mayor al de los que
originalmente se habrían propuesto: el SUTSEM ha dado muestras de estar
dispuesto a todo, y con base en la experiencia de más de tres décadas en
batallas ganadas y negociaciones y acuerdos a favor del trabajador y de ser no
pocas veces el fiel de la balanza para la gobernabilidad, mandó un claro
mensaje más allá de la frecuencia local, a efecto de solicitar la atención y la
solución urgente del problema a quienes están interesados, en estos momentos
más que nunca, en no tener mayores conflictos en las provincias, que aquellos
que el propio proyecto central va encontrando en su desarrollo. De lo
contrario, sin duda que tendrán que tomarse medidas cada vez más radicales con
los que no entienden los reiterados llamados a la unidad, y siguen aferrados a
un sectarismo beligerante, amparados en una tergiversada relación con los
jerarcas.
La situación no es para menos, ahora el Ejecutivo tiene en el llamado
del SUTSEM una oportunidad singular para escuchar, “apagar el fuego
conjuntamente, no en la individualidad”, y cumplir, integrando el clamor de los
sindicalizados en su cruzada, y resarciendo en la medida de sus posibilidades
el daño recibido en las alcaldías: un gran pacto por Nayarit. ¿Será posible?
LA GIRA…
El Gobierno del Estado emprendió los últimos días finalmente su
anunciado recorrido por comunidades serranas de la Entidad, y aunque por
razones de fuerza mayor no logró completar el circuito, pues según anunció en
días previos serían 45 comunidades de siete municipios, y no las 15 con las que
se quedó, atravesó caminos –de acuerdo a la misma información oficial- hasta
ese momento “intransitables” para atender de primera mano a los que “no habían
conocido en absoluto aún al Gobernador de la gente”, buscando pues, inscribir también
para el anecdotario local, su propia versión de los ya clásicos periplos maratónicos
–de madrugada y campiña-, como en su momento lo hicieron con gran eficacia,
pero sobre todo con inusitado tino político y comunicacional, algunos de sus
antecesores, y que en parte por ello se les recuerda con afecto, como Don
Emilio M. González.
Sin duda, fueron cientos de ciudadanos los que atestiguaron por primera
vez el trajinar del gobernante, funcionarios y demás jinetes que se unieron a
la comitiva.
Indiscutiblemente que el evento, tuvo de esencia principios de buena fe,
sin embargo, como es sabido –o cuando menos eso se espera- todo acto gubernamental del talle como el que
se buscó dotar a la cabalgata, debe erigirse bajo sendos principios de
comunicación política y social, y con un propósito muy bien planificado, nunca
“al vapor” o de la ocurrencia circunstancial, que lleve como motor a su vez el
beneficio permanente acorde a un plan debidamente confeccionado para el corto,
mediano y largo plazo, y a la coyuntura actual, con gran conocimiento de causa
(usos, costumbres, historia, necesidades –particulares y generales-, causas y
efectos de los que se visita) y en plena
armonía con la federación, lo cual asimismo no se vea permeado por ningún
problema o diferendo con sectores sociales, que pudieran después de todo, empañarlo;
esto para que en verdad se tenga el éxito deseado. No obstante, vale reconocer
que para el caso, se pusieron de manifiesto pendientes significativos. Veamos.
Pareciera desde un principio, que no se ha podido – o de plano no se ha
querido, cual si se tratara de “caballos de Troya”- comprender la importancia
de rescatar y encauzar debidamente las buenas intenciones de la presente
administración, y así lo reconoció el propio mandatario; y en ese escenario, de
poco o nada ha valido decir y publicar: “Todo está muy bien”.
De inicio, hablar de que 45 comunidades de siete municipios (poco más de
un tercio del total de municipios en el Estado) se encuentran en completo
abandono de la autoridad, es poner totalmente al descubierto que a casi año y
medio de ejercicio no se ha logrado la encomienda de gobernar para todos, y al
mismo tiempo, que el Plan Estatal de Desarrollo se estructuró sin tomar en
cuenta para nada a esos cientos (que hasta
ahora conocieron por primera vez al mandatario y recibieron únicamente desde
alimento a dinero en efectivo) o quizá miles de nayaritas; es decir,
contraviniendo sin más el lema: “Gobernar en el territorio, no desde el
escritorio”, y por consecuencia, el pregón de la unidad y el desarrollo para
todos, queda en solo palabras. Más bien, se pudo haber partido del simple hecho
de que se acudiría a la gente que más lo necesita: a).- tal como se acordó en
campaña, o, b).- en demostración de que el gobierno actual establece el
parteaguas entre la clásica política de ver a los pobres y menesterosos como
botín –en el mejor de los casos- o en su defecto: los desposeídos que así les
tocó vivir y ahí deben de estar, lejos, porque estropean la buena imagen del
progreso, para inaugurar lo prometido y establecido en el Plan Estatal de
Desarrollo: el puente permanente con ese Nayarit que es rescatado de las ‘catacumbas’
y que ya no estará más lejos de su gobierno”, etc.
Además, la coyuntura no fue de lo más propicia: la megamarcha en la
Capital encabezada por el SUTSEM, con respaldo del sindicalismo local y de
otros estados de la República, como resultado de los diferendos sostenidos con
los 20 alcaldes de la Entidad, eclipsó en gran manera el impacto mediático
favorable que pudiera haber tenido la cruzada del gobierno, aún con todos los
esfuerzos que sus “asesores” intentaron aplicar para hacer de las acciones del
mandatario lo suficientemente polémicas y fuera de serie - tanto en símbolos
como en comportamiento- que concentraran los reflectores y restaran fuerza a la
poderosa manifestación del sindicalismo; que según lo visto en las redes
sociales, la estrategia gubernamental perdió rumbo, pues azuzó más a la crítica
seria como virulenta para terminar desvirtuando el propósito de la ansiada
polémica: cayendo más en el descrédito que los buenos comentarios. Pero lo que
tal vez no se tomó en cuenta y quizá impactó más, fue el intento trunco de haber
querido realizar pues un evento paralelo al que se procuró al máximo colocar en
la agenda de los medios por encima de cualquier otro, mandando el mensaje de
que los conflictos sociales -no pocas veces conducentes a peligrosas
condiciones de ingobernabilidad-, e incómodos, como las manifestaciones que
contradicen notablemente la proclama de unidad, hay que pasarlos por alto e
incluso minimizarlos; y si no hay interés en ellos, la situación se vuelve
caldo de cultivo para que propios y extraños intenten confirmar sus teorías de
que, en el caso en comento, también hay resabios del gobierno contra el
sindicalismo: un vínculo inoportuno con los alcaldes; y de hecho así lo dio a
conocer en su fuerte discurso la lideresa sindical, Águeda Galicia Jiménez. La
política pues, es de tiempo, circunstancias y posibilidades reales, y hay que
saber interpretar adecuadamente cada factor.
Ahora, solo queda usar la política como el mejor instrumento para la
solución pacífica y eficaz de los problemas por difíciles que estos sean. Es
tiempo de enriquecer la comunicación política y social, de sumar y de trabajar
por todos y para todos. Que así sea.
Cuestión
"No
hay más calma que la engendrada por la razón."
-Séneca.
Nayarit
enfrenta un nuevo desafío derivado de las primera erupciones o clímax
financieros en la administración gubernamental, alcanzando esta vez ya a las
presidencias municipales, toda vez de la imposibilidad de cubrir por ahora, con
la totalidad de las prestaciones salariales del Sindicato Único de Trabajadores
al Servicio del Estado y Municipios (SUTSEM), contempladas en el contrato
colectivo de trabajo suscrito en cada alcaldía. Sin embargo, los diferendos han
ido subiendo de tono, contrario a lo que se hubiera esperado en un marco en el
que se ha hecho mucho hincapié en la cohesión y la creatividad para responder a
los desafíos consabidos en beneficio de propios y extraños.
Voces
expertas de diferentes ángulos y trincheras han convergido en la urgencia de
privilegiar el diálogo, el consenso y la responsabilidad mutua entre las partes
y solo entre las partes, sin la interferencia velada o encubierta de agentes
externos que pudieran estar interesados más en “incendiar Roma para echarle la
culpa a los cristianos”, a efecto de que ya sin mayores obstáculos de por
medio, proyectarse como magnánimos césares “conmovidos” por la catástrofe y
“dolidos” por el pueblo, y refundar en
su momento su muy particular reino con regentes absolutamente afines en las
distintas provincias, resultado a su vez de un singular proceso de contrastes:
de la catástrofe a la salvación. Mientras tanto, los “quemados” son conminados
a esperar fervorosamente una prometida “redención”; que sabidos deben de estar
que ésta quizá nunca llegue, partiendo de un escenario cada vez más
impredecible donde -lamentablemente- la palabra empeñada se transforma en mero
recurso retórico y de estrategia, a menos que se atrevieran de una buena vez a
demostrar lo contrario. El éxito de toda empresa radica en tener la capacidad
de saber interpretar el tiempo, las circunstancias y las posibilidades reales
del devenir, y no estarse evidenciando como
expertos apolíticos que van en contra de las marcadas y remarcadas políticas de la
propia cabeza central; intentando sacar provecho exclusivamente personal de una malinterpretada línea del plano
superior mismo.
Y
es que los problemas son para resolverse en su justa dimensión: conciliar,
ceder (en lo justo y lo razonable, lo conocido y reconocido recíprocamente),
pactar, conjuntar y cumplir en un marco donde la mejora continua y el
compromiso con la transparencia y la
honestidad, son ingredientes ingentes de todo ente cuya razón de ser radica en
la democratización y la vigencia incólume del Estado de Derecho.
Quizá
como nunca antes, el oficio político se ha vuelto hoy un elemento
imprescindible en el ejercicio del poder
y para el empleo eficaz del propio conducto que lo posibilita: la política, de
acuerdo a su plena acepción etimológica: del latín “politicus”, del griego
“πολιτικός” (“politikós”), que significa “de los ciudadanos” o “del Estado”,
según una reconocida obra de consulta.
De
conformidad, el oficio político dicta que la política es la “herramienta de
comunicación más eficaz entre los hombres para la solución pacífica de los
problemas por difíciles que estos sean”. De tal suerte que su práctica desde
los diferentes poderes y órdenes de gobierno, al igual que de fuerzas partidos
y organizaciones que gravitan en derredor, facilita la toma de acuerdos, la
suma de voluntades, la coincidencia en
los puntos coyunturales de inflexión con metas comunes de bienestar propio y
colectivo.
No
obstante, en los hechos pareciera que el oficio se ha convertido en todo un
reto, principalmente cuando los
problemas contemporáneos han evolucionado a tal grado de tomar matices
inusitados, desafíos inherentes de la vorágine actual que impone la imperiosa
necesidad de adaptarse y saber sortearlos en pro de respuestas fidedignas para
todos los gobernados. Sin embargo, la voluntad
política podrá facilitar la salida a este y muchos otros problemas, ya
que según definió el afamado científico Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz
más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
Los
alcaldes entonces, tienen en el problema con su plantilla laboral de
sindicalizados, la oportunidad histórica
de demostrar oficio político y voluntad, es decir, deponiendo la beligerancia por la prudencia: siendo ellos
los que demuestren madurez y se ganen la confianza de los laboristas; basados
en el esfuerzo estratégico de la federación de tender puentes de comunicación
para sacar adelante sus propios proyectos gubernamentales. Es necesario estrechar la cercanía con los
trabajadores, unificar esfuerzos
recíprocos con el pueblo: cámaras de comercio, empresarios, periodistas,
académicos, estudiantes, colonos y sociedad en general; enriquecer sus acciones
con la reproducción eficiente de parte de los medios de comunicación,
fomentando el análisis, la reflexión, la crítica y la propuesta constructiva
con el aporte directo de la ciudadanía.
Llegó la hora pues, de hacer frente al vendaval y dejar su propio legado para la historia. ¿Lo
lograrán?
“La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer.”
-Bertolt Brecht.
El Gobierno Federal bajo la conducción de Enrique Peña Nieto, comenzó firme su operatividad para establecer las mejores condiciones de desenvolvimiento político-social en el marco de su planeada refundación de la República. La apuesta no fue menor; y conscientes todos -al menos eso pudiera observarse por el momento-, priístas contemporáneos como caballeros y lores de la antigua República del riesgo y las dimensiones de su empresa, se decidieron por la única opción que de redituarles éxito les permitirá mantener la hegemonía total cuando menos durante las próximas ocho o nueve décadas.
“Reafirmar la rectoría del Estado”, dicen, a efecto de recuperar en definitiva las facultades que alguna vez tuvo el otrora tricolor en el poder y desde el poder, presidencial, en los estados y municipios. De tal suerte que echando mano de las grandes lecciones de su historia como gobierno hacedor de nuevos líderes en reemplazo de los que, al mismo tiempo promovía para su jubilación tras la clausura de un ciclo de servicio al sistema, hoy se aprestan para el impulso de un nuevo evento de ascensos y retiros “voluntarios” o “necesarios”.
La primera etapa, y quizá la que será determinante para el propio futuro del PRI en el poder, quedó totalmente al descubierto con las recientes reformas planteadas al artículo 3º Constitucional, a efecto de retomar el control cabal sobre la educación. Si lo logran, obviamente tras de “hacer entrar en razón” al poderoso sindicato magisterial del SNTE y “convencerlo” de la viabilidad de su proyecto, gran parte del camino prácticamente estará trazado.
No obstante, las circunstancias del presente han cambiado un poco desde los años de gloria imperial. Hay similitudes extraordinarias indiscutiblemente, pero las fuerzas de la resistencia también han volteado su mirada a la historia, han observado acuciosamente el inicio y desenlace de cómos, por qués y cuándos de lo que se logró y lo que pudo ser, y qué lo impidió. De tal suerte que han proyectado –por ahora- saber lo que viene y la manera de enfrentarlo: la unidad coordinada en un todo por el todo de acción y reacción, de nivel a nivel, coyuntural; que de obtener la victoria pasarán a la historia como los que alcanzaron la reivindicación toral del sindicalismo, terminar lo que no pudieron sus jubilados y sentar un contrapeso importante del poder.
Así, el Ejecutivo Federal emprendió la confección del marco jurídico que le abrirá la puerta para la concreción de sus planes con el mayor respaldo posible del sistema y hasta de las bases sociales, capitalizando al máximo los desaguisados de sus opositores laboristas y demás, a fin de demostrar “que en su gobierno no habrá más imperio que el de la ley”, una ley por supuesto, garante de gracia para sus propios impulsores, y un tanto también para todos aquellos que tengan la “voluntad” de cumplirla y hacerla cumplir sin remilgo ni arresto alguno de insubordinación, de aguante completo, como se está demostrando en ciertas entidades donde gobiernan algunos de sus “comprometidos soldados”, que vale decir, desde hace más de un año –en que arribaron al poder- lo pusieron abiertamente sobre la mesa, quizá no como se esperaba: elegante y de suma con oficio político, como en el ‘Centro’; no, aquí fue al revés: división, nepotismo, sectarismo, nula comunicación y golpeteo rupestre, una versión tergiversada del proyecto a la vista de todos: amigos y enemigos.
En respuesta, el Gobierno Federal esperaba y sigue esperando la reacción más fácil de los que se consideran afectados, empezando por el propio Magisterio encabezado por la experimentada Elba Esther Gordillo: la rebelión virulenta, la protesta abierta y desenfrenada, con el objetivo de gritar a los cuatro vientos: “Lo ven pueblo de México, qué razón tenemos de un cambio total en el sector más neurálgico para el desarrollo de nuestro país: la educación, ¿lo hacemos juntos? Les doy una noticia: ya empezamos”. Sin embargo, no se dio así, por el contrario, primero, el SNTE en una gran estrategia señala estar totalmente de acuerdo, y no solo con una simple reforma que incluye superficialmente la evaluación de maestros, sino lo que espera realmente la sociedad: la revolución total del sistema educativo, como diciendo: “Entonces vámonos en serio, ni tú ni yo, a buscar el mecanismo; y si es tu facultad, ¡modifícala!, para que se vea pues, que vas en serio, y que no es simulación ni revanchismo”; porque de lo contrario, según sostienen, no hay ni habrá mayor propósito –aunque se niegue- que el de “afectar los derechos laborales del profesorado y postrar al sindicalismo”, una imposición al viejo estilo, cuyas únicas víctimas serán la niñez y la juventud de este país; de modo que la verdadera revolución estriba en lograr que ni siquiera el Gobierno Federal ni el de los estados puedan ya ser juez ni parte en el proceso –directamente o a trasmanos-, en virtud de que a la autoridad que pone a secretarios y directivos –muchas de las veces con criterios de amigos, compadres y hasta parientes- finalmente nada ni nadie la evalúa: “¿Acaso son perfectos y sin el mínimo impulso de cometer ninguna anomalía por pequeña que esta sea, revanchismo o hasta nepotismo, y por consiguiente no ocupan en lo absoluto que los evalúen?”, argumentan. Y de la misma manera, a la vista de la sociedad, reafirman su negativa con el que el empeño del Gobierno Federal se quede solo con los maestros, (pues de nada serviría: maestros evaluados, pero con los mismos vicios y fardos descritos en la rectoría) y ahora son ellos –El SNTE- los que tomaron la bandera e invocan a los mexicanos a una gran cruzada y se declaran en una protesta pacífica permanente hasta que el Ejecutivo se atreva a promover reformas en verdad históricas. “Reformas legales que ya pasen de la simulación y cualquier afán imperialista a las de verdaderos beneficios para la educación, y para la sociedad”, señalan.
Sin duda alguna, ambos actores se juegan su futuro, el PRI en el poder y el magisterio. ¿Cuál será el desenlace? Por un lado, con la experiencia asimilada de los grandes cambios abruptos habidos en cada ciclo: de Othón Salazar a Robles Martínez y Sánchez Vite; de Sánchez Vite y Robles Martínez a Jonguitud y Jonguitud a Elba Esther, la lideresa ha centrado su máximo esfuerzo por no repetir fallos y desaciertos, y se dice abierta al diálogo, la negociación, en donde ninguna parte pierde, y sí ganan: ceden, pero se benefician después de todo de un acuerdo imparcial, es decir, donde nadie se impone sobre el otro, y cada cual cumple con su papel: compromisos nuevos, acorde a los nuevos tiempos para generar nuevos resultados. Claro, esto llevado mucho más alto que una simple “concertasesión”.
En tanto que de parte del Gobierno Federal está el poder, la fuerza del que va entrando, y la eficacia de haber implementado alianzas -hasta el momento- exitosas con los dirigentes y coordinaciones parlamentarias de las principales fuerzas políticas del país. Sin embargo, al parecer ya no basta, cuando se está frente a la disyuntiva de seguir por el mismo camino, y entonces quedar evidenciado de ser el mismo PRI en el gobierno de todos los tiempos: el que hizo surgir en cada nuevo ciclo liderazgos afines y subordinados al régimen a costa del derrocamiento intempestuoso y autoritario de los que “jubilaba”, aún así que sea ahora con una ley ad hoc. Mientras que si decide dialogar, el reto estribará en cómo convencer a la totalidad de los caballeros de la mesa redonda, de que el renacimiento integral tal cual como se pactó tendrá que adecuarse a la realidad presente, y convencer asimismo a la sociedad de que el diálogo y la conciliación son y siempre serán el mejor camino para avanzar mejores estadios del progreso en una verdadera labor en equipo, sin recurrir al desplazamiento, sin avasallar “legalmente nadie”: siendo pues el nuevo rostro del PRI.
Es pues ahora, el momento propicio de ponderar el interés primordial de la sociedad, en una empresa común por la justicia y el bienestar colectivo, de ser parte del progreso, de vivir en paz.
Cuestión
Por: Marco Vinicio Jaime
El PRI de Vuelta en los “Pinos”…
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) está de regreso en los “Pinos”, después de una ausencia de 12 años tras haber perdido en el año 2000, la Presidencia de la República a manos del Partido Acción Nacional (PAN). Vuelve a partir de hoy sábado 1 de diciembre al poder en los términos contemplados en el artículo 83 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, bajo la conducción de Enrique Peña Nieto y un importante equipo de colaboradores en el que seguramente se destacará, a decir por lo que se pudo apreciar desde el proceso de transición mismo, el entreveramiento generacional, y con mayor influencia todavía, del aporte cognitivo –directo e indirecto- de no pocos caballeros de la antigua república.
El mensaje fue claro desde un principio: se emprenderá la refundación del otrora régimen que pueda contar con toda la estructura jurídica, política, económica y social que le permita gobernar de nueva cuenta por lo menos durante los próximos 80 o 90 años.
El “Nuevo PRI” del presente 2012, como así lo han calificado sus integrantes, esperó y trabajó intensamente para ver este momento: “el desatar de las alas del águila para un nuevo y vigoroso vuelo”, según se anunció meses atrás en diferentes foros estratégicos del país, invocando a la historia y la memoria del esplendor tricolor, a fin de introducir un vislumbre de lo que se perseguirá con todos los medios disponibles.
Y así, apelando a la historia, hubo un momento símil en el devenir político-gubernamental del país: el sexenio de Adolfo López Mateos, a quien el historiador Enrique Krauze considera con gran ingenio el “gerente de relaciones públicas” de una gran empresa que iniciaría con Miguel Alemán Valdés, tras de establecer el parteaguas del caudillaje revolucionario a la modernidad, refinándose con el excepcional “administrador Ruiz Cortinez” y en lo sucesivo terminar precisamente con otra gran etapa divisoria: refundar el imperio y “poner a México en el mundo, y el mundo en México” vía la obra del que buscó la magnanimidad: “el Presidente orador”.
Dice Krauze: “Se atribuye a López Mateos un cuento: ‘durante el primer año la gente te trata como Dios y la rechazas con desprecio; el segundo te trata como Dios y no le haces caso; en el tercero te trata como Dios y lo toleras con incredulidad; en el cuarto te trata como Dios y comienzas a tomarlo en serio; en el quinto te trata como Dios y no solo lo crees: lo eres’ ”.
En tanto, prosigue el historiador: “El saldo político del quinto año de gobierno le daba pie [a López Mateos] a sentirse Dios. Había pasado casi indemne una prueba de fuego. En el primer círculo del sistema, la subordinación se había reforzado: el ejército comprobada su lealtad, los caciques pasaban a la historia, los obreros y campesinos se alineaban a la consigna del ‘pan o palo’, los diputados, senadores, gobernadores y presidentes municipales seguían obedientemente subidos al ‘carro completo’. En el segundo círculo parecía haber arrestos de insubordinación, pero a la postre todo cambió para seguir (casi) igual: los empresarios reconciliados, la Iglesia tranquila, la prensa casi toda servil, muchos intelectuales afiliándose (de manera abierta o vergonzante) al PRI. En el tercer círculo, incluso el PAN parecía complacido con la reciente reforma electoral. Sólo en las nuevas zonas de la izquierda (la cultura, las universidades públicas y los sectores de la Iglesia comprometidos con la ‘opción por los pobres’) se gestaba un movimiento opositor al sistema tan radical como el cristero o sinarquista, pero inspirado esta vez no en el grito de ‘¡Viva Cristo Rey!”, sino en el triunfo de la Revolución cubana”.
Por consiguiente, al igual que López Mateos, Enrique Peña Nieto tendrá un reto de proporciones considerables, tomando en cuenta las condiciones sociopolíticas que se le heredan, a efecto de establecer el “nuevo orden priísta” con el menor de los costos políticos, pues se requerirá de extraordinaria destreza y oficio para la renovación de las instituciones, pasando por el poderoso sindicalismo magisterial, petrolero y fuerzas de izquierda que no están dispuestas –de momento- a la negociación fácil; asimismo ganarse un buen lugar en la historia con su propia nacionalización de la industria eléctrica o, expropiación petrolera de Cárdenas (Lázaro), se exigirá de algo más que los métodos tradicionales para mantener el respaldo del sector popular: una real y efectiva comunicación política, que haga factible con beneficios tangibles en cada rincón del país, la unidad de un pueblo que pueda ver cristalizados sus anhelos –no los de la clase política- de justicia e igualdad social; conquista en las que los medios de comunicación, y en particular sus nobles representantes, los periodistas, jugarán un papel esencial.
En este último renglón, cabe mencionar, no todos los que en su momento juraron ser comprometidos soldados para coadyuvar con el proyecto, cumplieron. Y la labor armónica de gobernadores, alcaldes y legisladores afines será estrictamente esencial para alcanzar a cubrir las metas descritas. Hoy, a un año de gobierno de algunos de estos, el poder parece haberlos indigestado quizá por su escasa preparación, cayendo en la arrogancia de intentar imponer por medios por demás rústicos e ilegales su particular nuevo orden, y evidenciando de esta manera, muy temprano, una versión totalmente tergiversada del nuevo PRI: nepotista, autoritario, beligerante, revanchista, excluyente y sectario. Bastaría con una investigación a fondo y objetiva en algunas entidades gobernadas por tales cuadros -sin que medie ya el maquillaje oficial-, para dar cuenta de los daños en comento; sería sano para la consecución de los propósitos del nuevo gobierno federal, que comienza sin duda alguna con grandes expectativas. Se tendrán indiscutiblemente herramientas de gran calado como la Ley General de Contabilidad Gubernamental, para lograr que el gobierno sea concebido ya como lo que siempre debió ser: del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; para que la transparencia sea una obligación no solo para la oposición, sino también para los amigos, puesto que si son amigos, son los primeros que deben ayudar al amigo haciendo bien las cosas, no abusar ni utilizar esa supuesta amistad como un manto de impunidad.
La realidad del país, interrelacionada a su vez con los vaivenes del plano internacional, exige de audacia para conducir el barco a buen puerto, donde la suma y la conjunción de esfuerzos no sea solo un discurso de buenas intenciones, sino las acciones de un régimen comprometido de veras con el derecho colectivo de vivir en paz.
Se viven pues, momentos determinantes, ¿se tomarán las decisiones correctas? De ser así, el pueblo lo reconocerá, que si no, lo demandará.
El Diputado Emilio habló a título personal…
Sí es real la división de poderes
en Nayarit: Armando García
Por: Marco Vinicio Jaime
El Presidente de la Comisión de Gobierno Legislativo del Congreso local, Armando García Jiménez, afirmó este viernes que la división de poderes en Nayarit sí es real; de tal suerte que las declaraciones polémicas pronunciadas recientemente en tribuna por el Diputado priísta, Luis Emilio González Macías, con relación a una presunta sumisión incondicional del grupo parlamentario del PRI al Ejecutivo, fueron a título personal, según aclaró.
En conferencia de prensa, el representante cameral precisó que la XXX Legislatura se ha caracterizado por el respeto a la libertad de expresión, de la emisión de ideas y de pensamiento, aunque en algunos casos como éste, tales no se compartan cuando menos en lo que toca a su persona.
“Cada quien se hace responsable de sus dichos. La sociedad es la que juzga, y ustedes [los periodistas] también. ¡De que existe la división de poderes existe! […]; hablamos personalmente con él [el diputado Emilio], ya lo hicimos; de que le quedara claro que cada quien habla a título personal y no a nombre de todos, porque así debe de ser. Cada quien sube en tribuna y expresa lo que a título personal quiere expresar. Si se equivocan el juicio lo tienen de la sociedad”, refrendó.
El Diputado García Jiménez, hizo hincapié en que la división de poderes ha quedado probada a través del trabajo legislativo mismo efectuado hasta el momento, toda vez que en relación con la anterior Legislatura, la 29, dijo, hoy las iniciativas de ley emanan en mayor cantidad del propio Legislativo.
“Yo les diría, y lo he expresado, que en la anterior administración - hablo de la legislatura- de cada 10 iniciativas que se discutían aquí en el Congreso, entre siete y ocho venían del Ejecutivo, el resto eran de aquí, producto de los legisladores, y ahorita en la actual legislatura es al revés: la gran mayoría de las iniciativas son de aquí, producto de los legisladores; muy pocas vienes del Ejecutivo”, puntualizó.
Así, consideró que se han rebasado “con mucho la cantidad de iniciativas presentadas”, toda vez de estar haciendo “una labor interesante de consulta a la sociedad” en un marco de autonomía institucional con relación al Poder Ejecutivo.
“De cara a la sociedad, hemos convocado a interesantes foros de consulta en los grandes temas que hemos abordado, como por ejemplo, la ley agrícola, y otros tantos ordenamientos; ahorita que estamos en proceso del nuevo código procesal penal. Y este próximo lunes estamos convocando a un nuevo foro aquí en esta sala, están invitados [los periodistas] para el tema de la Ley de Participación Ciudadana. Y tenemos iniciativas del Ejecutivo, del Diputado Arce Montiel, de la diputada Erika de la Paz. Y tenemos iniciativas de participación ciudadana de años anteriores, inclusive del ex Gobernador Antonio Echevarría; y todas las vamos a sacar para consensar en una sola iniciativa. Se trata de regular el Referéndum, el Pleibiscito y la Iniciativa Popular. No es un tema menor, es un tema que va a cambiar la vida política en el Estado”, concluyó.