JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
"Que no llegue la sangre al río"
Las
semanas anteriores estuvieron cargadas de sucesos muy significativos, pero el
que sin duda se llevó las palmas fue
el zafarrancho que se armó en torno al operativo para capturar a Ovidio Guzmán
López, uno de los hijos del Chapo Guzmán, el tristemente célebre
narcotraficante sinaloense, actualmente procesado en Estados Unidos.
A estas
alturas habrá mucha tinta corrida, además de innumerables publicaciones en
redes sociales, fotos, videos y otros testimonios gráficos que son el sello de
la actual estructura informativa en México. Entre estos cúmulos de información
sobre las terribles balaceras en Culiacán Sinaloa, hubo buenas notas
informativas y artículos de opinión en medios de comunicación de probada
credibilidad; pero también tuvieron presencia muchos otros que fueron
verdaderos pasquines que aprovecharon las efervescentes circunstancias para llevar agua a su molino, amén de un
cruento debate cibernético entre las facciones pro AMLO y sus acérrimos
opositores. Esta última parte es el tema de mi comentario.
Se
tendrá que estar en el infierno para sentir el verdadero calor, esa es mi
opinión. Me detuve varias veces a leer las encontradas opiniones acerca del
suceso de Culiacán. Los detalles, aunque se dieron muchas versiones del caso,
al final de cuentas redundaban en lo mismo, en la polémica cuestión, si estuvo
bien o estuvo mal que hayan dejado ir al hijo del Chapo. Menciono el debate de
las redes sociales porque el tema las incendió como pocas veces había visto.
El
suceso daba para eso y más, porque se vivió una situación tensa en la que, más
que el prestigio de nuestra institución armada o la imagen del gobierno actual,
estaba en juego la integridad de muchas personas que se encontraban en el
perímetro prohibido, en el círculo del diablo. Que si fue un operativo fallido,
que si el gobierno fue doblegado por el narco y muchos cuestionamientos de esa
naturaleza fueron el garbanzo de a libra que utilizaron los opositores del
presidente para criticarlo, yo me quedo con la duda de ¿quién sembró ese
garbanzo?
En las
redes sociales se pudo notar con suma facilidad que los antipeje declarados capitalizaron al máximo esa presunta falla o
debilidad del gobierno federal, porque muchos de ellos se lanzaron con todo al
cuello gubernamental, exacerbando la situación al grado de exigir su dimisión
inmediata. Quizá muchos no recuerdan, otros se hacen de la vista gorda, pero no
es la primera vez que sucede algo así como lo que pasó en Culiacán. El ejemplo
más evidente es lo sucedido en Guadalajara cuando se intentó capturar al
Nemesio Oseguera Cervantes (El Mencho) en el año 2012. La marina nacional lo
dejó escapar, con la venia del Presidente Calderón y el entonces Gobernador del
Estado de Jalisco Emilio González Márquez, cuando el Cártel Jalisco Nueva
Generación, realizó aquellos violentos bloqueos usando el poder de sus armas. Situaciones
similares, en distintas condiciones políticas.
Teorías
hay varias, las hay para todos los gustos. Este tipo de situaciones son como
algunas faltas en el fútbol, a veces se marcan y a veces no, sencillamente
porque son de apreciación. Acá en este asunto sucede algo similar, unos lo
apreciamos de una manera y otros de modo muy distinto. Quizá en el punto en que
todos debemos o debiéramos coincidir es que esas acciones tan violentas no
deben seguir pasando en ninguna localidad de México. Estoy consciente que la
seguridad del país es responsabilidad del gobierno federal y éste tendrá que
apretar el paso para hacer que su estrategia nacional empiece a funcionar lo
más pronto posible. Puedo entender que no es para nada una tarea fácil,
desmantelar un sistema delincuencial de gran raigambre. Un estado de cosas de
poca gobernabilidad, un país bajo el estigma de la violencia, la corrupción y
la impunidad; pero, se tendrá que encontrar la fórmula para recuperar la paz y
la seguridad pública como premisas de la estabilidad social y el regreso al
crecimiento económico.
También
creo que existen fuerzas oscuras que siguen intentando boicotear el trabajo de
la administración federal y existen muchas pistas de ello. De hecho me parece
que este extraño operativo fallido es
una muestra de que, además de un sólido bloque opositor arreado por la
oligarquía que se siente amenazada, en ciertos sectores del gabinete
presidencial se está durmiendo con el
enemigo.
Desde
mi punto de vista, sí es necesario depurar más a fondo las estructuras
gubernamentales. No sólo tener mucho cuidado con los funcionarios de primer
nivel, sino especialmente con las segundas y terceras líneas. Esos mandos,
muchos de ellos, supervivieron al cambio sexenal y están muy cómodamente
sirviendo de espías y operadores del caos, sirviendo a sus amos corruptos del
régimen anterior. Pasa en todas las áreas del poder ejecutivo y no se diga en
el judicial. El esquema comentado se replica en muchas de las entidades
federativas del país, Nayarit no es ni con mucho la excepción, la ciudadanía
sigue clamando que muchos funcionarios que trabajaron para Veytia y Sandoval
sean separados y, de ser posible, denunciados y castigados conforme a derecho.
En fin,
las opiniones seguirán divididas y en polémica, unos a favor del gobierno por
dejar libre al hijo del Chapo, evitando el derramamiento de sangre inocente,
sobre todo los que estaban ahí en las llamas del infierno sinaloense, con sus
hijos y demás familia; otros seguirán opinando que existe un gobierno fallido,
sin valor para enfrentar a los carteles. De seguro no son éstos los que estaban
ahí, en la escena del crimen o el campo de batalla, hasta me da la impresión
que la mayoría de los que opinan así, lo hacen porque cuentan con la comodidad
de sus redes sociales y el anonimato de la muchedumbre digital. Lo dije ya, hay
que estar en el infierno para sentir el verdadero calor o dicho de otro modo
ponerse en los zapatos de los que vivieron de cerca el pandemónium. Tampoco
creo que las fuerzas armadas hayan sido rebasadas por los carteles. Creo que el
ejército posee la fuerza, el equipo material y personal, para someterlos. Sólo
falta la táctica precisa, transformar las circunstancias y esperar el momento
preciso. Lo que más deseo es que no vuelvan a suceder hechos violentos como el
de Culiacán. ¿Usted qué opina, amable lector?
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA
PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.