JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita
¿Hacia un "Estado Fallido"?
La
noticia que sigue dominando la atención de la sociedad mexicana es la fuga del
"Chapo Guzmán". Todos estamos hablando de este increíble escape
protagonizado por el hombre más buscado del mundo. Creo que el adjetivo de
increíble es el adecuado, el que mejor define la calidad de este suceso que la
autoridad responsable trata de hacernos creer.
El
espacio de la comunicación está lleno de cosas relativas a este vergonzoso
hecho. Existen opiniones encontradas, unas serias, documentadas, otras jocosas,
divertidas. El tema ha dado para varios días de noticias, reportajes,
declaraciones y sobre todo para darle vuelo al ingenio del mexicano, me refiero
a la incisiva creatividad para burlarse de las cosas, costumbre muy favorecida
actualmente en las redes sociales, a través de los famosos "memes",
que por miles se pueden encontrar, sobre todo en el Facebook.
Es muy
difícil opinar sobre un tema tan abordado, más cuando es una noticia que ha
inundado efervescentemente los medios de comunicación mundiales, nacionales y
locales. No obstante esto, no pude resistirme al gusto de compartir mi punto de vista a mis amables
lectores, sobre todo porque esta situación sólo es una parte del asunto al que
quiero llegar.
Creo
que todo está ya muy trillado. Que si todo es un engaño, desde la supuesta
captura y ahora la feliz fuga del Chapo, que si es una cortina de humo para
embobar a los mexicanos (más mezcla "maistro") mientras nos dejan ir
otra de sus acostumbradas puñaladas traperas, ahora sería lo del famoso "Sistema
Nacional de Salud Universal", en el que, aunque no le quieran llamar
privatización del IMSS y el ISSSTE, en la práctica es eso y mucho más.
Anteriormente fueron las reformas, la laboral, la energética, la dizque
educativa y toda esa sarta de barbaridades con las que han agobiado y masacrado
al pueblo mexicano.
Desde
mi punto de vista, se acentúa la crisis de gobernabilidad en nuestro país y no
es sólo por este circo. Son muchos los argumentos que se pueden aportar en
favor de esta opinión, pero antes creo prudente aclarar bien el significado y
el sentido de esta palabra.
Cuando
hablamos de gobernabilidad nos tenemos que remitir irremisiblemente a dos
factores de suma importancia: la confianza en el liderazgo de quien representa
al poder ejecutivo y la legitimidad de su autoridad. En este último término no
me refiero a la "legalidad" que refiere y otorga un proceso
electoral, en el entendido que éste haya sido limpio, sino a la calidad de
legítimo como sinónimo de justo, cierto, genuino y verdadero en cualquier
línea. Ambos elementos están íntimamente relacionados y son directamente
proporcionales. También legítimo significa "conforme a las leyes". Entonces
aquí es donde viene el cuestionamiento directo, preguntar si el presidente, su
gabinete y su runfla secundaria se han ganado la aprobación de la nación, bajo
la evaluación de estas premisas. Aquí es cuando nos planteamos la duda si los
susodichos han actuado con la legitimidad que el pueblo se merece. Si le han
respondido a una nación sedienta de justicia social. Si se considera que existe
la estabilidad y la paz social necesarias para aspirar a un desarrollo
equilibrado y sustentable. Las respuestas en su gran mayoría apuntan a la
negativa.
La
nación soporta heridas mortales desde sexenios atrás, pero se han empeorado en
los dos más recientes. El embate neoliberal ha sido más severo y más descarado desde
el periodo de Felipe Calderón, quien impulsó una guerra sangrienta contra el
narcotráfico, combate que acusó siempre la carencia de una estrategia, la
evidencia de acciones a favor de un determinado grupo de la delincuencia
organizada y el sacrificio de la sociedad civil quien pagó todas las
consecuencias. Todo eso pasaba mientras él paseaba sus notorias debilidades
humanas y sus principales colaboradores hacían y deshacían en el manejo
caprichoso y corrupto de la política interna del país, sobre todo en el ámbito
de la seguridad pública y los negocios, la mayoría de ellos ilícitos. El
resultado, un país víctima de la desigualdad y la inestabilidad social. Quedaba
la sensación de que la alternancia fue más corrupta que el viejo huésped de Los
Pinos.
Luego nos
venden la idea de que podría ser mejor el regreso del viejo inquilino que dejar
la casa en poder de este nuevo grupo nefasto en el que figuraban Genaro García
Luna, Luis Cárdenas y muchos nombres más, entre ellos Jorge Tello Peón y
Nicolás Suárez Valenzuela, a quienes se les imputa participación en la primera
fuga del Chapo. Además de todas las corruptelas, que sería imposible siquiera
enumerar en este espacio. Me parece que lo que convenció más a la gente fue la
idea de que si el P.R.I. ganaba la presidencia de la república haría un buen
papel, porque no se iba a arriesgar a perderla de nuevo, premisa que suponía un
buen trabajo para ganar de nuevo la confianza que le había retirado el pueblo
mediante el voto de castigo.
El
inicio de la administración de Peña Nieto, parecía dejar ver que se ajustaba a
esa idea, a la reivindicación, realizando algunas "jugadas" que se
suponían en ese sentido. Una de ellas el famoso "Pacto por México",
acuerdo entre las distintas corrientes políticas que suponía un esfuerzo
conjunto para lograr el fortalecimiento del estado mexicano, la democratización
de la política y la economía, ampliación de los derechos sociales y su
aplicación efectiva, así como la participación ciudadana en los procesos de
diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas.
Teóricamente
sonaba bien, se puede decir que esos acuerdos fueron fundamentales para la iniciativa
y promoción de las "reformas estructurales" que hoy bien sabemos sólo
han contribuido a hundir más a los que menos tienen, y que la buena voluntad de
las fuerzas políticas (léase partidos) sólo era una bien disimulada convención
para el reparto de utilidades.
En la
actualidad, al fin descubiertas las verdaderas intenciones de la camarilla en
el poder, el descarado entreguismo de los bienes de la nación a los grandes
capitales, internacionales y nacionales, el aumento de la violencia derivada
del narcotráfico, la pérdida del control de la seguridad pública en las
entidades federativas, el embate agresivo en contra del sindicalismo
revolucionario, el aumento progresivo del número de pobres y el enriquecimiento
ilícito de funcionarios, no son acaso un símbolo inequívoco de la
descomposición del sistema, de la pérdida de la gobernabilidad.
Por
otro lado, si se entiende por "Estado Fallido" cuando existe un
fracaso en lo social, en lo político y en lo económico, cuando se tiene un
gobierno ineficaz, que acusa falta de control en muchas regiones del territorio
nacional, incapacidad para proveer los servicios básicos a los ciudadanos,
presenta altos niveles de corrupción y criminalidad, desgaste o pérdida de la
autoridad legítima en la toma de decisiones; si estos son los elementos para
poder considerar una situación de esa naturaleza, si a esto agregamos las cosas
"imperdonables" de la cantidad de "feminicidios" o la
matanza de Tlataya y el homicidio y desaparición de estudiantes de Ayotzinapa,
en las que se descubre la participación activa de las fuerzas armadas, y ahora
la también "imperdonable" fuga del Chapo Guzmán, ¿No serán acaso éstos,
signos suficientes para pensar que México es un estado fallido o está en un
avanzado proceso de serlo? ¿Usted qué opina amigo amable lector?
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA
PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.